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9-11-01 Quiero hacer, ..simplemente, un elogio del plagio. Porque ¿de qué vale decir, si ya está todo dicho? ¿Qué podemos agregar después de "El curioso impertinente"?
¿Acaso no dijo alguien que no podrá haber poesía después de Auschwitz:? Si no podemos ''decir'", hablamos, hablamos, pero mejor, cantamos. Como los juglares, y vaya que "decían", o ''Araca la
cana" que también dijo lo suyo. En realidad interesa más lo dicho que quien lo dijo, esto, volviendo a lo del plagio, ¿Para qué dizfrazar la bella frase ajena? En un "Radar" de P12 alguien dijo
astutamente que para vender algo del arte del presente se inventa un homenaje a algo del arte del pasado y el que homenajea se luce. Llegando la hora de abreviar, o mejor, terminar estas incoherencias, ¿qué cosa mejor
que cantar cuando estamos tristes, o alegres, o qué se yo, como en estas convocatorias? Pero si estas reuniones se ven embellecidas por finos mensajes de oratoria, salimos enriquecidos porque ese entretejido de
palabras ha creado belleza, crea arte, es como si fuera de oro y plata, es decir, de orfebre. Y eso es lo que tenemos aquí, un orfebre de la palabra personificado en "El Oriental", que se rompe el mate 14
veces cada noche que el tango sale a concursar. Nazim Hikmet decía, más o menos, que los poemas, rodando de boca en boca se vuelven canciones, y que en Asia y Africa, se vuelven banderas. Saludo, pues al
"Oriental" y que siga prologándonos
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