PIJOLANDIA

por FARR DAVIDOFF

Ahora que los neopijos disfrazan su verdadera identidad siendo alternativos y que han abandonado los náuticos, los Levi's y el Lacoste por los apliques rastas, la ropa skater, los piercings y los tatuajes. Ahora que los pijos pretenden no serlo. Ahora que lo facha es políticamente incorrecto para los fachas. Ahora que los herederos de los pera son igual de fachas que sus hermanos mayores pero del PSOE y el Partido Popular es de centro. Ahora que vuelven los ochenta... es cuando procede más que nunca el reivindicar la estética pija y la parafernalia "pera". Farr Davidoff una vez más contracorriente y adelantándose a las modas, analiza con el buen gusto que le caracteriza y que demuestra en todo lo que toca, una de las estéticas más brutales y uno de los fenómenos más bizarros: lo pijo.

NEOPIJISMO
Lo que se puede calificar como "fenómeno neopijo" (o sea, desde la aparición de la estética pera y los niños de Serrano, pasando por el síndrome Moraleja hasta llegar al pijismo alternativo) no nace como tal hasta la democracia, que trajo nuevos aires para la clase media en forma de aspiraciones hasta entonces patrimonio exclusivo de la clase alta franquista. En el seno de la clase media postdemocrática es donde nace el pijerío como tribu urbana, y es que sólo en un estado de "bienestar" se puede concebir este fenómeno.
Antes, el pijerío patrio estaba formado por las clases altas afines al poder, o sea, por una élite socioeconómica (nunca cultural), que en pleno subdesarrollo vivía como han vivido los ricos de toda la vida: casa en las afueras o palacete en el centro, servicio (mecánico, doncellas, ayudas de cámara, señorita de compañía, nurse...), veraneo en el Norte de tres meses, hotelito en la sierra... y sobre todo un aura de "señores" que les distinguía del resto de los mortales.
La vida de estos precursores del pijismo moderno estaba marcada por unos dogmas que admitían pocas discusiones, a saber, Franco, España, Dios y el bienestar propio. Todo lo que no fuera eso era inconcebible. La típica familia de orden de los cincuenta y sesenta, distaba poco de las que salían en las películas de Marisol o Paco Martínez Soria, y más que pijas eran "familias bien": un padre marcial y casposo (prototipo tecnócrata), una madre entregada a las tareas de "caridad", carne de rastrillo benéfico, jugadora de bridge y canasta, y por encima de todas las cosas ama de su casa, y unos hijos aficionados al ski, la equitación o deportes poco populares en general (ellos) y a ir de tiendas y buscar un buen partido para casarse (ellas).
Seguramente el primer antecedente del pijerío pera, se dio en los hijos de las familias bien en los sesenta, cuando vieron como su armonía temblaba ante la aparición de lo ye ye. Atónitos, los padres veían como sus retoños enloquecían con nuevas modas, que trajeron nuevos hábitos y diferentes actitudes. La misa de los Domingos y los rastrillos benéficos ya no interesaban a los más jóvenes, que gastaban sus altas asignaciones (no olvidemos que el verdadero pijo gasta mucho dinero y consume de forma insensata) en pick ups, discos, guateques, scooters, vespas con sidecar, y se vestían y peinaban a semejanza de sus ídolos musicales e incluso se dedicaban a formar simpáticos conjuntos.
Adelantándose al fenómeno indie de los noventa, los exclusivos chicos ye ye se erigieron como los primeros pijos contemporáneos y antecesores de las nuevas generaciones pera.
Y es que la esencia de lo pijo ya estaba presente en los albores: rebeldía joven (que no pasaba de unos pantalones pesqueros o un flequillo un poco más largo de lo habitual), gustos caros( los obreros todavía no podían ser ni pseudopijos como ocurriría más tarde), diversión teen (entonces los guateques, más tarde las pandillas de urbanización), mundo de fantasía (la realidad pija ajena a todo lo que no la componía, ignoraba o directamente desconocía todo lo que no la incluía), tradicionalismo de su tiempo (la tradición y las costumbres por encima de las modas) o convicciones sólidas (la Iglesia, la caza, los toros, España...)

GENERACIONES PERA

Con la democracia y en plena transición nace la tribu urbana de los pijos, que evolucionaría de una manera curiosa. La forma mas genuina de pijerío que se manifestó desde un principio fue la de la generación pera, élite integrada por los niños bien, hijos de los ye yes del franquismo y que se erigieron como la única tribu urbana con conciencia de serlo, tolerada por la sociedad y bien vista a pesar de ser tan rara como cualquiera de las otras tribus que nacieron con la Constitución, y con una estética tan o más brutal que aquellas que no eran otra cosa sino una copia de movimientos juveniles extranjeros. Es decir, la tribu de los peras fue la única tribu urbana genuinamente hispana, o mejor dicho el movimiento juvenil de lo español (aunque las otras tribus punks, mods, rockers... se desarrollaron aquí con una inevitable impronta española).
i algo caracterizaba a esta segunda generación de pijos hispanos, era su particular concepto de la política y de su propio país. Como movimiento teen, los peras vivieron con la edad de la insensatez suma, la muerte de un dictador y el nacimiento de un país democrático desde un punto de vista familiar de derecha recalcitrante. Como cachorros ultras que eran, se apuntaron al fenómeno de la transición y los partidos democráticos de una manera genuinamente pija, y al final, total y absolutamente petarda. Los colegios privados más selectos vieron de repente, allá por el setenta y nueve, como la estética y la memorabilia democrática inundaba sus patios: posters de Blas Piñar, Fuerza Nueva y Alianza Popular en los tablones de anuncios, chapas de Fraga y Jorge Vestrynge en los uniformes de los alumnos, banderitas de España en pulseritas y relojes, conciertos, mítines democráticos por una nueva España y recogida de firmas el 20 N en sus instalaciones, carpetas forradas con las pegatinas más fachas que se han visto y se verán o con el ídolo pera-teen por excelencia (Jorge Vestrynge). Una vez más, el mundo de fantasía pijo encontraba un soporte para dar rienda suelta a su fantasioso entorno, que se encontraba (aunque mucha gente no lo entienda) al margen de ideologías: lo facha (aparte de ser la única actitud conocida y tolerable) además era fashion, por tanto estar bien equipado con todo tipo de parafernalia facha era símbolo de status dentro de la tribu pera, y tener en la carpeta el poster de Fuerza Nueva (partido de Blas Piñar) con la cara de Carmina Ordoñez era para los peras tan importante como para un punk ser poseedor de la cresta más grande y cuidada... una cuestión de actitud y estética que se dio en esa época y después ya nunca más.

ESTÉTICA Y RITUALES PERA
Se puede definir a la estética pera y toda su parafernalia como la esencia del clasicismo pijo, es decir, de lo pera se derivan y se sientan las bases de las evoluciones posteriores de lo pijo y lo pseudopijo. La estética pera es como la de un anuncio de compresas: tonta, cursi, insustancial, insensata... y al igual que la sangre (que nunca es roja), tiene tintes un tanto obscenos, que se manifiestan en dos vertientes diametralmente opuestas, la vertiente ritual (que encierra toda la obscenidad de los ritos reaccionarios pijos) y la vertiente petarda (que encierra la parte frívola y la verdadera idiosincrasia del fenómeno).
Los rituales pera comenzaban en la mas tierna infancia, cuando los pequeños pera, nada más nacer, eran nombrados socios del Real Madrid, cofrades de alguna hermandad rociera, nazarenos de honor, miembros de una sociedad gastronómica, camareros honorarios de la Virgen, alevines de la Guardia Civil, hijas de María. Un poco más tarde, el sexismo pijo se manifestaba y cada género tenia sus ritos. Ellos se "hacían hombres" en academias paramilitares donde eran adiestrados en las artes milicianas, para una vez bien aprendido el uso de las armas, convertirse en expertos cazadores tras superar el humillante "rito del novio" , en el cual sus compadres de matiferio les ataban a un poste y les rociaban con la sangre y las heces de jabalíes, ciervos, venados, para así celebrar que habían matado por primera vez. "El rito del novio" también marcaba el paso de la infancia a la adolescencia, con el consecuente abandono de los bombachos de terciopelo, los calcetines y los cuellos de encaje y del pelo oxigenado y cortado a tazón, para dar paso a un pelo corto, engominado y con raya, chaqueta azul marino, austríaca y loden.
Ellas por su parte prolongaban su niñez hasta los dieciocho (tras un periodo de catequesis femenina, campamentos a Lourdes con las monjas del colegio, y visitas a Roma de viaje de fin de curso) ,que acababa con uno de los rituales más bochornosos: la puesta de largo (un baile de vírgenes sangrantes empujadas al matadero del matrimonio de conveniencia). Para la ocasión ellas sustituían su larga melena lisa por una media melena con permanente, y los vestidos de nido de abeja y manoletinas por atuendos de madre directamente (pasaban de la sección jovencitas de los grandes almacenes, a la de mujer).
En cuanto a la estética era más sobria y clásica que la pija de finales de los ochenta y principios de los noventa. Lo pera represento el clasicismo pijo y marcó las pautas estéticas posteriores.
Los atuendos pera preferidos fueron: Loden, castellanos, camisas a cuadritos de franela, austríacas, bleizers azul marino con botonadura dorada, bufandas a cuadros, faldas tableadas y escocesas, manoletinas, botas de montar, y en general el "estilo Retorno a Brideshead" pero con el toque hortera ibérico. En el verano lo que se imponía por encima de todo era el "estilo marinero": náuticos, Levis pesqueros, camisas de rallitas remangadas, jerseys de punto (pero anudados por encima de los hombros), rebecas de punto de cruz, nido de abeja... Como complementos más usados estaban los bolsos de paja, los relojes náuticos, todo tipo de cadenas de oro, cubrebotones, pulseras, sellos, cruces, nomeolvides... Pero sobre todo lo que diferenciaba a los pera eran las marcas, reinado por encima de todas Lacoste (aunque la verdadera fiebre por las marcas y el consumismo enfermizo no vendría hasta un poco más tarde).
Pese a todo, tanto en apariencia como en costumbres, los peras (o niños de Serrano) no fueron tan salvajes como sus hermanos pequeños: los pijos propiamente dichos.

EXTRAÑOS ICONOS PERA
La parafernalia pera toma sus íconos de las influencias más disparatadas, por una parte lo español y toda la memorabilia facha de la democracia antes comentada, por otra la religión, luego de repente, la influencia del consumo y las marcas... todo eso mezclado con Snoopy, Holly Humper o Hello Kitty. Unas asociaciones tan raras que hacen que toda aquella estética se pueda incluso considerar un movimiento, que acaso se pueda explicar con una sola y definitiva palabra: petardeo.
Entre los íconos pera imprescindibles están:
-Snoopy: el propio Schultz nunca hubiese imaginado que su personaje más popular habría de convertirse en un país tan lejano como España, en el símbolo de una generación. La memorabilia snoopiana era de obligada adquisición para no ser menos que nadie en la complicada sociedad pera, en la cual nadie se explicaba su éxito. Tras el boom, Snoopy se vulgarizó y solo los pseudopijos de provincias siguieron cantándole sus excelencias. Fue sustituido por Mafalda (que aunque era símbolo de lo progre, era muy mona) y Holly Humper.
-La bandera española: inefable complemento de la indumentaria pera, se manifestaba de muy diferentes maneras: a modo de pegatina para el coche, la carpeta o pegada en la pulsera del reloj Casio calculadora, en chapas, camisetas, gorras, bufandas, cordones... siempre se le buscaba un huequecito.
-La vespa: vehículo pijo por excelencia junto con el escarabajo, iba adornada con su particular parafernalia, que la diferenciaba de las vespas de otras tribus. Una buena Vespa había de ser de color blanco, con dos retrovisores y mampara (ellos) o cestita (ellas) y decorada con pera-pegatinas alusivas al ski (Salomon, Astun, Cerler, Baqueira...),a marcas de ropa (Benetton, Don Algodón, Levis, Amarras...), al Papa, a Snoopy, a Mafalda, a Fuerza Nueva, a Alianza Popular o a frases de cabecera ("soy rociero", "soy español y esta es mi bandera", "dios es amor"...). Su posesión era símbolo de status en la jerarquía y medio de transporte indispensable en las urbanizaciones y zonas residenciales.
-El Papa; el Santo Padre era el ícono religioso más poderoso, por encima de otros como la Madre Teresa o monseñor Suquía. Su visita a nuestro país constituyó uno de los eventos pera (junto con el concierto de Frank Sinatra) que más expectación levantó. La memorabilia generada destronó a la memorabilia facha en las preferencias, y casi estuvo a punto de acabar con el reinado de Snoopy.
-El Colegio: gineceo y androceo del movimiento pera-teen, era el lugar donde nacían y morían las modas internas de la comunidad pera. Siempre privados, de religiosos y nunca mixtos eran testigos de las luchas de clases internas de la tribu. Los preferidos por los padres eran: Retamar, Liceo Francés, Liceo Serrano, Liceo Italiano, El Pilar, British Council, los Jesuitas (ellos) y San Luis de los Franceses, las Irlandesas, las Adoratrices de María (ellas). En torno a sus uniformes se desarrolló una de las estampas estéticas más brutales, con las transformaciones a las que estos eran sometidos para estar a la moda y no parecer chachas (apelativo que los peras empleaban para calificar a compañeros de colegios concertados e Institutos Públicos). El colegio era otro símbolo de status en una organización absolutamente clasista.
-Jorge Vestrynge: pinup-pera-teen por excelencia, el por aquel entonces joven cachorro de Fraga, era la viva imagen de lo que tenía que ser el perfecto chico pera. Con una imagen rozando lo neonazi, sus posters engalanaban las habitaciones de las jovencitas bien, que le seguían en todas sus apariciones y mítines.
-Pepe Barroso: fue el ejemplo de joven empresario triunfador y creador de una de las marcas más pera: Don Algodón. Su imagen era el paradigma de lo pijo y fue muy imitada por los jóvenes populares.
-La calle Serrano: calle con más pijos por metro cuadrado, era centro neurálgico y lugar favorito de esparcimiento. El barrio de Salamanca era la Moraleja de los ochenta, y lo más florido del pijerío habitaba allí, donde estaban los sitios más chic. Entre las tiendas más peras de Serrano podemos citar: Friki, Tilburi, Don Algodón, Don Algodoncito, Benetton, Ascot, Amarras, Privata, Embassy, Castellana 8, Fajas Ruiz, Tamarindos, Nancy, Suarez, Mili, Musgo...)
-El ski: deporte pera por excelencia hasta que la familia Real lo popularizó y dejó de ser algo exclusivo. Hasta entonces subir a Navacerrada, Valdesqui o Valcotos los fines de semana o a Baqueira, Cerler, Astún en Semana Santa (en Navidad lo más fashion era irse a Gstaad), y volver negro como un tizón era parte del ritual. El perfecto equipo del esquiador pera estaba compuesto por: anorak y mono Roc Neige, gafas de espejo Carrera o Uvex, skies botas y bastones Salomon, gorrito con borlas (ellas) y pasamontañas (ellos) le Coq, lápiz labial y crema protectora Piz Buin...Además no sólo bastaba con tener ese equipo tan caro, sino que había que currarse toda una parafernalia extra: tablas llenas de adhesivos de marcas de ski, Snoopy, etc, pelo "decolorado por el Sol" -el pera nunca admitía que se teñía-, modelos apreski con botas de pelo largo, jerseys italianos de la marca nacional Privata, lucir el forfait y el pase vip dentro y fuera de las pistas, llevar pulseritas de cuero de hilos de colores trenzados o compuestas por los chinitos de la suerte, y un montón de pijotadas más.
-La vela: en verano las nevadas pistas se sustituían por las bravas aguas del Cantábrico, las familias bien tenían que tener su barco y competir en regatas, pero de las de toda la vida y en sitios pijos de los de toda la vida: Sanjenjo, la Toja, Santander, La Concha... es decir veraneo del Norte, nada de Mallorca o Marbella o Gandía (que serían los sitios favoritos del pijerío más zafio y hortera en el que degeneró la generación pera). La parafernalia se componía de náuticos, bermudas, polos de Lacoste, camisetas de Amarras, Nudos y en general toda la moda marinera (que se tornaba en marinera con dorados para la noche) ,de ancla y sobre todas las cosas Yatch.
-Los latiguillos: los peras tenían su propio lenguaje, que se caracterizaba por el uso de los más variados latiguillos, el abuso del diminutivo, los eufemismos y la creación de nuevos vocablos. El acento más bien afrancesado y hablando muy deprisa. Los latiguillos más usados eran: ossea, no seeee, sabesss, quicir, telojurooo (por Dios, por Snnopy, por mi madre, por la virgen...), macho, joo... y entre las expresiones las favoritas estaban: que asco, ay por favor, no doy crédito, es un diez, es la bomba, es lo más, que total, super, me encanta... Los eufemismos eran "super" utilizados: pompis, popo, pipí, jobar, jopé, jopelines... pero donde el lenguaje pera se soltaba más era en los nombres propios y los apodos: Pototo, Piluca, Pocholo, Fefa, Borjamari, Coco, Fifi, Fefe, Coque, Chon...y otros nombres genuinamente propios.

PIJERIO DE MASAS O PSEUDOPIJISMO
A mediados de los ochenta, con el triunfo del PSOE, y los años de bonanza económica, los peras asisten horrorizados al triste hecho de ver como todas sus costumbres y actitudes se vulgarizan y son imitadas por advenedizos que de alguna manera desnaturalizaban su exclusiva idiosincrasia para convertirlo en el fenómeno del mal gusto y de lo hortera en el sentido menos bueno.
El nuevo pijo, ya no ha de ser necesariamente de familia bien de toda la vida, y sigue siendo igual o más facha, si cabe, pero ya no reivindica la España franquista como el pera, sino que es demócrata convencido. Su imagen es la típica de los ochenta, ya no tan clásica y totalmente inmersa en el diseño. El dinero pasa a ser el primer símbolo de status y su ostentación la mejor garantía de ser considerado. Como consecuencia, lo más importante para el pijo es triunfar en el mundo de la empresa, para lo cual se prepara desde la infancia y llegar al poder cueste lo que cueste. Ya no es tan elitista y se relaciona de tú a tú con los gañanes de la cultura del pelotazo, mimetizándose con ellos a la perfección.
El fenómeno pijo empieza aquí su degeneración, y deja de ser algo simpático, petardo y bizarro para pasar a englobar la larga lista de fenómenos Rhinestone o de glamour patético. La generación pera se recicla a los nuevos tiempos, pero definitivamente se desmarca de los nuevos pijos rhinestone (o pseudopijos) de quiero y no puedo, y empieza a renegar de los mismos para reaparecer en los noventa con una nueva piel mas acorde con los tiempos: el pijo alternativo, que vuelve a recuperar el espíritu pera pero de forma renovada y para nada tan genuina.
Ser y parecer pijo pasó a convertirse en símbolo de progreso social, y los desclasados con cierto poder adquisitivo se adentraron sin ningún pudor en la estética y las maneras pijas, intentando así acceder a una clase que hasta entonces les había despreciado de una forma más que descarada. Obreros venidos a más, directores de sucursales bancarias, ejecutivos de tercera, concejales de provincia... y demás desgraciados, beneficiarios de la cultura del pelotazo, en cuanto tenían cuatro pesetas en el bolsillo, lo que ambicionaban era el aparentar algo que nunca habían conocido: la clase. Ser finos era su prioridad.
Pero los resultados poco tenían que ver con la realidad y el mundo de fantasía pera soñado, y se engendró una de las clases sociales mas patéticas, tristes y deplorables que desgraciadamente se extendió como paradigma de la clase media española.
Todas las costumbres del pijismo pera, fueron destruidas una a una por esta nueva clase emergente, que tornó en fenómeno trash el antaño armónico mundo pijo. La explosiva mezcla entre la España descamisada y la España de orden puso de nuevo en primera fila la celtiberia más profunda, y como paradigma, otra vez y tristemente: Andalucía.
En esta región tercermundista, el fenómeno del pijerío rhinestone alcanzo cotas y cimas tan altas que calaron muy hondo en el resto de la nación y que se han mantenido y fomentado hasta nuestros días con el triunfo del Partido Popular.
El proceso de vulgarización de lo pera vino dado por los siguientes y desgraciados hechos:
-Como alternativa a las zonas residenciales eternamente prohibidas a los pseudopijos (Puerta de Hierro, el Viso...) surgieron las llamadas "urbanizaciones de lujo", donde empezaron a instalarse esta gente cada uno en la medida de sus posibilidades. Así los más ricos lo hicieron en la Moraleja, La Florida o Ciudalcampo, y desde ahí para abajo en Los Álamos, Los Ángeles de San Rafael, Galapagar, Mirasierra, Miraflores (urbanizaciones favoritas para tener un Chalet), o ya el pijerío mas lumpen en las urbanizaciones de la zona sur (instalándose en adosados o en pisos ). La estética del chalet adosado y la del piso piloto acabaría con la tranquilidad de la Sierra madrileña y segoviana de toda la vida, que se llenaría de domingueros, nuevos ricos y demás parásitos que con su mal gusto y vibraciones hicieron que estas zonas perdieran todo su encanto.
-Actividades como la caza, la pesca, la equitación, la vela, el golf, el squash...hasta entonces patrimonio de unos pocos, llegaron a convertirse en los deportes de moda , y en torno a ellos giraba el ocio del pseudopijo que gastaba todos sus ahorros en equiparse para algo que en el fondo detestaba profundamente (no olvidemos que, como buen gañán, al pijo rhinestone sólo le gusta el fútbol), pero que le hacía sentirse importante y con cierto prestigio.
-El veraneo de tres meses en el Norte, se sustituyó por la Costa del Sol y Mallorca, (reinando Marbella como la ciudad más hortera del estado español), en detrimento de Sanjenjo, Zarauz, la Toja y demás territorios pera, que no lograron sin embargo escapar a las hordas pseudopijas que también les invadieron.
-El culto al Papa y la Madre Teresa, y a otros clásicos del catolicismo ya no movía a la comunidad pija, y todo ese culto bizarro se sustituyó por cosas con tan poco glamour como las Ongs, el 0,7%, las movilizaciones anti-ETA, el tercer mundo... Y la religiosidad iba unida a la diversión, siendo el paradigma de estos nuevos cultos el fenómeno rhinestone generado en torno al "Rocío".
-El consumo de lujo perdió fuerza y apareció un nuevo tipo de consumismo basura, que hizo que muchas de las tiendas peras clásicas quedasen como reductos de esa rancia y vieja clase, o que desapareciesen dando paso a nuevas tiendas con espíritu exclusivo, pero absolutamente populares: Zara, Vips, Crisol, Pryca, Alcampo, Continente...

ESTÉTICAS CORRECTAS
La estética generada por el pijismo rhinestone es puramente trash. Ya no se puede hablar de una estética de tribu urbana, porque tal consideración murió con los peras... los pseudopijos son el segmento mayoritario de una clase social que se caracteriza estéticamente por carecer totalmente de gusto, o por tenerlo totalmente deformado, con lo cual las aberraciones estéticas obtenidas no tienen desperdicio.
Lo que resulta paradójico es que siendo estéticamente tan deformados como unos siniestros, unos punks o sin ir mas lejos unos indies, los pseudopijos sean considerados por la sociedad en general como "normales" o "correctos" y su apariencia del agrado de todas las madres españolas. Analizando sin embargo la pinta prototipo de una hembra pija, se llega a una inquietante conclusión: su estética es de las más agresivas y brutales: pelo teñido con mechas rubio criminal, cara quemada y avejentada por las radiaciones de los rayos uva y de un inconfundible tono moreno artificial mas bien tirando a naranja, delgadez anorexica, labios siliconados, cara llena de brillos... que hacen que todas se parezcan entre sí como si fueran clónicas. Al final son auténticos freaks que han de sufrir incluso físicamente para estar así de imposibles; además, con la edad el deterioro físico causado por los uva y la silicona se incrementa por efecto de los liftings y estas señoras se convierten en verdaderos monstruos. En cuanto a ellos, tampoco se libran de la tiranía de los uva, y su particular calvario lo tienen con la calvicie, cosa que intentan remediar con los injertos tipo muñeco, y unos peinados tipo tazón cubriendo media oreja que les hace fácilmente identificables.
En cuanto a la indumentaria es heredera de la pera, pero mas deportiva. El "sport" es la imagen que reina pero el toque "classy" desaparece dando paso al toque hortera: zapatos italianos, gafas de sol italianas, pantalón vaquero planchado con raya, gabardinas, trajes de chaqueta cruzados, camisetas metidas por dentro, cinturones de piel, cazadoras de cuero y ante con hombreras, botas camperas, pantalones de montar, pañuelo vaquero... son el fondo de armario más común para ellos, y el muestrario entero de Zara podría componer el de ellas. Y como complementos la bisutería fina desplaza al oro y a las pulseritas de cuero roídas.
Los iconos pijo-rhinestone mas identificables son:
-Las sevillanas: baile pijo por excelencia, tenía unas connotaciones sociales muy importantes para el pijo. Saber bailarlas resultaba indispensable para el triunfo en sociedad, y por ello las academias se inundaron de "gente guapa" que, al grito de "soy rociero" y entre vapores etílicos y de polvo blanco, acudían a las citas anuales del Rocío, la Feria de Abril, o cada fin de semana en las discotecas de moda.
-Pacha: la más famosa de las discotecas pijas, que incluso llegó a dar nombre a un coche -el Ibiza Pacha- estaba cortada por el mismo patrón que Joy Eslava, Up &Down, o Regines... es decir: puticlubs de lujo con un ambiente zafio, rancio y hortera. -Los Club Sociales: lugares de reunión ubicados en las urbanizaciones y en las comunidades de propietarios, en ellos tenían lugar reuniones de empresa, talleres de las amas de casa, exposiciones de labores, o subastas benéficas. Pertenecer a uno era esencial para la vida matrimonial y la "amistad sana".
-El Porche: el escarabajo pera dio pasó al Golf GTI descapotable y a los deportivos en general, siendo el más cotizado el Porche, que había de ser exhibido a la puerta de Pacha o en la zona del Madrid antiguo. La parafernalia que los engalanaba no era petarda, y estaba compuesta por alerones, turbos, tapicería de cuero, radio a todo meter y teléfono de coche.
-La coca: droga gañana por excelencia, es condenada por unanimidad pero consumida con fruición por lo más selecto de este ganado. Sus efectos añadieron un nuevo rasgo físico tan característico como el moreno uva: los ojos de cocainomano.
-El móvil: antecedido por el teléfono de coche, el teléfono móvil era una prolongación de la mano del pijo, y el ademán de hablar un tic, tan arraigado como los latiguillos de su lenguaje.
-Mario Conde: si Vestrynge fue ídolo pera, Conde lo fue del pseudopijismo, y su figura un ejemplo a seguir por toda la juventud popular. Su foto también se pudo ver pegada en las carpetas de las alumnas mas calentorras de ICADE, el CEU o CUNEF.
-El Master de Empresa: requisito necesario para todo ejecutivo que se preciase, si era en el extranjero todavía mucho mejor. No hacia falta estudiar, con pagar la matricula estaba todo resuelto.
-El Partido Popular: reciclado a partido absolutamente facha en el fondo pero no en la forma, ya que resultaba políticamente incorrecto para el electorado que le elegiría como consecuencia directa de unos nuevos tiempos más correctos, en los que hasta Fraga olvidaría su pasado fascista.

EPILOGO
"España va bien" (José María Aznar).


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