El Lunfardo Idioma de "Circulo", Idioma de Presos |
El lunfardo es otra forma, clausurada, de expresión no popular, sino de círculo. Lenguaje carcelario, con incorporaciones siempre nuevas, para evitar - precisamente - su divulgación y su entendimiento. Lenguaje para "presos", no para carceleros. Idioma para lunfas, y no para sus victimas. La popularización de un término esta en razón inversa a su utilidad. A veces, lo emplearon para sus evasiones sentimentales o líricas los poetas de esa sociedad que, en todas las latitudes del mundo, trata de ser hermética. La poesía canera, con pocos y poco entendibles ejemplos
"De retempuje y torbello. el jacu fina Zambullo, escolaseó la biyuya que el soco espirajusó"
O bien
La Tijera del grillo, fue mancada El esparo en el bondi. Y en la sbuca orejeada de ortiva, aquella luca que le espiantó de filo y de capeada
Esto no es verso popular, por el contrario es Anti-popular, lo del pueblo va en busca de lo otro, que es lo inteligible y claro. Por que para "la gente de la orilla", llamémosla "honesta" para calificarla de alguna manera es lunfardo el "Responso a Verlaine", de Rubén Darío, cuando dice: Padre y maestro mágico..... Liróforo celeste que al instrumento olímpico y a la siringa agreste diste tu acento encantador Panida! Pan tu mismo, que coros condujiste hacia el propilio sacro que amaba tu alma triste, al son del sistro y del tambor
Ni mas ni menos que un "lunfardo" al revés, totalmente extraño para el ciudadano de la calle Angaco y Treinta y Tres, que en estas polaridades de la expresión puede no entender ni a uno, ni a otro. No confundir, entonces, lenguaje popular con lunfardismo. Lenguaje popular es este, el del tango de la poesía liminar:
Percanta que me amuraste en lo mejor de mi vida dejándome el alma herida y espinas en el corazón... Sabiendo, que te quería que vos eras mi alegría y mi sueño abrasador..... Contursi: "Mi noche Triste" Con sus defectos, irregularidades, y hasta ripios - si se quiere - el poeta popular puede coincidir - y a no dudarlo.... - con la exigencias de la elementalidad y hasta de lo defectuoso, para que el pueblo se sienta incorporado y, acaso, real, en ese ser que canta por su boca, y se expresa en la manera poco ortodoxa pero "viva", con que él puede alcanzar a hacerlo. De Tiempos de Gardel - Ediciones el Mate / Buenos Aires |