Iván: ¡¡Este cuento es excelente!!...

EL GUARDIÁN DE LOS TRES FUEGOS

por Iván Luzardo

(9 aņos) 2002

Había una vez un pueblo. En este pueblo existía una leyenda que dice así:

Hace mucho, mucho tiempo un mago estaba viviendo su último día. Entonces convirtió sus tres virtudes: la bondad, la simpatía y la caridad en tres distintos fuegos, no las quiso
desperdiciar en su muerte. Pero cuando murió pasó algo asombroso. Cuando él había nacido sus padres, los más poderosos del universo, habían invocado a tres hadas especiales para que le regalaran tres virtudes especiales. Así fue que cuando murió su espíritu se separó de su cuerpo y quedó guardián de los tres fuegos, por si alguien las quería robar, porque no seguía usando sus tres virtudes, porque además de tener que tener un espíritu muy poderoso había que tener un cuerpo, y él ya se había separado del suyo.

Un día un muchacho que en realidad era un caballero, había llegado al pueblo. No tardó mucho en enterarse de la leyenda. Llegó afortunadamente el día que el rey ofrecía una recompensa a quien le trajera los tres fuegos. El muchacho que por ciertos se llamaba Arturo, fue inmediatamente ante el rey y le pidió que le diera permiso para ir en busca de los tres fuegos. El rey aceptó a Arturo y lo cargó con provisiones y algo de dinero.

Arturo emprendió camino. Primero tuvo que pasar por un río con poca dificultad, después por un pantano con un poco de dificultad y tercero por un bosque con mucha dificultad. Al final encontró una cueva y se metió, se sentía algo raro pero no le importó y siguió caminando hasta que estuvo frente a tres puertas. En la primera había un cofre vació, no le servía. Entrò en la segunda puerta, había otro cofre vacìo. Entró en la tercera puerta y había otra cueva, allí dentro se sentía más raro pero tampoco le importó. Siguió caminando hasta que se paró frente a un espiritu. Arturo le pidió que le diera los tres fuegos y el espíritu respondió:-te los daré, si respondes bien tres adivinanzas. Arturo aceptó.

La primera adivinanza fue: si pasa un pobre sin alojamiento y hambriento, y va una señora, lo lleva a su casa, le da alojamiento y comida, ¿qué tuvo la señora por el pobre?
-No sé, bondad.
-Exacto, le respondió el espíritu, entregándole el primer fuego.

La segunda adivinanza fue: ¿Qué le tiene una persona a otra cuando le agrada?
-¡Yo la sé, la sé: simpatía!
- Exacto, y le dio el segundo fuego.

La tercera adivinanza fue: Si un niño no tiene juguetes y va una señora y le regala uno ¿qué hizo?
-Tuvo amabilidad.
-Arturo, no, no hizo amabilidad, hizo caridad.

¡Derrepente! Arturo ve todo negro y al siguiente momento está ante el rey:

-Arturo, levántate, ¿me trajiste los tres fuegos?
-No.
_¿Por qué?

Entonces le empieza a contar la historia del espíritu y las adivinanzas.



Edición : Cuentos del hada


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