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Los primeros Virus


La euforia y la desazón

Las biografías de Virus casi siempre empiezan de la misma manera: "Virus es la máxima expresión de la modernidad en el rock nacional. Esta banda platense, que en muchos aspectos lideró el panorama local de la década, despuntó en 1981 con una actitud muy frontal en un momento de acartonamiento generalizado. Sobre el escenario se ponía en funcionamiento un juego de seducción que atraía o alejaba, sin término medio. Desde el comienzo, Virus resultó tan emblemático como Luca Prodan, de Sumo, o Soda Stereo". También suele agregarse, en otro tipo de análisis, "La banda atravesó los tres momentos sociales y culturales claves de la década: la búsqueda del placer en medio del clima de asfixia instaurado por la dictadura, la alegría esperanzada fundada en el regreso de la democracia, y el desencanto posterior".
    Todo eso es cierto, pero, ¿cómo comenzó todo? Según recuerda Marcelo Moura, "Federico tenía un grupo desde los 16 años y Julio también. Yo era el menor de los hermanos y tocaba con Julio en Marabunta. En el grupo de Federico estaba Mario (Serra) en la batería y su hermano Ricardo en la guitarra -se llamaban Las Violetas. Todo el tiempo tocábamos juntos, éramos muy amigos. Federico decidió irse a Brasil y provocó la fusión de los dos grupos, con una chica como cantante. La banda sonaba muy fuerte y nos dio la idea de viajar para reclutar a nuestro hermano. La cosa le gustó y se vino".
    Antes de viajar a Brasil, Federico había vivido un año en Europa, en condiciones económicas deplorables, y ese viaje no hizo más que ayudarlo a definir su búsqueda y fortalecer su actitud, algo que necesitaría durante el resto de su vida artística y privada. Cuando regresó a la Argentina, comenzó a poner en práctica lo que había aprendido. "Cuando volví anduve medio desconectado de la música de aquí," declaró. "Estuve más conectado con dos amigos. Aprendí muchas cosas en esa etapa. Aprendí de los 'artistas' la seriedad y el rigor con que se toman su trabajo de expresarse. Esa cosa meticulosa que tienen los pintores, los escenógrafos, la gente que hace vestuarios para teatro: ese cuidado por los detalles -porque los detalles son importantes- me enseñó mucho. El rock en ese sentido era medio chanta en esa época, se pasaban por alto muchas cosas, y todo se limitaba a un tipo tocando largos solos para demostrar su virtuosismo".
    Esa actitud informada y cuidadosa de Federico impregnaría la imagen y la actitud colectiva de Virus, dándole el toque de originalidad y modernidad que los caracterizaba. La música tenía influencias diversas, pero era notablemente vital y concisa, al estilo New Wave.
    "Tardamos sólo unos meses hasta que empezamos a tocar en lugares under de La Plata," recuerda Marcelo Moura. "Un día fuimos a tocar en un teatro de San Telmo y como vieron que era algo distinto nos invitaron para el otro fin de semana, y así hasta que quedamos fijos todos los viernes. Por supuesto que no fue fácil: el primer día éramos más arriba del escenario que abajo. En esa serie de conciertos vino Horacio Martínez, que era productor de CBS, y nos ofreció grabar. Cuando tocábamos, muchos se acercaban para decirnos que éramos lo que estaban esperando, pero otros se iban asustados; éramos muy fuertes para los preconceptos del momento. También pasaba que cuando tocábamos en un recital con otros grupos nos tiraban con todo. Recuerdo el Prima Rock: recibimos tantos naranjazos que salimos con la seguridad de nunca más compartir público con otros grupos. Pero también nos dio la pauta de que el grupo generaba cosas. El garrón se sentía, pero algo provocábamos."

El debut oficial de Virus con los tres Moura, los hermanos Serra y Enrique Mugetti en bajo, tuvo lugar en La Plata el 11 de enero de 1981. Marcelo Moura recuerda que "ese show fue bárbaro, muy raro porque fue un debut con éxito. En La Plata no existían grupos que sonaran bien y que estuvieran equipados, porque en esa época no se conseguían equipos fácilmente. Entonces aparecieron seis locos en un club con un sonido que volaba la cabeza, el público aplaudió desde el primer tema, y había una bola de gente. Estábamos todos bronceados, cada uno con una musculosa de un color distinto, pantalones y zapatillas de colores, así que también fue un shock en la imagen. Era una época muy 'Sui Generis': ropa muy suelta, colgantes, todo marrón y gris. Desde el principio hubo una idea estética, por ahí no había recursos, pero la idea estaba. No era el rechazo a lo hippie, sino el descubrimiento de una nueva forma de vivir, más saludable, más up, retomar los colores. Virus era eso y la música también: bien up, para arriba, sin caer en dramas. Había temas en los que le pegábamos a toda esa cultura que había pasado, pero tampoco éramos obsesivos en tirar palos porque sabíamos que había una propuesta que valía".
    El 21 de septiembre de 1981, a las dos de la tarde, Virus subió a tocar en la segunda de las tres jornadas del festival Prima Rock, en Ezeiza. Era la primera presentación masiva del grupo. Hasta entonces, la banda sólo había tocado en discotecas y clubes de La Plata, y en el pequeño y decadente Teatro del Siglo de Buenos Aires. Prima Rock era el primer festival al aire libre, al estilo de los viejos B.A. Rock, que se llevaba a cabo durante la dictadura militar. El grupo no fue bien recibido por el público. Una crónica de la revista Pan Caliente rezaba, "La presencia de Virus es agresiva. Federico Moura, el cantante, tiene cierto aire Bowie. La música que realizan es ágil, rockera. El grupo se mueve en escena y la imagen de Federico es provocativa. Las naranjas vuelven a buscar el destino de los músicos. Federico juega con ellas. Trata de responder juguetonamente, enganchando varias de taquito. La gente los rechaza. Por momentos bajan el pulgar, luego lo suben. No seremos más de mil pero la energía es fuerte. El cantante de Virus parece contagiarse de la energía. 'A ver si levantan esos culos y bailan un poquito.' Las naranjas no le molestan, más bien parecen divertirle."
    El festival no convocó a la multitud esperada, aunque ganó la tapa del diario Clarín y fue el motivo de una película de Osvaldo Andéchaga. Los empresarios y managers más importantes del rock argentino de entonces -Daniel Grinbank, Pity Iñurrigarro, Alberto Ohanian, Oscar López (de La Corporación) y Horacio Martínez (un buscatalentos de CBS) estaban presentes en el evento y habían aportado músicos al festival. Martínez le había conseguido a Virus su primer contrato discográfico por cuatro long plays, y la presentación en Prima Rock. Morcy Requena, el bajista de Miguel Cantilo y Punch y La Cofradía de la Flor Solar, se los había recomendado, de modo que Martínez fue a verlos a un ciclo en el Club Universal de La Plata. "Me gustó, me llamó la atención, y después los volví a ver en otro boliche sin que supieran que iba, para que no tuvieran el condicionamiento de que lo viese alguien vinculado al laburo," recuerda. "Los vi entre la gente y me gustó tanto como la primera vez. Tenían un manejo estético totalmente distinto a todo lo que había, y tenían cosas que yo identifico como pautas de laburo. Yo les vi, aunque no tenían nada que ver, cosas de Los Gatos, de la Joven Guardia, cosas que yo fui aprendiendo con el tiempo que tenían los artistas que mataban. Vi que la base rítmica era muy importante, que la cuidaban, que los tipos sabían de qué se trataba."
    Esa tarde en Ezeiza, Virus tocó alrededor de diecisiete temas en menos de veinte minutos. Julio Moura recuerda: "Los ametrallamos, veníamos de ensayar cinco horas al día durante un año, y fuimos los que mejor sonaron, lejos".
     "Estábamos acostumbrados al divague del rock'n'roll, a los solos de guitarra, de batería en las bandas rockeras, y además estaban todos los de la barbita y la guitarrita acústica," explica Mario Serra. "Era la época de las Ovation, que a partir de la guerra de Malvinas se hicieron famosas. Y Virus era muy contundente, no era una zapada, tocábamos a mil porque el grupo estaba muy ensayado."
    Después del recital, al preguntársele cómo se había sentido frente al rechazo del público, Federico declaró: "Es la necesidad de protestar que por un lado es muy saludable. La misma gente que en un tema te bajaba el pulgar (yo los individualizaba porque estaba muy cerca) al tema siguiente lo levantaba. O sea, que no me podían herir porque veía que era como una actitud de protestar. Están ellos participando como público para protestar, esté lo que esté en el escenario".

Prima Rock fue la señal de que Virus existía. El 29 de septiembre de 1981, el sexteto entró a grabar su álbum debut en los estudios de CBS. 46 días después, Wadu Wadu estaba listo. El disco contenía 15 temas a lo largo de sus 39 minutos y medio. Las letras habían sido reescritas junto al artista plástico y sociólogo Roberto Jacoby. Por esa época, Jacoby había empezado a escribir poesía para divertirse, "de manera descomprometida". Jacoby le mostró a Federico los textos (lúdicos, absurdos) en los que estaba trabajando. Lo primero que hizo Jacoby fue reelaborar las letras que ya estaban hechas. Según recuerda, "Hubo algunas que así como estaban eran lindas, y no había que cambiarles nada; en otras, lo que hacía yo era rehacer las canciones, pero manteniendo los planteos originales. Por ejemplo 'Soy moderno, no fumo' tenía toda una letra que voló y yo hice el juego de ponerle todas las marcas, 12 en total."
    "Soy moderno, no fumo", "Loco, Coco", "Amor o acuerdo", "El rock es mi forma de ser", "Todo este tiempo perdido", "Caliente café", "Densa realidad", fueron algunas de las canciones del debut. Las letras recorrían un espectro amplio de temas, con una actitud ambigua que parecía frívola pero que en el fondo no lo era. En todo caso, en esa época eran necesarias: una brecha lúdica e inteligente en el rock argentino. Según Federico, lo que buscaban dar con ellas era "Fantasía, diversión, realidad. Cada canción es una cosa distinta. Me parece muy importante la fantasía, porque a los argentinos es algo que les falta."
    "Soy moderno, no fumo" y "Wadu wadu" fueron elegidos como cortes de difusión, que lograron tal propósito gracias a Lalo Mir, que conducía "9PM" por Radio del Plata y a Alejandro Pont Lezica, de Rividavia. En la presentación del disco en el teatro Astral debutó como músico el periodista Roberto Pettinato, que por entonces dirigía la revista El Expreso Imaginario y que también apoyaba bastante a Virus.
    La imagen ambigua del grupo motivó reacciones adversas de parte del público y comentarios prejuiciosos de la prensa. Tal fue el caso de Sibila Camps, de la revista Humor, que escribió un lamentable comentario en el que hacía referencias burlonas a la homosexualidad de Federico y descalificaba gratuitamente al grupo.
    En una época en la cual el rock se ocupaba de temas sociales y "serios", los músicos de Virus fueron acusados instantáneamente de frívolos. "Veníamos de mucho tiempo down, mucho bajón, que había que canalizar de otra forma," explica Marcelo. "Nosotros sufrimos la represión en carne propia, tenemos un hermano desaparecido. Pero vimos que así no salíamos más. Por eso tirar buena onda pareció extraño".
    "Todos los regímenes totalitarios tienden a masificar, a hacer un individuo prototípico que no se salga del modelo. Si vos sacás un color distinto, asomás un brazo, te lo cortan. Mediante la prensa, mediante todas las herramientas que maneja el poder. Nosotros no sentimos nada conspirativo porque no éramos tan grandes como para provocar una campaña, pero sí se sentía la presión del poder sobre el periodismo. Como en el caso de Sibila, que supuestamente era una revolucionaria y terminó siendo la más conservadora del mundo. No me acuerdo de la nota en sí, pero sí de ella, porque después tuvimos mil encontronazos, como con Gloria Guerrero. Después terminaron diciendo: 'Qué cagada, Virus no está más, eran revolucionarios', y eran las mismas que antes te dieron con un caño".
    Lo cierto es que Virus llegó a modificar para bien muchas cosas en el rock local, empezando por la desidia y la improvisación amateur. Detrás de todo lo que emprendía el grupo había un concepto, y mucho trabajo para llevarlo a cabo de manera adecuada.
    "Ya es hora de que surjan cantantes de habla hispana a nivel internacional," declaraba Federico. "Algunos existen, pero son los españoles, de música melódica. A nivel rock no hay nadie, y ya es hora de que aparezcan. Creo que la culpa es nuestra, de los músicos, por la mala organización. Yo he visto grupos que se han armado sobre el escenario. Todavía hay grupos que surgen muy improvisadamente. La época del 'loco, me copo y toco' ya pasó. Hay que hacer las cosas bien. Aquí se entiende por rock desorganización, improvisación, sanata. Y eso es lo que hay que cambiar todos juntos: músicos, productores, periodistas, público."
    Los recitales de Virus eran pensados junto a gente proveniente del teatro y de las artes plásticas, y sorprendían por el cuidado visual y sonoro, y por la profusión de ideas. Federico declaraba: "Hay que tomar el ejemplo del cine, que es un arte muy completo: hay música, textos, actuación, color, etc.. Cada actuación debe ser un todo".

En 1982, antes de grabar su segundo disco, Virus recibió una oferta de Daniel Grinbank para integrarse a su productora. Los músicos aceptaron pensando en la libertad y en los antecedentes de DG Producciones, pero su período en la grabadora duraría sólo un año y medio, durante el cual no recibieron el apoyo que se merecían. "Nosotros creíamos que podíamos explotar un poquito más, porque Wadu Wadu había vendido 2.000 o 3.000 discos, no era nada," asegura Enrique Mugetti. "Pero había provocado un pequeño quilombito y teníamos un grupo de gente que estaba siempre ahí. Grinbank nos hizo grabar un disco que nunca pasaron por radio. Lo presentamos en el Coliseo casi sin gente, todo mal. Nos decía a todo que sí y después no nos apoyaba: es un tipo inteligente al que en ese momento le convenía otra cosa, quería seguir vendiendo Charly García, Nito Mestre, Mercedes Sosa, Serú Girán, toda esa historia. Si aparecía otra música se caía un poco la mano folclórica y medio sinfónica. No es que se iba a caer a pedazos, pero iba a suceder tarde o temprano. Lo que hizo él fue estirarlo un año más, y le vino bárbaro. Grinbank era un tipo poderoso y pensábamos que nos iba a llevar bien. Cometimos un error porque antes estábamos con el Gordo Martínez, que tenía otro estilo, de hacernos tocar en muchos boliches. Nos equivocamos. Los boludos fuimos nosotros."

Durante la guerra de Malvinas, Pity Iñurrigarro, Alberto Ohanian y Daniel Grinbank fueron convocados para organizar un festival gratuito de rock, supuestamente con el fin de juntar ropa y alimentos no perecederos para los soldados. En él participaron, entre otros, Charly García, Luis Alberto Spinetta, Lito Nebbia, Los Dulces 16, David Lebón y Rubén Rada. Virus fue el único grupo que se negó a participar del festival, auspiciado y difundido por la dictadura. Julio Moura justifica su actitud: "Creo que fue una propuesta a todos los grupos en general, que nosotros sentimos como muy desagradable. No tenía nada que ver con nada, de repente éramos enemigos de los Beatles. Se trató de hacernos creer que era para ayudar a la recuperación de las Malvinas, pero terminó siendo un fraude. Nosotros queríamos que se terminara la guerra, que no tenía sentido más allá de que creyéramos que las islas eran argentinas. Mandar a los chicos allá y subirte al escenario para especular, era horroroso... Lamentablemente, el momento no dio para decir todo esto porque si decías algo te daban un palazo en la cabeza. Era todo muy confuso; uno también pensaba que a lo mejor los chicos podían zafar y sacarlos a la mierda a los ingleses, y tampoco éramos tan conscientes como ahora de lo que pasaba. Lo mejor que pudo pasar es que se terminara la guerra. Pero entiendo que a más de uno le vino bien aquel festival, porque no tocaba ni en la cocina de su casa, y cuando les ofrecieron tocar se transformaron en los 'héroes de Malvinas'".
    Por esa época compusieron el tema "El banquete", que incluirían en Recrudece, su segundo disco. "Nos han invitado/ A un gran banquete/ habrá postre helado/ nos darán sorbetes.// Han sacrificado jóvenes terneros/ para preparar una cena oficial,/ se ha autorizado un montón de dinero/ pero prometen un menú magistral.// Es un momento amable/ bastante particular,/ sobre temas generales/ nos llaman a conversar.// Los cocineros son muy conocidos,/ sus nuevas recetas nos van a ofrecer./ El guiso parece algo recocido,/ alguien me comenta que es de antes de ayer.// Pero ¡cuidado!,/ ahora los argentinos andamos muy delicados/ de los intestintos...".
    Jacoby es claro cuando tiene que explicar todo el maldito asunto: "'El banquete' habla de lo que pasaba en ese momento, cuando estaban llamando a toda la gente a apoyar la guerra de las Malvinas. Virus fue el único grupo que no participó... La historia después se inventa, todo ese surgimiento incontrolable de la juventud; lo que pasaba de verdad era que la juventud estaba apaleada, y las cosas que se hacían eran subterráneas. Tuvieron que prohibir la música en inglés y tuvieron que venir los militares a organizar a la gente... En ese sentido, Virus era muy estricto, algo curioso porque supuestamente era un grupo frívolo, pero fue el único que tuvo una posición clara, con la que se puede o no estar de acuerdo. En ese momento estaba clarísimo. Muchos rockeros sí fueron al festival... justamente por eso estaba tan claro."

El 19 de junio de 1982, Virus dio el primero de una serie de conciertos en el teatro Olimpia de Buenos Aires, con puesta del actor Lorenzo Quinteros. El grupo había previsto realizar dos funciones, pero el éxito de público hizo que los productores agregaran tres fechas más. "Todo ese disco que estaba por venir y el espectáculo que hicimos en el Olimpia tenía muchas cosas de arte moderno, de la onda del Di Tella," recordaba Federico. "Aparecía Jean François Casanovas jugando con palanganas. Estábamos todos vestidos de nailon y Jean François disfrazado de Violeta Rivas le daba nailon a la gente para que se envolviera. Terminamos llenando de nailon el teatro y a la salida esparciéndolo varias cuadras a la redonda."
    Al tiempo fue editado Recrudece, disco que contiene temas como "El banquete", "El 146", "Reportaje sincero y anticonvencional", "Entra en movimiento" y "El corazón destrozado de Francisco Quevedo".
    "Trabajamos con el técnico que queríamos, Amílcar Gilabert, cómodos, aunque el dueño del estudio, Miguel Krochik, es un molesto. Pero lo perdonamos porque tiene lindos perros," declaraba Federico. "Tiene la misma línea del primer LP, es el sonido del grupo. Está mejor arreglado. Los temas son más complejos no en el sentido de complicados, sino más trabajados, mejor estructurados; más elaborados los arreglos. Como si el acento estuviera puesto en birome, no en lápiz; con énfasis más logrados. Tiene más picos. Se han hecho efectos en estéreo, el anterior no recorría un espectro de sonidos, estaba todo al medio. En este se abrieron más los sonidos ubicando los instrumentos más en su lugar y sin encimarse. Va a haber 10 u 11 temas para lograr mejor sonido, son un poco más largos y no terminan tan abruptamente, empiezan y terminan con un poco más de tiempo. Es menos acelerado, más relax. Algunos lo ven más cibernético, como un robot tierno que vive en la Boca."
    Según Julio, lo rescatable de Recrudece es "la pretensión de sonar mejor y trabajar más los detalles. Tal vez el resultado no fue del todo bueno en cuanto a sonido, pero hoy en día lo escucho y se me pone la piel de gallina."
    "Ahora por ahí no es tan loco, pero en ese momento lo era," asegura Marcelo. "'Bandas chantas', por ejemplo, era un tema que estaba completamente al revés, todo cortado: no sé si la batería iba al derecho y yo al revés, o si la batería iba al revés y yo al derecho".     El disco fue presentado en diciembre del '82 en el teatro Coliseo, con una puesta cuidada y criteriosa, como era la loable costumbre del grupo.

Sobre las originales y creativas letras de Virus, y su función, Federico Moura declaró: "Lo que creemos es que la palabra tiene que ayudar a la gente a pensar. No a decirle qué tiene que pensar, sino que usen el ejercicio del pensamiento. Es un poco la idea del psicoanálisis, que no te dice qué hacer, sino que te ayuda a ver las cosas, para que vos pienses y uses la cabeza. Uno de los grandes vicios de acá es no pensar. Los diarios viven vendiendo información parcial, y dirigen a la gente hacia una dirección. Las cabezas fuertes pueden llegar a superar los hipnotismos que promueve el sistema, y otra gente los consume. Para nosotros, lo mejor que podemos hacer es que la gente piense con las letras, que tome lo que quiera, pero que ejercite la cabeza."
    "En este país hace casi diez años que vivimos la misma historia que se debate con las mismas cosas, como la tapa de una olla dentro de la que siempre meten lo mismo. A mí, a través de una letra, me interesa que la gente incorpore un poco el delirio, como forma de curar ante ese estado de muerte. Proponer, mostrar a la gente que está metida en un pozo, y que salga. No seguir hablando siempre de las mismas protestas. Basta, tiremos la cadena. Si no, seguimos debatiéndonos en la misma mierda."
    En Recrudece, la canción con un historial más pintoresco era "Caricia azul o si no soledad carmesí". Jacoby recuerda: "Era un sarcasmo a Spinetta, tomando en broma el surrealismo spinetteano, tipo 'corazón de tiza'. Tomás un ejemplo y podés hacer cincuenta mil: pelos de papel, mesa de algodón y seguís así hasta el infinito. En una computadora ponés de un lado todos los sustantivos y del otro los adjetivos, los cruzás y armás miles de metáforas. Después agarramos todas las metáforas y las bajamos a la tierra: 'Hay luna en tus ojos, será por los anteojos, ja ja.' La misma canción se ríe de esa boludez. Y como en Sadaic hay que poner tres nombres alternativos, pusimos primero 'Caricia azul', segundo 'Soledad carmesí', y tercero otro, y nos reíamos pensando si habría una canción que se llamara 'Caricia azul', porque era muy berreta, el azul es típico de la poesía, por el cielo y todo eso. Pero dijimos: 'Uno puede estar, pero los dos, no', así que le pusimos 'Caricia azul o si no, soledad carmesí'."
    ¿El resultado? "Nuestros cuerpos se confundieron/ junto al mar.../ Tu piel era de arena, nena,/ y no te pude encontrar.../ Había luna en tus ojos... ¡Sí, sí!/ Sería por los anteojos... ¡Já, Já!// El alba es mermelada.../ ¡Dame pan!/ Tus pies son de almohada, nena,/ ¡qué calor!/ Tus caricias son azules,/ ¡me manchás!// Mi pájaro estaba herido,/ no quería volar./ Yo creo que era por el frío,/ había un viento polar./ Me refugié entre tus muslos de cristal,/ y comprobé que tenías todo normal.// Hay miel en tu terciopelo,/ ¡qué sabor!/ Tu amor es de espuma, nena,/ es jabón.../ Mi niño estaba dormido,/ ¡despertá!// Mi canción es de algodón,/ soledad carmesí."

Absurdamente, el grupo fue acusado más de una vez de tocar para un público de elite, a lo cual Federico respondía: "Tal vez eso suceda un poco acá en Capital, pero nosotros tocamos mucho en el interior. Y ahí me he cansado de ver gente realmente popular. En Berisso, sin ir más lejos... Creo que los que nos siguen sí son elites, pero elites intelectuales, no elites económicas. Creo que para aceptar la burla tenés que ser especial. Los que no la soportan son los 'religiosos' de la vida, los dogmáticos, que cuando se abren un poco creen que pecan... Ellos nos tratan de 'irreverentes', o se horrorizan como Sibila Camps cuando Virus apareció en escena."
    Tantas críticas injustificadas ponían a Federico y a Virus siempre en una posición defensiva. Pero Federico era inteligente y abierto, y sabía dónde estaban parados los miembros del grupo. Buscaban contribuir a un cambio social necesario, pero lo hacían de manera lúdica y creativa, exigiendo su parte al oyente. No siempre se los entendía. "Habrá alguien que por su línea se acerque más a lo netamente político, pero lo nuestro es social," declaraba Federico. "Si quisiera hacer algo político, me hubiera metido en política, hubiera estudiado, y en lugar de tocar un instrumento leería libros de política y economía... Ahora resulta que quien no sabe de política es un gil. Y terminás manejándote con un léxico de 50 palabras, casi como un organigrama. Pucha, eso no es todo. La vida, lo cotidiano, salir a la calle y mirar el día... ¿eso no existe? Es todo una confusión terrible. En las revistas salen fotos de los famosos ventilando a quién van a votar. Me dejó helado. Si no te interesa nadie de los que están, te tratan como si fueras de otro planeta. Estamos de acuerdo en que vivimos una situación de emergencia, pero todo el mundo está consciente. Que no todos estén afiliados a un partido... ¡pero eso es normal! De un día para otro te dicen, "Bueno, ahora voten". La gente tiene que hacer lo que le pasa, también, y no crearse esquemas, 'Si no hago esto soy una persona marginada y no estoy comprometido..." Por favor."
    Según Federico, lo que Virus le quería dar a la gente eran "Los elementos propios de rock'n'roll. Que cada cual haga lo suyo y amplíe el espectro. Que Chichita de Erquiaga no se sienta forzada a hablar de política. Que no nos limitemos y nos encasillemos siempre en canaletas de las que no podemos salir. Además, de repente aparece una guerra y cambia todo. Lo anterior de pronto no sirve más... Y sentís que no hiciste nada."

En enero de 1983, Carlos Rodríguez Ares se reunió con Daniel Grinbank y consiguió que este le liberara a Virus, a cambio de una suma. Virus firmó un acuerdo por un año y medio con Rodríguez Ares, y comenzaron a trabajar. Víctor Gómez se convirtió en su manager personal. Rodríguez Ares buscó abrir nuevos caminos para la música del grupo: "Como el circuito tradicional no nos daba bola, había que inventar otro, y el más adecuado a Virus era el de las discotecas, porque ahí los chicos se distienden: salen del colegio o del laburo y van a moverse, tomarse un trago, chuponear, darse un toque... La idea anduvo muy bien. Funcionó de boca en boca, como pasa con las películas: la primera vez que fuimos a Zárate metimos 18 personas, pero esas 18 sirvieron para que la segunda vez fueran 400".
    "La época que más disfruté fue ésa, tocando tipo campeonato nacional en Banfield, Berazategui...", recuerda Julio. "Lo que cambia inevitablemente es la infraestructura. Cuando estás en un teatro tenés una puesta, una prueba de sonido, butacas numeradas, las luces en orden; pero si tocás en un galpón de Berazategui, vas, ponés los equipos, te subís y tocás."
    Rodríguez Ares le mostró a la banda una foto del grupo de rockabilly Stray Cats como idea del cambio estético que pretendía para ellos. Convocó a los hermanos Peyronel para producir artísticamente lo que sería su tercer disco. Lo primero que hicieron fue grabar un sencillo para difusión radial con una nueva versión de "Wadu Wadu" y un tema nuevo, "Agujero interior".
    El disco empezó a grabarse en septiembre de 1983. A través del trabajo con los hermanos Peyronel, Rodríguez Ares, fanático de Elvis Presley y el rockabilly, intentó unificar el estilo de Virus hacia su faceta más rockera. "Nosotros siempre fuimos un grupo de rock'n'roll, lo que pasa es que nos divertíamos haciendo lo que caía," asegura Julio. "La producción de Danny y Michel trató de darle un concepto, pero en realidad fue una supervisión; ni ellos tuvieron una influencia directa, ni nosotros nos modificamos tanto, pero al mismo tiempo se logró algo diferente para todos".
    El que no quedó conforme con la nueva dirección fue Roberto Jacoby. "Yo me divertí mucho hasta Agujero Interior, ahí era todo más calculado, como pensando en un mensaje, muy conscientes. Antes también se decían cosas, pero más en joda. Cuando hay demasiada intención, cuando la intención va separada de la composición, no me gusta. La letra de 'Agujero...' no me gusta, 'Ellos nos han separado' me parece horrible, 'Buenos Aires smog' tampoco me gusta y 'Mundo Enano' es muy evidente, casi panfletaria".

El 8 de julio de 1983, Virus adelantó en el estadio de Obras los temas de su tercer álbum. El show fue excelente, mérito en parte de la elaborada puesta en escena, que estuvo a cargo de Lorenzo Quinteros. El único inconveniente lo provocaron los fans con su estúpida manía de escupir a los músicos como forma de agradecimiento. Naturalmente, a Federico no le causaba mucha gracia. Según Alberto Magnasco, "Federico paraba de cantar y decía: 'La próxima vez que me escupan no canto más'; estaba muy rayado con que la gente de adelante en los conciertos tuviera la costumbre de escupirlo como tributo a su persona... Eso era muy fuerte para él, debía esforzarse mucho en el escenario para bancarse ese tipo de cosas. Es muy raro encontrar gente así, sensible, capaz de enfrentarse a 2.000 personas que expresaban su sensibilidad escupiéndolo."

Agujero Interior fue editado por CBS en diciembre de 1983. Fue presentado oficialmente en el auditorio del Hotel Bauen en enero del '84. El trabajo alcanzó el disco de oro y convirtió a Virus en una banda popular. Pero los planes de Rodríguez Ares tenían la mira puesta en el mercado internacional. Una incursión en España quedó trunca debido a la mala relación con el productor Jorge Alvarez.
    La imagen del grupo seguía sufriendo por los múltiples prejuicios que dominaban el rock argentino de la época y que aún no han desaparecido del todo. A menudo se les preguntaba si eran exponentes del gay rock. Según Marcelo Moura, "Hubo una cosa real: Federico era homosexual, entonces naturalmente su estética era así. No es que quisiese promover o valorizar eso, simplemente actuaba como era. Y como Federico era el cantante, el que hacía las notas y el que más aparecía en la televisión, era la imagen que representaba al grupo. Pero en nosotros también había un concepto estético que al menos yo tomé de Federico, que hacía moda, que me llevó a interesarme en eso no como una frivolidad sino como un gusto. Me gustaba combinar colores, telas, y eso siempre se asocia con ser puto porque te gusta la linda ropa, una cosa completamente prejuiciosa. Era una de nuestras grandes luchas y hubo que vencer esas barreras. Pasó un tiempo hasta que pude salir a la calle con mis peinados sin que me dijeran 'puto'. Ni a mí ni a ninguno del grupo le importó eso porque si no hubiera sido insostenible. Lo tomábamos como algo movilizante."
    "A Sandro le pasó lo mismo, necesitó vestirse de galán para ser aceptado por las mujeres," declaró Federico. "Ahora la cosa cambió. Pero los eventos de heavy metal o las canchas de fútbol donde son todos tipos, son el exponente más notable de un movimiento homosexual como ningún otro. Hablan de las minas pero están con varones y se tocan entre ellos. Volvemos al tema de la forma. Todos creen que la forma los protege. Mentira. No es para angustiarse ni asustarse. Que hagan la suya. Las cosas son porque son."
    Las críticas, de cualquier manera, le parecían muy positivas. "La situación me parece muy buena," declaró. "Creo que alguien cuestiona un hecho cuando realmente le molesta. (...) Y me parece muy bien, porque estás golpeando puertas. No estás planeando golpearlas, las estás golpeando y le estás creando preguntas a alguien. Estamos movilizando, estamos tocando estímulos más fuertes, y por eso la gente se adhiere o te rechaza, pero siempre con fuerza."

Ricardo Serra dejó Virus en 1984, descontento con los cambios estilísticos en la música del grupo, y frente a lo que él consideraba ciertas iniquidades internas. Poco tiempo después Daniel Sbarra, un viejo amigo de Federico, se convirtió en el nuevo integrante de Virus, pero no participaría en la grabación de Relax, el siguiente disco del grupo.
    El nuevo LP se alejó del rock para sumergirse en nuevos estilos, nuevos instrumentos (sintetizadores, máquinas) y técnicas de grabación, ayudados por el técnico Mariano López. Sobre el título del disco, Federico explicaba: "El relax no pasa por tirarse en una hamaca paraguaya y dormir la siesta, sino que es como distender la tensión y poder entrar un poco más en las sensaciones. No estar tan cargado, aflojarte un poco. Creo que ahora hay que empezar a hacer, y lo que se necesita es justamente cortar esa tensión inmovilizante para entrar en el relax de poder hacer las cosas, el poder sentir. Entrar en el poder enamorarse, en el poder hacer música... vivir un poco más el presente, las sensaciones y no tanto la toma de consciencia y la vigilia mental de entender lo que sucede. Llega un momento en que no tiene mucho sentido el tratar de entender sino que lo importante es hacer, porque es lo único concreto."
    "Yo notaba que cuando tocábamos, el público estaba muy cargado y nosotros queríamos que entraran más a vivir cosas, más relax. Si vos ves los títulos de las canciones, te das cuenta. "Hago más": 'Tiempo que pasé sin hacer cosas', 'Ahora me muevo y hago', 'Quiero hacer'... llegás a la conclusión de que no hay que seguir en una mesa resolviendo el país. Todavía falta vencer algunos miedos para poder entrar en el sentir de las sensaciones, en el embarcarse en las cosas, no sólo verlas. Olvidarnos un poco del 'qué está bien' y 'qué está mal' y hacer. Esto no significa no pensar en lo que está bien y lo que está mal, significa que no sirve estar mirando."
    Como en Relax no participó Jacoby, en canciones como "Amor descartable" o "Me puedo programar", las letras fueron escritas entre Federico y Julio. "Dame una señal" es de Julio, que se encargó también de escribir la música de buena parte del disco.

A lo largo de 1984, Virus se consolidó como un grupo popular y comenzó a actuar prácticamente todos los fines de semana.
    Ese año, Federico produjo el disco debut de Soda Stereo, y le sugirió a Cerati que incluyera "Trátame suavemente", un fantástico tema de Los Encargados que le gustaba mucho y que su autor, Daniel Melero, le había negado para incluirlo en su repertorio.
    En enero de 1985, Federico viajó a Brasil, y en febrero Virus comenzó una gira por el conurbano y varias provincias. Los días 12, 13 y 14 de abril volvieron a presentar Relax en el teatro Astros.
    Sobre esos recitales, Gloria Guerrero, otrora autora de duras críticas al grupo, escribió: "Directos, potentes sin caer en la ferocidad, divertidos sin ser pasatistas, agudos, implacables pero jamás predicadores ni pontificadores de nada, los Virus tomaron prestadas las emociones de los que bailaron sin descanso desde el primer tema, y les explicaron las bondades de aleccionar el cerebro sin perder por ello la sensibilidad. La temática lírica del grupo apunta justamente a eso, con terca energía: la exploración de la mente, su uso positivo, el beneficio de razonar evitando peligrosas animaladas, y el convencimiento firme de que llevarse bien con la materia gris no equivale, en absoluto, a olvidarse del corazón."

Después de haber recorrido casi todo el país, de haber tocado en teatros, estadios y discotecas, y de vender cerca de 50.000 copias de Relax, Virus se propuso ingresar en el mercado latinoamericano. Los músicos pensaron que la agencia de Rodríguez Ares no tenía la infraestructura necesaria para impulsar al grupo en el exterior, y decidieron ingresar en La Corporación de Oscar López -que en ese momento representaba, entre otros, a Miguel Mateos-Zas. Víctor Gómez se mantuvo como manager personal.
    La primera vez que Virus tocó en el exterior fue en Brasil, gracias a unos contactos que Federico había hecho en sus viajes. El grupo fue incluido como número de cierre del festival de rock La Lagoa en Río de Janeiro, que se televisó a todo el país. La segunda vez trabajó en una película, Rock Estrela, de Lael Rodríguez. Allí, Virus tocaba "Amor descartable" y "Me puedo programar", con letras en portugués.
    El 11 de octubre actuaron en la primera jornada del accidentado (aunque no para Virus) festival Rock & Pop organizado por la productora de Daniel Grinbank, en el que también actuaron Nina Hagen, INXS, John Mayall, y varios grupos brasileros y argentinos.
    Oscar López se había propuesto convertir a la banda en una de las más populares de América Latina. Locura, su siguiente disco, vendería 200.000 copias, cifra que se vuelve aún más imponente cuando se piensa que su disco más vendido hasta el momento había alcanzado las 50.000.

Locura se grabó en Nueva York. Era el álbum preferido de Federico y el más sexual de todos. Con el regreso de Jacoby, había regresado también su particular uso del lenguaje. Esto era evidente, por ejemplo, en la maravillosa "Dicha feliz".
    "'Dicha feliz', por si no se dieron cuenta, es una gran redundancia," declaró Federico. "Creo que el tema es obvio, plantea una angustia muy grande."
    Roberto Jacoby explica: "Esta me acuerdo perfectamente cuándo la hicimos. Estábamos en la casa de Federico, en la penúltima, la de Viamonte y Suipacha. Empezó con la música pero es una mezcla, es un poco como las de antes, medio en broma. Era la idea de la televisión hablando, la relación con la televisión, un disparate total. La gracia que tenía era que estaba hecha como si fuera en serio, como si fuera un bolero o una canción romántica. Estaba bien oculta, no como las otras. Si leés la letra sola te das cuenta de que es un disparate bastante explícito. Puede parecer una canción de amor, pero era sobre la televisión, como un bolero a la televisión. La relación con la tele como si fuera una relación amorosa." ¿Qué decía la letra de "Dicha feliz"?: "Ya no estás riéndote sola,/ ya no estás burlándote más,/ vuelves a mí y siento otro gozo,/ otro más... y cuántos van...!!!/ Soy tan feliz/ que la dicha invade mi felicidad/ Me estoy sintiendo bien de cuerpo y alma.// Cambio el canal y veo una moto,/ chocolate, jabón de lavar,/ la mujer me muestra sus dientes/ transmitiendo su amor./ Me hace feliz/ y la dicha invade mi felicidad,/ me estoy sintiendo bien de cuerpo y alma."
    Al momento de la edición del disco, Federico declaró, "Creo que Roberto hizo un gran trabajo en las letras, algo muy coherente con la música, que es muy sensorial y está llena de imágenes. No nos importaba decir cosas coherentes sino tener una coherencia en intensidad, completar imágenes, trabajar con sensaciones y no con ideas rígidas. Una fantasía mía era poner en el sobre interior todas las letras separadas, para que la gente tuviera que hacer un gran esfuerzo y unir las partes. Es que una frase, un verso, puede ser más importante que toda la letra. Una pincelada puede valer más que un cuadro... Esa es la idea."
    Locura fue rotulado como un disco de gay rock al momento de su edición, pero Federico no coincidía con esa descripción: "¿Qué es el gay rock?", preguntaba. "¿Bowie? ¿Presley?, ¿no? ¿Jagger? Una comentarista de modas dijo que Jagger sólo fue posible por Brigitte Bardot, lo que me parece lindísimo. Me parecen muy valiosos movimientos de lucha con gente que se decide a defender los derechos de sectores aislados por necesidad. Pero Virus no hace una cosa lineal. Si hay elementos comunes al gay rock es porque están en el aire. Pero no hay cotos, porque a mí me interesa en la vida la integración. Jamás entraría en los campos del aislamiento, porque pretendo que nadie tenga que decir 'este es mi lado bueno, este es mi lado malo'".
    En "Una luna de miel en la mano", el pop argentino encontró a uno de los más curiosos hits de su historia: un encantador canto a la masturbación (Federico dixit). Lo que hacía Locura era hablar no del sexo 'normalizado', sino del sexo como es en realidad, con sus muchas posibilidades. Ningún otro disco del rock de estas tierras trató el tema como lo hizo Locura, y eso lo vuelve mucho más valioso e interesante. "Sin disfraz", "Pronta entrega", "Tomo lo que encuentro", "Destino circular" son algunas de las tantas perlas de un disco notable.

Tras los conciertos de presentación de Locura, los miembros de Virus vieron resurgir la crítica eterna a sus presentaciones en vivo: el grupo era frío en escena. "Que las cosas funcionen bien, y que salgan ciertamente sincronizadas es algo que queremos," explicaba Federico. "Digamos, es difícil lograr eso; puede hacerse después de mucho trabajo, de conocimiento entre los integrantes del grupo. No, que somos mecánicos, no; creo que somos todo lo contrario, creo que somos altamente neuróticos. Ahora, si de lo que se trata es de subir al escenario y hacer las cosas mal para que la gente crea que vos sos sensible, no lo entiendo. No lo entiendo. Es como un equipo de fútbol que juega mal; el equipo tiene que jugar bien, tiene que ganar. Si sale sincronizado... bueno, eso es lo que muchos desearían, sincronizar un poco más sus espectáculos, ¿no? A veces veo tanto amateurismo... no le veo la virtud a eso."
    "Nosotros no somos estáticos. Para nada, al contrario, tenemos muchísimo movimiento en el escenario. Sí somos muchas personas en el escenario y hay un cierto orden; si Julio y yo queremos ir al mismo lugar en el mismo momento, nos vamos a chocar. Todo eso es una plástica que se va dando. [...] Yo me voy de una punta a la otra, tengo micrófonos inalámbricos para eso. No veo cuál es el estatismo; creo que hay cierto sincronismo que pone un poco nerviosa a la gente. Bueno, puedo tratar de hacer las cosas un poco peor para despertar un poco de compasión, tal vez."
    Marcelo Moura da otra razón a las críticas: "Yo creo que también hay mucho de que a la gente le gusta el showman hablador y que le atrae cierta demagogia propia de los showmen. Federico jamás ha sido un tipo que hable en escena y nosotros siempre hemos remarcado eso, o por lo menos yo siempre lo hago; a mí me encanta que no tenga ese estilo demagógico. Me gusta que se dedique a hacer su show y no haga lo que la gente espera."

En enero de 1986, Virus participó en el festival de La Falda. Los primeros días de mayo, el grupo tocó casi todos los fines de semana, en el conurbano, en la costa atlántica y en varias provincias. En menos de seis meses, Locura vendió 60.000 copias y llegó a convertirse en disco de platino. Los días 15, 16 y 17, la banda realizó el espectáculo Todo Virus en Obras. Los tres shows fueron grabados con un estudio móvil con la intención de editar un disco en vivo.
    Entre el 24 de mayo y el 13 de julio, Virus prosiguió con su gira por el interior y el 20 viajó a Perú, un país en el que se habían editado ya Relax y Locura, y en el que eran muy populares. En su primera presentación convocaron a 12.000 personas, en la segunda, 18.000, y en la tercera, 42.000. Desde Perú viajaron a Chile y tocaron en Santiago ante 6.000 personas, en un show que fue transmitido por televisión. Más adelante se presentaron en Chillán y en Valparaíso. Antes de volver de Chile, dieron dos conciertos en la provincia de Mendoza. Los días 5 y 6 de octubre, tocaron por primera vez en Paraguay. Y entre una gira y otra compusieron un tema nuevo, el soberbio "Imágenes Paganas".
    Ese mismo año, Luis Alberto Spinetta, un músico que había acusado a Virus de pasatista, le rindió su propio homenaje al declarar: "¿Por qué me condenan a ser el Padre Lombardero del rock nacional? ¿Por qué piensan que soy un Borges ciego-sordo-mudo que no puede bailar el "Rap del Exilio"? ¿Por qué se piensan que no me muero escuchando a Boy George o con Virus? Si escuchan mis discos, desde el primero estoy diciendo lo mismo: hay que crecer, hay que hacer la revolución del eclecticismo. A mí un grupo como Virus me ha dado una lección de música: lo negué tanto intelectualmente que cuando me abrí en serio a escucharlo me voló la cabeza. Me hizo entender toda su belleza. Esa es la única vía de crecimiento que es perenne. Abrirse como una flor y dejarse regar por lo nuevo. Si no, cuando te querés acordar, te marchitaste. Y llegó el otoño".

En noviembre de 1986, salió a la venta Virus vivo, que contenía un tema nuevo de estudio, "Imágenes Paganas", y algunas de las mejores canciones del grupo, pero no contenía hits. El disco fue tildado de frío, pero es una buena muestra de lo que Virus era capaz de lograr. Según Marcelo, "Virus tenía una mentalidad que consistía en no calentarnos nunca por hacer lo que la gente nos pedía, y así fue como nos ganamos al público. Ni siquiera se trata de hacer hincapié en que eludimos la demagogia, porque decir que eludís la demagogia ya es de por sí demagógico. Simplemente hacíamos eso porque lo sentíamos profundamente, casi sin prestarle atención."
    "Yo termino un show y me desangro," declaraba Federico. "Se dice mucho que nosotros somos fríos, pero te aseguro que ni yo ni la banda lo somos. Es más, el show de Virus es muy caliente. Por otro lado, si estás en un pub: 'Eh, che, loco'. Pero si son 2.000 o 20.000, yo no puedo estar palmeando a todos, tenés que encontrar la forma. Yo cada vez me meto más para adentro, y eso no significa cerrarse sino que es una manera de meterte y abrirte de otra forma, sin la palmada a uno por uno, es imposible. Insisto en que el de Virus es un show muy caliente."
    En el festival Rock in Bali, de enero de 1987, se vio expuesta la intolerancia que caracterizaba y caracteriza al rock argentino, muy a pesar de quienes lo consideran la música que más promueve la libertad física e intelectual. Luca Prodan, por ejemplo, presentó a Virus diciendo: "Ahora viene la banda de los putos". Al día siguiente, Pil Trafa, de Los Violadores, gritó: "No queremos la luna de miel de los maricones". Unos días después del concierto, Federico declaró: "Yo no lo vi a Luca. Recién me enteré en Buenos Aires de lo que hizo. Obviamente, la gente de producción no nos dijo nada en el momento de salir a escena para no rayarnos. Por lo que me dijeron, la gente gritaba lo mismo que le había dicho Luca. Eso me sorprendió. Me pareció un mamarracho, un botón. Lo desapruebo y borro de mi cabeza totalmente, porque no hay cosa que soporte menos que una actitud de policía. Se me cayó la última cáscara que para mí le quedaba a Luca. Tendrá su onda de rock'n'roll, pero es un cliché. Vino a la Argentina con su inseguridad de cantar en inglés y se tuvo que meter el inglés en el culo y hacer letras como 'La rubia tarada' para shockear a señoras burguesas."
    Refiriéndose a la actitud de Pil, declaró: "Uff, todo eso me aburre. Yo me he acercado muchas veces a Pil y he defendido siempre a Los Violadores. Especialmente cuando empezaban. Me aburre este tipo de mediocridad. No tengo más que decir, la mediocridad se decanta por sí misma. Más allá de mis gustos musicales, yo nunca me tiré contra un músico, y menos delante de un público. Supongo que cosas así son censuradas por el público de Virus."

Tras una gira por Chile en enero de 1987, la banda se tomó un descanso y los músicos viajaron a Brasil. Allí se desvincularon de CBS y firmaron para RCA por 250.000 dólares y tres discos. El grupo se quedó en Brasil para grabar su siguiente disco. Por entonces la salud de Federico empezó a flaquear; mientras grababan el disco descubrió que tenía neumonía. El tercer médico que lo atendió le recomendó que se realizase el test del HIV. Dio positivo.
    "Nos shockeó, fue como una patada al hígado," recuerda Marcelo. "Se armó como una onda de desazón general. Lo que había sido un plan antiestrés (grabar en Brasil), terminó siendo lo más estresante del mundo. Terminamos el disco a las patadas; todos los valores se cambiaron de un día para el otro."
    "En ese disco se nota nuestra paz interior y al mismo tiempo muestra un clima muy denso por lo de la enfermedad."
    "Llegamos a Río cada uno en la suya, sin saber qué estaba pasando, y en medio de la grabación supimos qué pasaba," recuerda Julio. "El disco no fue buscado ni pensado intencionalmente. Se dio como se dio, creo que muy bien. Refleja con claridad ese momento. Terminarlo fue muy duro. Como no era necesario que se quedaran todos, los chicos se volvieron y me quedé yo con Federico. Grabó las voces después de la neumonía. Estaba todo terminado y había que ponerle las voces. El ya se había enterado de lo que tenía. Cantó muy bien, pero por momentos no podía, yo tenía que determinar hasta dónde, tirarle la onda de si estaba bien o mal, si lo dejábamos para otro día, y eso era difícil porque él se ponía mal si a mí no me gustaba algo y le decía 'Esperemos hasta mañana, o al revés: si yo le decía 'Está bien', y él sabía que podía hacerlo mejor. Para los dos fue muy fuerte. Inevitablemente había momentos en que tenía que decirle 'Repitamos esto' y sabía que le iba a doler, no sólo porque siempre es duro tener que repetir algo sino porque él no tenía energías. El tenía que confiar plenamente en que lo que yo decía tenía sentido, pero afortunadamente fueron pocos los momentos en que hubo que repetir o suspender y él cantó como los dioses. Verlo del otro lado de la pecera fue una de las cosas más lindas. Después ya entró en una nebulosa. Federico se moría y todo lo demás pasaba a otro nivel, tenía otro precio, otro sentido. Sin culpar a nadie y sin culparnos a nosotros, creo que Superficies es una obra que quedó... no sé cómo explicarlo con palabras... Quedó sellado un momento histórico del grupo."
    Todos los miembros de Virus coinciden en describir este disco como el más denso de su historia. "'Las cosas se alejan de mí...', 'Apocalipsis...' emotivamente eran de una densidad intolerable...," asegura Marcelo. "Un sentimiento puro, tan elevado que era insoportable, tan puramente fuerte como la vida. No había ningún otro valor, no había espacio para ningún materialismo ni especulación, era una sobredosis de vida que superaba. Te daban ganas de ir a tu casa a ver dibujitos animados. Pero por sobretodo se mantuvo la fortaleza. Hubiera sido muy comprensible decir 'Se terminó todo, basta, largamos', pero existió la entereza necesaria para decir 'Bueno, es un sentimiento como los que siempre nos han movido a componer, hagamos las cosas en función de ese sentimiento'. Ver a Federico cantando 'Las cosas se alejan de mí' fue algo muy enriquecedor, ahí te das cuenta del valor real de cada cosa. Y por otro lado era absolutamente angustiante, confundía."
    Según Jacoby, el tema del disco se relaciona con "las bifurcaciones, el azar, la desorganización y reorganización del mundo de manera tal que uno no sabe qué es lo que puede pasar, la intervención de elementos insospechados... Era una época en la que yo leía mucho a un químico que se llamaba Illya Prigogine, que después ganó el Premio Nobel. El tipo trabajaba sobre la teoría del caos y la imprevisibilidad de los cambios posteriores. Yo doy esta explicación sobre lo que no se lee, lo que puede ser la fuente de inspiración, pero en realidad todas estas canciones son muy personales, tienen que ver con un momento de mi vida muy fuerte, de cambios muy grandes."
    Superficies de placer fue mezclado en Nueva York, y editado en septiembre de 1987.

A fines de ese año, Federico volvió a encontrarse con Luca Prodan. Estaba caminando por San Telmo, buscando antigüedades para decorar su nueva casa. Luca lo acusó de consumista por mirar vidrieras de anticuarios, y Federico se molestó mucho. Le dijo: "Luca, ¿vos siempre tenés una pálida para tirar? Dejame tranquilo". Y estuvieron a punto de agarrarse a trompadas. Más tarde Federico comentaría: "Se sintió un poco mal, porque yo nunca contesto cuando me dicen cosas... Creo que un poco el problema lo tenía él... A mí no me molestaba él... Si bien nunca fui un devoto de su música, le respetaba un montón de valores auténticos. Y la banda, por momentos, era fantástica, lograba climas de rock'n'roll muy auténticos, creativos. Creo que él, tal vez, era demasiado prejuicioso para la imagen pública que tenía. Supuestamente tendría que haber estado de vuelta de tantas cosas."

Tierra del fuego fue el primer LP de Virus que no contó con la participación de Federico. El cantante concurrió al estudio los dos primeros días, pero su estado de salud no le permitió continuar. Había participado únicamente en dos temas: "Un amor inhabitado" y "Lanzo y escucho". La banda quiso abandonar la grabación, pero Federico ordenó que continuaran y le pidió a Marcelo que ocupara su lugar.
    Federico murió el 21 de diciembre de 1988.
    Su hermano menor lo recuerda: "El no tenía paz, todo el tiempo se entregaba a la música. Fue muy difícil para nosotros seguirlo, por eso se cortaba solo. Era un atrevido para encarar las cosas, vivía con mucha intensidad y eso lo llevó a vivir sólo 36 años. Vivió a otro ritmo, siempre al taco, siempre dándolo todo. Por eso quedó tan grabado en la memoria".
    Cuatro días después de la muerte de Federico, Virus lo despidió tocando. El 25 de diciembre de 1988, Soda Stereo actuaba en La Casona de Lanús. Para los bises, Cerati reapareció y le dedicó los siguientes temas junto a los miembros de Virus "a ese hombre alado que fue Federico Moura".
    La presentación oficial de Tierra del Fuego fue, en realidad, un homenaje a Federico. Luis Alberto Spinetta, Charly García, Andrés Calamaro, Gustavo Cerati, Patricia Sosa y Fito Páez fueron algunos de los músicos que, espontáneamente, concurrieron al show y cantaron como invitados.
    Aunque siguieron tocando, lentamente el proyecto del grupo se fue diluyendo, junto con su poderosa personalidad colectiva ("Un grupo elabora un concepto para rodear al corazón que palpita. Si ese motor se apaga, por más que lo rodees de conceptos, se puede caer todo en segundos", declaró Marcelo). Daniel Sbarra y Enrique Mugetti ya habían tomado la decisión de alejarse de la banda, aunque ofrecieron seguir tocando hasta que les encontraran reemplazantes. Disolvieron el contrato con la discográfica y realizaron algunos shows en forma independiente, pero sin éxito. El recital despedida fue en el estadio de River, como teloneros de David Bowie.
    En marzo de 1994 se juntaron en un pub de Lanús. Volvieron a los escenarios para el 112º aniversario de la ciudad de La Plata. En diciembre del año siguiente se presentaron en la discoteca The Roxy, "sin intenciones de editar un nuevo disco, sin giras que promocionar ni nada, solamente por el gusto de tocar". Mario Serra no participó del reencuentro y fue reemplazado por Aitor Graña. Marcelo Moura encabezó un nuevo renacimiento de la banda, acompañado en esta oportunidad por Julio Moura y Daniel Sbarra en guitarras, Enrique Muguetti en bajo, Aitor Graña en batería y Patricio Fontana en teclados. Esa formación editó el disco Nueve.
    Pero el Virus más entrañable había muerto unos años atrás con la desaparición de Federico. Su lamentable pérdida fue el final de una banda que contribuyó a hacer del rock argentino un espacio más libre, más creativo y más rico. Las bandas locales que han tenido semejante impacto sobre sus pares se cuentan con los dedos de la mano. No es poco.

m.
diciembre de 1999

Bibliografía: Virus, una generación, de Daniel Riera y Fernando Sanchez (Editorial Sudamericana)

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