"EL CHAVO DEL 8"
Características: Niño de 8 años con pecas en la cara y muy poco alimento en el estómago.
Vestuario: Pantalón beige de medio largo, desgastado, deshilachado, parchado y remendado; sostenido por unos tirantes anaranjados que amarra improvisadamente sobre un mismo hombro. Lleva camiseta a rayas, remendada también. Usa una gorra verde a cuadros con una pequeña visera y orejeras. Usa botines negros, desamarrados, gastados, raspados y en ellos sobre todo, se nota aquello de que "el difunto era más grande".
Tesoros y Pertenencias: Resortera. Barril. Dos canicas en el bolsillo trasero y ...creo que eso es todo. ¡Ah! No, no es todo; también cuenta en su haber una gran imaginación, mucha fe y todas las células de su cuerpo repletas de esperanza.
Personalidad: Niño, huérfano, de 8 años. Se dice que vive en el patio trasero de una vecindad pero nadie ha visto nunca su casa. Es un niño tierno, inocente, bromista, pero también tiene su genio y se defiende cada vez que se siente agredido. La Chilindrina apuntaría en este segmento que en la vida hay cosas "baratas" porque cuestan poco y cosas "caras" porque cuestan mucho, desde esa óptica de la Chilindrina el Chavo vendría siendo un "niño barato".
El Chavo es metiche, curioso, imprudente, necio y reclama la paciencia de quien convive con él. Pero también es soñador, sensible, sentimental y con la dosis de misoginia natural en un niño de su edad, solo que él no tiene empacho en manifestarlo abiertamente.
El Chavo tiene un carisma muy especial con el cual logra ganarse el cariño de la gente que lo rodea. Sus esfuerzos por ser un buen estudiante son en vano ya que es un niño distraído y mal alimentado. Cuando El Chavo se asusta le da "la garrotera", o sea que se va paralizando poco a poco hasta quedar "engarrotado" y vuelve en sí mojándole la cara.
Cuando El Chavo llora no grita, al contrario llora hacia adentro, jala el aire diciendo "pi-pi-pi-pi" y va a esconderse a su barril donde suele refugiarse para encontrar tranquilidad y privacía, ya que como todo niño él también tiene su rinconcito especial.
El Chavo conoce el valor de la amistad y por eso le chocan los niños chismosos y rajones. Lo que más le gusta hacer al Chavo es comer, sin embargo, es lo que menos hace. Como es pobre, no tiene juguetes y se divierte con lo que encuentra a la mano, por ejemplo: un palo de escoba, el cual equilibra hábilmente con el pie. También se divierte cazando chirindolfos con su resortera (los chirindolfos son animales que solo existen en su imaginación). En ocasiones su resortera acierta a algún chirindolfo que estaba posado en la ventana de Doña Florinda y rompe el vidrio, o en la espalda del Sr. Barriga y lo golpea "sin querer queriendo", pero los injustos adultos lo regañan en vez de agradecer que los salve de los feroces chirindolfos... En fin, así son los adultos, es imposible comprenderlos.
La tierna resignación del Chavo ante el infortunio es capaz de despertar la compasión del más duro de los corazones. El ángel guardián que le fue asignado al Chavito, aunque trabaja tiempos extras y está siempre terriblemente fatigado, finalmente consigue sacar bien librado a ese niño encantador del que nadie conoce su nombre y al que todos llaman simplemente "Chavo del 8".
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