Higiene del asesino

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Título: Higiene del asesino

Autor:  Amélie Nothomb

Editorial Circe

Barcelona, 1996

9,5

 

          Resumen: El anciano y misántropo premio Nobel de Literatura Prétextat Tach se encuentra próximo a la muerte debido a una exótica enfermedad de las articulaciones. Todos los periodistas enviados a entrevistarle son tratados con una malignidad y un cinismo extremos, hasta que una joven de fuerte carácter le planta cara y le arranca en un intenso duelo dialéctico una entrevista sorprendente...

       Opinión: Vaya por delante mi más rendida admiración por esta buena mujer, Amélie Nothomb, que ha conseguido por ahora colocar todos sus libros entre mis favoritos. Sus libros son cortos y fácilmente devorables: tanto es así que los tres que comentaré en mi web los leí en una tarde cada uno, de un tirón. Amélie Nothomb es una joven escritora belga (aunque nacida en Japón, aspecto en el que abundaré en el comentario de "Estupor y temblores"), que se ha convertido en una auténtica celebridad en su país. "Higiene del asesino" fue su primera novela, y de hecho puede leerse como una carta de presentación de la novelista hacia el público lector y el mundillo literario. Así, la joven periodista puede considerarse una especie de alter ego de la escritora, y el infame Prétextat Tach como un trasunto de los escritores con quien pretende medirse, a los que quiere emular y al mismo tiempo vencer. Más concretamente, se diría que Tach es una especie de reflejo de Céline, escritor maldito donde los haya, tan despreciado y a la vez temido como el ficticio Tach (pronto comentaré aquí algún libro de Céline, reverenciado entre otros por el inimitable Juan Nicho). De hecho, y aunque confieso que me da pereza comprobarlo, creo que algunos de los fabulosos títulos de los libros escritos por Tach ("Violaciones gratuitas entre dos guerras", "Apología de la dispepsia", "La muerte y me quedo corto") están inspirados en títulos del propio Céline.

      Sea como sea, la verdad es que Tach es un gran personaje: antipático, cínico, desagradable y físicamente monstruoso, de una gordura extrema (es curioso, pero siempre aparecen gordos "malvados" en las novelas de Amelie Nothomb, como en "Las catilinarias" o "Estupor y temblores", no estoy seguro de por qué asocia grasa y mala baba esta buena mujer... Leí en una web que había padecido bulimia, quizás por ahí andan los tiros). El enfrentamiento entre los acapullados primeros cuatro periodistas y Tach es francamente divertido por el cinismo que destila cada frase. Casi me puedo imaginar a la Nothomb riéndose entre dientes cada vez que asestaba una puñalada: parece que aprovechó para despacharse a gusto con el tipo de gente a la que despreciaba. El núcleo del libro (la entrevista con la periodista y su imprevisto final) rebaja un poco la mala leche general, aunque con unos destacables puntos de refinada y exquisita crueldad, tanto verbal como física. 

   En resumen: este es un libro breve y directo como un golpe en el estómago, con unos diálogos increíblemente ágiles y reales, fácil de leer y de adaptar al teatro (ya tarda en salir alguna adaptación), y que deja un regusto extraño en la boca. He leído críticas algo displicentes sobre la Nothomb (del estilo "es buena pero no produce gran literatura"). ¿A qué viene eso, es inferior por su estilo directo y engañosamente fácil? ¿No es en el fondo más meritorio escribir así que de un modo voluntariamente oscuro y críptico? Ahí va mi voto en favor de una de las escritoras que más me ha impresionado en los últimos años.

Fragmento: 

"PRÉTEXTAT: Quédese, es usted tenaz, eso me divierte. Ya que no parece dispuesta a perdonarme, hagamos una apuesta, ¿le parece? Le apuesto a que, al final de la entrevista, le habré hecho sacar el hígado por la boca, como a sus predecesores. ¿Le gustan las apuestas, no?

PERIODISTA: No me gustan las apuestas gratuitas. Quiero un envite.(...) Le propongo que el envite sea el mismo para ambos: si yo me vengo abajo, me arrastraré a sus pies, pero si el que se viene abajo es usted, le tocará arrastrarse a mis pies. También me gusta que la gente se arrastre ante mí. "

 

 

 

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