ONE, TWO, THREE...

Y si. Tenía que suceder tarde o temprano que tu vida pareciera desmoronarse cuando, con toda tu mejor voluntad e inocencia, invitás a tomar la leche a la vecinita de la cuadra. Esa nena dulce que de tanto pasar frente a tu casa y de encontrarse furtivamente en la placita del barrio, terminó manteniendo un diálogo con tu hija y vos cruzando palabras de cortesía con su mamá.

 Llega el día en que sentís que podés dar un paso más allá en esa fortuita relación vecinal para dar lugar a un approach hogareño y la invitás a pasar la tarde. Servís la leche, las galletitas y pensás cuán perfecto es el mundo, qué sabia la naturaleza… Cómo con tan poco tiempo de vida (parecería que nació ayer, ¿no?) tu hija ya cuenta con una amiga. ¡Una amiga!

 En un gesto de despegue, de madre liberal considerás que ellas necesitan de cierta intimidad para afianzar su vínculo, para conversar de sus cosas, para conocerse. Claro que tu libertad es fingida y (reconocelo) dos por tres te arrimás un poquitín a hurtadillas a la cocina, para escuchar de qué cornos pueden estar hablando dos niñas de cuatro años.

 Hasta que de pronto algo extraño, un sonido peculiar te deja prácticamente paralizada. Es algo… algo que no pertenece a nuestro idioma. Prestás atención a lo que te parece un conteo en inglés… y sabés fehacientemente que tu hija ¡no sabe hablar en inglés! Es más, recién le están enseñando algo así en el colegio y la única palabra que conoce es “HELLO”, que pronuncia como con una molesta “J” al comienzo. “J” que te produce un ruido perturbador y ruin en tus oídos…

Te acercás de puntillas y escuchás cómo la otra recita “one, two, three, four, five…” con total seguridad y control, mientras tu hija, desorbitada y en evidente desventaja, la mira con la derrota pintada en sus ojos. 

Es comprensible que en ese momento, y debido a tus instintos maternales propios de la naturaleza animal, quieras estrangular a la pequeña sabihonda… ¡PERO POR FAVOR RECORDÁ QUE TIENE SOLO CUATRO AÑOS!  

Antes de cometer cualquier tipo de locura, tené presente la edad del pequeño engendro y pensá que seguramente pueda contar en inglés pero que en español presenta terribles dificultades de dicción y que puede que más adelante y de seguir así, le diagnostiquen dislexia… Tal vez hasta se lo tendrías que comentar a la madre, como buena vecina que sos, ¿no? Porque vos, a fin de cuentas, sos una buena persona.

Así que lo mejor que podés hacer es evitar que tu hija tome la leche demasiado seguido con la little english girl, al menos hasta que tu propio retoño pueda contar del uno al diez en inglés sin que se le trabe la lengua (advertencia: puede llevar unos años… Lamentablemente y en tu fuero interno sabés que la pobre heredó algunas dificultades de tu familia política). 

Nota: si en posteriores visitas oís algo así como “une, deus, troix…” no dudes en cortar las invitaciones inmediatamente. No es bueno que tu niña esté expuesta a factores externos tan agresivos.