La sonrisa es intemporal

Por Roberto Remes

Salí de la calle esta mañana de una manera distinta a todas las mañanas. Conduje una de mis múltiples rutas con una sonrisa amplia, una sonrisa que nunca quité de mi rostro. No sé qué tanto lo hice por probar cómo sería mi día si así lo hacía o por la recomendación de un manual de cultura vial de Singapur que alguna vez leí y que sugería a los conductores, Siempre sonría.

Le sonreí a mis vecinos, lo cual es más fácil porque ya los conozco, pero también le sonreí a la gente que no conocía. En algún momento se me atravesó un automóvil y en vez de tocarle el claxon respondí con una sonrisa y un claro deseo de que para la próxima tuviera más precaución, pero de inmediato sacó la mano una persona desde otro vehículo que también quería invadir mi carril cuando no tenía espacio para ello, no frené de inmediato y el conductor se hizo a un lado, pero en seguida se me cerró bruscamente y yo seguí respondiendo con mi sonrisa. En ese momento descubrí el poder de una sonrisa, porque el chofer y sus dos acompañantes comenzaron a insultarme y yo no dejé de sonreírles. Me agredieron con el coche y yo guardé mi distancia para no confrontarlos, pero todos mis dientes seguían a la vista. Se detuvieron y el conductor se bajó a desafiarme, llegó hasta mi ventana y la golpeó bruscamente. No puedo negar que sí temí que la rompiera y me agrediera a mí y no a mi coche, pero respondí a sus insultos ya no sólo con una sonrisa sino también con un contundente Que tengas un buen día. El hombre, si es que acaso lo era, y no lo digo por su hombría sino por su carácter de humano, se alejó llamándome puto, entró en su auto y siguió metiéndosele a otros autos. En algún momento mi sonrisa tembló pero la mantuve durante todo mi trayecto y buena parte del día.

Poco a poco mi sonrisa me fue abriendo caminos. Aún así he estado pensando en esas personas que viajaban en el otro auto. No sé si sintieron que mi sonrisa era socarrona. Me da la impresión de que sí, pero sobre todo me da la impresión de que cualquiera que hubiera sido mi respuesta su reacción hubiera sido la misma, con la diferencia de que sin mi sonrisa yo hubiera estado completamente vulnerable y sin duda me habrían echado a perder el día.

Que tengan un buen día.

 

 


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