- DROGAS,
¡LIBEREMOS SU CONSUMO!
Aspectos
morales acerca del consumo de drogas
-
- En tanto se abandona el principio
de que el Estado no debe intervenir en
la vida privada de los ciudadanos,
acabamos regulándosela a éstos hasta
en los más mínimos detalles.
Desaparece la libertad individual.
- Ludwig von Mises
.
- Una sociedad libre
supone la
limitación del Estado a determinadas funciones que hagan posible
la convivencia pacífica de los individuos.
La acción del gobierno debe constreñirse a proteger los
derechos de los individuos -la vida, la propiedad privada, la
libertad- de la turba antisocial.
El gobierno no tiene como función hacer felices a los hombres,
evitando que éstos, voluntariamente, se causen daño a sí
mismos.
Como bien señala John Stuart Mill, "el único propósito
para ejercer correctamente el poder sobre cualquier miembro de una
comunidad civilizada, en contra de su voluntad, es evitar el daño
a otros. Su propio bien, ya sea físico o moral, no es suficiente
garantía. No puede, en justicia, ser forzado a hacer, o a
soportar, porque eso le hará más feliz, porque en opinión de
otros, hacerlo sería sabio, o incluso justo (...). En la parte de
su conducta que meramente le concierne a él, su independencia, es
por derecho, absoluta. Sobre sí mismo, sobre su propio cuerpo y
mente, el individuo es soberano" (1).
Este principio ético expuesto claramente en 1859 hoy en día
es rechazado en la cuestión del consumo de drogas.
El argumento que respalda la criminalización del consumo de
drogas, es su carácter nocivo tanto para el individuo que la
consume, ya que genera "adicción" como para la sociedad
pues incentiva a que se transgredan los derechos de los demás.
Con respecto a esta argumentación no entraremos a discutir
sobre la dañosidad de las drogas ya que de la misma forma cabría
preguntarnos ¿por qué no criminalizar el consumo de otras
sustancias tales como el alcohol, el tabaco, el café, el
chocolate, el tocino, etc. que se caracterizan por ser nocivas
para el organismo humano?.
Lo fundamental es la reivindicación de nuestro derecho
moral de la libertad de consumo (incluso de las drogas).
La ética del individualismo parte del respeto a la dignidad y
la libertad humana, lo cual supone según el Premio Nobel de
Economía de 1974, Friedrich A. Hayek, "que nadie puede
indicar quién sabe mejor cuáles son sus intereses y que la
única manera eficiente de averiguarlo es a través de un proceso
social en el que a todos se les permita probar y ver lo que cada
uno puede hacer"(2).
El individuo en tanto persona adulta, sabe mejor que nadie qué
es lo que más le conviene. Por lo tanto, si decide libremente
consumir drogas el Estado debe respetar su soberana decisión. El
prohibir el consumo de drogas, bajo el pretexto de la "salud
pública" es lo mismo que prohibir el consumo de ideas
socialistas bajo el pretexto de la "seguridad del
sistema".
Al respecto es pertinente tener en cuenta lo señalado por el
economista austriaco Ludwig von Mises: "..el daño que el
hombre puede infligir a su mente y a su alma ¿no es acaso, más
perturbador que cualquier padecimiento físico? ¿por qué no
impedirle que lea libros perniciosos y presencie detestables
representaciones teatrales; que contemple pinturas y esculturas
reñidas con la estética y que oiga música horrible? Las
consecuencias dañosas que se derivan de una ideología social
nociva son, sin duda, mucho más perniciosas, tanto para el
individuo como para la colectividad, que todas las que del uso de
drogas y narcóticos pudieran derivarse"(3).
Constituye un grave atentado contra la dignidad de las personas
adultas, el tratarlas como niños inmaduros. Si creemos en la
autodeterminación y la responsabilidad individual debemos
reconocer el derecho de las personas a consumir cualquier
sustancia que desee.
Si tomamos drogas y nos conducimos como ciudadanos responsables
y obedientes a la ley, ¿acaso no tenemos derecho, y no
deberíamos tener el derecho a no ser molestados por el gobierno?
Si tomamos drogas y quebrantamos la ley, ¿acaso no tenemos y no
deberíamos tener el derecho a ser tratados como autores de un
crimen, más que como pacientes acusados de estar mentalmente
enfermos y obligados a permanecer recluidos en hospitales
psiquiátricos?(4).
No estamos incitando al consumo de drogas ni emitiendo un
juicio de valor -si es bueno o malo- sobre la naturaleza de la
droga. Lo que defendemos es el derecho de los adultos para decidir
qué es lo bueno o qué es lo malo para sí mismos.
El gobierno no tiene el derecho a decirle a uno que puede y
qué no puede tomar, como tampoco tiene derecho a decirle qué
puede o no puede pensar. Obviamente, esto no significa que sea
bueno tomar ciertas drogas. Puede con toda seguridad ser
contraproducente. Pero si una persona ha de ser libre, debe tener
el derecho a envenenarse y matarse. Y efectivamente lo tiene ahora
con el tabaco, pero no con la marihuana; lo tiene con el alcohol,
pero no con la heroína(5).
Si tenemos derecho de propiedad sobre nuestros bienes,
deberíamos tenerlo sobre nuestro cuerpo. Cada uno tiene la
facultad exclusiva de decidir qué sustancias introduce o no en su
organismo, es un DERECHO FUNDAMENTAL.
Así como la Constitución garantiza nuestro derecho a venerar
a cualquier Dios y a leer cualquier libro que escojamos, de la
misma forma se nos debe garantizar el derecho a ingerir o no
cualquier tipo de drogas.
Favio León Lecca
Presidente de la Asociación Civil SOCIEDAD
"ACTON-TOCQUEVILLE", Lima-Perú.
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Notas bibliográficas:
(1) MILL, John Stuart, On Liberty, Chicago, Regnery,
1955, p.13
(2) HAYEK, Friedrich A., Individualismo verdadero y falso,
Buenos Aires, Centro de Estudios de la Libertad, 1968, p.38
(3) MISES, Ludwig von, La Acción Humana, Madrid, Unión
Editorial, 1986, p.1062
(4) SZASZ, Thomas, La Teología de la Medicina,
Barcelona, Tusquets, 1980, p.85.
(5) Ibidem, p.255. |
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