TEMA III
ECCE HOMO: JESUCRISTO
A.- PREVIOS:
(Jn 19, 5): “He aquí el Hombre”.
Vamos a hablar de JESUS-CRISTO (giro antropológico, no enfoque
antropocéntrico).
Jesus de Nazaret : Cristo glorificado (el
Cristo de la fe)
(Histórico) : (Resucitado)
Esta palabra, Jesucristo, reúne la interpretación y el hecho original de
la venida del Hijo de Dios. (Jesús y Cristo – en cuanto a palabra – no se
oponen; desde los primeros tiempos se empezó a usar la palabra Jesucristo: (Jn
1, 17): “La gracia y la verdad nos han llegado por Jesucristo”; (Mc 1,1):
“Comienzo del Evangelio de Jesucristo; Hijo de Dios.”.
a).- JESUCRISTO es palabra acerca del hombre.
Jesucristo es modelo acabado de lo humano, es la definición propia del
hombre. Lo que el Padre tenía en mente, cuando creó al hombre. Jesucristo es el
Hombre auténtico, porque vivió plenamente las cuatro relaciones fundamentales:
1.- Con Dios.
(Is 53, 10b): “Lo que plazca a Yahvé se cumplirá por su mano”. El que sí
hizo prosperar el plan de Yahvé; El que sí llevó la relación con Dios.
(Jn 4, 34): “Mi alimento es hacer la voluntad de mi Padre”. Lo que el
primer hombre no hizo.
2.- Con el otro.
(Jn 15, 13: “Nadie tiene mayor amor que el que da la vida por sus
amigos”. (Y si esto dice de amigo; ¿Qué será del enemigo?)
3.- Mismidad. (Jn 10, 18): “Nadie me quita la vida”.
4.- Cosmos. (Mc 2, 28): “De suerte que el Hijo del hombre también es
dueño del sábado”.
b).- JESUCRISTO es palabra acerca de Dios.
Las actividades de Jesús son la traducción humana de la actividad de
Dios. (Jn 14, 9): “El que me ha visto a mí, ha visto al Padre”. Jesús es le
Dios con nosotros, Dios entre nosotros.
(Jn 1, 14): “Y la Palabra se hizo carne, y puso su Morada entre
nosotros, y hemos contemplado su gloria que recibe del Padre como Hijo único,
lleno de gracia y de verdad”. Lo que se manifestó en Jesús fue la inmediatez
del propio Dios. (Dios inmediato a nosotros).
c.- JESUCRISTO es revelación.
“La revelación se ha cumplido en Jesús en virtud de lo mismo que le
sirve de fundamento: el Logos de Dios. Hasta ahora, ese Logos se había
reflejado en el mundo como si estuviera a distancia, sin darse jamás por
completo a sí mismo, pero ahora ya no está distante, sino comprometido en la
Historia, por ser hombre. La revelación no puede separase del Hombre Jesús, ya
que Jesús es, no sólo en las palabras que dice, sino en Sí mismo, como hombre,
el revelador por excelencia” (Duquoc).
El corazón del comienzo del cuarto evangelio es el Jesús histórico. En
él se ha llevado a cabo la plenitud de la revelación. Por tanto, si Dios se ha
comunicado en el lenguaje de la alianza, es porque esas comunicaciones están
también relacionadas con Aquél que es la revelación por excelencia: Jesús. (Ej:
persona que deja vestigios, que deja huellas en la arena, etc., hasta que la vemos
personalmente es cuando la conocemos).
1.- Dinámica de toda revelación.
La Palabra-Jesús queda inscrita (inserta) en nuestra realidad miserable.
(El va a ser sujeto y objeto de las consecuencias del pecado, es decir, tomó a
la humanidad en su realidad pecadora).
Cristo va a poner su tienda en medio de una humanidad en desviación.
Carne: situación del hombre en desviación.
La situación concreta humana en que va a aparecer la Palabra-Jesús es de
miseria.
2.- La Kénosis en Jesús.
(2Cor 5, 21): “A quien no conoció pecado, le hizo pecado por nosotros”.
(Entre pecadores, pero sin ser pecador; pasando por uno cualquiera). Se ve el
abismo que hay, de la distancia entre lo que tenía que haber sido y lo que hay,
de la distancia entre lo que tenía que haber sido y lo que es, sólo desde
fuera. El justo conoce mejor la gravedad del pecado que el pecador mismo (ej:
niños sucios. No es el niño sucio el que sabe lo que es la suciedad, sino el
que está limpio; ej: un sano en un manicomio).
Realmente Jesucristo es consubstancial a Dios y consubstancial al
hombre. (Concilio de Calcedonia).
Kénosis: Movimiento de abajamiento. (Filip 2, 7-8): “Sino que se despojó
de sí mismo tomando condición de siervo haciéndose semejante a los hombres y
apareciendo en su porte como hombre; y se humilló a sí mismo, obedeciendo hasta
la muerte y muerte de cruz” (movimiento kenótico).
d.- Importancia de la figura de JESUCRISTO.
Es de importancia esencial. Figura imprescindible. La figura de Cristo
es central en mi (nuestra) vida. El Cristiano
vive de conocer e imitar a Jesús; su figura es programa clave de
personalización auténtica. (Filip 2, 5): “Tened entre vosotros los mismos sentimientos
que Cristo”. Tener las mismas actitudes de Jesús. Imitación de Jesús. Actitudes
adecuadas en las cuatro relaciones.
“Cristianismo no es simplemente una cosmovisión más perfecta ni una
religión más sublime, mucho menos una ideología. Cristianismo es la vivencia
concreta y consecuente con la estructura Crística, de aquello que Jesús de
Nazaret vivió como apertura al otro y al gran Otro, amor indiscriminado (amor
universal), fidelidad inexorable a la voz de la conciencia y superación de lo
que ata al hombre en su propio egoísmo” (Boff).
“No es verdadero cristiano el miembro confesional del ‘partido’ sino
aquél que se tornó humano por su vivencia Cristiana” (Ratzinger).
Corremos el riesgo de no haber comprendido a Jesús por lo menos en grado
suficiente. (Jn 14, 9ª): “¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros y no me
conoces Felipe?” Si no nos esforzamos en comprenderlo estaremos expuestos
(tentados) de usar su nombre para nuestros fines, en vez de escuchar su voz,
convertirnos a El y trabajar por su “causa”.
“La pregunta sigue en pie: (Mc 8, 29): “Y vosotros, ¿Quién decís que soy
yo?” Es entonces preciso que nos asomemos reverentes y maravillados al misterio
de Jesús, como quien se asoma al mar desde la orilla de una minúscula playa.
(Misterio: algo tan ancho, que no lo puedo abarcar).
Asomarnos al Misterio de Jesús al estilo de Maria, La Contemplativa. Modelo
de actitud ante Cristo.
B.- ESBOZO DE LA VIDA DE JESUS.
a).- Concepción Virginal.
Jesucristo no es mero producto de la humanidad, Jesucristo tiene un
origen más que humano, la concepción virginal está en función de Jesús y no de
María. (Ninguna de las virtudes está sobre la Voluntad de Dios. María es lo que
busca la Voluntad del Padre). La Salvación no vendrá de los hombres, por eso
Jesús es concebido virginalmente.
Lo que se nos narra en la Escritura, en los dos primeros capítulos de
Lucas, es un hecho que hace reflexionar y no una ideología que busca un símbolo
como expresión. (El hecho nos lleva a la idea, a la reflexión. El hecho da
origen a la idea).
b).- Infancia y Juventud.
Realmente la infancia y la juventud de Jesús son dignas del Siervo de
Yahveh descrito en “Los cánticos del Siervo de Yahveh” de Isaías: Is 42, 1-4;
49, 1-6; 50, 4-9; 52, 13-15 y 53, 1-11.
Etapa opaca de la vida de Jesús. Los escritos apócrifos evadieron lo
terrible de lo ordinario, recurriendo a la imaginativa de lo milagriento.
C.- MISION PUBLICA DE JESUS.
a).- Naturaleza de la Misión.
Es multifacética (tiene varias caras, varios aspectos), esto es, puede
considerarse bajo diversos aspectos, debido a la riqueza inmensa de la
personalidad de Jesús. Los “Nombres de Cristo” responden a esas diversas
funciones. (Profeta, Mesías, Siervo de Yahveh, Hijo del hombre, hijo de Dios,
Sumo Sacerdote, Maestro, Cordero de Dios, Mediador, Salvador…)
Es importante con respecto a Jesucristo, la percepción total. Que el
afirmar algo de El, no me lleve a negar lo otro que existe en El.
b).- Finalidad de la Misión.
1.- Rescatarnos de la desviación. (1Pe 2, 25ª): “Erais como ovejas
descarriadas (viene a sacarnos de esa desviación).
2).- Sacarnos de nuestra mentira. (Nuestra falsa sabiduría, pensamos
desviadamente). (1Cor 3, 18-19ª): “¡Nadie se engañe! Si alguno de vosotros se
cree sabio según este mundo, hágase necio, para llegar a ser sabio; pues la
sabiduría de este mundo es necedad a los ojos de Dios”, mostrándonos la verdad.
(Jn 8, 32b): La verdad os hará libres”.
3.- Darnos futuro. Ofreciéndonos vida. (Jn 10, 10b): “Yo he venido para
que tengan vida y la tengan en abundancia”. Liberándonos de la muerte a que nos
condena la esclavitud del egoísmo. (Jn 8, 34b): “Todo el que comete pecado es
un esclavo”. (Gál 5, 1a): “para ser libres nos libertó Cristo”.
En una palabra, Jesús viene a hacer para nosotros lo que nos anuncia en
Jn 14, 6: “Yo soy el camino, la verdad y la vida”.
Jesús vino a salvarnos y mediante ello dar gloria al Padre.
San Ireneo nos dice que “la gloria de Dios es el hombre”. Gloria (en
lenguaje bíblico) significa: manifestación del poder, de la grandeza, de la
santidad, de la bondad de Dios…
Doxología: “Te damos gracias por tu inmensa gloria”. Salmo 18: “Los
cielos narran la gloria de Dios”.
El hombre es la criatura predilecta de Dios. (Es la que mejor lo
refleja). Es en la que mejor se puede manifestar su grandeza, su bondad, su
santidad…
Sal 8, 6-7: “Apenas inferior a un dios lo hiciste, coronándole de gloria
y de esplendor; le hiciste señor de las obras de tus manos, todo fue creado por
ti bajo sus pies”.
— Todo lo que ayude a rehacer, a construir, esa criatura predilecta,
aumenta la manifestación de la bondad, de la santidad de Dios; por lo tanto,
todo ello contribuye a su gloria. Por lo contrario, todo lo que hunda más o
destruya a esa criatura, va contra la gloria de Dios, porque empequeñece la
manifestación de Dios. Dios no puede ser glorificado cuando el hombre es
menospreciado, esa “glorificación” es extrínseca y vana. Contra esta
“glorificación” vana y extrínseca Dios truena a través de sus profetas, en:
-Is 1, 11.17: “Harto estoy de holocaustos de carneros y de sebo de
cebones” (…) “No sigáis trayendo oblación vana: el humo del incienso me resulta
detestable” “Lavaos, limpiaos, quitad vuestras fechorías de delante de mi
vista, desistid de hacer el mal, aprended a hacer el bien, buscad lo justo, dad
sus derechos al oprimido, haced justicia al huérfano, abogad por la viuda”
(Dios une el buen trato al prójimo con su glorificación).
-Is 29, 13b: “Me han honrado con sus labios, mientras que su corazón
está fuera de mí”.
-Is 58, 2-4: “Es que ayunáis para litigio y pleito y para dar de
puñetazos al desvalido”.
-Am 5, 21-25: “Yo detesto, desprecio, vuestras fiestas, no me gusta el
olor de vuestras reuniones solemnes…” “¡Que fluya, sí, el juicio como agua y la
justicia como arroyo perenne!”
-Os 6, 6: “Porque yo quiero amor, no sacrificio, conocimiento de Dios,
más que holocaustos”.
-Jer 7, 3-10: “Así dice Yahveh Sebaot, el Dios de Israel: Mejorad
vuestra conducta y vuestras obras y yo haré que os quedéis en este lugar. No os
fiéis en palabras engañosas diciendo: ‘¡Templo de Yahveh! ¡Templo de Yahveh!
¡Templo de Yahveh es éste!’ Porque si mejoráis realmente vuestra conducta y
obras, si realmente hacéis justicia mutua y no oprimís al forastero, al
huérfano y a la viuda, ni andáis en pos de otros dioses para vuestro daño,
entonces yo me quedaré con vosotros en este lugar…” (El Señor está contra la
hipocresía, no contra la alabanza y la oración. La oración debe de ser un motor
para tratar mejor al prójimo).
La Gloria de Dios y la plenificación del hombre, se identifican.
c.- Estilo de la Misión.
1.- Muy personal.
Hay una identidad entre su mensaje y su persona; Es más, el Mensaje de
Jesús es su propia persona. (Mt 12, 30ª): “El que no está conmigo, está contra
mí” (Jn 13, 20b): “Quien me acoja a mí, acoge a Aquel que me ha enviado”.
Habla con autoridad, como quien conoce, (Jn 8, 38ª): “Yo hablo lo que he
visto donde (cerca de) mi Padre”. Y no como los escribas. (Mt 7, 29): “Porque
les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como sus escribas”. Los escribas
se apoyaban siempre en las enseñanzas de la tradición. Jesús, en cambio,
hablaba en su nombre: “Pero yo os digo” (Mt 5, 39).
2.- Muy personalizante.
Jesús es sumamente respetuoso de la persona, no fuerza las situaciones.
Viene a salvar al hombre, no a pesar de su libertad, sino a través de ella
misma. Es un orientador de libertades. Hacer que hagas (algo despersonalizante);
hacer que quieras hacer (personalizante).
Jesús es pobre de “poder”. El ha preferido ser un pobre predicador
ambulante. (Lc 9,55): pasaje donde los apóstoles dijeron a Jesús que hiciera
llover fuego sobre la ciudad que no los recibió, “pero volviéndose, les
reprendió”. Jesús exhorta, persuade, anima, invita…
Jesús se queja: “¡Jerusalén, la que mata a los profetas y apedrea a los
que le son enviados! ¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como una
gallina reúne a sus pollos bajo las alas, y no habéis querido!” (Mt 23, 37).
(Lc 19, 41-42): “Al acercarse y ver la ciudad, lloró por ella, diciendo: ‘¡Si
también tú conocieras en este día el mensaje de paz! Pero ahora ha quedado
oculto a tus ojos’”.
Jesús trata de salvar, no de vencer, porque la dinámica del vencimiento
es reducir al orden, mediante la humillación, basada sobre la inferioridad. La
dinámica de salvar es la conversión sin humillación, haciendo aceptar la propia
indigencia. “El apóstol se acerca a las almas temblando de miedo de humillarlas.
Nada endurece tanto un corazón como la quemadura de la vergüenza. El apóstol no
quiere la vergüenza (avergonzar), quiere el arrepentimiento. No se trata de
triunfar sobre las ruinas del error, sino de deshacerse en humildad, en
gratitud, ante el triunfo de las almas que Dios, por su medio, ha hecho que
conquisten la verdad, el amor” (Régamey).
d.- Obstáculos a la Misión.
1.- Intrínsecos. (Obstáculos que la propia misión lleva en sí misma)
Ineficiencia aparente de los medios de que dispone (clara desproporción
entra la finalidad y los medios de que dispone). Van a narrarse todas estas
ineficiencias en Mt 4, 1-11 (las tentaciones).
Esas tentaciones que nos narra la Biblia, no son tentaciones nacidas de
la perplejidad (producto de la desarmonía interior), sino de la lucidez. “Las
cosas no se hacen así”. Las tentaciones vienen sobre 3 rutas:
1º El milagro para uso personal; dones y cualidades propias, para el
beneficio personal.
2º El prestigio, la fama.
3º El poder; el uso del poder político y aún religioso es usado como
medio de dominar sobre los demás.
Cristo quiere ser en su propio Ser, la respuesta de Dios a la “condición
humana”, pobre y abatida. Cristo la va a vivir desde dentro. (El mundo le dice:
“así no, hazlo al revés”). Jesús va a saborear (paladear, experimentar) lo
frustrante de la incapacidad de hacerse creer, amar, oír.
2.- Extrínsecos.
La incomprensión de las personas que lo rodean. Incomprensión auténtica
(de los que no pueden entender), o interesadas (de los que no quieren comprender,
los que se hacen los sordos).
La mala voluntad y los prejuicios. Lo “humano de Jesús” estorba a sus
coetános (contemporáneos) porque se habían hecho una idea muy distinta del
Mesías. Lo esperaban con gloria, majestad y poderío, fuerte… “Porque vino Juan,
que no comía ni bebía, y dicen: ‘Demonio tiene’. Vino el Hijo del hombre, que
come y bebe, y dicen: ‘Ahí tenéis un comilón y un borracho, amigo de publicanos
y pecadores’” (Mt 11, 18-19).
Hay una cerrazón mental producida en gran parte por la seguridad de
nuestros estereotipos (ideas fijas sobre algo). (Jn 1, 46): “¿De Nazaret puede
haber cosa buena?”
e.- Culminación de la Misión. (Pasión y Muerte)
Cristo al meterse en el rodaje de la historia, quedó abandonado a (a
merced de) las fuerzas del mundanismo (poder del mal).
-Lc 22,53: “Esta es vuestra hora y el poder de las tinieblas”.
- Sap 2, 12-20: profecía del Justo. “Tendamos lazos al justo, que nos
fastidia” “Es un reproche de nuestros criterios, su sola presencia nos es
insufrible, lleva una vida distinta de todas y sus caminos son extraños”
“Sometámoslo al ultraje y al tormento”
1.- El Proceso.
El pecado al encontrarse con Jesús, lo juzgó y lo encontró “culpable de
inocencia” por querer establecer el amor, la justicia, la verdad, la paz, la comunión.
El mundanismo no tiende a justificar al inocente (el justo y el bueno), sino a
eliminarlo, a escarnecerlo.
“Cristo no se define por un contra. El está a favor del amor, de la
justicia de la reconciliación… y de la total realización de la existencia
humana en Dios. Si él está en contra, es porque primero se define a favor.
Predica una revolución global: El Reino de Dios que no es liberación del Yugo
Romano, ni grito de rebelión de los pobres contra los latifundistas judíos,
sino total y completa liberación de todo lo que aliena al hombre, desde las
enfermedades y la muerte, hasta y especialmente el pecado” (Boff).
Cristo fue un perseguido que perdió su Proceso (juicio) y fue condenado
a muerte. No era para menos, todos nosotros formábamos el tribunal y nos había
resultado insoportable su forma de vivir y su palabra: “Es un reproche de
nuestros criterios, su sola presencia nos es insufrible” (Sap 2, 14).
“TODOS”:
1º Es que sus ideas acerca de Dios no eran nuestras ideas (no
reconocimos al Dios que Jesús nos predica). La idea que Jesús tiene del Padre,
o es una ilusión de Jesús (y una desilusión para sus discípulos) o bien tenemos
que corregir nuestra idea acerca de Dios.
2º Sus ideas acerca del dinero, del poder, no eran nuestras ideas. Sus
ideas acerca de la santidad, del amor al enemigo, al pobre, al débil, no eran
nuestras ideas.
El poder religioso lo condenó, el poder político lo condenó: El Poder
Religioso. Es fácil hacerse dueños de lo absoluto. La tentación del poder
Religioso es considerarse dueños de lo absoluto. (Ez 34, 2b): “¡Ay de los
pastores de Israel que se apacientas a sí mismos! ¿No deben los pastores
apacentar el rebaño?” habían hecho de Dios algo tan diferente, que cuando se
presentó ante ellos, lo rechazaron. (Jn 1,11): “Vino a su casa, y los suyos no
lo recibieron”.
El otro tipo de poder, el poder político. La gran tentación del poder
político es hacerse dueños de la tierra. Este poder político escarnece al
desamparado. Condena cuando ve que no se tienen defensores ni seguidores
fuertes. Es oportunista. No se enfrenta cuando ve mucha fuerza. Va muy fuerte
contra el que cae.
Jn 19, 10b: “¿No sabes que tengo poder para soltarte y poder para
crucificarte?”
Jn 19, 12b: “Gritaron: ‘Si lo sueltas no eres amigo del César’”.
Jn 18, 38b: “(Pilato dijo): ‘yo no encuentro ningún delito en él’”
Jn 19, 1: “Pilato entonces tomó a Jesús y mandó azotarle”.
2.- El Tribunal.
Estamos representados en los fariseos, saduceos y en el populacho:
El Fariseo. Representa a los sacralizadores de la ley (levitas). Es el
prototipo del hombre apegado a sus ideas. Es el tipo de hombre que se quedó con
la envoltura y tiró el contenido. El fariseo es el que dijo: “Ese hombre no es
Santo”. Es el maniático de lo estructurado.
El Saduceo. Representa al manipulador de la ley. Es el clásico
convenenciero. El que cuida sus intereses. Es el vividorcillo. (No creían en la
resurrección). Decían: “Este nombre va a crearnos problemas con Roma”.
El populacho. (Es la masa). Vive al compás de sus pasiones. Es
espontáneo. Es una gran caja de resonancia de las pasiones humanas. Expresa lo
que lleva dentro. Grita: “¡Viva el fuerte! ¡Muera el débil!”
Jesús va a ser rechazado por el populacho, porque ve en él un Mesías
débil. Decía: “Este hombre no puede salvarnos”. Lo quisieron hacer rey (y el no
aceptó; huyó):
“Dándose cuenta Jesús de que intentaban venir a tomarle por la fuerza
para hacerle rey, huyó de nuevo al monte él solo” (Jn 6, 26).
“Vosotros me buscáis, no porque habéis visto señales, sino porque habéis
comido de los panes y os habéis saciado” (Jn 6, 26).
Este tribunal lo condenó debido a que se apartó de la “ley”… afectó
privilegios… decepcionó al pueblo… no pactó con nadie… más bien, a todos nos
desenmascaró. En una palabra, descubrió el secreto del mundanismo: el egoísmo,
engendrador de la no-comunión; o sea; descubrió nuestro pecado.
(Rom 5, 12): “Todos pecaron”.
(1Jn 1, 8): “Si decimos: ‘No tenemos pecado’, nos engañamos y la verdad
no está en nosotros”.
“La debilidad de Jesús al portarse inocentemente en medio del mundo,
acaba privándolo de todo. Al rechazar el poder, no puede ocupar ningún lugar en
el mundo, y los poderes reinantes se lo hacen ver con claridad” (Duquoc).
3.- Significado de la Cruz.
La crucifixión de Jesús no fue un accidente, sino la consecuencia lógica
de su forma de vida y su palabra.
“Jesús no muere con una muerte natural, sino que es asesinado. Su muerte
es la consecuencia de algo que mina todas las relaciones humanas (el egoísmo).
Reviste una significación simbólica. Nos revela hasta dónde lleva el pecado,
tal como se presenta en la Biblia. Su muerte es el efecto del odio, no ya de un
odio excepcional, sino de la conjugación de intereses que van desde la
indiferencia hasta la envidia y el deseo de su destrucción” (Duquoc).
El tribunal lo condenó a morir crucificado. ¿Qué es la cruz?, o mejor
dicho, ¿qué es el crucificado?:
- Es lo que produce nuestro pecado, esto es, nuestro rechazo de
comunión.
- Es el efecto de muestra no-comunión sobre el hombre bueno.
- Es la destrucción del justo por nuestra cuenta, debido a su justicia.
(Justicia = bondad, santidad, etc.)
- El crucificado es el “trofeo de caza, expuesto sobre las colinas”, de
nuestro mundo.
- En otras palabras, es la máxima victoria del mundanismo: Haber
destruido al hombre verdadero, al “Ecce Homo”.
- Ese trofeo cobrado por el mundanismo es un “Warning” de lo que
sucederá con todo aquel que se parezca a Jesús. Somos los seguidores de un
perseguido.
— Claro está que esta destrucción de la Bondad, es la más evidente
autocondenación que se dicta a sí misma la maldad: “por sus frutos los
conoceréis” (Mt 7, 16). Porque se conoce la maldad por sus hechos; y entre más
bondad yo destruyo, más maldad hay en mí (ej: doctor, canario). Busca qué es lo
que odias, y sabrás quién eres (si odias al bueno, es que eres malo…)
— Junto con Jesús están clavadas las esperanzas de los pequeños, de los
débiles, de los pobres (o sea, de todos los marginalizados por el mundo).
Ambos, Jesús y ellas, están muriendo en la cruz.
El cáliz de que habla Jesús, el abandono que proclama en su grito, no es
en primer lugar su sufrimiento físico, sino la significación que reviste su
muerte para todos los que han puesto su confianza en su mesianismo. El no
salvarse a sí mismo equivale a no salvar tampoco a los demás. (Los dejó
tirados):
- (Lc 24, 21ª): “Nosotros esperábamos que sería él el que iba a librar a
Israel”.
- (Mt 26, 31): “Entonces les dice Jesús: ‘Todos vosotros vais a
escandalizaros de mí esta noche, porque está escrito: Heriré al pastor y se
dispersarán las ovejas del rebaño’”.
- (Zac 13, 7): “¡Hiere al pastor, que se dispersen las ovejas!”
Es para él un dolor fuerte, que no hemos considerado suficientemente:
(Mt 9, 36): “Y al ver a la muchedumbre, sintió compasión de ella, porque
estaban vejados y abatidos como ovejas que no tienen pastor”.
Sufrimiento interno, más que externo. Jesús es el auténtico pobre de
Yahvé. Todo lo va a dejar en manos de su Padre…
El ya no hace nada por sí mismo, ni para sí mismo… y por eso va a
recitar parte del salmo 30, 11-18:
“Pues mi vida se consume en aflicción, y en suspiros mis años”; “Escucho
las calumnias de la turba, terror por todos lados, mientras se aúnan contra mí
en conjura, tratando de quitarme la vida”; “Mas yo confío en ti, Yahveh, me
digo: ‘Tu eres mi Dios’;” “¡Sálvame, por tu amor!”
— Encomienda su causa al Padre (en este salmo):
Actitud del pobre de Yahveh.
- Salmo 30, 6: “En tus manos encomiendo mi espíritu”
- Lc 23, 46: “‘Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu’ y dicho esto,
expiró”.
Muere como pobre… (es el Padre el que va a
resucitar a Jesús).
Y Jesús se hundió en la muerte (participó de nuestra muerte), como una
luz que se apaga en plena oscuridad… es la hora de la
tinieblas:
— No honra la muerte de Cristo al Padre, sino el amor con que ofrenda su
vida por los hombres, y su sumisión al haber aceptado ser uno de ellos y al
haber vivido la condición humana desde dentro. (Dios no es honrado con la
sangre de su Hijo; Dios no está sediento de sangre); El Padre no quería la
muerte de su Hijo; Dios no está sediento de sangre); El Padre quería que su
Hijo llevara a la humanidad al camino de Salvación. Jesús aceptó las
consecuencias lógicas de esa “imposible” misión, la muerte.
— “Formalmente (en primer propósito) Jesús no ha sido enviado por el
Padre para sufrir, sino para volver a colocar el destino humano sobre su eje
verdadero… La cruz nos enseña hasta dónde llega la pobreza interior de Cristo,
su comunión con la voluntad del Padre” (Tillard).
— Las intervenciones humanas en la muerte de Cristo, no son un juego de
ajedrez, donde las piezas fueran de suyo inocentes, movidas por Dios para
producir el sacrificio de Jesús. Simplemente, el hombre se comportó como de
ordinario, desde su egoísmo, envidia, maldad…
f.- Aprobación de la Misión de Jesús por parte del Padre.
(Juicio del Padre sobre el mesianismo de Jesús).
+ ¿Cómo se va a comportar el Padre?
1.- Filip 2, 6-11: “Se despojó a sí mismo tomando condición de siervo
haciéndose semejante a los hombres y apareciendo en su porte como hombre; y se
humilló a sí mismo, obedeciendo hasta la muerte y una muerte de cruz. Por lo
cual Dios le exaltó y le otorgó el Nombre, que está sobre todo nombre…”
Resucitando a Cristo, Dios avala a Jesús y a su causa. La Resurrección
es el “Sí” del Padre al mesianismo de Jesús ( a su
estilo de mesianismo). Es un afirmar (la resurrección) por parte de Dios que la
justicia (bondad, santidad, buen trato a los demás, etc.), triunfará.
Definitivamente Dios está al lado de Jesús y de los que se le parecen. Dios
optó por los marginalizados (del mundanismo), pues Jesús es el primero de
ellos. Las bienaventuranzas son entonces el camino de regreso al Padre.
En Cristo murió la muerte. Perdió su eficacia el dinamismo del pecado
(cuyo salario es la muerte). “Vi la muerte muerta”
2.- Col 1,18.
El motivo de la huída de Dios quedó así aniquilado. El camino hacia el
Padre quedaba establecido en El, “primogénito de entre los muertos”. Se nos
regaló futuro a los que ya no teníamos ninguno.
Cristo al vivir nuestra “condición humana”, cambió el significado de las
consecuencias del pecado. Tomó como material de regreso a Dios la situación
misma creada por el pecado. (No suprimió el sufrimiento, ni la muerte, ni las
injusticias). (Situación que hace al hombre objeto de odios, envidia, intriga…
y sujeto de dolor, soledad, muerte…)
Cristo en medio del sufrimiento no se reveló contra Dios, sino que
mantuvo su pertenencia a Dios y la fidelidad a la causa de la felicidad del
hombre. (Pecado original: búsqueda de la felicidad del hombre, alejándose de
Dios). (Coincide la gloria de Dios con mi felicidad).
g.- Prolongación de la Misión.
Ascensión.
¿Qué es la Ascensión? La Ascensión es la ausencia, o mejor, la
no-visibilidad del Cristo glorificado, para que vivamos al estilo del Jesús
Histórico. Quiere que se le siga y que repitamos lo que el vivió (para ello nos
regaló su Espíritu). Quiere que asumamos nuestra propia libertad, liberándola
de las esclavitudes, para así entrar en comunión con Dios y con los hermanos
(cfr Gal 5,1)
— El hecho “resurrección de Cristo” se constituye en promesa para
nuestra propia resurrección. (En Cristo es un hecho, en nosotros es una
promesa).
El cristiano (hombre que vive al estilo de Jesús Histórico), gracias a
la fuerza santificadora del Cristo resucitado, lucha por la causa de Dios en el
hombre, animado por la esperanza dinámica desencadenada por la resurrección.
(Todo lo puedo –tratándose de imitarlo-, por que nos dejó su Espíritu).
- 2Tim 2, 8a: “Acuérdate de Jesucristo, resucitado de entre los
muertos”.
- 2Tim 11-12: “Es cierta esta afirmación: Si hemos muerto con él,
también viviremos con él; si nos mantenemos firmes, también reinaremos con él.”
(Sin embargo, la Resurrección no nos dispensa de vivir al estilo de
Jesús histórico).
(Nuestra divinidad será por adopción; la de Jesús es por naturaleza).
1.- Tiempo de Responsabilidad.
Los que creemos en Jesucristo hemos de hacer visibles los efectos de la
resurrección, mediante una vida nueva. Esto, porque la resurrección de Cristo
no es hoy una prueba objetiva. Es una realidad aceptada en la fe.
-Realidad: Todo lo que es, lo que existe; no solamente existe lo que se
ve, lo cuantificable, lo demostrable; no se agota toda la realidad en lo
visible. (Lo visible, lo ponderable, está dentro del conjunto de la Realidad).
El Espíritu Santo nos va cristificando, nos va transformando, nos va
asemejando a Jesús.
Si vivimos conforme a las bienaventuranzas es porque ellas “resucitaron”
y si ellas resucitaron es por que Jesús resucitó. En el mundo de la huída, eran
los marginalizados (lo buenos, los pobres, los débiles…) “los que la llevaban”…
no así en el Reino de Dios, en donde hay una inversión total de valores con
respecto al mundo.
+ Canto L-41:
-El amor vence al odio…
-Resucitó el Señor y está (es visible) en la fortaleza del triste que se
alegra, en la fortaleza del pobre que da pan.
-Resucitó el Señor y vive en el esfuerzo del hombre que sin fuerzas se
quedó por los demás (grano que muere –de trigo-).
Jesús ha dejado a sus discípulos como testigos de su resurrección.
(Hch 1,8); “Y seréis mis testigos”.
(cfr Jn 15, 27): “Pero también vosotros daréis testimonio, porque estáis
conmigo desde el principio”.
¿Cuál es la finalidad de ese “vosotros seréis mis testigos”?
- (Jn 17, 21-23): “Para que todos sean uno. Como tú, Padre, en mí y yo
en ti, que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me
has enviado. Yo les he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno como
nosotros somos uno: yo en ellos y tú en mí, para que sean perfectamente uno, y
el mundo conozca que tú me has enviado y que los has amado a ellos como me has
amado a mí”.
- Rom 5, 5b: “El Espíritu Santo nos ha sido dado”
- Jn 13, 15: “ Porque os he dado ejemplo, para
que también vosotros hagáis como yo he hecho con vosotros”.
(Se nos da la gracia –E. S.- para que actuemos al estilo de Jesús; para
seguir los pasos de Jesús).
Esto engendra para el cristiano un tiempo de grande responsabilidad.
Está en nuestras manos el establecimiento del Reino.
- Const. 021,02.- “…aprendemos a amar a todos y así llegamos a ser
también signos vivos de la ternura del Padre.”
- P. A. C. C. 4. 1. 4: “La resurrección de Cristo, de la que somos
testigos en el mundo, nos refuerza a dar testimonio en aquellos aspectos
temporales en los que no se ha manifestado todavía el triunfo de Cristo”.
- P. A. C. C. 4. 3. 2. 2: “La consagración religiosa y el carisma
institucional nos han de llevar a una presencia activa, sobre todo en aquellos
lugares y ambientes donde las manifestaciones de la ‘no-resurrección’ son más
evidentes: pobreza, miseria, ignorancia, degradación moral, explotación.
Dominación, marginación social, moral o religiosa”.
Tarea de grande responsabilidad.
-
« En quittant cette terre je vous ai donné la justice de mon Père ;
l’avez-vous obéi ? Quand je vois aujourd’hui mes enfants qui ont peur,
sans amour et sans foi et sans honneur! »
« En
quittant cette terre je vous avais dit : aimez-vous comme des frères,
m’avez-vous obéi? Quand je vois aujourd’hui, mes enfants torturés, sans amis,
sans espoir, abandonnés! (« Allez sur les places » -Id a todas
partes- O. Vercuysse).
- Canto L-32 : “ ¿Cuándo vendrás
Señor ?, ¿Cuándo tendrán los hombres libertad? Nos dicen que mañana; y
nunca llegas. Nos dicen que ya estás; y no te vemos. Dicen que eres amor; y nos
odiamos. Dicen que eres unión; y vamos dispersos. No es tu Reino Señor; la
Tierra no es tu Reino. Si nosotros salimos a la vida, partiendo nuestro pan con
el hambriento, rompiendo piedra a piedra las discordias, poniendo el bien en
todos tus senderos, la Tierra empezará entonces a ser tu Reino”.
- (Yo soy el corazón y las manos de Jesús).
2.- Tiempo de Tentación.
Es tiempo de grave responsabilidad, pero a la vez de gran tentación. El
cristiano entra fervoroso, la frialdad del mundo lo entibia. Mediocridad,
tibieza…
- Salmo 72:
(2-7): “Por poco mis pies se me extravían, nada faltó para que mis pasos
resbalaran, celoso como estaba de los arrogantes, al ver la paz de los impíos.
No, no hay congojas para ellos, sano y rollizo está su cuerpo; no comparten la
pena de los hombres, con los humanos no son atribulados. Por eso el orgullo es
su collar, la violencia el vestido que los cubre; la malicia les cunde de
grasa, de artimañas su corazón desborda”.
(12-14): “Miradlos: ésos son los impíos, y, siempre tranquilos, aumentan
su riqueza. ¡Así que en vano guardé mi corazón puro, mis manos lavando en la
inocencia, cuando era golpeado todo el día, y cada mañana sufría mi castigo!”.
(23-24): “Pero a mí, que estoy siempre contigo, de la mano derecha me
has tomado; me guiarás con tu consejo, y tras la gloria me llevarás”.
(25b): “Estando contigo no hallo gusto ya en la tierra”.
(28): Mas para mí, ni bien es estar junto a Dios…”
Este tiempo de tentación no es sólo para el pueblo de Dios, sino también
para la jerarquía: olvidar al Jesús Histórico y representar más al Jesús
Glorificado (el poder, no el servicio).
h).- Triunfo de la Misión.
Parusía
La evidencia del Señorío de Jesús. El triunfo de la Justicia (bondad,
santidad, etc.). Manifestación clara de la identidad existente entre la causa
del hombre y la causa de Dios. Cfr Mt 25, 31ss ‘porque tuve hambre y me disteis
de comer…’
1.- Esta Parusía está anunciada.
Es toda una trayectoria que se encuentra en la Escritura hablando del
“Día del Señor”.
-Am 5, 18: “¡ Ay de los que ansían el Día de
Yavhé!” (al Pueblo de Israel).
-So 2,4-15 (Anuncio a las Naciones, a los gentiles, la visita de Yahvéh;
día de “la venganza del Señor”).
Salmos 93, 96, 97 y 98. “¡Levántate, juez de la tierra!” (93,2).
Lc 17, 24b: “Así será el Hijo del Hombre en su Día”.
+ Todo el capítulo 24 de Mateo hace referencias a eses Día. Se le ha
llamado Apocalipsis Sinóptico.
Mt 24, 30: “Entonces aparecerá en el cielo la señal del Hijo del
Hombre”.
Dn 7, 13b : “Y he aquí que en las nubes del
cielo venía como un Hijo de Hombre”.
Nota: Jesús se lo aplica a sí mismo (este título); Hijo de hombre es a
la vez la cabeza, el representante y el modelo del pueblo de los santos. Jesús
es el hombre por antonomasia.
Este Reino de Jesucristo viene anunciado en 1Cor 15, 24 a 27: “Luego, el
fin, cuando entregue a Dios Padre el Reino…” (victoria
final y definitiva).
El Hijo (Logos) está siempre actuando en el Mundo:
- Desde el primer momento creacional;
- De forma más densa cuando se encarna como Jesús de Nazaret;
- Y por fin, ampliando su acción a las dimensiones del Cosmos, por su
resurrección y sobre todo la Parusía. (Col 3, 11): “Cristo es todo y en todos”.
“En el día de la Parusía se dará el verdadero Génesis: estallará
(florecerá) el hombre y el mundo que Dios realmente y de forma definitiva quiso
y amó. A través de Jesucristo ganamos esta esperanza y también esta certeza,
por que todas las promesas hechas por Dios han tenido su sí en El, y por eso
decimos por El ‘amen’ a la gloria de Dios” (Boff).
El Día del triunfo de Dios tan anunciado en el Antiguo Testamento, llega
a ser una realidad por medio de Jesucristo en la Parusía.
2.- Esta Parusía es Esperada.
(El anuncio produce una esperanza).
El “Venga a nos tu Reino” mantiene al Cristiano en la esperanza y le da
fortaleza.
- (Tito 2, 12.13): “Vivamos con sensatez, justicia y piedad en el siglo
presente, aguardando la feliz esperanza y la Manifestación de la gloria del
gran Dios y Salvador nuestro Jesucristo”.
Su venida Gloriosa, no es precisamente una proximidad cronológica, sino
más bien una inminencia (proximidad) cualitativa. Se trata de un futuro ya
presente, aunque oculto (“Ya, pero todavía no”).
- (Ap 22, 20): “Vengo pronto”.
- Dios piensa del tiempo diferente a nosotros. 2Pe 3, 8-9: “Ante el
Señor un Día es como mil años, y mil años, como un día. No se retrasa el Señor
en el cumplimiento de la promesa, como algunos lo suponen, sino que todos
lleguen a la conversión”.
Somos hijos del día, así nos llama Pablo: (1Tes 5, 5): “Pues todos
vosotros sois hijos de la luz e hijos del día”.
Nuestra vida está escondida en Dios. (Col 3, 3): “Vuestra vida está
oculta con Cristo en Dios” y (4b): “Apareceréis gloriosos con él”.
Se trata de una esperanza activa (nos toca construir el reino).
- G.S. 39: “La espera de una tierra nueva no debe amortiguar, sino más
bien avivar, la preocupación de perfeccionar esta tierra, donde crece el cuerpo
de la nueva familia humana, el cual puede de alguna manera anticipar un
vislumbre del siglo nuevo. Por ello, aunque hay que distinguir cuidadosamente
progreso temporal y crecimiento del reino de Cristo, sin embargo el primero, en
cuanto puede contribuir a ordenar mejor la sociedad humana, interesa en gran
medida al reino de Dios” (…) “El reino está ya misteriosamente presente en
nuestra tierra; cuando venga el Señor, se consumará su perfección”.
Esta tierra nueva y esos cielos nuevos, no destruyen lo actual, sino que
lo suponen (debe avivar nuestro trabajo).
La Eucaristía en cuanto símbolo. El pan y el vino, frutos de la tierra y
del trabajo del hombre será transformados en Jesús. Esto es, van a ser
divinizados.
Dios no nos quita la responsabilidad en este mundo. El progreso es Plan
de Dios (no va contra Dios). El trabajo no es pena, es una bendición. Es
importante que nos dediquemos a construir este mundo. Todo el trabajo que se
toma el hombre para producir el vino y el pan, Dios no lo desprecia, sino que
lo asume y lo transforma por la potencia de su Espíritu, en Jesús.
El material directo del Educador, es le hombre mismo. (No es inútil nuestro
trabajo; trabajamos para producir al hombre que será transformado, divinizando).
“El esquema Bíblico de la Resurrección, no impone más que esta
afirmación: Dios con su poder hace que el ser humano acceda a una nueva
relación con el cosmos y con los demás, de tal manera que la primera forma de
existencia no queda negada sino sublimada” (Duquoc).
3.- Esta Parusía está actualizada. (Significa: hecha actual, traída a
nuestro hoy).
El domingo: día de Señor: actualización litúrgica del final (ir viviendo
la esperanza del Día final).
Toda la asamblea litúrgica, en nombre de la Iglesia (pueblo de Dios,
Esposa del Cordero…) mediante la celebración eucarística, está diciendo lo que
se encuentra en Ap 22, 17: “¡Ven!” y en Ap 22, 20b: “¡Ven Señor Jesús!”
El domingo es encontrar la razón del porqué estoy construyendo el mundo
de hoy. (1Cor 11, 26): “Pues cada vez que coméis este pan y bebéis esta copa,
anunciáis la muerte del Señor, hasta que venga”.
Himno de Completas: “Jesús, Hijo del Padre, cuando avanza la oscuridad
sobre nuestro
día,
concédenos la paz y la esperanza de esperar cada noche tu gran día. Amén.
Himno de sexta: “Así el poder de tu presencia encierra el secreto más
hondo de esta vida;
un
nuevo cielo y una nueva tierra colmarán nuestro anhelo sin medida.
Poderoso Señor de nuestra historia, no tardes en venir gloriosamente; tu
luz resplandeciente y tu victoria inunden nuestra vida eternamente. Amén”.