90125 Tour Talk Tour Open Your Eyes Tour The Ladder Tour


Lugar: Estadio Luna Park, Buenos Aires, 12 de setiembre de 1999.

Formación: Jon Anderson, Steve Howe, Igor Khoroshev, Billy Sherwood, Chris Squire, Alan White.

Lista: Yours Is No Disgrace, America, Lightning Strikes, [Time And A Word], New Language, [Survival], Perpetual Change, [Ritual], Homeworld, The Clap/Mood For A Day, It Will Be A Good Day, [Sweet Dreams], Owner Of A Lonely Heart, Hearts, Nine Voices, Awaken, Roundabout, To Be Alive, I've Seen All Good People.


Foto de Chris Squire por Jorge Enrique Ingenieros (46.6 Kb)

Imagínense ustedes cuan sorprendido puede uno estar cuando se anuncia que YES vuelve para presentar su nuevo álbum en exclusiva mundial y a solo un año de haber tocado...

Este fue el mejor show (lejos) de la banda en Argentina. Con el estadio completamente lleno a pesar del altísimo precio de las localidades, los muchachos salieron a tocar sin la Firebird Suite ni nada, y arrancaron con Yours Is No Disgrace: ¡Tremendo!

Steve Howe estaba enloquecido, con sus revoleos, sus caras y algunas contorsiones (¡incluyendo el paso del pato de Chuck Berry!), completamente distinto a la concentración y excesiva seriedad que se le notaban en 1998. Quedó clarísimo cuanto ama Steve a YES y cuan contento está de volver a ser parte de esta banda. Igor no se escuchó mucho al principio y noté que estaba reemplazando algunas partes de órgano con un sonido de mellotron. Aunque no siempre funcionó bien, me resultó sorprendente volver a escuchar ese sonido, tan olvidado. Me llamó la atención que Jon, además de tocar percusión, esta vez tenía un tecladito.

Siguieron con America, a pesar que al principio Alan volvió a tocar Yours.... Abajo del escenario casi nadie se dió cuenta, pero arriba se mataron de risa... Tengo que destacar que la mayoría de estos temas tan "clásicos" incluyen nuevos arreglos, cosa que me sorprendió. Durante el solo de Steve, Chris instó a la gente a hacer palmas, algo no muy habitual. También a él se lo notaba muy feliz y bastante más compinche con Steve que anteriormente.

Jon saludó al público por primera vez y comentó que querían tocar algunas nuevas canciones. Anunció el tema Lightning Strikes en medio de varios gritos de quienes pedían Close To The Edge. Chris cambió su Rickenbaker por su bajo nuevo de forma tan extraña. Noté que todos los temas de los ochenta en adelante los tocaba con este bajo, cuando volvía a los setentas cambiaba otra vez por el Rickenbacker... Tocaron el tema solo, sin los otros que se le enganchan en el disco. Fueron tibiamente aplaudidos.

Antes del siguiente tema nuevo, Jon tuvo una gran idea para "ganarse" al público, y cantó alrededor de un minuto de Time And A Word acapella... Y la banda enganchó con New Languaje, un temazo, lo mejor de The Ladder a mi gusto, tremendamente dinámico, con mucho trabajo instrumental. Fue un sacudón. Igor la gastó: ese señor de las túnicas y las pilas de teclados si quiere puede quedarse en su casa, definitivamente...

Seguidamente Jon cantó un pedacito de Survival, pero suspendió porque no se acordaba la letra. Nos reímos con él... Afortunadamente en esta visita a país Jon no intentó hablar en castellano ni hacerse el gracioso, y se dedicó a lo que mejor sabe hacer, que es cantar. Perpetual Change: sublime, gran solo de Steve, lo aplaudimos de pie... Algunos seguían pidiendo temas y Jon cantó un minuto de Ritual. La gente se lo festejó como si hubiera cantado el tema entero... Fue el prólogo para Homeworld: quienes hayan escuchado este tema saben que comienza con un ruído como de "caja de fósforos": Jon lo hizo con una extraña maraca bien cerca del micrófono: ¡Cómo sonó eso!

"Y ahora, un poco de guitarra acústica del maestro Steve Howe", anunció Jon. Sobran las palabras...

Otro tema nuevo: It Will Be A Good Day, una canción pop tranquila para descansar un poco. Durante Owner Of A Lonely Heart me acordé que Billy Sherwood estaba en el escenario, y me causó mucha gracia su "versión libre" del solo original de Trevor Rabin. Luego llegó Hearts, con un trabajo algo pobre de Steve en la steel guitar. Se notaba su falta de entusiasmo... Iba y venía del escenario constantemente. Estos dos temas fueron tal vez lo más flojo del show, funcionaban mucho mejor con el personal anterior.

Para el siguiente tema, Jon testeó a la audiencia: Anunció Nine Voices mientras Steve afinaba su vachalia, y luego hizo un breve silencio... para sonreír satisfecho al comprobar que se había ganado al público, los "pidetemas" ya hacía rato se habían callado. Nine Voices lo cantaron todos menos Alan, es maravilloso, Steve tocando y el resto cantando sin instrumentos... Chris me dejó pasmado tocando sus bass pedals... Awaken: no puedo explicar las reacciones del público cuando Chris entró con su bajo de tres mangos... una mezcla de asombro, incredulidad y risa. Para los que nunca oímos este tema en vivo fue el punto más alto de la noche. Me contaron quienes estuvieron muy cerca del escenario que Steve y Jon le daban permanentemente indicaciones a Igor con cara de pocos amigos, a lo cual Chris descomprimió un poco la tensión corriéndose hasta al lado del ruso, acompañandolo.

Siguió una poderosa versión de Roundabout, y se vinieron los bises: To Be Alive, tema nuevo muy simple y ganchero que, como en el álbum acaba en fade, Steve se encargó de terminarlo magistralmente con la steel guitar; y I've Seen All Good People, que tuvo un comienzo "accidentado": Steve ya estaba preparado con su vachalia aparentemente lista. Jon comenzó a cantar acompañado por Chris en el bajo y por todo el estadio. En el momento en que supuestamente Steve debía entrar, se prendió su reflector, Jon señaló hacia su derecha pero Steve...¿dónde está? ¡Se fue!

Jon cantó otra vuelta: I've seen all good people... Nuevamente se prendió la luz, todos haciendo palmas y Steve... ¿donde está? Jon se sonreía mientras Chris intentaba convencer a Billy para que se hiciera cargo... y al final Steve salió con la Gibson 175 para hacer el tema, y por cierto le salió muy bien. Así concluyeron las dos horas y cuarto del show.

YES Versión 1999 pasó por Argentina, dando un show perfecto, sin tanta nostalgia, con todo puntillosamente ensayado, mucho compañerismo y alegría sobre el escenario, nuevas y muy buenas canciones, un sonido excelente... ¿Qué mas se les puede pedir?

Ya sé: ¡QUE VUELVAN PRONTO!



Gran parte de este show se editó en el excelente álbum

Luna Park 1999

Publicado por Highland.


YES Sigue Diciendo Sí
por Sebastián Ramos

A más de treinta años de su formación, YES, la legendaria y emblemática banda del rock progresivo, está de regreso una vez más y van... Con nuevo álbum, The Ladder, y una extensa gira mundial por delante -que incluye una única presentación en Buenos Aires, mañana en el Luna Park-, Jon Anderson continúa escribiendo capítulos en la historia de uno de los dinosaurios más grandes del rock mundial.

En esta oportunidad, Anderson está acompañado por Chris Squire -el otro miembro fundador-, Steve Howe, Alan White y los más recientemente ingresados Billy Sherwood e Igor Khoroshev -reemplazante del tecladista Rick Wakeman-.

Desde San Pablo, Brasil, y después del show que realizaron en esa ciudad, Anderson dialogó en exclusivo con La Nación y adelantó cómo será el concierto del Luna Park, por qué YES renace año tras año y desgranó buena parte de "The Ladder", que se editará a fin de mes y que incluye como rarezas un tema dedicado a Bob Marley y un videojuego de estrategia llamado Homeworld.

El espíritu de Marley

¿Quién hubiese pensado que el príncipe jamaiquino del reggae tendría su tributo en un disco de YES? "...Vos lo escuchaste en la radio, él toca las canciones sagradas, que mi hijo me canta. Tan sorprendente como parece, esto fue la respuesta a mis sueños. Su corazón me tocó, más de lo que yo podía suponer, y luego lo escuché en la radio, recordándome cada una de sus palabras." Así, la letra que Anderson canta en The Messenger (El mensajero) que instala, quizás, un nuevo subgénero: el reggae progresivo.

"Sí, es una hermosa canción sobre Bob Marley", cuenta Anderson. "Es que él fue una parte muy importante de mi vida. Y en especial, siempre me impresionó toda esa espiritualidad que Marley le puso a cada una de sus canciones. Creo que el mensaje que dejó alrededor del mundo fue único. Un mensaje de amor, de un mundo igualitario, que hace sentir a cada persona que es especial. Su contacto con Dios fue muy fuerte."

La sorprendente conexión de Anderson con el rastafari más famoso de la música, tiene también puntos en común a lo largo de los once temas del nuevo álbum. "Este un gran disco, todos trabajamos en las canciones y nos divertimos haciéndolo. Pero me parece que el punto escencial del material de The Ladder, es que tiene mucho que ver con las almas y los corazones sensibles."

Se abre el juego

"Homeworld", el tema que abre el disco, es el que está directamente ligado al videojuego del mismo nombre. "Fue una muy buena experiencia, Homeworld es un juego muy interesante y con una historia densa. Cuando comenzamos a trabajar para este álbum, queríamos hacer un videojuego de todo el disco, pero luego derivó en esta unión entre la empresa Sierra y nosotros. El juego era muy similar a lo que nosotros queríamos hacer", dice Anderson.

A diferencia de la última visita del grupo a la Argentina, en mayo de 1998, el cantante señala que esta vez tocarán varias de las nuevas canciones y, por supuesto, una parte del show estará dedicada a sus hits más tradicionales.

Luego de remarcar que difícilmente Rick Wakeman vuelva a integrar la banda -"Igor es un excelente músico y estamos tocando como nunca"-, Anderson prueba una hipótesis acerca de por qué Yes continúa en pie: "La música tiene un poder muy fuerte y es imposible dejarla. Además, en los últimos años se han descubierto una serie de adelantos tecnológicos al servicio de la música, que son muy interesantes para explorar e investigar".

Entonces, ¿YES tocará por siempre? "Quizá... yo espero que así sea (risas). Creo que todavía nuestra música sigue siendo verdadera. Cuando eso cambie y ya no lo sea, la cosa será diferente y quizás allí lo pensemos mejor."

Artículo publicado el 11.09.1999 en el diario La Nación, gentilmente cedido por Darío Ramos.



También podés bajarte el álbum

The Lunar Ladder

desde YesBairesConcerts.


"Siempre estuvimos actualizados" - YES y la extraña vigencia del rock sinfónico
por José Bellas

El 29 de enero de 1985, a través de algunos llamados anónimos, un tal Comando 2 de Abril anunció estar dispuesto a "impedir por la fuerza que el grupo YES actúe en Argentina y se lleve miles de dólares a Inglaterra". La patética amenaza no impidió que YES ofreciera una semana más tarde, en Velez, el primer show de un grupo británico en la posguerra de Malvinas. Y más que eso, alivió la espera de miles de fanáticos de uno de los grupos más populares de los 70, estrechando un vínculo que se capitalizaría en otras tres visitas. Jon Anderson (cantante) y Chris Squire (bajista y fundador, el único miembro invicto en eso de abandonar el barco alguna vez), en charla exclusiva con Clarín todavía recuerdan con susto el incidente. "Se habían tomado muchas medidas y por regla general, el que avisa no actúa. Pero nada impidió que el show fuera extraordinario, por lo que hizo el grupo y por el calor de la gente abajo del escenario", cuenta Anderson. "...Y por la rapidez con que subías y bajabas las escaleras", interrumpe Squire, jugando a toda velocidad con sus dedos índice y mayor por sobre la mesa.

- Hace treinta años, se bautizaron YES porque era una palabra positiva. ¿Le pondrían el mismo nombre si comenzaran hoy?

- Squire: Evidentemente, todo ha cambiado. Cuando nos formamos, todavía estaban los Beatles, Jimi Hendrix vivía, el hombre llegaba a la Luna y Woodstock demostraba el tremendo poder de convocatoria de una juventud insatisfecha pero con ganas de participar en algo grande, un ideal. Pero aquello no nos influía tanto como nuestras ganas de tocar, de trascender, de comunicarnos. Hoy en día, puede que las cosas no vayan tan bien a nuestro alrededor, pero interiormente nos sentimos igual. Así que la respuesta es ¡yes!

- En los 70, ustedes y bandas como Genesis, Pink Floyd, Emerson, Lake & Palmer y King Crimson dieron paso al rock progresivo. ¿Fue por coincidencia o por consecuencia?

- Anderson: Coincidencia, porque veníamos de lugares distintos y diferentes formaciones. Consecuencia, porque tratábamos de llevar las ideas lo más lejos posible, sin temor a experimentar o tomar precauciones. La idea de ser progresivo aún sigue instalada en mi cabeza.

- Squire: Además... ¿quién no quiere ser progresivo? Evolutivo. No estancarse.

- El disco Tales From Topographic Oceans (1973) suele ser citado como pionero del movimiento "new age". ¿Están de acuerdo?

- Anderson: Definitivamente. Totalmente. Mi interés por la cultura oriental me llevó a un libro como Autobiografia De Un Yogui (de Paramhasa Yogananda), donde confluyen textos de literatura hindú de 1500 años antes de Cristo. Quedé casi hipnotizado por esos textos y de allí surgieron los cuatro movimientos del disco. Por mucho tiempo, fue tratado como la oveja negra de nuestra discografía. Decían que éramos pretenciosos, que nos faltaba un tornillo, pero yo creo que fue producto de obtener la libertad suficiente para utilizar el estudio de grabación y desarrollar una idea en libertad. Lamentablemente, eso ya no sucede. Aunque Radiohead, en Ok Computer y con otras pautas, lo haya intentado.

- ¿Cuál era la idea inicial?

- Anderson: No había. Si entonces me hubieran dicho que íbamos a durar treinta años hubiese pensado que era una broma. ¡Santo Dios! Uno empieza a tocar porque le gusta la música, se siente influenciado por determinados artistas (The Beatles, The Byrds, Simon & Garfunkel) y porque ve una forma de escaparse de las oficinas, los horarios y las rutinas.

- Squire: Sí teníamos planes: ¡convertirnos en unos dinosaurios! (risas)

- ¿Les molesta que se los considere así?

- Anderson: Son rótulos que terminan por definir la pereza mental de los que los elaboran. Se supone que nos empezaron a llamar así a partir del punk, porque supuestamente estábamos pasados de moda y el mercado necesitaba imponer un nuevo movimiento. Así que lo que antes era arte, avant garde o rock progresivo pasó a ser pretencioso, acartonado e incoherente porque no nos cortábamos el pelo o tocábamos música de pocos tonos.

- Sin embargo, sus shows anteriores abusaron de la nostalgia, como el que presentaron aquí el año pasado.

- Anderson: Eso fue porque había nuevos integrantes, que recién se incorporaban, y preferimos dedicarnos más a las canciones clásicas del repertorio. Pero mañana (por el domingo) vamos a tocar bastante de The Ladder, nuestro último disco.

- ¿Nunca temieron por el final de la banda?

- Squire: Aquí han entrado y salido músicos como si fueran jugadores de básquet, han habido épocas mejores que otras, pero jamás se traicionaron las intensiones del grupo.

- ¿Cómo se llevan con sus ex compañeros?

- Squire: ¡Los odiamos! ¡Si los tuviera aquí adelante, los estrangularía!

- Anderson: ¡Es broma! No somos amigos, pero tenemos una buena relación de músicos. A veces nos cruzamos en un aeropuerto con Rick Wakeman y charlamos sobre cosas de músicos: "Te gustó tal banda? ¿Con quien estás tocando?"

- ¿Cómo piensan encarar el nuevo milenio?

- Anderson: Como toda la música, por Internet. Creo que allí está el futuro. La idea de poder grabar un tema y que a los pocos minutos alguien pueda decir desde China: "¡Me gustó!" o "Puajj, estos YES deberían retirarse!"

- ¿Les molesta ver cómo toda su discografía queda comprimida en MP3?

- Anderson: En absoluto. Son los tiempos modernos y nosotros, no se lo digas a nadie, siempre estuvimos actualizados.

Artículo publicado el 14.09.1999 en el diario Clarín.



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