Sabias narraciones.

 

En la antigua Grecia, existió un sabio llamado Esopo. La gente lo buscaba para pedir su consejo y lo escuchaba con mucho respeto. Como él conocía la naturaleza humana, sabía que a la gente no le gustaba escuchar regaños, por eso sus consejos los daba narrando breves anécdotas. Las desgracias e infortunios que sufrían los personajes de sus narraciones eran los mismos que hacían sufrir a las personas que le pedían consejo. A estas sabias narraciones se les llama fábulas. Esopo fue el precursor de otros famosos fabulistas que vivieron en diferentes épocas, como Fedro, Tomás de Iriarte, Félix María Samaniego y el francés Lafontaine.

He aquí algunas fábulas de Esopo.

 

El pastor mentiroso.

Cierto pastor que apacentaba sus ovejas en el monte, se divertía alarmando a los labradores diciendo que venía el lobo y pidiéndoles socorro. Acudían todos, y al ver que no era cierto, regresaban a su trabajo. Por último, se dieron cuenta de que el pastor se burlaba de ellos. Sucedió, sin embargo, que una vez se presentó el lobo de verdad, entró en su rebaño y causó considerables destrozos, porque a pesar de los gritos de auxilio del pastor, nadie quiso moverse, creyendo que se trataba de otra burla.

La mentira siempre produce sinsabores, y al mentiroso nadie le cree por más que diga la verdad.

 

¿Quien le pone el cascabel al gato?

Habitaban unos ratoncitos en la cocina de una casa cuya dueña tenía un hermoso gato, tan buen cazador, que siempre estaba al acecho. Los pobres ratones no podían asomarse por sus agujeros, ni siquiera de noche. No pudiendo vivir de ese modo por más tiempo, se reunieron un día con el fin de encontrar un medio para salir de tan espantosa situación.

- Atemos un cascabel al cuello del gato - dijo un joven ratoncito -, y por su tintineo sabremos siempre el lugar donde se halla.

Tan ingeniosa proposición hizo revolcarse de gusto a todos los ratones, pero un ratón viejo dijo con malicia:

- Muy bien, pero ¿quién de ustedes le pone el cascabel al gato?

Nadie contestó.

Es más fácil decir las cosas que hacerlas.

 

El perro envidioso.

Cierto perro muy envidioso se acostaba en un pesebre lleno de paja, y cuando venían los bueyes al establo no los quería dejar comer. Un día, se acercó un buey para tomar un bocado de paja, pero el perro se puso furioso, ladrando y enseñando los dientes.

- Bestia envidiosa - le dijo el buey -. ¿Tan malo eres que ni siquiera permites que me aproveche de lo que el amo destina para nosotros y que a tí no te sirve de nada?

Dejemos que los demás aprovechen lo que a nosotros no nos hace falta.

 

 

Las fábulas:

En las fábulas es frecuente que se personifique seres de la naturaleza. Personificar quiere decir dar características del ser humano a los animales y a las cosas. Por ejemplo, en una de las fábulas de Esopo está personificado un ratoncito que aveces dice las cosas sin pensar demasiado.

 

Las moralejas y los refranes:

Las refranes son expresiones ingeniosas que, al igual que las moralejas, se usan para dar una enseñanza, un consejo o una opinión sobre como comportarse en alguna situación. Se utilizan tanto, que ya forman parte de la manera de hablar de las personas. Los niños las aprenden de los grandes, y así se transmiten de padres a hijos.

  

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