La historia del
león y el espejo.
"El león primero descuartiza a su víctima,
después bebe la sangre comiendo el corazón y deja los
restos para los zopilotes. Nada hay que pueda contra la fuerza del
león. No hay animal que se le enfrente ni hombre que no le
huya. Al león sólo lo puede derrotar una fuerza
igualmente brutal, sanguinaria y poderosa."
-¿Y cuál es esta fuerza tan grande para derrotar al
león?
" Sólo el propio león podía derrotar al
león."
"Cuando entendimos que sólo el león podía
derrotar al león empezamos a pensar en cómo hacer para
que el león se enfrentara consigo mismo. Los viejos más
viejos de la comunidad dijeron que había que conocer al
león y nombraron a un joven para que lo conociera."
"Subieron al joven a lo alto de una ceiba y al pie de ésta
dejaron una ternera amarrada. Se fueron. El joven debía
observar lo que el león hacía con la ternera, esperar a
que se fuera y regresar a la comunidad a contar lo que había
visto. Así se hizo, el león llegó y mató
y descuartizó a la ternera, después se bebió su
sangre comiendo el corazón y se fue cuando ya los zopilotes
rondaban esperando su turno.
"El joven fue a la comunidad y contó lo que vio, los viejos
más viejos pensaron un rato y dijeron: 'Que la muerte que da
el matador sea su muerte', y le entregaron al joven un espejo, unos
clavos para herraje y una ternera.
"Mañana es la noche de la justicia", dijeron los viejos y
se regresaron a sus pensamientos.
"El joven no entendió. Se fue a su champa y allí
estuvo un buen rato mirando el juego. Allí estaba y
llegó su padre de él y le preguntó qué le
pasaba; el joven le contó todo. Su padre del joven
quedó en silencio junto a él y, después de un
rato, habló. El joven sonreía mientras escuchaba a su
padre.
"Al otro día, cuando la tarde ya se doraba y el gris de la
noche se dejaba caer sobre las copas de los árboles, el joven
salió de la comunidad y se fue al pie de la ceiba llevando a
la ternera. Cuando llegó al pie del árbol madre,
mató a la ternera y le sacó el corazón.
Después rompió el espejo en muchos pedacitos y los
pegó en el corazón con la misma sangre, después
abrió el corazón y le metió los clavos de
herraje. Devolvió el corazón al pecho de la ternera y
con estacas hizo una armazón para mantenerla en pie, como si
estuviera viva. Subió el joven a lo alto de la ceiba y
allí esperó. Arriba, mientras la noche se dejaba caer
de los árboles al suelo, recordó las palabras de su
padre: 'La misma muerte con la que el matador lo morirá'.
"Ya la noche era toda en el tiempo de abajo cuando llegó el
león. Se acercó el animal y, de un salto, atacó
a la ternera y la descuartizó. Cuando lamió el
corazón, el león desconfió de que la sangre
estuviera seca, pero los espejos rotos le lastimaron la lengua al
león y la hicieron sangrar. Así que el león
pensó que la sangre de su boca era la del corazón de la
ternera y, excitado, mordió el corazón entero. Los
clavos de herraje lo hicieron sangrar más, pero el león
siguió pensando que la sangre que tenía en la boca era
la de la ternera. Masticando y masticando, el león más
y más se hería a sí mismo y más sangraba
y más y más masticaba.
"Así estuvo el león hasta que murió
desangrado.
"El joven regresó con las garras del león como
collar y lo mostró a los viejos más viejos de la
comunidad.
"Ellos se sonrieron y le dijeron: 'No son las garras las que debes
guardar como trofeo de la victoria, sino el espejo'.
Fin, o tan - tan.