La Isla de Ponapé
Autor: Desconocido
Los habitantes
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La casualidad quiso que en una biblioteca de Santiago Ric, uno de los jugadores del club, topase con un libro de principios de siglo escrito por un militar español destinado en Ponapé. Como el libro es antiguo no lo dejan sacar de la biblioteca, aunque permiten hacer allí algunas fotocopias. Poco a poco espero ir desgranando en esta sección su contenido, pues me parece muy interesante su lectura para poder ambientar las partidas que tengan relación con la Isla de la que procedían los Profundos, sobre todo debido al añadido de que fue escrito en la época en la que se suponen las partidas de 'La Llamada':



Las condiciones de una campaña y la carencia de instrumentos antropométricos me privaron de hacer un estudio concienzudo de los habitantes de esta isla, cual era mi deseo; así es que tengo que limitarme á la enumeración de los caracteres físicos más salientes, sintiendo en el alma no poder ofrecer medidas tomadas en el vivo por mi, ni presentar como personales más medidas craneométricas que las del cráneo de un jefe que murió en la toma. de Oa, y las de los otros cuatro cráneos de micronesios que poseo. Todas las medidas que se refieren á la Micronesia, que han sido tomadas por otros antropólogos, excepto las de Miklucho-Mal-lay, y que he podido recoger, las reproduzco aquí, para que nuestro público pueda juzgar de lo poco que hasta la fecha, aun en el extranjero, se ha adelantado en el estudio de aquella región de la Oceanía, siendo en España, el presente, el único trabajo original que se ha verificado. Hechas estas salvedades en mi descargo, procedo a caracterizar la raza; Al fijarme con interés en los carolinos que iban á la colonia, me llamó la atención.. el encontrar entre aquellos, dos tipos tan completamente opuestos que me parecieron más bien representantes de ramas distintas que hijos de un mismo tronco. Los habitantes de esta isla tienen, unos, los pómulos salientes hacia adelante, lo que da á la cara una forma ovalada y larga, y otros los tienen dirigidos hacia los lados, y como su separación sea mayor, la cara resulta ancha y aplastada, El coloe varía en grande es- cala: bronceado más ó menos obscuro en unos, cobrizo tirando á amarillento en otros, parece ser una mezcla del castaño aceitunado 6 amarillo verdoso en muchos; ofreciendo los de cara larga un moreno-oscuro muy subido, que alcanza en algunos á los números últimos de la escala cromática de Broca. La cabellera, siempre negra, espesa, abundante, más ó menos lisa en muchos, es rizada en algunos y llega á ser crespa en otros. La barba, es siempre rala en todos y los pocos pelos que tienen se los arrancan. Los ojos son gran- des, rasgados, negros y horizontales. Los labios; gruesos en los de cara aplastada, son más finos en los demás. La frente unas veces es baja, bien formada y encorbada en los de cara ancha , y alta, estrechándose hacia delante de los lados é inclinándose ligeramente hacia atrás y arriba., en los del otro tipo. La nariz es unas veces grande, aplastada por la punta, ancha en su base y achatada en la raíz, aun- que por lo regular no tanto como en los malayos; y en los de cara ovalada es recta, más frecuentemente aquilina, dándoles el aspecto de fisonomías en parte judaicas ó europeas. Sus extremidades son proporcionadas y fuertes. En su conjunto estos individuos no carecen de esbeltez, que es superior á la del malayo, pues sus miembros son más robustos, su pecho más desarrollado, no es, -, plano como el de aquel, y sus fuerzas, aunque superiores, no alcanzan a las del europeo. Ofrecen grandes variaciones en cuanto a estatura, la cual fluctúa en los hombres entre l'600 a l'800; la media la conceptúo en l'600, notándose ser los más altos los de piel obscura y pelo crespo, En las mujeres la talla oscila de 1,496 a 1,600. Entre todas las razas primitivas, los habitantes de Ponapé, y quizá los de toda la Micronesia, forman un pueblo eminentemente lleno de contradicciones, lo cual explica las diferencias de juicio que sobre ellos se han emitido. El carácter de 1os indígenas ha sido representado de modos muy diferentes por cuantos viajeros más ó menos de cerca, los han tratado; todos, sin embargo, convienen en que se hallan dotados de un carácter en alto grado variable y en aconsejar que deben guardarse ciertas precauciones con ellos, pues se registran numerosos casos de traición, sin que haya sido suficiente para modificarlos, haciéndolos más dignos de confianza, el contacto con los misioneros y comerciantes en estos últimos años; así es que Luke los ha conceptuado como de carácter extravagante, feroces, desconfiados y coléricos. Al igual de los malayos, que son perezosos y ajenos por completo á todo sentimiento de honor, decoro y dignidad, obstentan igualmente estos indígenas tan bri!lantes cualidades, las cuales modificadas en parte por su mezcla con otros pueblos, ofrecen hoy á nuestra consideración las contradiciones más notorias , presentándosenos unas veces como suaves, - pacíficos, trabajadores y volviéndose de pronto por fútiles pretextos, viciosos, crueles y sanguinarios. Según el Padre Agustin, son generalmente despejados y reúnen aptitudes favorables, dentro de 1o que cabe en razas primitivas, para los trabajos intelectuales que no requieran grandes esfuerzos.

Su carácter es alegre, festivo y vivaracho; en su trato social muy cariñosos, pero naturalmente desconfiados, reservados hasta el extremo con los extraños, y en sus convenios muy falsos, sabiendo disimular sus sentimientos con mucha sagacidad y maña.

Tienen la pésima cualidad de ser desagradecidos y no reconocen los favores que se les hacen, creyéndose con derecho a que se les otorguen; cuanto más generoso se porta uno con ellos, más exigentes se hacen.

El carolino no ocupa, ni ocupará nunca, en niguna de las esferas del entendimiento humano, un puesto muy alto, sin que neguemos por esto medianas aptitudes y un buen deseo de mejorar en su condición actual; buena prueba de ello es la prontitud con la que se apresuran a imitar las costumbres europeas en todo lo que se refiere a exterioridades que alhagan sus sentidos.


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