Ramón Pampillo y Novás

Ramón Pampillo y Novás había nacido en Montevideo en 1834 -el mismo año en que Pedralbes trabajó por primera vez como taquígrafo en el Uruguay-, y Pablo Nin y González en 1835. Ambos se educaron en el Colegio de los Padres Escolapios.

Ante el llamado a cubrir los cargos de taquígrafos, deciden prepararse para el evento. Toman lecciones con Adolfo Pedralbes (hijo de Joaquín), quien les enseña el sistema Martí, y dedican entre doce y catorce horas diarias a la práctica.

A los seis meses ya estaban en condiciones de desempeñarse en los debates. El 7 de marzo de 1856, luego de rendir satisfactoriamente las pruebas de suficiencia, la Cámara de Representantes los designó como taquígrafos. De ese modo, Ramón Pampillo y Novás se convierte en el fundador del Cuerpo de Taquígrafos.

La publicación del "Diario de Sesiones" comenzó en el año 1858.

Nin y González En 1869 Nin y González abandona sus tareas debido a una dolencia que lo aquejaba. A partir de ese momento, la tarea se hace tremendamente abrumadora. Pampillo debe trabajar solo un extenso lapso. Posteriormente se hace un nuevo llamado a taquígrafos, pero nadie acude.

Por ese motivo, se resuelve "crear una plaza de Auxiliar, con la dotación señalada a los cargos de igual categoría de Secretaría, con la obligación de que quien la desempeñe se sujete a la precisa obligación del estudio de la taquigrafía".

Ese año se presenta Orestes Araújo, quien solicita autorización para realizar prácticas en el recinto por poseer "pleno conocimiento de la parte teórica del arte taquigráfico, y cierta práctica". Se accede a su pedido, sin considerar en ningún momento el sistema utilizado.

De esta manera ingresaron Julio Manaro en 1870 y Enrique B. Rivas en 1873, a los efectos de colaborar en el servicio taquigráfico. Así, Pampillo no tiene que hacer de puño y letra todas las versiones de la Cámara. Los dos jóvenes aprendieron Taquigrafía con Pampillo cuando las sesiones lo permitían.

Pampillo había elaborado en 1860 un tratado manuscrito de "Taquigrafía", en el que recoge la evolución del primitivo sistema Martí. La obra no era un tratado metódico sobre la materia sino "sólo una colección de apuntes", una especie de memorándum en base a lo que encontró de interesante y utilizable en las obras que habían llegado a su conocimiento. Como a medida que pasaba el tiempo iba haciendo supresiones, correcciones o anotaciones, esbozando ideas y proyectando reformas, resulta difícil determinar qué parte es original de Pampillo.Durante sus cursos, había introducido reformas a la metodización de Pedralbes, quizá a instancias de Baldomero Pujadas, después de haber estudiado muchas obras sobre la materia. Sin abandonar los fundamentos de Martí, estructuró un sistema con elementos de las dos escuelas españolas -la madrileña y la catalana-, dotándolo de características propias.

Duhau En su obra, Pampillo hace varias referencias a la obra de Guillermo Atanasio Jaramillo, por lo que se presume -siguiendo el parecer de Duhau, primer historiador y crítico de la Taquigrafía en el Uruguay- que aquella sistematización, tan desprestigiada por Martí, es el origen de una de las formas martinianas más elaboradas y perdurables, que fue la única practicada durante muchos años por el Cuerpo de Taquígrafos de la Cámara de Representantes y cuyo iniciador fue Pedralbes.

También hace referencia a Juan Manuel de la Sota, que en 1834 había publicado un tratado de abreviaturas y convencionales.

La labor fundamental de Pampillo fue la generalización de las desinencias a todas las vocales -probablemente basado en las ideas de Jaramillo- y la racionalización de los signos verbales. Nunca permitió que sus alumnos introdujeran modificaciones.

Según Duhau, Pampillo es "un perfeccionador; toma, reúne todos los buenos elementos esparcidos en las diferentes escuelas de Taquigrafía española, los aplica a la práctica cuando los cree convenientes, y continúa usándolos si han dado buen resultado, o, en caso contrario, los abandona".

En 1876, a raíz de la disolución del Parlamento durante la dictadura de Latorre, Pampillo, con sus dos auxiliares, trató de sacar el atraso que se había ido acumulando por años. Pero tanto era el trabajo amontonado, que cuando se reanudaron las actividades parlamentarias aún no se había puesto al día.

En vista del aumento de las tareas, se van creando nuevos cargos de taquígrafo. En 1883 ingresan José V. Jorajuría y Florentino Alvarado Carvalho; en 1887, Clemente T. Martínez, Carlos N. Otero, José Pedro Rodríguez y Enrique Laviña.

En 1934, refiriéndose a Pampillo, Alvarado Carvalho escribió lo siguiente: "Todos ingresábamos al Cuerpo sin conocer el sistema practicado por Pampillo, como simples aprendices; todos, pues, fuimos sus discípulos, y más tarde, en la medida de nuestras fuerzas, sus colaboradores entusiastas. El carácter bondadoso y el calor e interés que ponía en aquello relativo a la profesión, se nos contagiaba en un espíritu de emulación y colaboración, en virtud de lo cual pudo echarse las primeras bases para la formación de una corporación capaz y ejemplar.- No puedo menos que recordar con verdadera emoción a nuestro venerado maestro. Su bondad, su rectitud, dotes que le distinguían y se aunaban a una caballerosidad dignísima, fueron siempre el más firme aliciente en la prosecución del estudio y en el empeño en el trabajo. Pampillo y Novás no era solamente un Jefe y Maestro, sino también verdadero amigo de sus subordinados; maestro y compañero a la vez, nos trataba con el afecto y el interés de un padre: recto, austero pero a la vez afable, cariñoso. Era un hombre de gran corazón, en una palabra.- Fue un gran talento, una inteligencia privilegiada; era persona de vasta cultura, de gran ilustración; sus conocimientos le ganaron el respeto y distinción de los hombres públicos más destacados que actuaban en el Parlamento".

En el orden administrativo, Pampillo se preocupó por organizar el Cuerpo de Taquígrafos de la Cámara de Representantes. Su experiencia le hace concebir la idea de una oficina taquigráfica moderna, que se encuentre en condiciones de "entregar la versión oficial de los debates unas horas después de terminada la sesión". Piensa en establecer turnos de cinco o diez minutos, como ocurría en los países más avanzados en la materia, con personal capacitado.

Desde su fundación hasta el año 1893 las designaciones en el Cuerpo de Taquígrafos de la Cámara de Representantes se hacen en forma directa.