RESEÑA HISTORICA



RESEÑA La emigración croata a Chile fue lenta en un comienzo debido ante todo a las enormes distancias geográficas que separan esta parte del mundo del viejo continente. En aquel tiempo, a causa de los viajes obligatoriamente largos y sumamente inseguros, tales distancias fueron aún más notorias. Sin embargo, los croatas del litoral adriático, marinos por vocación, tradición y necesidad, sabían de estos parajes lejanos ya que desde tiempos remotos sus veleros se atrevían a doblar el temible Cabo de Hornos. Atracaban en los puertos chilenos, especialmente en Punta Arenas, para reabastecerse y reparar sus barcos. Fue seguramente la fiebre del oro la que se sedujo a los primeros aventureros a desembarcar en esas tierras inhóspitas, las que hoy forman la provincia de Magallanes. En la búsqueda del oro no tuvieron mayor éxito, pero esa tierra virgen los amarró de todos modos. Se dedicaron a la ganadería y al comercio y luego, a otras actividades. La emigración inicial y esporádica a Magallanes, fue la primera semilla de una corriente croata más nutrida a fines del siglo pasado, cuando la situación económica adversa en su patria dejó sin trabajo a muchos jóvenes, campesinos en general. Al mismo tiempo, en el extremo norte de Chile, surge otro centro de inmigración, ya que la pampas salitreras ofrecían perspectivas económicas promisorias a los que iban en busca de trabajo y fortuna. Los croatas emigraron, entonces, no sólo por motivos económicos, sino también políticos; desearon librarse del servicio militar en el ejercito austro-húngaro, en los momentos precisos cuando se estaba preparando una guerra en la cual habrían tenido que servir como carne de cañón en defensa de los intereses que no eran suyos. La siguiente ola de la emigración croata a Chile, apareció en los años veinte de nuestro siglo, inmediatamente después de la Primera Guerra Mundial. El antiguo Imperio Austro-Húngaro se desintegró y sobre sus escombros se formaron varios países nuevos, entre ellos Yugoslavia, el estado independiente de los eslavos del sur, pero los problemas económicos y políticos no se solucionaron. Por eso, los jóvenes dálmatas aceptaron con agrado invitaciones de sus parientes ya instalados en Chile, quienes les enviaron pasajes pagados para venir a este país. Se produjo una emigración muy intensa, aunque de duración breve, que dejó ciertos pueblos en las islas dálmatas prácticamente sin juventud. Un último impulso emigratorio hacia Chile se registró al finalizar la Segunda Guerra Mundial. Se trató de los emigrantes políticos y de quienes huyeron de sus países, traumatizados por los horrores de la guerra recién terminada. La gran mayoría de los inmigrantes fueron croatas de la costa adriática, especialmente de las islas de Dalmacia Central, y entre éstas se destaca, por el número de emigrante enviados a Chile, la isla de Brac. Las actividades económica de estas regiones fueron, desde los tiempos bíblicos, la agricultura, en especial de viñedos y olivares, la navegación marítima y la pesca. Cuando, sumándose a los factores ya explicados, la filoxera destruyó los viñedos y los barcos a vela fueron desplazados por los buques a vapor, para un gran número de los habitantes de estas regiones no quedaba otra perspectiva que emigrar. En unos pocos años la población de la isla de Brac disminuyó en un tercio, en contraste con su prosperidad anterior que daba, incluso, trabajo temporal a la gente de la costa vecina. Los caminos de emigración eran distintos, pero en su mayor parte se dirigieron a Chile, que ofrecía, como se mencionó, dos puntos de especial atracción: Magallanes y Antofagasta. Pasaron ya más de cien años desde que se inició la inmigración croata en Chile, una inmigración relativamente numerosa. Se podría preguntar: ¨qué significado tuvo ella para este país? ¨qué aportaron estos inmigrantes al desarrollo económico, cultural y social? En términos generales, la contribución más significativa de los inmigrantes croatas a Chile ha consistido en entregar sucesivas generaciones a su nueva patria. A ellos se les inculcó, desde su niñez, los hábitos de trabajo, de la disciplina, el sentido de la responsabilidad, honestidad y perseverancia. Con estas cualidades, ya la primera promoción de los jóvenes chilenos de origen croata se destacó en las escuelas por su rendimiento, situándose después entre los más distinguidos profesionales del país. De esta manera, el viejo y porfiado croata retribuía a la Nación chilena la hospitalidad que ella le brindó en un momento difícil de su vida. No es casualidad, entonces, que dentro de los colonias extranjeras que residen en Chile, la croata se destaque por su mayor aporte proporcional, en profesionales universitarios, a la sociedad nacional.