Entre restos de edificios, y esqueletos de personas que
aparentaban no ser adultas, encontré un libro del cual sólo se podían leer un par de
hojas, que estaban junto con un recorte de un periódico.
El libro contaba la suerte que había pasado un pobre diablo que creyó ser dueño del
mundo.
Sus manos caían sobre las cabezas del pueblo oprimido.
La gente ya no soportaba más ese mal trato.
Pero nadie podía hacer nada.
Su poderío se extendía más allá de toda la zona que dominaba.
El libro contaba las penalidades que se le otorgaban a todo aquel que no cumplía sus
mandatos.
Sus vidas eran muy crueles.
"La libertad es lo más importante para todos. Y eso es lo peor que te pueden
sacar..." Así decía un habitante de la ciudad a la que habían saqueado de
todas sus
pertenencias.
Se llevaban a un "delincuente" arrastrándolo por el suelo.
El gritaba fuerte: "Nunca podrán dominar nuestra voluntad!"
(...)(...)
El libro especificaba como destronar a este rey del siglo 26 ya que nadie quería matarlo,
pues poseía toda la imaginación de su reinado. Había que detenerlo de una
manera que nadie lo supiera, ya que todo lo que uno sabía él lo tenía en poco minutos.
Había que esperar a una nueva generación de personas, y ocultarlas de las autoridades,
para que cuando crezcan los nuevos habitantes, puedan destronar a este vil personaje.
(...)
De las pocas páginas que pude leer, solo mencionaban como hacer tal o cual cosa.
Nunca pude saber si el libro era una novela, un cuento de ficción o alguien que lo
escribió para divertirse un rato.
Lo que si se es que solo encontré edificios destruidos por el viento y la fuerte lluvia
que según parece no terminaba más.
Encontré algunos cuerpos, y muchos otros con cuchillos y estacas clavadas en su cabezas.
Una vez más pense en el libro, pero no creí que lo que se dijera ahí fuera verdad.
No quise seguir recorriendo mas este sitio por temor a que en verdad existiera ese rey, y
me sacara toda mi imaginación, que por suerte es mucha.
Mi limón ya estaba quedándose sin jugo, así que decidí volver. |