Una de las primeras publicaciones relativas a la Taquigrafía en México data de 1815. Es un tratado publicado por Francisco Esteban, Sargento Primero distinguido del Regimiento de Infantería de Fernando VII, titulado "Arte de escribir tan velozmente como se habla, llamado comúnmente Taquigrafía. Compendiado y acomodado para escribirse sin la ayuda de la voz viva". Durante muchos años, el Martí fue el único sistema conocido y enseñado.
En 1822 se instaló el I Congreso Constituyente en la capital mexicana, cuyos discursos fueron tomados por Manuel Altamirano y sus discípulos Juan y Francisco Aguilar. Manuel Altamirano (hijo) publicó un tratado en 1843, así como Domiciano Cano y Escalante (1868), Ignacio B. Galán (1868), Fermín Miranda (1868) y Ramón Vicario.
En 1855 se publica "Cartilla de Taquigrafía Mexicana o Arte de Escribir tan pronto como se Habla", de Ignacio Bustamante, basado en el sistema Martí, al que introduce algunas modificaciones que lo convierten en un sistema original.
Rafael Lozada aprendió el sistema con los hermanos Aguilar y editó en 1870 "Nueva Cartilla de Taquigrafía Universal".
Hasta 1903, el sistema Martí fue el más difundido en México. A partir de esa fecha se conoce el sistema Pitman a través del "Manual de Fonografía Española" de Guillermo Parody, si bien desde 1900 el método era enseñado por Ricardo Contla.
Luis E. Maumejan, director de la Escuela de Taquigrafía, publicó en 1903 "Manual de Fonografía", una innovadora adaptación del sistema Pitman.
En 1904, Fernando Valay publica un "Tratado de Taquigrafía" basado en el Sistema Martí de la Escuela Madrileña y Camilo E. Pani realiza una adaptación del sistema Gregg.
G. M. Bruno y Francisco y Juan Allard introdujeron el sistema Duployé a partir de 1905.
Otro autor mexicano fue Vicente Romero Fernández, integrante del Cuerpo de Taquígrafos de la Cámara de Diputados. Su sistema silábico con indicación de las vocales se publicó en 1910 con el título "Taquigrafía Nacional"; era una mezcla del Pitman, el Duployé y el Gabelsberger.
En 1918 Bernardo Sayavedra da a conocer su obra, titulada "Manual de Taquigrafía Lógica". Su teoría está basada en el silabismo.
Ese mismo año aparece el "Método de Taquigrafía Pitman en Español", de Juvenal González Ortega. Al año siguiente aparece otra obra basada en el Pitman, escrita por Ernestina Iglesias.
En 1920 aparece "Supremo Sistema Adelantado de Fonografía Internacional", de Salvador Erbessd, basado en el avocalismo.
En 1921 aparece un "Sistema y Método de Taquigrafía Mecánica", de E. A. Hernández Tamez y en 1923 "El Maestro Estenógrafo", de Alfredo Rábago.
En 1924, R. A. Sosa publicó "Taquigrafía Fonética", método basado en la indicación de las vocales por el lugar en que ocupaba la primera consonante en la pauta. Además, utiliza signos de diferentes tamaños, gruesos y finos.
En 1925, Mauro Durán publica un tratado de Taquigrafía denominado "Fonotaquigrafía". Su autor, convencido de que la escritura silábica representaba un positivo adelanto, hace un estudio de las sílabas directas simples y compuestas, que se trazan mediante un solo rasgo.