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Pasaba por ahí, vi luz y entré. La luz, iba y venía. ¿El viento moviendo la bombita de 25 cagada por las
moscas? ¿Un farol de querosén? ¿Una vela? ¿No tendrá UPS?No sé. La música pegajosa de un gotán, acariciando las costillas de la nostalgia, revolviendo hondos olvidos recordados, soplándonos la nuca, y
más,claro, había que imaginarla, porque no estaba. No supe qué decir. Qué decirme. Qué. Pero creo que en fondo agradecido, porque un tango en midi, no? Como que, no? Se me piantó un lagrimón, lo juro.
Y seguí nomás. Un farol, un portal, igual quenuntango... íbamos tomados de la mano... ...la tuve que soltar Malena. Selojuro. No es por nada, pero tengo que manejar el mouse, sabe. En la callecita
empedrada sonaban apenas los pasos (mis pasos). Más allá (segundo plano sonoro) canzoneta gris de ausencia. Y el verdín, inevitable (R100G136B99), algún malvón, glicinas y grisines, la pebeta, las arenas que la vida se
llevó, y el mundo sigue andando (veremos hasta cuándo, en el noticiero de las nueve). Nosé. Casi demasiado. O no. Las cosas que inventan, don millán. Tango y truco (quiero) en interné. Cualquier día nos vemos la
luna rodando por callao, en flash, claro. Y después seguro, nos van a salir conque al hombre de la esquina rosada lo agaró un virus, don millán. Imaginesé, la paicarita, en la primer cita... en un chat. Qué frustre
don millán. Adónde vamosaparar. Me lo veo venir, mire. Cualquier día, un día como hoy, tristón, húmedo, un poquito pegajoso como es buenosairen primavera, a la tardecita... Cierro los ojos y lo veo, al polaco,
digitalizado él, cantando verdemar, pero en hexadecimal. Contengase, Florencio, que los hombres no lloran, menos sobre el teclado de zinc caliente. Mi monitor se fue apagando, despacito. Y windows
por esa vez, al cerrarse, cambió la musiquita de siempre por un par de compases, que me sonaron a la parte esa de barcos carboneros que jamás han de zarpar. Quien sabe. El coflAníbal
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