Umiña 6
- Mayo/Junio de 1997Umiña: Deidad Inka de dos cabezas, con la de adelante mira el pasado, al que fue, con la de atrás mira al futuro, a lo que vendrá
E
s una publicación de SUR, Centro de Educación Popular, Asesoría e Investigación.sumario
*editorial "Existe otro mundo, pero está en éste" "...proponer y proponernos caminos que nos acerquen a los sueños..." |
* noticias de ayer: La internacional: "...Ni esclavos ni hambrientos habrá..." |
* coyuntura: : Medina-Rodríguez-Salicrú: "De tibiezas y fogones" "...¿cómo conciliar urgencias electorales con políticas de ajuste?..." |
* entrevistas: María Teresa Basilio Sonia Rodríguez y Mariana Laprida: "No hay capitalismo triunfante" "...está la necesidad de enfrentar al sistema en todos lados, en la fábrica, en la legislación, en todos los aspectos que tienen que ver con la estructura de dominación..." |
* política: Cutral-Có: "Carta de los fogoneros en Plaza de mayo" "..sólo tienen trabajo de espaldas encorvadas, que producen pensamientos encorvados y decisiones encorvadas..." |
* Resistencia Madres de Plaza de mayo: "resistir es vencer" 1968 Mayo Francés: "noticias del mes de mayo" |
* memoria histórica: Túpac Amaru: 18 de mayo de 1781 es asesinado Túpac Amaru "...nadie puede esperar casa, hacienda o esplendores..." |
* educación popular: Alvaro Javier Di Matteo: Paulo Freire: Aportes "...La educación es una práctica de naturaleza política..." |
* crónicas: Colectivo de redacción: Violencias "Tres vidas humanas y catorce terroristas..." |
* perspectivas: Marcelo López: "Los caminos de la Revolución en tiempos de posmodernismo" "...nada hicimos para contrarrestar la falta de solidaridad, no generamos ninguna propuesta para la inacción..." |
* debates: El mal estado, en mal estado César Po, "Estado Imperial y Globalización" "..La utopía de un estado nacional autónomo es sepultada por la expansión capitalista. Así como la fuerza y el rol de las burguesías nacionales y su estatus dentro del sistema de alianzas del bloque hegemónico de poder ." |
* poesía: Marcos: La dignidad rebelde "...Para todos la luz, para todos todo, para nosotros la alegre rebeldía, para nosotros nada...." |
* debates: El mal estado, en mal estado Gregorio Maximof: "Estado y dominación" "La vieja solución planteada en términos de que la justicia económica, la desaparición de la propiedad privada, deviene en desaparición de las formas de opresión política no parece tan transparente. No ha sido comprobada históricamente, sino más bien puesta en duda..." |
Staff: Colectivo de Redacción: Javier Salicrú, Javier Di Matteo, Jorge Fernando Medina, Sonia Rodríguez, Mariana Laprida, Andrea Medina, Emiliano Cucciufo, Marcelo López, Farnando Marciano. Agradecimientos: Gregorio Maximoff, César Po, María Teresa Basilio. |
Existe otro mundo, pero está en éste
CortázarYa había comenzado la impresión de esta revista cuando recibimos la noticia de la muerte de Paulo Freire. Rápidamente se descartó la posibilidad de modificar una de las notas, que trata sobre él y su trabajo. Es una nota que lo retoma pensándolo actual, necesario, útil. Recupera elementos de su pensamiento que nos parece del todo vivo. Pero Freire no es sólo un pensador. Además de ser uno de los grandes pensadores latinoamericanos, Freire actuó, estuvo.
Estuvo en el Chile de Allende, en los procesos de liberación africana. Estuvo en Nicaragua y Grenada. Luego del fin del exilio, ya en Brasil, participó de la fundación del PT y tiempo después trabajó para la administración petista de San Pablo.
A lo largo de su vida se mantuvo en contacto con educadores y militantes sociales. Escribió mucho, y de sus últimas publicaciones poco se sabe en Argentina. Una recorrida por los títulos de sus trabajos nos encuentra con los términos "oprimido", "libertad", "esperanza", "pregunta", "conflicto", diálogo", "liberación". Como claves de su pensamiento antidogmático, dijo que la educación liberadora debía ser distinta de la educación disciplinadora: en sus contenidos y en sus formas. Y que lo mismo valía para la política. Dijo que los procesos revolucionarios debía cimentarse en el pueblo, que este debía ser protagonista. Y que lo mismo valía para la educación. Propuso la coherencia como presupuesto ético y como programa político y pedagógico.
Mantuvo una posición de izquierda en un lapso de tiempo caracterizado por los vaivenes y los arrepentimientos. Quizá la figura intelectual más contrastante con la suya, sea la de otro brasilero: Fernando E. Cardozo. Figura de adaptación y posibilismo. De oportunismo. Freire mantuvo una posición de izquierda, crítica y clara, a pesar de las coyunturas y los descreimientos, y que expresó por escrito y en forma práctica. Nunca tuvo un discurso triunfalista, pero jamás convocó al quietismo, a la inacción. Tuvo el valor de contaminarse con los errores y los aciertos del pueblo. Tuvo el valor de inventar, otra vez, intelectual y prácticamente.
Antes de ser modificada, esta editorial, en síntesis, expresaba nuestra intención de abrir propuestas de debate, para lo que colaboran en esta oportunidad los compañeros Po y Maximof, poner en común experiencias y perspectivas, en este caso con la ayuda de María Teresa Basilio, formular preguntas, expresar indignaciones, festejar rebeldías. Intención que creemos se refleja a lo largo de la revista. Proponer y proponernos caminos que nos acerquen a los sueños. En fin, esta editorial expresaba nuestra intención de imitar a Paulo Freire.
…de tibiezas y fogones
Por Jorge Medina, Sonia Rodríguez y Javier Salicrú:Esta nota es continuación de una serie de artículos, que vienen tratando el problema de la coyuntura, como escenario a partir del cual pensamos nuestra inserción militante. Sobresalen en este caso, algunas reflexiones acerca del conflicto de Cutral-có y Plaza Huincul y otras relativas a algunos aspectos del funcionamiento del bloque de poder en este año electoral.
Cuáles son, hoy, los conflictos centrales a los que debe responder "el mal gobierno"?
Sin ánimo de clasificarlos, nos parece bueno distinguir al menos dos frentes, que se presentan como los grandes bloques de preocupaciones. Un frente interno, o el problema del consenso electoral. Un frente externo, o el problema del país.
El frente interno es el de la lucha entre diferentes fracciones del PJ, en el marco de los procesos electorales del 97 y el 99. No hablamos únicamente de fracciones que disputan "la cabeza" del movimiento, sino también de la ardua pelea por los cargos de segunda línea (para ver quién es más capaz de senadurías, diputaciones, intendencias y perversiones).
En los viejos tiempos, las internas de poder marcaban confrontaciones entre diversos sectores de la burguesía, diferentes articulaciones con el capital internacional y con las clases subordinadas (sindicatos, organizaciones populares, etc.). En este caso no se pone en juego ninguna alternativa de gobierno, ni otra articulación con el poder económico, ni ninguna modificación de las políticas sociales. Pero aún así, no se trata de una disputa menor. Tiene consecuencias en el plano ideológico, en el terreno de los discursos, y consecuencias en el plano de gobierno, en las acciones que se concretan. Tiene consecuencias en el segundo frente, en el frente externo.
Justamente, uno de los problemas más difíciles de resolver (sino el único desde la perspectiva del poder) es ¿cómo conciliar urgencias electorales con políticas de ajuste? Sobre todo cuando existen presiones desde los organismos financieros para que el ajuste crezca.
En la resolución de ese problema se encuentra, por ejemplo, la cuestión de la represión. Se hace necesario, para el gobierno, postergar la represión en tiempos electorales. Si bien está claro que la represión es eje fundamental de la política actual, como lo mostró el caso de Neuquén, no es menos cierto que tiene límites claros en determinadas situaciones. Esto también lo mostró Neuquén: el conflicto se resolvió por medio de las conseciones del gobierno y de YPF, no por la represión. Más aún, la represión jugó contra el gobierno, aumentando la legitimidad de las demandas de la gente de Cutral-Có y Plaza Huincul en el plano nacional.
Un paréntesis se hace necesario: De algún modo el conflicto de Neuquén muestra un camino y representa la primer derrota de ese discurso que dice: "hagan paros, marchas, pero no van a cambiar mi posición". La resolución del conflicto de Cutral-Có ha sido vista y analizada, en muchos casos, como anestesia para el conflicto, como triunfo del gobierno que aplaca el descontento. Pero Cutral-Có es más que eso. Es convocatoria a la protesta, y una de las primeras insinuaciones de que luchando se consigue algo. En el terreno de las representaciones significa que luchar tiene sentido, lo que aparece concretamente, hecho cuerpo, en Tartagal.
Queda todavía por descifrar si las concesiones del gobierno se deben únicamente a la coyuntura pre-electoral, o pueden explicarse, en parte, como la emergencia de una estrategia de lucha realmente efectiva, en el sentido de que contrarresta la lógica habitual del gobierno y establece, parcialmente, las reglas de juego.
Estamos de lleno, ya, en el conflicto externo. En ese encarnizado empeño del gobierno en jodernos a todos (tan encarnizado como la interna del PJ). El empeño se caracteriza, sobre todo, por la necesidad de ajustar en el plano nacional, con la novedad de la exigencia de profundizar, más todavía, los ajustes provinciales, por parte de una nueva comitiva del FMI. Decimos novedad con alguna razón. La política de ajuste aplicada por el PJ desde la llegada al poder es esencialmente la misma. Las novedades consisten en la repetición de la ortodoxia. Y el programa repetitivo nos está cansando. Si existen cambios en la política de ajuste, son los que ésta genera sobre las formas de pensar y de actuar de la gente.
Las preocupaciones fundamentales de la gente, que atraviezan distintos sectores de las clases subordinadas, parecen ser sustancialmente dos: la corrupción y la desocupación, características intrínsecas del modelo de ajuste. Y parece ser que, además, lo que se está descubriendo es la ligazón entre el programa político y estos fenómenos, que el gobierno, por todos los medios, intenta teñir de casualidad. Sostiene que la corrupción se debe a elementos desviados moralmente, cuando no hay forma de implementar una política de destrucción sin mercenarios. Sostiene que la desocupación es pasajera e inesperada, cuando constituye uno de los pilares de las políticas monetaristas, de mercado libre, y un indicador de que han hecho bien las cosas. Tampoco cierra, en el plano del imaginario popular, el fetiche de la flexibilización. Está claro que ya no resuelve nada, que el desempleo sigue estando ahí.
Respecto de la corrupción, se va haciendo más notorio que trasciende a los funcionarios. Las mafias alcanzan a empresarios, y a los delincuentes comunes. Delincuentes políticos, delincuentes económicos (legales y clandestinos), delincuentes comunes: Duhalde- Bernasconi-Yabrán-Coppola-Pepita la Pistolera, and co.
Ya en otro plano, las diferentes formas de lucha reivindicativa están alcanzando mayores niveles de legitimación. Esa legitimación crece todavía más cuando las luchas aparecen desligadas de los aparatos políticos y gremiales. Los positivo de este último punto, radica entre otras cosas, en la unidad del discurso y las acciones que se dan los sectores en conflicto: Otra vez Neuquén: está claro cuál es el problema, está claro qué busca esa asamblea, el afectado dice lo que tiene que decir, no discursea, todos votan.
El conflicto docente también goza de legitimidad y consenso. Nadie discute si los reclamos salariales son justos, el discurso de oposición a la ley federal encuentra eco en padres y alumnos que no saben muy bien cuál es su insercion en el "nuevo" sistema educativo. ¿Por qué no se resuelve?. La unidad del discurso con la acción es al menos oscura. Frente a un discurso que rechaza la ley, los propios docentes la siguen aplicando en las escuelas, mientras algunos de ellos, sus dirigentes, ayunan, bicicletean acompañados de los dirigentes de los partidos políticos tradicionales (esos mismos dirigentes desprestigiados en todas las encuestas, charlas de café, sobremesas familiares, puebladas, etc.). Además lo que está en duda es el método de lucha, la eficacia de este método de lucha.
Mientras en Cutral-Có el pueblo entero (hombres, mujeres y niños) participaron activamente, poniendo el cuerpo (en la lucha) y la cabeza (en las asambleas) en la búsqueda del triunfo de sus reivindicaciones, el gremio docente sigue metodologías posmodernas, mediaticas dando vueltas alrededor de generar un consenso ya existente y no se deciden a plantear la pelea frontal. Y ésto obedece a que la lucha la llevan adelante dirigentes político-gremiales que participan de una estratégia que no cuestiona el sistema, ni siquiera el modelo y que apuestan a una variante dentro del mismo (Frepaso, UCR, etc.)
La resolución del conflicto docente en Neuquén fue distinta. Paro total, movilizaciones masivas (20.000 docentes en las calles de Neuquén no es la misma proporción que 20.000 docentes en Plaza de Mayo), dirigentes no comprometidos con los partidos tradicionales, participación en la toma de decisiones en asambleas masivas y resolutivas...
Otro elemento a destacar, que empieza a tener peso en el imaginario popular, es el carácter foráneo de las políticas que se están aplicando. Posiblemente, esta crítica esté enunciada sobre todo por las clases medias, pero atravieza a todos los sectores y connota cosas muy diferentes: desde cuestionamientos de corte nacionalista hasta la reactivación del discurso antiimperialista.
Pero claro está, hay algo que cada vez más caracteriza a la subjetividad popular. Se trata de la ausencia de un discurso de referencia, que integre las críticas, las broncas, que el discurso oficial ya no puede absorver y que cada vez absorve menos. Ese discurso de referencia no existe, así como no existe un sujeto político de referencia.
Para lo que nos queda de este año electoral, es muy posible que el discurso político se torne más cuestionador y aumente los decibeles de crítica, y ésto incluso desde el radicalismo y el frepaso, que deberán diferenciarse y establecer un ellos o nosotros en base a los parámetros de la "audiencia": y los parámetros de la audiencia son parámetros de indignación, de bronca, de queja.
¿Seguirán planteando que la flexibilización es necesaria, que hay una flexibilización "buena" y una flexibilización "mala"?, ¿que la corrupción es una "desviación moral"?, ¿O desenmascararán que ambas son inherente al neo-liberalismo, en cualquiera de sus variantes (socialdemócrata, conservadora, laborista, etc) con las consecuencias que hoy estamos viviendo, y que viviremos "aggiornadas" si no hay un cambio de sistema?.
De ningún modo estamos diciendo que nos vayamos a encontrar con un Chacho que convoque a revueltas populares, ni con un Terragno con molotov, pero de algún modo deberán capitalizar el descontento "del electorado".
Seguramente veremos surgir discursos mas radicalizados, dentro de los márgenes del "discenso democrático" en cada interna.
Si bien hasta aquí hemos considerado muy superficialmente los elementos que contituyen la subjetividad popular, nos animamos a ir anotando algunas cuestiones que podrían ser instrumentadas desde una perspectiva de izquierda.
Se ha planteado que la ausencia de un discurso articulador de la queja y del descreimiento está ligada a la ausencia de un sujeto político que articule. Nuestro reiterado anhelo de un frente social alternativo, de la muy conocida unidad en la acción, ese frente y esa unidad, requieren también de un discurso que unifique los conflictos que se llevan adelante. Y ese discurso debe ser movilizador y por tanto, debe partir de los elementos cuestionadores que el pueblo está generando, sin la mediación de ningún iluminado. Movilizador, con capacidad de convocar políticamente, de formular propuestas que incorporen las demandas populares y las orienten en un sentido transformador, con capacidad de convocar programáticamente, es decir, convocar a acciones posibles y viables. No se nos entienda como posibilistas: convocar a la huelga general puede ser parte de un discurso programático, pero en realidad es parte de un discurso posmoderno, autosuficiente, autocomplaciente, y, a fin de cuenta, irrealizable. Afirmar que el corte de ruta de Cutral-Có y Plaza Huincul debía continuar hasta "que se nacionalice el conflicto" parece ser un discurso programático, pero no es más que un deseo que va por un camino distinto del la realidad. Sólo podría ser programático en otro país o en otro tiempo.
Ésto ya es parte de otro problema, que excede la cuestión discursiva. Es el problema de la izquierda para entender qué está pasando, para dejar de lado lo deseable y actuar sobre lo real. No es, definitivamente, un problema psíquico, sino más bien, el problema central de la izquierda actual: andar diciendo cosas y no estar estando en ninguna parte. Sostener que la coyuntura nos fragmenta y cuestionar las luchas que no trascienden el fragmento como traición de los dirigentes, como manipulación por parte del poder, como falta de conciencia. Sucede entonces, que a la hora de proponer, por ejemplo "qué hacer en una pueblada", se deja de lado todo el análisis previo que nos habla de los límites de esas formas de lucha: el materialismo dialéctico es dejado de lado para dar paso a la neurosis: "hay que seguir hasta el final". ¿Hasta el final de qué?
¿O se espera que una pueblada solucione lo que la izquierda no solucionó y no parece ocupada en solucionar durante tanto tiempo?
Carta Abierta de los Fogoneros de Cutral-Có.
Leída el 30 de abril en Plaza de Mayo, en el aniversario de las Madres.
Dinastía y dictadura de los Sapag. Los gobiernos del Movimiento Popular Neuquino, por 35 años siempre han gobernado y apoyado a los gobiernos de turno, principalmente, a las dictaduras militares. Hoy el gobierno represor de Menem, Corach, Felipe Sapag, los intendentes Martinasso y Pérez, los ministros Jalil, Ferracciolli, Silva..., los diputados nacionales y provinciales como Vaca Narvaja, los jueces Tremis y Martínez que firmaron para que la gendarmería reprima, para que la policía provincial reprima a un pueblo que se unió para pelear por sus derechos. Nosotros no creemos en los políticos ni en los sindicalistas, ellos no nos representan y han traicionado nuestras luchas. Ellos no nos representan porque cuando nosotros decimos al hambre basta, ellos dicen "pobrecitos".
Somos un pueblo sin líderes ni partidos que nos digan lo que tenemos que hacer. Hablan de democracia ¡ésto es democracia!, cuando todavía las Madres exigen justicia para los torturadores y asesinos de sus hijos. Porque en este país se ha indultado a los militares represores. Ellos caminan libremente por las calles y los desocupados caminan perseguidos por las calles.
Nuestra tierra está llena de riquezas que se explotan para beneficio de los poderosos, de las multinacionales que se llevan todo para afuera. Mientras tanto, nuestros pueblos explotados se empobrecen cada día más. Cutral-Có y Plaza Huincul son comarcas petroleras y gasíferas ¡¿Cuánto se han llevado los señores de nuestras tierras y cuánto han contaminado nuestras tierras?!.
Cuando este gobierno represor privatizó YPF, cuando le regaló a los yanquis y canadienses nuestra principal fuente de trabajo, nos entregó a la miseria, al hambre, a la desocupación. De 50.000 habitantes somos más de 10.000 los que estamos desocupados, en medio de desierto; donde no hay nada. Donde no hay agua, donde el viento arrasa a 150 km por hora, pero es aliento que reaviva la lucha como también reaviva la llama de los fogones. Nosotros tenemos la sangre de la gente de la tierra, la fuerza de los mapuches que no se arrodillan ni se doblegan ante los pies del monarca. Supimos resistir, alguna vez la invasión imperialista: la de los bravos incas. Otra vez, lo hicimos y lo volveremos a hacer. El aliento de resistencia de Caupolicán y Lautaro viaja en el viento. No nos doblegaremos ante vergonzantes y tiranas investiduras, mucho menos, ante las fuerza armadas y sotanas de este sistema represor. Así nuestras luchas cabalgan el honor y no el oportunismo político.
Los agentes del "orden", la gendarmería nacional, la policía provincial de Neuquén y el ejercito argentino nos asesinaron a dos ciudadanos: Omar Carrasco y Teresa Rodríguez. El sábado 12 de abril, la gendarmería reprimió a nuestros pueblos durante 10 horas y nosotros "guerreamos" con nuestras armas (las gomeras y las piedras). Ellos creyeron que nos iban a espantar pero el miedo se veía en sus pupilas. No en las nuestras. Nosotros hicimos carne esa frase histórica de que "el pueblo unido jamás será vencido". Los cobarde milicos escudados en su armamento vinieron a dejar un precedente, porque en la primera pueblada no pudieron descargar su arsenal. Se tuvieron que ir con ira puesto que conocieron la auténtica bravura que es la del pueblo luchando, pero volvieron con la sangre en sus ojos a reprimir a cualquiera. Apalearon a niños, jóvenes, adultos y a la prensa. Detuvieron menores, penetraron en nuestros hogares. Se llevaron detenidas a muchas personas: que hoy siguen con sus causas abiertas, presos en sus hogares. No queremos persecuciones para los que luchamos, ni ser perseguidos con procesos y amenazas, como sucedió en la primer pueblada. Aún hoy hay vecinos que siguen con procesos de la pueblada pasada. Es delito el corte ruta cuando afecta los intereses de las grandes empresas. Pero quién comete delito, ¿el que pelea por su tierra o el que vende la tierra?.
Nosotros consideramos que los ciudadanos que fueron detenidos por el corte de la ruta 22 son presos políticos o ¿es qué luchar y cortar la ruta por trabajo, más educación, salud y justicia transparente es un delito?.
Sabemos que esta lucha es un resurgir del Mariciweu, proclama guerrera que significa "mil veces triunfaremos", de nuestra herencia mapuche. Los levantamientos de nuestros pueblos han logrado echar en dos oportunidades a los gendarmes, pero no logramos despojar a Cutral-Có y Plaza Huincul de las superficiales soluciones que nos presenta el gobierno.
El hambre, la decadencia de los hospitales públicos, la falta de educación y la desocupación son las razones que nos han endurecido para luchar y resistir ante el gobierno y las empresas que super-explotan a nuestra gente por limosnas. Subsidios de 150 pesos cuando un kilo de carne cuesta 5 pesos con cuarenta. Y las tarifas del gas más elevadas del país. ¿Qué pretenden los Señores? ¿que comamos tierra?.
Hoy continúan los subsidios y los trabajos temporales: pintar cordones, sacar yuyos, destapar cloacas, barrer calles, y en algunos casos limpiar las casas de los funcionarios. ¡No queremos ésto! porque es la capacitación que figura en los discursos del gobierno para seguir sosteniendo a una clase, que esclaviza. Lejos está la juventud, con este tipo de capacitación de lograr pensar en un futuro de superación, cuando sólo tienen trabajo de espaldas encorvadas, que producen pensamientos encorvados y decisiones encorvadas, cuesta volver a la posición primera, lleva su tiempo pero anticipamos ese tiempo. Somos miles. Tenemos que erguir nuestros cuerpos para elevar la vista al horizonte, puesto que no podemos seguir con la mirada clavada en el suelo.
Los subocupados y los desocupados somos la fuerza bruta, movilizadora. La fuerza de la piedra disparada que certera golpeó las pulidas cúpulas, cúpulas lustradas ¿por quiénes? sino por nosotros, pero no tarde nos damos cuenta de que hemos lustrado demasiados escudos ajenos, demasiadas bóvedas ajenas. Esta vez, muy concientes ¡los combatiremos! ¡los haremos mierda!.
Organización. Nuestra organización depende de nosotros mismos y de que una vez por todas esa idea que viaja en una piedra cale hondo en la piel de cada persona que lucha por su dignidad. Por ésto ¡los convocamos!. Que esta piedra sea el símbolo de lucha, que mientras haya una, habrá dignidad, dureza para reclamar lo que le corresponde a un hombre para vivir honestamente. Marciweu, Marciweu, Marciweu.
30 de abril de 1997.
Cutral-Có y Plaza Huincul.
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18 de mayo de 1781: es asesinado Túpac Amaru
Túpac Amaru
El movimiento tupamarista es la rebelión social más grande de la historia colonial de América y su programa en este aspecto es desde el primer momento claro y definido. En su carta del 15 de noviembre de 1780 al cacique Diego de Chuquiguanca, lo formula Túpac Amaru con las siguientes palabras: "Tengo comisión para extinguir corregidores en beneficio del bien público, en esta forma que no haya más corregidores en adelante, como también con totalidad se quiten mitas en Potosí, alcabalas, aduanas y otras muchas introducciones perniciosas".
A su vez Bernardo de la Madrid, que inicialmente fue prisionero de Túpac Amaru, luego su embajador y después lo traicionó, informa que al estallar la rebelión su jefe mandó pregonar que daba orden de quitar repartimientos, obrajes, alcabalas, aduanas, mitas de Potosí y estancos de tabaco. De modo que uno de los postulados básicos de la rebelión fue la eliminación de las primitivas manufacturas textiles tan odiadas por los indígenas. Refiere un documento fechado el 12 de noviembre, es decir ocho días después del Grito de Tinta, que el inca mandó abrir en su presencia el obraje de Pomacanchi, mandó que se pagara a los operarios lo que el dueño les adeudaba y los bienes restantes los repartió entre los indios. Su propósito era arrasar con todos los obrajes.
Cabe destacar que en el aspecto social no se nota la disparidad, tan característica en la faz política, entre los fines confesados y las finalidades perseguidas por el jefe rebelde. En el bando real de Túpac Amaru II se formulan los mismos postulados que en los principios de la rebelión. Para nuestro asunto tiene interés el siguiente trozo de un poema colonial de procedencia española, en la cual se formula con una plasticidad sorprendente los fines sociales de los indios:
Nos hicieran (los victoriosos indios) trabajar
del modo que ellos trabajan
y cuanto ahora los rebajan
nos hicieron rebajar.
nadie pudiera esperar
casa, hacienda, ni esplendores
ninguno alcanzara honores,
todos fueran plebeyos
fuéramos los indios de ellos
y ellos fueran los señores.
VIOLENCIAS.
"El saldo del operativo para la libertad de los rehenes fue un éxito. Sólo tenemos que lamentar la pérdida de tres vidas humanas. Los rehenes están sanos y salvos... Los catorce terroristas han muerto."
Con este discurso Fujimori anunció a la Televisión el fin de la crisis por la toma de la embajada de Japón en Lima.
Enfundado en un chaleco antibalas, cuando ya no había balas de que protegerse, paseándose entre los muertos y posando para las fotos como si fueran trofeos de caza.
"Tres vidas humanas y catorce terroristas...".
La justificación de la represión militar, una vez más, niega la condición humana del enemigo, para ejercer la barbarie, la tortura, la muerte.
Ellos, "humanos", mantienen en cautiverio a los presos políticos enterrados vivos en "pozos" sin ventilación, ni luz, ni contacto con el exterior, por años...
Estos presos no son inocentes. Son culpables de luchar contra el autoritarismo, la miseria, la explotación. Son el pueblo, los luchadores sociales, víctimas del sistema vigente. ¿Con quiénes se llenan las cárceles en latinoamérica.? ¿Acaso con jueces truchos, funcionarios coimeros, humildes carteros...?
Los otros, "terroristas" (menos que humanos), toman la embajada y los rehenes para lograr la libertad de los presos políticos, fin de la represión, y espacios para la participación política.
Los rehenes no son inocentes. Son culpables de la represión, de los negociados. Son los empresarios, funcionarios, asesores, y beneficiarios de la dictadura fujimorista. ¿Quiénes concurren a las festicholas en las embajadas.? ¿Acaso los obreros de la construcción, amas de casa, remiseros ...?
Los "terroristas" en la situación límite entre la vida y la muerte de los rehenes, optan por la vida. No matan a sangre fría. Ningún rehén sufrió lesión alguna por parte de los emerretistas. El único muerto lo fue por balas del ejército.
Frente a la violencia, en una sociedad militarizada y represiva, dos éticas.
La masacre versus la coherencia.
La muerte versus la vida.
Por estas pampas Carlo dijo: "Yo hubiera hecho lo mismo". Días antes condenaba la violencia "presubversiva" de los docentes, fogoneros y del pueblo de Cutral-Có, y enviaba a la gendarmería para asesinar a la "terrorista" Teresa Rodríguez. Con mucha TV y sin chaleco antibalas.
¿...contra toda forma de violencia...?
Estado Imperial y globalización
el mal estado, en mal estado
por César PoContinuamos con la propuesta de abrir puertas para el debate sobre los temas claves del movimiento popular, iniciada con las notas ya publicadas en los dos numeros anteriores sobre la violencia, escritas por el compañero Andrés Rojas, desde una perspectiva libertaria. En este caso el tema central es el Estado, de imprescindible análisis para cualquier estrategia de cambio.
Las dos notas expresan abordajes desde diversas pespectivas, persistiendo en nuestra intencion editorial de abrir interrogantes (decimos: "Cuando teníamos todas las respuestas, nos cambiaron las preguntas"), romper dogma-tismos y actualizar debates, por lo general encerrados en lo panfletario y lo ideologista que no siempre reciben un análisis crítico de los militantes.
Estos escritos no agotan el tema del Estado, queda pendiente aún profundizar sobre Estado y Clases Sociales, Estado y Procesos de Cambio, y otros ejes. Además es nuestra intención continuar en sucesivos números con el tema del Estado Reformado, la Construcción del Consenso, las Alternativas Organi-zativas, la Violencia, el Cambio en el Imaginario Popular, Estado, Individuo y Autonomía, etc.
Decía Althusser que la grandeza de Marx no estaba tanto en haber encontrado las respuestas adecuadas sino en haber sabido plantear las preguntas indispensables. Lo que él llamó un corte epistemológico. Luego de Marx (de los nuevos interrogantes abiertos por Marx), la ciencia (la filosofía) ya no fue la misma. Se había desplazado la línea del horizonte científico. Seguía habiendo un más allá de ese limite pero ya no estaba tan lejano...
Y es quizás está virtud de Marx la que muchos marxistas y revolucionarios han olvidado.
El fin de siglo nos encuentra inmersos en la más fenomenal expansión del Imperialismo Capitalista de la historia. Frente a la muerte definitiva del socialismo "real" o "posible", de la excusa para el quietismo y el acriticismo. Frente a la deserción masiva de intelectuales y luchadores sociales del campo de batalla.
Ante este panorama se hace imprescindible la reelaboración de muchos presupuestos que a esta altura ya son "medievales".
De nuestro análisis sobre el proceso de globalización y las transformaciones del estado Imperialista surgen estas disgregaciones, estas preguntas, estas incertidumbres. Esperamos que sean motor para un debate que enriquezca las mismas, las amplie, intente darles respuesta desde nuestros diversos ámbitos, desde nuestras diversas pertenencias, desde nuestra utopía en construcción.
Mas allá de una perspectiva sobre el "Estado Nacional" o sea el rol y las funciones dentro de una unidad nacional del estado capitalista, (distribución, represión, instauración de una determinada legitimidad e ideología, diversos tipos de promoción económica, etc) nos encontramos con otro tipo de estructura estatal supra-nacional, El Estado Imperial. Cuyo mayor cambio respecto del estado imperialista pos-colonial (Período 1945/70) no es tanto el refinamiento en las funciones internas sino su extensión jurisdiccional mucho más allá de sus fronteras territoriales.
El Estado Imperial está definiendo nuevas reglas interestatales, nuevos comportamientos dentro del sistema interestatal, borrando definitivamente la tenue línea entre política "interna" y política "externa". Este fenómeno de "interdependencia" se expresa en lo que hoy definimos como globalización.
El estado capitalista opera dentro de nuevas fronteras que no sólo se definen por los espacios geopolíticos-culturales (naciones) .
Los límites de estas fronteras no son los mismos hoy que ayer. Es necesaria una redefinición del alcance y la naturaleza del Estado. Este Estado Imperial actúa sobre las formaciones sociales subordinadas moldeando las estructuras sociales renovadas y haciéndolas funcionales a sus interéses. A la vez, éste, se ve moldeado por las fuerzas de las clases dominantes; por las necesidades del proceso de acumulación vigente.
El desmantelamiento de las alianzas militares de posguerra y de las alianzas económicas con las burguesías nacionales es un distintivo de esta etapa histórica del desarrollo del Estado Imperial. Por lo tanto el sistema de alianzas del tipo Nación/Imperio parecen estar en decadencia.
En el período inmediato post-colonial estas alianzas benefician mutuamente al gran capital transnacional y a las facciones de clase locales por ser un período de expansión basado en el desmantelamiento del sistema colonial. Y permitieron penetrar la estructura social tanto de las naciones emergentes, como de los estados en reconstrucción europeos. Creando conexiones perdurables y sosteniendo a las clases colaboradoras.
Su objetivo fue definir con cada estado un modo de integración (niveles, formas y tipos de adaptación a la división mundial del trabajo.)
Este fue un período de alianzas y cooperación militar.
Hoy nos encontramos con un estado Imperial que redefine las reglas de comportamiento interestatal, así como la función y naturaleza particular de cada Estado nacional. La utopía de un estado nacional autónomo es sepultada por la expansión capitalista. Así como la fuerza y el rol de las burguesías nacionales y su status dentro del sistema de alianzas del bloque hegemónico de poder.
Cualquier política de transformación debe replantearse la "calidad" del estado que pretende revolucionar, a los efectos de no caer en la ilusión de estar disputando el control de la casa, cuando en realidad por lo que lucha es por el control de un pequeño altillo.
Con esto queremos decir que en la medida en que el estado Imperial se ha vuelto mas estado el estado nacional se ha vuelto menos estado.
Una reflexión sobre este tema nos obligaría a replantear desde las políticas de alianzas internas hasta la importancia del tan desprestigiado internacionalismo y los límites de las luchas nacionales aisladas del contexto general de la lucha de clases en el resto del mundo.
En definitiva el Estado Imperial está esencialmente orientado "hacia afuera" (formación, desintegración y reconstrucción estatal de los estados periféricos) y no funciona exclusivamente con una lógica interna propia sino principalmente como creador de las condiciones necesarias para la acumulación a escala mundial.
En el contexto de la acumulación a escala histórica mundial , Estados Unidos surge como la última potencia imperial hegemónica. Por lo tanto las raíces del estado Imperial están allí. Sin embargo el análisis de ciertas tendencias estructurales y operativas mostrarían que su hegemonía puede ser disputada a mediano plazo. Indices de declinamiento relativo de la productividad a largo plazo como consecuencia del debilitameniento del capital no financiero en EE. UU. (crecimiento del capital especulativo, inversiones vinculadas a la renta, etc.). La incapacidad de sostener su posición competitiva, como resultado de inversiones y decisiones de reparto de beneficios que obstruyen la racionalización y la transformación de la capacidad productiva (Educación, Investigación, etc). El costo del mantenimiento del aparato político militar. Y otros.
Japón y Europa (Con Alemania a la cabeza) aparecen disputando el mercado mundial sobre la base de la estabilidad garantizada por los Estados Unidos.
La dualidad del estado (guardián en lo interno e instrumento de expansión en el exterior) refleja jurisdicciones distintas y superpuestas que van generando estructuras (agencias) funcionales a cada una de ellas.
Así internamente, por ejemplo, la Secretaría de Hacienda controla el flujo de dinero dentro del país e instruye a sus representantes en los "bancos internacionales" sobre la forma en la que deben votar acerca de los prestamos referentes al desarrollo capitalista en el exterior.
Es aquí donde el Estado Imperial aparece como fuerza organizadora del proceso de acumulación incorporando los intereses colectivos presentes y futuros del sector más dinámico del capital.
Hoy vemos como las Agencias Internacionales (Banco Mundial, FMI, Unesco, OTAN, Fundaciones, muchas ONG, etc.) parecen desarrollar cierta autonomía del Estado Imperial. Esta apariencia se refuerza por la falta de distinción en el análisis de cuales son las políticas internas (dedicadas a consolidar el consenso en su propio territorio) y cuales las políticas externas (destinadas a administrar el sistema interestatal).
Sin embargo, parece importante dilucidar cuales son los mecanismos de representación que permiten acceder a funciones ejecutivas dentro del aparato estatal, para entender en muchos casos aparentes contradicciones entre política interna y política externa.
El sistema "democrático" de elección de funcionarios vía el voto popular determina estrategias de consenso que difieren parcialmente de las que promueven las Agencias Internacionales. Aún con la marginación del más del 70% de la población de la actividad "electiva" el sistema democrático norteamericano mantiene ciertas restricciones para la aplicación de políticas de estado "internas".
En los estados Imperialistas emergentes (Europa y Japón) los sistemas de representación difieren sustancialmente del norteamericano. En esta distinción podrían verse algunas de las particularidades de las políticas "internas" de estos estados.
En cuanto a los agentes y las agencias que ejercen funciones "externas" dentro de los Organismos Internacionales, su legitimidad proviene tan sólo de la adecuación de los servicios prestados a las necesidades de expansión capitalista. Y en menor medida a la lucha por la hegemonía entre El Estado Imperial dominante y los estados Imperiales emergentes.
De aquí que toda estrategia "nacional" planteada exclusivamente en base a las contradicciones entre "imperialismos" parece destinada al fracaso.
Toda política económica, represiva e ideológica desarrollada por los Organismos Internacionales tiene previamente el consenso de los distintos Estados Imperialistas.
La principal función del estado Imperial Norteamericano es la expansión del capital mas allá de sus fronteras nacionales. En este plan cumple dos funciones esenciales una económica y otra coercitiva. Y por supuesto un función ideológica.
La acción coercitiva se orienta internamente (para homogeneizar su propia formación social) y externamente (gendarme mundial). Esta función es quizás en esta etapa histórica la que no admite competencias de ningún tipo. No hay a la vista ningún estado "emergente" que pueda disputarle la hegemonía del dominio militar y represivo de los Estados Unidos (como se pudo observar en la Guerra del Golfo, el conflicto del Medio Oriente, la expansión de la OTAN, la intervención militar en las diversas guerras civiles en los cinco continentes, la lucha contra el narcotráfico, etc)
La acción económica se orienta fundamentalmente a respaldar los intereses colectivos presentes y futuros del sector más dinámico del capital.
El desarrollo de políticas represivas y económicas requiere el acompañamiento de una fuerte penetración ideológica para la construcción de eslabones socioculturales. Estas son las raíces donde crece el nuevo sistema socio-económico funcional a la división internacional del trabajo.
En este aspecto es importante destacar que la movilización social y cultural dentro de los estados subordinados no es posible sin conflictos políticos, sociales y culturales. El propio proceso de integración plantea serios problemas porque varían sustancialmente la base de los intercambios (materiales y simbólicos) y de la explotación, cambiando la estructura clasista, el régimen político y la ideología de legitimación.
Así la destrucción del sistema de relaciones sociales políticas y económicas genera zonas de exclusión muy importantes en los estados subordinados.
Una gran legión de excluidos del sistema que ya no son el "ejercito de reserva" porque la "velocidad" de la innovación tecnológica y el ritmo de aceleración en el cambio de los patrones culturales los margina en forma definitiva.
Parece importante detenerse en las características y potencialidades de cambio de estos sectores ex-proletarios cuya demanda de inclusión nunca tendrá respuesta efectiva, así como también en los futuros ex-trabajadores en proceso de exclusión.
Además la gran mayoría de jovenes que tadicionalmente eran el recambio laboral hoy aparecen, por mérito del abandono del sistema de educación pública, como dispacitados laborales. Y son paradójicamente quienes más han internalizado, vía mass-media, las pautas culturales conservadoras individualistas y competitivas.
Esta breve descripción tiene como objeto plantear la introducción para una análisis del sistema imperial vigente en contraposición con la visión tradicional del "imperialismo de posguerra" . Además sirve para reparar en sus funciones, el origen de su legitimidad, la importancia de sus transformaciones y la búsqueda de sus debilidades.
GREGORIO MAXIMOFF : "Estado y Dominación"
La retirada del estado
La desaparición de la lógica del estado prestador, universal, empleador, vinculado a las garantías civiles, se ha dado en llamar "retirada del estado". El estado comienza a ocuparse de las llamadas "políticas activas", focalizadas y orientadas a grupos potencialmente conflictivos. Ésto sucede en el marco de la "sociedad de exclusión" cuya característica fundamental consiste en convertir las luchas políticas en luchas ecológicas, ésto es, luchas por la supervivencia de la especie, de la nuestra.
Comparemos, como ejemplo, dos situaciones. Una bandera de lucha de 1974. Convenios colectivos de trabajo a negociarse en cada fábrica. De ese modo, se evita la mediación de la burocracia sindical. Nada más perjudicial a los intereses de los grandes grupos. Hoy son estos grupos los que reclaman negociar los salarios en cada fábrica, ni el más mínimo obstáculo, que no interfiera, ni siquiera, la racionalidad burocrática-sindical, que aumenta los gastos empresariales no sólo por medio de las intermediaciones, sino porque, muchas veces, se les escapa esa vocación regulatoria tan antieconómica ("el trabajador deberá recibir, como mínimo, 1,27 pesos por hora", podría insistir Daer, en un intento desesperado de conseguir una senaduría), tan perjudicial a la libre competencia y a la libre negociación entre acaudalados y hambrientos. Desde la perspectiva de las clases subordinadas, está clara la diferencia entre uno y otro momento histórico, el pasaje de las luchas políticas a las luchas de subsistencia. Este cuadro marca cambios respecto al estado, al menos en su configuración.
¿pero, se ha retirado el estado?
Si, a primera vista y a decir verdad. Un estado fundado en la lógica regulatoria, protectora, no podría mantenerse ajeno a los niveles de explotación con los que nos manejamos. Evidentemente se ha retirado, ha abandonado su actitud social, dejando mayor margen de maniobra al lucro. Por un lado privatiza lo relativo a servicios, y entonces excluye a muchos de los mismos, y por otro, amplia el cartel de negocios disponibles. La educación y la salud, son ejemplos claros de "servicios" que llegan a menos y se vuelven más rentables (o mejor, directamente rentables).
Hemos tenido un estado que, en su mejor momento redistributivo, repartía (casi) en dos, la riqueza del país. Una de las partes le tocaba a los trabajadores. Hoy los números han cambiado, se ha estirado mucho la brecha en lo que toca a la apropiación de la riqueza producida. El pleno empleo tiene mucho que ver con ello y, como política de estado, es uno de los puntos centrales en cualquier discusión acerca de éste. No sólo por los "beneficios" directos para el trabajador (tener trabajo, concretamente), sino también, por ser una plataforma básica para la lucha, al menos en nuestro país. Este punto es discutible, claro. Hay que ver.
René Salamanca, exponente del sindicalismo combativo de los sesenta, conseguía trabajo en una gran firma del cordón industrial "porque quería agitar", y abandonaba para eso el taller donde trabajaba hasta entonces, de poco peso. Pese a los antecedentes, conseguía trabajo. No existe el miedo al despido, que es hoy uno de los disciplinadores fundamentales, que frenan las iniciativas populares.
Seguimos discutiendo en torno del pleno empleo. Algunos teóricos han planteado que éste es responsable del crecimiento de la luchas populares, así como de la baja de la tasa de ganancia de los poderosos. Los sindicatos, aún integrados a la lógica capitalista, van limando las ganancias, poniendo trabas, exigiendo derechos (independientemente de que se trate de un afán reformista, de una búsqueda de legitimidad, etc.). El estado protector, de bienestar, o como lo designemos, es un estorbo mayor, su retirada no es poca cosa. ¿dos, tres, o cuatro dictaduras hicieron falta para "la retirada"?
Es la retirada del pleno empleo y de los servicios públicos. Una retirada que afecta directamente nuestras condiciones de vida.
Y Aún así no. Podemos decir que el estado no se retira. ¡No puedo concebir que el ser no sea y el no-ser sea! insultaba Parménides.
El estado no se retira porque mantiene dos de sus "funciones" centrales, que hacen al lugar que ocupa en el régimen capitalista: mantiene el consenso, y reprime. Organiza la ideología, los modos de entender la realidad, el sentido común, y reprime la protesta, las reivindicaciones, la organización y las iniciativas populares. Actúa sobre las cabezas y sobre los cuerpos.
Pongamos en discusión este punto: no existe la retirada del estado. El estado está. Incluso en el nivel de negociación entre las diferentes clases. Si los grandes empresarios tienen la capacidad de "dejar en libertad las fuerzas productivas" (como planteara Martínez de Hoz), de imponer sus interés, es porque hay una acción de estado orientada en tal sentido. Las leyes laborales, que son una muestra de cómo el estado se retira, son, justamente, medidas de estado, y por lo tanto una muestra de cómo el estado no se retira.
Pero nos interesan sobre todo, considerar las facetas represiva y de consenso del estado. Evidentemente, esto es una cuestión que involucra posiciones teóricas. Se recurrirá a varias iniciativas teóricas.
Primeramente, vale decir que es sumamente difícil diferenciar, al considerar al estado, a) lo represivo y lo ideológico. También es difícil diferenciar b) lo económico de lo ideológico, tanto como c) lo "real" de lo imaginario.
a) ¿qué es la represión?, ¿la acción sobre los cuerpos o sobre esa parte del cuerpo que es la cabeza?. Coerción y amenaza de coerción, decía Gramsci, para explicar una parte central del aparato de estado. Según él, la coerción, siempre presente, es la coraza de la función ideológica del estado, la coraza del consenso. Actúa allí donde el consenso deja de ser eficaz.
b) ¿es el estado el que redistribuye y de esa forma integra ideológicamente, como planteara Poulantzas? ¿o el estado es la ideología de la falsa redistribución, que como en el caso de Duhalde dice redistribuir y aplica el ajuste materialmente regresivo, anti-distributivo?
c) ¿qué es el estado, un grupo de gente que decide por todos los (nos)otros, o un gran cartel (simbólico) que dice "ustedes no deciden, decidimos nosotros, ustedes votan, nosotros somos elegidos". ¿Pesa más la exclusión de la toma de decisiones o la instauración de un imaginario que nos exime de decidir por nosotros mismos, piedra fundamental de la alienación?, como se pregunta Castoriadis.
Represión e ideología: consenso y coerción en el análisis de Antonio Gramsci
"El estado es hegemonía acorazada de coerción"
Para Gramsci, teórico que se propuso entender la realidad europea de entre guerras, el estado no puede concebirse sólo en su función represiva. Incluso ésta es más que represión, es amenaza de represión. Tampoco alcanza con agregar la función jurídica para llegar a la idea de estado que Gramsci acuñaba (institucionalización jurídica de la propiedad privada). Hoy diríamos, además, el derecho no es sólo defensa legítima y coercitiva de la propiedad, sino instauración ideológica de la legitimidad de la propiedad. Para Gramsci no alcanza con la represión. El estado es coerción y consenso. Y el consenso se hace concreto en la búsqueda que el estado realiza de control de las formas de pensar del pueblo, el consenso transforma la dominación en dirección, la explotación y el poder en necesidad, la realidad en evidencia de lo necesario. El consenso opera dentro del sentido común, entendiendo a éste como filosofía "espontánea", como las formas de ver el mundo de las diferentes clases populares, y como moral, como reglas de acción ligadas a esas perspectivas de clase. Para Gramsci, las clases dominantes organizan el consenso en base al sentido común del pueblo, y le dan contenido a este último. Más todavía, el estado no es sólo el aparato que habitualmente reconocemos, sino también las organizaciones que configuran ese consenso, entre las que ubicaba a la Iglesia, de fuerte influencia en el pueblo italiano. La capacidad de dirección de las clases dominantes consiste para Gramsci, en fusionar el sentido común del pueblo con su visión del mundo (de las clases dominantes), lo que llama "dirección moral de la sociedad" (moral en el sentido de predisposición de conducta). Ésto mismo es el consenso. Por medio suyo, la burguesía convierte sus intereses particulares en nacionales.
Si nuestra pregunta fuera dirigida a Gramsci, seguramente diría: no, el estado no se retira, mantiene su función represiva. En cuanto a su función de consenso, estructura uno nuevo, del que es parte la consigna "me retiro". El consenso se vuelve menos encubridor, más crudo, sencillamente, porque es monopólico, porque no existe otra iniciativa de consenso, otra fuerza social que luche por un nuevo consenso, como Gramsci hubiera querido. A esta altura debe estar claro que la ausencia de disputa por el consenso no implica ausencia de conflictos, sino únicamente, ausencia de un proyecto político alternativo, que de sentido a los conflictos, que los explique y conduzca en el terreno ideológico. El consenso hoy, además de monopólico, es tan transparente como contradictorio. Dice, abiertamente, que ofrece bienestar para pocos, que no hay lugar para más, a la vez que dice que, todos, pueden alcanzar bienestar con un poco de sumisión y creatividad.
Redistribución y discurso: materialidad e ideología a partir de Nicos Poulantzas
"El Estado, hoy como ayer, debe representar el interés político a largo plazo del conjunto de la burguesía bajo la hegemonía de una de sus fracciones"
Para Poulantzas, toda ideología "posee siempre un sustrato material", se funda en una evidencia material que la legitima. Este es el caso, para él, de las sociedades europeas de posguerra, donde la ilusión ideológica de acuerdo entre clases, de mutua convivencia, se basa en una política económica redistributiva, integradora, y en un estado que ofrece "pruebas" de su carácter mediador, socializador.
¿pero qué ocurre, entonces, con la ideología del estado de fin de siglo? ¿cuál es su base material, sobre todo cuando abandona los servicios y el pleno empleo? Tampoco Poulantzas ofrece una respuesta sencilla. Para él, el estado resulta de la correlación de fuerzas entre clases y sectores de clase. Un estado fundado en la redistribución económica es aquel que está hegemonizado por sectores que integran, que capitalizan las aspiraciones del pueblo. Entonces, teniendo al pueblo de su lado, pueden disputar el estado (claro está, sin poner en juego, a largo plazo, la hegemonía de la burguesía, "sus intereses generales" en términos de Poulantzas). ¿Pero cuál es el problema, hoy, si no tienen al pueblo de su lado? Alcanza sólo con una plataforma electoral. Entonces, la formación ideológica ya no hace referencia a la economía, ya no interesa el sustrato material. La ideología alcanza niveles más "ficticios" ¿pero abandona el sustrato material?.
La operación es compleja, El estado capitalista contemporáneo a Poulantzas decía: "la sociedad es justa, compartimos lo más posible", mientras se explotaba a los trabajadores, garantizándoles ciertos derechos. El estado actual dice, "la sociedad es justa, somos la herencia de los que dijeron ‘compartimos lo más posible’, mientras se explotaba a los trabajadores, garantizándoles ciertos derechos que hoy no podemos asumir, aunque quisiéramos". Pensemos de nuevo en Duhalde.
Para Poulantzas, la respuesta es, el estado sigue existiendo, su ideología depende menos de la redistribución, pero, si no la cumple, la menciona. A fin de cuentas, para qué redistribuir, si no hay correlación de fuerzas "antagónicas" que disputen los aparatos de estado.
Estado e institución: el poder de lo imaginario según Castoriadis
"Desde el comienzo del IV milenio antes de jesucristo, existe de una vez y bajo una forma prácticamente ya acabada lo esencial de toda sociedad bien organizada: los sacerdotes, los esclavos, la policía, las prostitutas".
Más allá de lo escaso que pueda resultar nuestra síntesis de la posición de Castoriadis respecto del estado, queremos llamar la atención sobre uno de los aspectos que este autor realza, y que tiene que ver con la institución Estado y su relación con el imaginario social.
Es sabido que, en su explicación del funcionamiento de la sociedad, Castoriadis da mucha importancia a los factores "subjetivos". Más que de subjetividad individual, habla de una subjetividad histórica y social, habla del elemento imaginario.
"Este elemento, que le da a la funcionalidad de cada sistema institucional su orientación específica, que sobredetermina la elección y las conexiones de las redes simbólicas, creación de cada época histórica, su manera singular de vivir, de ver y de hacer su propia existencia, su mundo y sus propias relaciones; este estructurante originario, este significado-significante central, fuente de lo que se da cada vez como sentido indiscutible e indiscutido, soporte de las articulaciones y de las distinciones de lo que importa y lo que no importa (...) -este elemento no es otra cosa que lo imaginario de la sociedad o de la época considerada".
Reparamos en Castoriadis fundamentalmente, porque puede ayudarnos a no olvidar algunas cuestiones relacionadas con el estado y que, entendemos, hacen a su comprensión.
Por una parte, el estado es, en el marco del imaginario, parte de lo "indiscutible e indiscutido", de lo existente por siempre, de lo instituido imaginariamente. La necesidad del estado es innegable, y cualquier intento de imaginar una sociedad sin estado nos desespera, sale del marco de lo posible. ¿Pero cuál es el contenido del estado? ¿cuál es su significado?
Fundamentalmente, desde una perspectiva que retome algo de Castoriadis, el estado significa pérdida de la autonomía, significa asumir, colectivamente, que el destino, las decisiones, el futuro de la sociedad depende de otros. El estado es parte fundamental de la alienación, de la negación de la capacidad y de la necesidad de individuos, grupos y sociedades autónomos, libres. Significa la instauración de la "idea", de la lógica, que dice que un grupo decide por todos, y que eso es necesario.
Evidentemente, lo dicho arriba implica que el estado no se ha retirado. Su consideración en términos de imaginario social habla de procesos históricos de larga duración, distantes de los avatares de los distintos proyectos coyunturales más o menos actuales.
El estado prescindible.
A modo de cierre, vale comentar y anticipar algunos elementos de discusión respecto de la prescindencia del estado. Los aportes de los teóricos que antes comentamos exceden este problema.
Ya afirmamos, al comienzo de la nota, que la posibilidad es característica esencial de la historia.
La posibilidad de destrucción del estado ha sido una constante en todo discurso radical-transformador, y eje de controversias de muchas tendencias revolucionarias. Retomar hoy semejante discusión es un riesgo, en el sentido de que no se trate más que de una discusión metafísica, en la connotación más peyorativa del término. Una discusión metafísica y especulativa, que podría sintetizarse en la pregunta: «¿vos te imaginás una sociedad sin estado?»
Pero el problema no tiene que porque ser sólo metafísico o especulativo. Tiene una veta programática, es decir, puede orientar tal o cual política.
Si el horizonte de lucha que nos proponemos se relaciona con la desaparición de las clases sociales y de la propiedad privada, no habría en principio ninguna objeción a agregar a ese horizonte la lucha por la desaparición de las formas de poder que se concretan en el estado. La vieja solución planteada en términos de que la justicia económica, la desaparición de la propiedad privada, deviene en desaparición de las formas de opresión política no parece tan transparente. No ha sido comprobada históricamente, sino más bien puesta en duda.
Por otra parte, y todavía cerca de la discusión metafísica, la lucha contra el estado no quita la organización, así como la sociedad sin estado no significa sociedad desorganizada. Solamente significa agregar, al programa de desaparición de clases unos puntitos a menudo considerados secundarios:
Si ésto desaparece, y lo que queda sigue recibiendo el nombre de estado, no haríamos, casi, ninguna objeción.
En otro nivel, y si se ve con atención, estos puntos señalan otra cosa además de horizontes a largo plazo: una serie de cuestiones que hoy, ya, hay que poner en funcionamiento en nuestras organizaciones.
La Internacional.
Arriba los pobres del mundo,
de pie los esclavos sin pan,
y gritemos todos unidos
viva La Internacional.
Removamos todas las trabas
que nos impiden nuestro bien.
Cambiemos al mundo de fase
hundiendo al Imperio Burgués.
Agrupémonos todos en la lucha final
y se alcen los pueblos por La Internacional
Agrupémonos todos en al lucha final
y se alcen los pueblos, con valor, por La Internacional.
El día que el triunfo alcancemos
ni esclavos ni hambrientos habrán.
La tierra será el paraíso de toda la humanidad.
Que la tierra de todos sus frutos,
y la dicha en nuestro hogar.
El trabajo es el sostén de que a todos
de la abundancia hará gozar.
Agrupémonos todos en la lucha final
y se alcen los pueblos por La Internacional
Agrupémonos todos en al lucha final
y se alcen los pueblos, con valor, por La Internacional.
Expresiones del movimiento sindical
Tengo la convicción que no hay capitalismo triunfante
Por Sonia Rodríguez y Mariana Laprida:
Maria Teresa Basilio
es profesora de la Universidad Nacional de Luján y secretaria adjunta de ADUNLU, organización que representa a los trabajadores docentes de dicha universidad. La entrevista que sigue es parte de nuestro espacio abierto a la difusión de experiencias y perspectivas que apuestan a la transformación y que asumen, para ello, nuevas formas de hacer política. Aborda un análisis de la realidad nacional, de diferentes espacios y perspectivas política y sindicales, de las formas de construcción de poder que se dan los trabajadores.Cómo ves en este momento el panorama sindical a nivel nacional?
La derrota política sufrida por el campo popular después del golpe del 76, dejó una situación compleja, de difícil resolución. Funciona de hecho una difícil recomposición de las organizaciones populares. También en el campo sindical: se mató, se exterminó a toda una clase de dirigentes que de algún modo guiaba y orientaba las luchas, que habían llegado a alcanzar un nivel importante, y fundamentalmente, ponían en peligro la estructura de dominación capitalista en nuestro país.
Esa derrota se ve hoy por una generación de gremialistas, y por lo tanto de organizaciones sindicales, que más que defender los intereses de la clase trabajadora, se encuentran interesados por defender sus propios intereses como empresarios. En algunos casos apuestan a la negociación con el sistema, con el gobierno, en otros casos no alcanzan a estar a la altura de la clase, que se supone, representan.
Creo que la recomposición va a llevar un tiempo. Tiene que ver con la conciencia de cada uno de los trabajadores y militantes, en la elección de sus representantes y con una recomposición también de lo político. No hay una recomposición gremial o sindical, sino que está la necesidad de enfrentar al sistema en todos lados, en la fábrica, en la legislación, en todos los aspectos que tienen que ver con la estructura de dominación imperante en este momento. Va a llevar bastante tiempo y por otro lado, no es simple.
Ustedes me preguntaban cómo veo el panorama. Seguramente es un panorama pesimista el que les estoy planteando, aunque de todos modos es necesario ver más allá de este diagnóstico general. Es necesario ver que hay grupos, o lugares, o ámbitos donde la resistencia es organizada y consciente, no sólo reivindicativa, sino política.
Por ejemplo conversando con algunos compañeros del hospital Malbrán, planteaban que cuando salen a la huelga y resisten la privatización, no lo hacen sólo en el sentido reivindicativo, buscando mejoras salariales. Su acción y reflexión con los compañeros es una reflexión política, y en realidad lo que quieren es cambiar el sistema.
Del mismo modo intentamos nosotros, en la medida de lo posible, reflexionar con los compañeros que en la universidad no estamos planteando simplemente un cambio de modelo. Es cierto que estamos pidiendo una reivindicación gremial como es el aumento salarial y presupuestario, pero la acción que subyace a esta medida reinvindicativa es, en realidad, la exigencia de un cambio de sistema.
Estoy realmente convencida que dentro del sistema capitalista, en este momento de la organización del capitalismo mundial, no hay otra posibilidad más que la que se está mostrando en nuestro país. Por lo tanto, en este momento de recomposición general, la lucha, es una lucha por el cambio del sistema.
¿Podrías caracterizar a las organizaciones de trabajadores existentes a nivel nacional?
- Bueno, en el camino de la recomposición gremial, que supone tomar conciencia de la lucha y la resistencia que es necesario entablar, así como la alternativa a este sistema que es necesario encontrar, es importante agrupar a los que luchan. En este momento en particular, no serán los sindicatos, porque todavía no se ha ganado la dirección de ninguno, salvo en contadas excepciones. Pero sí deberán agruparse todos los luchadores, dirigentes de secciones, delegados, militantes de base. En este sentido, creo en la necesidad de una central alternativa a la C.G.T.. Lo que no estoy muy segura es que esta nueva unidad que se está planteando sea la que necesitamos.
Creo que la C.G.T no representa a ningún trabajador. La C.G.T es una reunión de burócratas, en algunos casos empresarios, que lo único que hacen es tratar de negociar para mantener sus prebendas.
Algunos grupos que integran la C.G.T. , manejan un volumen de dinero que supera al ingreso de los afiliados. Por lo tanto se han convertido en empresas y no está claro de dónde sacan dinero para financiar la política que realizan.
En cuanto a las otras organizaciones, creo que el M.T.A: presenta algunas diferencias con la C.G.T., pero no plantea un cambio de sistema. Proponen una "humanización del capitalismo", y yo creo que el capitalismo en expansión siempre ha sido genocida. En este momento de crisis, tiene que organizar la superexplotación de los trabajadores para poder subsistir. Por todo ésto, no estoy en absoluto de acuerdo con el M.T.A., más allá de que coincidamos en algún aspecto parcial de lucha.
El C.T.A. tiene en su seno alguna corriente de izquierda que se plantea, tal vez ingenuamente y con pocas expectativas, el cambio de sistema. Esta corriente no es mayoritaria ni tiene la dirección. Dentro del C.T.A, también existen grupos gremiales que intentan más bien "maquillar este gobierno". Proponen un gobierno alternativo a Menem pero dentro de la misma conciliación de clases que se plantea el gobierno menemista. Estos grupos han exigido que el C.T.A. se ponga detrás del FREPASO. Cuando Chacho Alvarez sale a plantear que, y así lo recoge algún periódico, "el establishment consideraría al FREPASO más confiable que Duhalde". Ya está diciendo donde se ubica, y yo no estoy para nada ubicada dentro de una central de trabajadores que permita mantenerse fiel al establishment, cuando en realidad lo que tendrían que estar pensando es en la clase trabajadora, en las necesidades de la clase trabajadora en este momento y no en hacer buena letra con quienes se benefician, justamente con las privatizaciones, con los bajos salarios, con la flexibilidad laboral, etc. Todas cuestiones que están en contra de lo que la clase trabajadora requiere.
De modo que actualmente, si bien creo que es necesaria una agrupación, y que hasta estoy de acuerdo con aquellos grupos que están con sus gremios dentro del C.T.A., y deben luchar por la dirección y la hegemonía, no estoy muy segura si habrá alguna posibilidad en lograrla.
Los compañeros de la Corriente Clasista y Combativa, se dicen marxistas y clasistas, justamente a través de la denominación. Sin embargo, hay algunas cuestiones planteadas que son incomprensibles. En nuestro sindicato, en la CONADU, hasta hace pocos meses, estuvieron de acuerdo con el oficialismo. Formaban parte en algunas asociaciones de la misma corriente que el oficialismo que están de acuerdo con la conciliación de clases, con el maquillaje de este sistema, con un capitalismo más humanizado. De modo que "la corriente" no es totalmente coherente. Yo respeto muchísimo y entiendo al Perro Santillán, que es realmente un luchador, y a muchos de los integrantes de la corriente, pero tengo mis dudas respecto a que esas luchas sean llevadas adelante con continuidad y coherencia, aunque espero que así sea. Espero desesperadamente que así sea. Y que se pueda entablar un diálogo más fructífero dejando de lado algunos aspectos o desconfianzas parciales. Tampoco se puede plantear que las situaciones en un momento se cristalizan y son siempre así, la dinámica de las luchas en determinados lugares, hace que el proceso avance.
El Movimiento Pólitico Sindical "Liberación", que creo es de izquierda, integra el C.T.A. con discusiones internas y diferencias. Sostiene que realmente se propone un cambio de sistema. No sé hasta qué punto hay coherencia total en integrar el C.T.A. y proponerse este cambio, y no sólo un maquillaje. Lo que pasa es que en estos momentos se están buscando alternativas, y pueden plantearse agrupamientos, o unidad en la acción y en la lucha. Estos agrupamientos podrían tener posibilidades de existir más allá de acuerdos entre cúpulas. En Neuquén, por ejemplo, coincidieron todas las corrientes clasistas que se plantean la lucha de todos por el trabajo, los derechos y la dignidad de los trabajadores. Estos son los momentos en qué se puede componer una agrupación de los trabajadores con fuerza para disputar el poder al gobierno.
¿Existe reflejo en lo político de esta recomposición que mencionaste en lo sindical?
Dentro de lo político todavía falta mucho para abandonar el sectarismo y las desconfianzas pero sobre todo para abandonar los acuerdos de cúpulas. Este es un momento en el que la izquierda debiera tener una posición mucho más clara, que no tiene, porque los dirigentes no se preocupan realmente por buscar la unidad, sino más bien por ver cuáles son los lugares en una lista de candidatos. Más allá de que se consideren clasistas, defensores de los derechos de los trabajadores, etc, etc, yo creo que no hay posibilidades de recomposición de la izquierda si no es desde las bases y en función de la resistencia que se le pueda oponer al sistema en su expresión menemista. Creo que ésto está lejos todavía.
Queremos pedirte que analices qué tipo de participación se está dando. ¿Son sólo explosiones ante situaciones incontenibles, fragmentadas? ¿existe la posibilidad de generalizar la participación y modificar la situación?
La primera gran explosión que planteó, aunque sea embrionariamente, que el sistema hace agua por muchos lados, y que no se podía implementar este ajuste salvaje y terrible, fue Santiago del Estero.
Santiago mostró su incendio en las pantallas de televisión. Fue para muchos una señal de alerta, incluso para el gobierno. Pero no había ninguna organicidad, y eso se diluyó. Ganó las elecciones el menemismo, con una inyección de dinero, para tratar de paliar las situaciones más desesperadas. Con el tiempo, la gente se dió cuenta que eso no significaba ningún arreglo, pero había dejado pasar una oportunidad.
Luego se dieron otras explosiones, también poco organizadas, o por lo menos con poca conciencia de lo terrible y cruel del sistema, que suele aflojar un poco para volver a apretar con más fuerza.
Me parece que hubo un crecimiento en cuanto a la conciencia de esta capacidad del sistema para desarticular los movimientos, arrojando algunas migajas en beneficencia, o "ayuda social", como lo llaman.
En Cutral-Có y Neuquén lo que se plantea es una situación distinta. Allí el ajuste no permite la sobrevivencia. En este sentido, me parece que la gente que decidió no negociar, no irse hasta que se cumplieran algunas de las exigencias básicas, tiene un nivel distinto de conciencia, en el sentido que conocían que los gobernantes iban a tirar algunas migajas para desarticular la protesta, y después seguir haciendo lo mismo.
Esto está generando un grado de conciencia mayor pero de todos modos la participación no es total, no es muy comprometida en todos lados. Hay grupos que queremos reactivar los conflictos, por ejemplo en la universidad, estamos viendo que el presupuesto no aumenta, que los salarios están congelados, que no hay fondos para un funcionamiento más o menos adecuado; y nos cuesta que los compañeros entiendan que el ajuste se va a producir cada vez más profundamente, que también los va a involucrar, y en un determinado momento, los va a dejar sin trabajo. Cuesta que los compañeros tomen conciencia de la necesidad de luchar. El gobierno ha sido lo suficientemente hábil en desarticular toda posibilidad de organización solidaria, en la medida que ha convertido a la universidad en el campo del individualismo extremo en el cual, cada uno, a partir de bonificaciones y demás gana un salario particular, que no permite que ver claramente la necesidad de solidarizarse en la defensa del mismo. Se llega, más o menos, a un salario que creen que les alcanza para vivir, se creen seguros, "que a mí no me va a tocar si no me meto en problemas", por lo tanto, la participación se restringe.
Esto por un lado, por otro, los sindicatos nacionales, y nuestro gremio no es la excepción, apuestan a negociar para ver si pueden tener algunas migajas para mantener sus prerrogativas y no convocan a la lucha, a la resistencia. Así también se resiente la participación. Al generar participación desde las bases, con grupos pequeños que van extendiendo el grado de conciencia, y si este trabajo va acompañado por otro de nivel nacional, se genera una solidaridad mucho mayor. Si se corta esta doble base de sustento de la participación, las cosas cuestan mucho más. Segmentados, fragmentados en parcelas de lucha individual, todos nos golpean y nos vencen.
Tengo la firme convicción que no hay un capitalismo triunfante.
Hay que hacer alguna reflexión sobre ésto. El capital tiene como base de sustento la extracción de plusvalía, no tiene su propia lógica, no es que de algún modo genere su propio crecimiento a partir de sí mismo. Su crecimiento tiene que ver con la posibilidad de explotación de los trabajadores, porque en realidad, somos nosotros quienes producimos el capital a partir de la apropiación de parte de nuestro trabajo. El momento actual es de crisis del capitalismo. Ha tenido que implementar estas maneras de expoliación máxima para poder seguir funcionando, y ha tenido que extenderse, que globalizarse, para continuar manteniendo la estructura.
Ahora quedan pocas formas, para quienes estamos condenados a morirnos de hambre, de seguir confundiendo esta relación. A partir de acá se está viendo palmariamente que el capitalismo no tiene ninguna intención de mejorar nuestra situación. Para mejorar nuestra situación tendremos que tomarla en nuestras manos, y elaborar una sociedad justa, una sociedad sin explotadores. Me parece que el momento, es particularmente apto, porque no se enmascaran las relaciones de clase que subyacen a la explotación capitalista. En este sentido existe la posibilidad que los movimientos que se generen sean mucho más radicalizados en función de la comprensión de este fenómeno.
Creo que por eso soy optimista, de otro modo no estaría haciendo trabajo gremial, con lo que cuesta en este momento y hasta esta hora...
¿Cómo analizás, en este contexto, la represión y la persecución a dirigentes políticos y sindicales?
Este plan no cierra si no es con represión, porque la gente va a rebelarse, nadie quiere morirse de hambre y hay condenados a morirse de hambre. El Banco Mundial, en los documentos, dice claramente que las regiones administrativamente inviables tendrán que desaparecer, lo que significa, en el lenguaje claro y conciso del banco, que tendrán que despoblarse. Y si la gente se muere de hambre, se muere de hambre. No hay intención de encontrar un paliativo a la situación de ajuste que deja fuera del sistema a infinidad de gente. Desde este punto de vista, obviamente, el sistema no puede seguir avanzando sin represión. Esto es lo que están mostrando los 180 millones de pesos destinados al equipamiento de las policías provinciales y las fuerzas de seguridad nacional. Y tiene que ver con la represión de los conflictos que inevitablemente van a surgir
Lo que nos tenemos que plantear, es qué respuesta damos frente a esta represión. Yo creo que no tenemos que esperar sentados a que la "dignidad", "la honradez", o "la buena voluntad" del gobierno permita disminuir la represión. No podemos esperar que la disminuya por sí mismo, sino movilizarnos, tener una respuesta muy rápida y muy orgánica.
No tenemos que dejar pasar la represión.
Situación Gremial Docente
Nosotros decretamos el paro en la UNLu y participamos en las marchas que convocó la CTERA, pero entendemos que nuestro gremio es CONADU, por lo tanto llevamos una posición muy crítica al Plenario de Secretarios Generales del 2 de mayo en Entre Ríos. Para nosotros este fue un repliegue vergonzoso de la CONADU. Esto no refleja el sentir de los docentes, ya que participaron de las marchas y hubo un alto acatamiento al paro.
Madres de Plaza de Mayo
20 años: " Resistir es vencer"
"... Y quedaremos entre nosotros. Porque el pueblo argentino no se divide entre ricos y pobres, entre solidarios y egoìstas, entre peronistas y radicales, no, la ùnica divisiòn que recorre el paìs està entre los que acompañaron a las Madres y los que miraron para otro lado cuando las vieron marchar..."
Osvaldo Bayer (Pàgina/12 - 30/04/97)
1968 - MAYO FRANCES
¡ Sean breves y crueles, antropófagos !
El sueño es realidad
N
OTICAS DEL MES DE MAYOAhora estas noticias
este collage de recuerdos.
Igual que lo que cuentan
son obra anónima: la lucha
de un puñado de pájaros contra La Gran Costumbre.
Manos livianas las trazaron
con la tiza que inventa la poesía en la calle,
con el color que asalta los grises anfiteatros.
Aquí prosigue la tarea de escribir en los muros de la Tierra
J
ulio Cortázar.Exagerar es ya un comienzo de invención
¡ Abajo el realismo socialista ! ¡ Viva el surrealismo !
Soy marxista de la tendencia Groucho.
Desabotónese el cerebro tantas veces como la bragueta
Basta de tomar el ascensor: toma el poder.
Sexo: está bien, ha dicho Mao, pero no demasiado seguido.
Las reservas impuestas al placer
excitan el placer de vivir sin reservas.
La imaginación al poder.
Somos todos judíos alemanes.
Durmiendo se trabaja mejor: formen comités de sueños.
Sean realistas: pidan lo imposible.
Prohibido prohibir.
Francia para los franceses, slogan fascista
Estamos tranquilos: 2 + 2 ya no son 4.
La revolución es increible porque es verdadera.
Exagerar: ésa es el arma.
Decreto el estado de dicha permanente.
La poesía está en la calle.
Tenemos una izquierda prehistórica.
La libertad ajena amplía mi libertad al infinito (Bakunin)
Mis deseos son la realidad
Un pensar que se estanca es un pensar que se pudre.
Sólo la verdad es revolucionaria.
Dios es un escándalo,
un escándalo que da rentas (Baudelaire)
El derecho de vivir no se mendiga, se toma.
Hay que explorar sistematicamente el azar.
Cuanto más hago el amor más ganas tengo de hacer la revolución
Cuanto más hago la revolución más ganas tengo de hacer el amor.
artículo 1ro de la Carta de la Convención Nacional de Las Universidades Francesas, aprobada el 22 de Mayo de 1968.
El movimiento estudiantil no es solamente una respuesta a la represión policial ni una reacción ante las fallas de la formación universitaria o las dificulatades para el empleo futuro. El movimiento cuestiona una Universidad que le prohibe penetrar en la índole conflictiva de las relaciones sociales. A partir de este cuestionamiento de la Universidad, el movimiento estudiantil rechaza un tipo determinado de sociedad. Este movimiento ha alcanzado su verdadera dimensión al unirse a la lucha de los trabajadores contra la sociedad capitalista.
InventeN nuevas perversiones sexuales.
(¡ No puedo más !)
Hay un método en su locura (Hamlet)
Amaos los unos encima de los otros.
Paulo Freire
: Aportes Por: Javier Di MatteoLa figura de Paulo Freire está presente cada vez que se habla de una práctica pedagógica liberadora. Su trabajo sigue aún siendo punto de controversias en diferentes ámbitos. En esta nota se retoman elementos de sus propuestas desde quienes trabajamos en organizaciones populares con una perspectiva pedagógica.
1) La naturaleza política de la educación
Referirnos a Freire implica comentar, necesariamente, la afirmación que hace de síntesis de su trabajo: «la educación es una práctica de naturaleza política». Tal afirmación, que difílmente pueda ser negada por quien se preocupe por la educación o por la política, tiene una connotación específica en Freire, que nos interesa rescatar. En este sentido, la compararemos con otras.
Fundamentalmente, nos interesa entender la diferencia planteada por el autor en relación a la concepción liberal-burguesa de educación así como la establecida con distintas perspectivas de izquierda. Para ello proponemos recorrer, rápido, algunas soluciones que se han dado en la historia (específicamente, en un momento histórico) al asunto de la politicidad de la educación.
Mientras se desarrollaba, durante el siglo pasado, la primer internacional, comenzaban a perfilarse, en latinoamérica, los nuevos estados adecuados a la división internacional del trabajo. En uno y otro sitio la educación era punto de discusión de los temarios de personajes bien diferentes y su carácter político estaba siendo reconocido con mucha perspicacia por una cabezas que compartían, únicamente (ni nada menos que), la certeza de participar de una época de cambios que los tenía de protagonistas.
Para Marx, la educación era vista como modernización de la estructura productiva, desde su atención a cómo las habilidades adquiridas en la escuela mejoraban la producción (piénsese, por ejemplo, en los conocimientos necesarios para las nuevas tecnologías). Por éste motivo, este aspecto de la escolarización era bien visto: toda innovación capitalista acelera su desarrollo y con eso, su destrucción. La perspectiva de Marx acerca de la formación técnica, difiere de la concepción burguesa en la búsqueda de la integralidad del conocimiento técnico, lo que llamó omnilateralidad. La dificultad de Marx para concretizar tal diferencia y avanzar sobre la propuesta educación técnica de la burguesía, radica, a nuestro juicio en su afirmación de que la transformación hacia una sociedad sin clases no implica politizar (transformar) el proceso de producción, sino, sólo, las relaciones de producción, ésto, el carácter privado de la propiedad de los medios de producción (y, consiguientemente, la sociedad de clases) (1).
Pero hay en Marx, además, una segunda mirada, la educación es también inculcación de los valores burgueses y cumple un papel central en la constitución de los estados nacionales. Las posiciones de Marx, entonces, estarán a favor de la capacitación técnica del proletariado, pero sin dejar a iniciativa del estado burgués la formación doctrinaria de los chicos. «Las materias que admitan conclusiones diferentes no deben ser enseñadas en la escuela», decía entonces, refiriéndose a «la economía política, la religión, y otras materias» (2).
Aquí tenemos el principal elemento de la crítica de Marx a la educación burguesa, que se presentara como civilizatoria y democratizadora del saber científico. Vale decir que aún esta mirada acéptica sigue vigente, incluso entre los sectores de izquierda. Pero Marx insiste en politizar la educación, en romper con la asepsia, es decir, en poner en cuestión su carácter de clase, que se expresa en los contenidos que por ella son trasmitidos.
Más aún, rescatamos otro elemento de las posiciones de Marx. Afirmar que la escuela transmite materias opinables tiene como alternativa que la enseñanza de tales temáticas sean responsabilidad de «los adultos», y que Marx concibe de manera sistemática (3).
Sinteticemos entonces los dos aspectos que recuperamos de las posiciones de Marx: afirmación del carácter político-ideológico de los contenidos trasmitidos en la educación; atención «sistemática» de los hijos del proletariado por medio de mecanismos no estatales, sino propios de las organizaciones obreras, para aquellas materias que admitan «conclusiones diferentes».
Coincidentemente, para el tiempo de las intervenciones de Marx que recién comentamos, más cerca de nosotros (en sentido geográfico), Sarmiento ya era presidente de la república y había acuñado para entonces una serie de ideas acerca de la educación, que conocemos en general y que siguen pesando en nuestro medio.
La propuesta de una enseñanza generalizada y científicamente fundada era respuesta al carácter político de la educación, que se expresaba con claridad: en sus objetivos de unificación y modernización nacionales. El contenido ideológico de clase de la escuela aparecía difuso, sobre todo en relación con las propuestas (más) conservadoras cercanas a los sectores más atrasados de la oligarquía y al clero. Quizá por este ocultamiento del proyecto ideológico que Sarmiento sostenía en la pretensión de cientificidad de la escuela, quizá por la premisa que dice que la modernización del capitalismo es factor de su destrucción (democracia burguesa como etapa previa y necesaria), la izquierda tradicional ha sido y es en general sarmientina, y se vale de una ecuación inexacta: más educación, menos ignorancia, más conciencia.
Pero vayamos ahora a la síntesis de los que nos parece fundamental en Sarmiento: el reconocimiento del carácter político de la educación, que al igual que Marx (aunque, claro, con opiniones divergentes) se ubica en la trasmisión de determinados saberes que hacen a la unidad nacional, ésto es, al proyecto hegemónico, se trate de un proyecto más o menos conservador. La clave para la colaboración de la escuela con el proyecto pasa también por los contenidos que se transmiten.
Nos remontamos al siglo pasado porque allí se ha planteado el problema de la politicidad de los educativo de una manera nueva. La traducción de la lucha entre antagónicos llevada a lo educativo aparece como la lucha por la definición de qué cosas se transmiten allí donde hay educación.
La claridad que Marx ofrece respecto de este punto, sumada a los aportes, en nuestro país, de Anibal Ponce, crítico temprano de las iniciativas educativas de la burguesía, no ha sido bien aprovechada.
El eje de discusión acerca de la politicidad en educación se ha planteado en torno de la cobertura del sistema educativo: el proyecto dominante hace política cuando no enseña, cuando no hay escuela, cuando excluye.
Ahora bien. Entendemos que los aspectos aquí enunciados son válidos, ambos. Muchos trabajos coinciden en que el poder actúa en la escolarización, de dos maneras: cuando transmite determinados saberes (con fuerte contenido ideológico); y cuando excluye a la población de los mismos (o la reubica según estamentos ocupacionales) (4).
Pero ahora retomamos a Freire, ¿cuál es entonces su posición acerca de lo político en educación? Entendemos que Freire realiza un importante aporte en relación a ésto, y que consiste en orientar el análisis a las formas que adquiere la trasmisión de saberes. Incorporando el carácter ideológico de los saberes trasmitidos, lo de Freire es un intento de captar otro aspecto político presente en la práctica educativa: el tipo de vínculo entre el que educa y el que aprende y el de ambos con el conocimiento.
La crítica de Freire a la «educación bancaria», tal como se expresa en sus primeros trabajos, no es sólo crítica de los saberes en juego. Es crítica además, del vínculo de naturaleza política entre el que «sabe» y el que «no sabe», donde se da una relación especial entre poder y saber. En este proceso «bancario» suceden una serie de cosas: a) el que «no sabe» renuncia a sus saberes, que son fruto de su práctica social y reconoce como válidos sólo aquellos que le son transmitidos; b) el que «no sabe» renuncia a su capacidad de construir saber, que se construye en otra parte, ésto es, por un grupo social específico y lejos de la práctica social del pueblo; c) el que «sabe» renuncia a la capacidad de aprender y recuperar la experiencia social del que «no sabe»; y d) el que «sabe» es quien educa, piensa, habla, disciplina, autoriza, escoge, actúa. (5)
Esta problematización de Freire acerca del carácter político de la educación nos parece central por varias razones:
Primero, porque pone en cuestión la relación pedagógica no sólo como crítica de las iniciativas estatales, sino que es blanco de críticas también el vínculo pedagógico que establece la izquierda con los sectores populares, tanto en la práctica cotidiana como en las acciones educativas sistemáticas. En este sentido, cambiar los contenidos no es suficiente para alcanzar una práctica educativa liberadora, ni siquiera para salir de una lógica bancaria. Freire plantea, refiriéndose al educador revolucionario, que
«...su acción, al identificarse, desde luego, con la de los educandos, debe orientarse en el sentido de la liberación de ambos. En el sentido del pensamiento auténtico y no en el de la donación, el de la entrega de conocimientos. Su acción debe estar emparentada con una profunda creencia en los hombres. Creencia en su poder creador» (6).
Este punto es importante. En medio de los procesos educativos se transmite no sólo un tipo de conocimiento, sino también una modalidad de relación entre las personas y entre ellas y la realidad, al mismo tiempo que unas relaciones de poder que pueden ser de diferentes formas.
Luego, una segunda razón a considerar es que Freire llama la atención acerca de la experiencia cultural de los sectores populares. La ubica como punto de partida de cualquier proceso liberador, recordando aquella exhortación de Gramsci:
«¿Puede la teoría moderna encontrarse en oposición con los sentimientos «espontáneos» de las masas? ...tiene que ser posible una reducción, recíproca, un paso de los unos a la otra y viceversa...» (7).
El tipo de relación establecido entre unos y otros saberes, entre el saber originado en la practica social del pueblo y el saber ideológico-teórico de una propuesta de liberación, nuevamente, no puede asumir una relación vertical. Esta relación vertical es usualmente descrita como relación entre claridad y confusión, criticidad y alienación, esencia y fenómeno, etc. El saber ideológico-teórico aparece como portador de las mejores virtudes (lo que es objetable), y más aún, se desprende de ello que debe imponerse sobre el otro saber.
En tercer lugar, realizamos una recuperación de Freire dado que su trabajo subordina los procesos educativos a la práctica tranformadora de los educandos, y no a un conocimiento de por sí liberador, autosuficiente. El conocimiento en juego y el que se produce debe servir a una visión integral de la sociedad y al diseño de su transformación. En este sentido, la práctica social de las personas involucradas debe ser punto de partida y de llegada de los procesos educativos. Y entendemos, como se verá más adelante, que en este punto se expresa una perspectiva materialista y dialéctica del conocimiento.
2) coherencia como eje teórico-táctico/ideológico-político
Expresamente ligado al problema de la naturaleza política de la educación, en el sentido que lo hemos trabajado hasta aquí, se encuentra el tema de la coherencia, uno de los puntos recursivos en los trabajos de Freire.
Realizada la crítica de las relaciones pedagógicas alienantes, emparentadas con el poder, el problema con que Freire se enfrenta es el de definir la pedagogía alternativa al poder, una pedagogía que colabore con los procesos de liberación. En este esfuerzo, la coherencia aparece como unidad necesaria, organizadora de esa pedagogía. Coherencia que se debe expresar, que debe mediar entre lo estratégico y lo táctico, ésto es, entre un horizonte o proyecto social buscado y las formas políticas y organizativas, en la forma que adquiere la lucha por ese proyecto social; entre lo ideológico y lo político, y también, entre una serie de enunciados y su concresión práctica.
El problema de la unidad entre el proyecto político y la práctica política que intenta consumarlo excede el ámbito de los pedagógico. En el terreno estrictamente político, el problema de la coherencia muestra su importancia cuando nos encontramos con organizaciones «por el socialismo», que no permiten la crítica de sus militantes; con organizaciones «por el poder popular», que obstruyen el desarrollo de las organizaciones de base; con organizaciones «por la democracia de los trabajadores», que mantienen estructuras burocráticas inamovibles; «por la liberación» y que disciplinan; «por el hombre nuevo», que es nueva expresión de otra dominación.
Y tal grado de incoherencia se expresa también en lo pedagógico (8). Antes la hemos considerado cuando caracterizamos las prácticas «bancarias», de las que dijimos que también pueden ser identificables con prácticas pedagógicas que se pretenden de izquierda (ya que de otro modo no serían incoherentes). Para resolver el problema de una práctica pedagógica coherente con el proyecto de liberación, Freire recurre a la teoría dialéctica del conocimiento. De sus premisas pueden extraerse algunas conclusiones válidas para lo pedagógico.
* El conocimiento es fruto de la práctica social de la humanidad. Por ésto, la práctica educativa liberadora tiene como centro la práctica social, y en primer lugar, la de los que intervienen en ese proceso. En la búsqueda de la comprensión de la realidad los sujetos se valen del conocimiento originado en su práctica, en su sistematización (organización de categorías explicativas), y en el conocimiento generado por otros hombres. La educación liberadora sirve para el re-conocimiento del hombre, como ser práctico, creador, activo, y por eso cognocente.
* El conocimiento es guía de la práctica. Permite a los hombres actuar, transformar la realidad, y transformarse genéricamente. Por eso la búsqueda de saber en un proceso pedagógico liberador es siempre la búsqueda de nuevas relaciones y prácticas que permitan cambiar la realidad, las condiciones de vida y desarrollo de los oprimidos. En este sentido, es que la pedagogía contestataria debe tener una preocupación central por las formas organizativas populares. Y en el sentido de esas prácticas organizativas, el conocimiento es también explicación y denuncia.
Si la concepción política sostiene la necesidad de alterar el orden político, jurídico y económico, no puede más que basarse en una profunda democratización del poder. Una práctica pedagógica orientada a tales objetivos, avanza en el sentido de luchar contra el orden establecido y a la vez, apuesta a la recreación de las formas organizativas y simbólicas del movimiento popular.
* El conocimiento es un pasaje de los abstracto a lo concreto, de lo parcial a lo total. Por ello la educación debe partir de la experiencia de los sujetos implicados así como del saber propio de esa experiencia, y constituirse en una práctica social de producción de un saber más integro, más cercano a la realidad. Y se trata de un proceso de producción, independientemente de que recurra al saber producido previamente, porque es capaz de reorganizar ese saber, de superarlo. Se convierte en incoherente un práctica pedagógica que no permita salir de la inmediatez, de la cotidianidad de los sujetos, tanto como una práctica que sacralice el saber teórico. Uno y otro tipo de saberes son necesarios. El saber popular, es el que permite la relación con la realidad en el seno de la sociedad opresora, es producto histórico irreductible a la lógica de la «alienación», es además resistencia, lucha por la sobrevivencia, festividad, creatividad, en fin, es cultura. Según Freire, las masas populares
«...no son solamente ingenuas. Por el contrario, son críticas, y además, su capacidad de crítica está en la raíz de su convivencia con la dramaticidad de su cotidianidad» (9)
«Lo que las clases populares ya saben, es [para algunos intelectuales] de tal manera «irrelevante», «desarticulado», que no tiene sentido... Lo que tiene sentido es lo que ven en sus lecturas... y que, en forma de contenidos, debe ser «depositado» en la «conciencia vacía» de los sectores populares.»
y «lo que no es posible es el des-respeto al saber del sentido común; lo que no es posible es superarlo sin, partiendo de él, pasar por él» (10)
* El conocimiento es siempre una práctica social colectiva, no sólo individual. Es resultado del proceso histórico, de la práctica de grupos humanos. En el terreno pedagógico este carácter colectivo se expresa en la crítica de la realidad y de la ideología opresora, así como de las formas de mediación que se imponen desde el poder. Es además diálogo entre no antagónicos, es intercambio entre quienes padecen la realidad opresora, que a pesar de ser diferentes, se vinculan solidariamente, dialogan, y anticipan, por medio del conocimiento, una sociedad futura sin antagonismos. Todo proceso pedagógico que no desencadene e implique al diálogo no colabora con el objetivo de transformación, no es coherente con lo que dice pretender.
El diálogo implica que las diferencias entre educadores y educandos no representan un antagonismo, sino que son portadores de saberes distintos y complementarios.
* El conocimiento de la totalidad sólo es posible por aquellos hombres que necesitan transformar la totalidad. El conocimiento producido y ofrecido por el poder es siempre parcial, la posibilidad de alcanzar síntesis mayores está dada por la existencia de sujetos políticos interesados en la transformación de las relaciones sociales injustas. Por ésto la pedagogía de los oprimidos se basa en la palabra de los oprimidos, en tanto los concibe como los protagonistas de las transformaciones, y por tanto, del conocimiento. La coherencia se logra cuando el saber de los oprimidos se vuelve concreto, totalizador, o se articula con el saber teórico de la totalidad, y no cuando este último se impone sobre el primero. El saber teórico se convierte en herramienta de la práctica de los grupos y no en fin en sí mismo. El conocimiento se convierte en herramienta de mayorías, y no sólo en propiedad de grupos investidos para eso. En ese sentido se expresa Freire
«Sería equívoco que concluyéramos que la lucha popular prescinde de un conocimiento más organizado. Otro equívoco sería que reconozcamos esa necesidad de conocimiento más organizado y, en seguida, permitirnos sustituir la lucha por los paquetes de «saber actuar» organizados. En ese segundo equívoco, estaríamos proponiendo paquetes de contenidos previos a la lucha y resistencia popular. O sea, en términos de conocer lo que sea la lucha y la transformación ... estaríamos poniendo el carro adelante de los bueyes». (11)
3) unidad esencial entre pedagogía y política
Recuperada la práctica, en los procesos educativos, se dificulta la distinción entre pedagogía y política. Desde la perspectiva de la praxis, donde se sostiene que el conocimiento surge de la práctica y orienta a la misma, esa distinción queda desdibujada. Según Freire,
«Indudablemente, hay especificidades de la educación y de la política, pero lo que quiero decir es que cuando se llega (analítica, teóricamente) a una especificidad, el campo, el momento, el espacio de la especificidad de lo pedagógico, se descubre, como dije antes, que una vez más esta especificidad abre las puertas para lo político» (12)
¿qué es la política, sino la puesta en cuestión de determinado problema y su superación? ¿qué es politizar sino poner en discusión algo que se pretende inmutable, natural, transformar lo indiscutible en opinión, en juicio, en opción? ¿y para qué sirve conocer, sino para instrumentar y orientar es transformación? ¿y qué es la educación entonces, desde una perspectiva liberadora? También Gramsci había detectado ese problema, y esa unidad entre los dos procesos:
«La relación pedagógica no puede ser limitada a las relaciones específicamente `escolásticas’, a través de las cuales las nuevas generaciones entran en contacto con las antiguas y absorben sus experiencias y sus valores históricamente necesarios `madurando’ y desarrollando una personalidad propia, histórica y culturalmente superior. Esta relación existe en toda la sociedad en su conjunto y en todo individuo en relación a los otros individuos, bien como entre camadas intelectuales y no intelectuales, entre gobernantes y gobernados, entre elites y seguidores, entre dirigentes y dirigidos, entre vanguardia y cuerpos de ejército. Toda relación de `hegemonía’ es necesariamente una relación pedagógica, que se verifica no sólo en el interior de una nación, entre las diversas fuerzas que la componen, sino en todo campo nacional, internacional y mundial, entre conjuntos de civilizaciones nacionales y continentales.» (13)
Insistimos ahora en los términos que hacen posible esta relación entre una y otra. Fundamentalmente, es posible identificar pedagogía y política si se abandonan dos miradas, a nuestro entender, erróneas (muy denunciadas, puede ser, aunque persistentes).
Desde lo pedagógico, es necesario romper con la sacralización del conocimiento como requisito previo a las transformaciones, que se expresa bajo la fórmula de la «conciencia». Es bien difundida la idea, del todo iluminista, que sostiene que el sólo develamiento de las desigualdades sociales, la toma de conciencia, conduce a cambios. Más aún, lograda la toma de conciencia, alcanzada la transparencia, se conocen ya los caminos a recorrer y las aristas de la sociedad futura. Se pierde de esa manera la relación entre práctica y conciencia, se pierde la perspectiva de la praxis. En palabras de Lukács:
«la lucha social se refleja ahora (durante el capitalismo) en una lucha ideológica, por encubrir o revelar el carácter clasista de la sociedad» (14)
Independientemente de que hagamos caer la crítica sobre Lukács (quien ya la ha formulado para sus trabajos), lo cierto es que es común, entre nosotros, entender el problema (y la solución) como ideológico, en términos de encubrimiento y revelación. Piénsese incluso en el peso del término «revelación». Aún si aceptásemos la idea de revelación, tenemos que eso no es «la» lucha, sino sólo parte de ella.
Desde lo político, una segunda visión errónea, para nosotros, está representada por el excesivo peso a la práctica y las determinaciones que se ejercen sobre los sujetos. El pueblo no alcanza a ver, pero, agudizadas las contradicciones, avanza, sin saber hacia dónde...
«entonces el partido transforma su carácter de postulado, en el momento de la realidad aguda, en una realidad nueva, introduciendo en el movimiento de masas espontáneo, la verdad que alienta en él, y levantándolo de la necesidad económica de su origen hasta la libertad de acción del hombre» (15)
De espontaneidad a verdad, de necesidad a libertad. Nuevamente, la escisión entre práctica y conciencia, ahora desde otra perspectiva. Las masas, protagonistas de las revoluciones, actúan espontáneamente, las decisiones y los procesos son determinados por fuera de ellas, y les corresponde «al partido» o a cualquier otra organización, el rol de conducción y conciencia. Puede discutirse esta perspectiva, pero lo que nos interesa, sobre todo es cuestionar lo que hace al aquí y ahora de la política de izquierda: escisión entre partido (organización) y masas; carácter práctico y espontáneo de la acción de masas.
Desde nuestra perspectiva, establecer la distinción entre pedagogía y política por el carácter teórico (concientizador) de la primera y práctico (movilizador) de la segunda, nos hace volver a la incoherencia. Incoherencia que se expresa en nuestra formula habitual: cuando no hay movilizaciones, es que «falta conciencia», cuando se intenta movilizar, «la conciencia» no es necesaria, alcanza con el descontento. Pero que se expresa, sobre todo, en una fórmula más trágica, la ausencia de pedagogía y, sobre todo, la ausencia de política.
Y entendemos que no hay pedagogía liberadora sin práctica, así como no hay política liberadora sin pensamiento.
Queda además, una vez planteada esta unidad entre pedagogía y política, el problema siguiente. Así como se ha desarrollado un esfuerzo para diferenciar la pedagogía conservadora de otra revolucionaria, ¿es posible diferenciar una política conservadora de una revolucionaria? O mejor, ¿cuál es el vínculo entre el pueblo y las organizaciones que tienen objetivos de transformación, entre dirigentes y bases, entre los intelectuales de izquierda y el pueblo? ¿distinto del que establece el poder, las clases dominantes, los aparatos de estado? ¿entonces cómo? ¿y cuántas veces el vínculo se le parece?
NOTAS:
(1) Una crítica interesante de analizar en relación a la presunción de apoliticidad del proceso de producción puede verse en Laclau, Ernesto y Chantal Mouffe, Hegemonía y Estrategia Socialista, hacia una radicalización de la democracia, Siglo XXI.
Según Manacorda, para Marx «...los medios de producción (la fábrica capitalista) son algo más que la simple premisa de la fábrica socialista, pues no tienen ni necesidad de cambiar en el paso de un régimen a otro. Lo que debe variar son las relaciones de producción o de propiedad.» Manacorda, M., Marx y la pedagogía moderna, Oikus-tau, Barcelona, 1969, página 106
(2) Las citas de Marx son tomadas de la obra de Manacorda, op. cit. , y en este caso corresponden respectivamente a las actas de la primer internacional, y al Bue-Hive, órgano de prensa de la misma. Las intervenciones son de agosto de 1869.
(3) Citado en Manacorda, op. cit. página 100. La cita completa es del Bue-Hive y dice: «Por lo que respecta a la economía política, la religión y otras materias, no se pueden incluir en las escuelas elementales ni en las superiores. Esta clase de enseñanza atañe a los adultos, y se debería dar en forma de lecciones por maestros como la señora Law».
(4) Al respecto debe verse: Boudelot-Establet, La escuela capitalista en Francia; Bourdieu, La reproducción; Bowles-Gintis, Escolarización en América capitalista.
(5) Freire, Paulo, Pedagogía del oprimido, Siglo XXI Buenos Aires, 1985, primer edición de 1970, página 74.
(6) op. cit. página 77.
(7) Gramsci, Antonio, Antología, Textos de los cuadernos de la cárcel, 1929-1931, selección, traducción y notas de Manuel Sacristán, Biblioteca del pensamiento socialista, Siglo XXI, 1988. Gramsci coloca entre comillas la palabra espontáneos, ya que más arriba hacía referencia al carácter histórico de los «sentimientos espontáneos».
(8) Más adelante se desarrolla la unidad e entre pedagogía y política, planteada por Freire.
(9) Freire, Paulo y Antonio Fáundez, Hacia una pedagogía de la pregunta, la aurora, Buenos Aires, 1986, primer edición en portugués de 1985, página 71
(10) Freire, Paulo, Pedagogia da Esperança, um reencontro com a Pedagogia do oprimido, Paz e Terra, Sao Paulo, 1993, primer edición 1992, páginas 117 y 85. En este trabajo puede analizarse lo que Freire llama «saber de experiencia hecho», como modo de conceptuar el saber popular, páginas 106-107.
(11) Freire y Adriano Nogueira, Qué Fazer. Teoría y Pratica en educaçao popular, Editora Vozes, Petrópolis, 1991, página 25.
(12) Freire y otros, Pedagogía: Diálogo y conflicto, ediciones cinco, Buenos Aires, 1987, página 81.
(13) Antonio Gramsci, citado por Gadotti, Moacir, Concepçao dialética da educaçao. Um estudo introdutório, Cortés, Sao Paulo 1992, página 7.
(14) Lukács, Georg, Historia y conciencia de clase. Conciencia de Clase, Sarpe, Tomo 1, página 141, Grijalbo, Madrid, 1969.
(15) Lukács, op. cit, Rosa Luxemburgo como marxista, página 120.
los caminos de la revolución en tiempos de posmodernismo
Por Marcelo López:La siguiente nota aborda, en primera persona, problemas y desafíos con los que se encuentran hoy los jóvenes. Fundamentalmente se ocupa del problema de la insersión política, de los espacios de participación que se presentan. Cuando se busca ser sujeto de la historia, cuando se espera que vivir sea más que sobrevivir, los espacios desde dónde "hacer algo", no aparecen, sino a condición de ser otras variantes de la alienación.
Hasta qué punto la cultura dominante y la falta de referentes actuales influyen en la desorientación de los objetivos de lucha de los jóvenes de hoy?
Corren los noventa y nos acercamos al siglo XXI. En tiempos del pleno apogeo del libre mercado y la «libre competencia», nos cuesta establecer los parámetros de la lucha. La falta de un proyecto político nacional alternativo, que lleve a término las contradicciones del sistema y el cambio radical del mismo, agudiza la desorientación actual.
Envueltos en la vorágine del post-modernismo y en el descreimiento actual no le encontramos sentido al intento de un proyecto a largo plazo, y tantas veces haciéndonos eco de la línea que nos baja el sistema, creemos que el futuro está establecido por las normas vigentes. Entonces nos preguntamos si es posible lograr un cambio, aún sin tener en claro desde dónde se lucha contra la injusticia actual.
Nosotros, que egresamos de la calamitosa enseñanza media argentina, durante doce años de estudio y por sobre todo de los últimos cinco, hemos aprendido a aceptar, como una cuestión natural, la explotación vigente, la supremacía de una clase explotadora sobre otra explotada, sin haber creado en las aulas una crítica hacia la política de opresión llevada a cabo por los gobiernos de turno. En el mejor de los casos hemos hablado de "teorías" disidentes de la realidad, utilizando generalmente la pregunta ¿cómo?, en vez de ¿para qué?
Debemos preguntarnos, entonces, a qué intereses representan instituciones y personas que encargadas de dar clases y hablando de leyes, como para dar un ejemplo, desconocen el carácter clasista del derecho, y otros tipos de aberraciones semejantes dichas por parte de quienes pretendieron dogmatizarnos durante años, para no cuestionar, sino para aceptar.
Con ganas de hacer infinidad de cosas para generar un cambio, nos encontramos con brillantes y seductoras banderas rojas pertenecientes a partidos burócratas de oxidados discursos de antaño . Dudamos largamente en dejar el voto en sus manos, con la incredulidad del mismo, y en manos de su política panfletaria. Alimentados tal vez por el individualismo del sistema, descreemos de todo lo que pueda existir y renovamos nuestro amor, nunca sepultado, hacia los setenta. Nos enfrentamos también a la falta de espacios de participación y no encontramos desde dónde hacer política.
En un país donde la política privatizadora ha sido lograda en su plenitud, hoy pretenden privatizarnos el pensamiento, como bien dijo Eduardo Galeano.
¿Qué hacemos entonces en medio de un mar de desilusiones?
Fortalecer las organizaciones de base, comprometiéndonos con la tarea desde nuestro lugar de trabajo o estudio, apoyar activamente los trabajos comunitarios y sociales, escuchar el reclamo de la gente y actuar juntamente con ellos en sus consignas. Esta es sólo una alternativa entre tantas que pueden hacerse. Nos estaremos produciendo el derrumbe sistemático del sistema imperante, pero estaremos dando un paso en el largo camino que tenemos por delante. Unifiquemos la lucha bajo una misma consigna, hagamos concreta la política de base. Es posible lograr un cambio, es posible la unión de quienes sentimos que intentan robarnos la ilusión y arrebatarnos el sueño, está en nosotros el permitir que nos dobleguen o el luchar contra es desinterés y el individualismo. Busquemos los lugares desde donde tomar participación política y solidaria, desde donde hacer política. Aunque parezcan inexistentes los espacios de inserción, desde diferentes tareas y desde diferentes lugares podemos ayudar a la construcción de una política.
No dejemos que la historia pase frente a nuestros ojos, tomemos participación directa en la lucha contra las injusticias y las desigualdades.
Nos dicen que las ideologías han muerto, que nada hay que hacer, que la lucha revolucionario murió en los setenta. Mientras que el sistema nos excluya permanentemente, mientras la Argentina está siendo rematada y convertida en Shopping Center, mientras que las políticas neoliberales nos llevan a la indiferencia y al descreimiento, mientras este sistema económico siga adelante, no habrá futuro para nadie. No podemos seguir responsabilizando a los milicos de la inacción popular, no podemos seguir delegando responsabilidades. A catorce años del fin de la dictadura, nada hicimos para contrarrestar la falta de solidaridad, no creamos ninguna propuesta para esa inacción, no planteamos una alternativa política, que sea catalizadora de las luchas de las masas. Afrontemos la realidad, que la sangre de nuestros pueblos no haya sido derramada en vano. Enarbolemos las banderas de la dignidad humana y emprendamos la lucha contra la explotación actual.
Hay mucho por hacer y mucho por cambiar, es un arduo trabajo y de seguro nos llevará mucho tiempo, pero empecemos ya, para que el día de mañana nos encuentre a todos juntos, marchando hacia una sociedad más justa e igualitaria, y por qué no, hacia una sociedad socialista.
La dignidad rebelde
por el Sup MarcosNo morirá la flor de la palabra...
Podrá morir el rostro oculto de quien la nombra hoy, pero la palabra que vino desde el fondo de la historia y de la Tierra ya no podrá se arrancada por la soberbia del poder.
Nosotros nacimos de la noche; en ella vivimos; moriremos en ella.
Pero la luz será mañana para los más: para todos aquellos que hoy lloran la noche;
para quienes se niega el día; para quien es regalo la muerte;
para quienes está prohibida la vida.
Para todos, la luz; para todos, todo.
Para nosotros la alegre rebeldía; para nosotros, nada.
Nuestra lucha es por la vida, y el mal gobierno oferta muerte como futuro.
Nuestra lucha es por la justicia, y el mal gobierno se llena de criminales y asesinos.
Nuestra lucha es por la historia, y el mal gobierno propone olvido.
Nuestra lucha es por la paz, y el mal gobierno anuncia guerra y destrucción.
Para todos, la luz; para todos, todo.
Para nosotros, la alegre rebeldía; para nosotros, nada.
Aquí estamos: somos la dignidad rebelde, el corazón olvidado de la Patria...