TEMA VII
REFLEXIONES VARIAS SOBRE LA ORACION.
PREVIO:
¿Qué lugar ocupa la oración en la vida religiosa? ¿Podríamos de decir
que se encuentra situada en el centro y que todo lo demás dimana de ella?
Parece ser que esta manera de ver hipertrofia la importancia de la oración y
relega la acción hacia lo periférico. La oración sería fuerza centrípeta; y la
acción, centrífuga.
Oración y Acción serían entonces una antinomia irresoluble. Además ello
nos llevaría a una concepción materializante. En la oración me voy llenando de
Dios, en la acción me vacío de Dios. La vida espiritual sería como un tanque
que se llena y se vacía.
Si oración y acción no se confunden y ambas pertenecen a la esencia
misma de la vida religiosa, entonces ninguna de ellas puede servir de principio
de unidad. La una no puede estar en función de la otra como su única razón de
ser. Si sólo actuara para hacer verdadera mi oración, convertiría el apostolado
en una especie de laboratorio de ratificación. Por otro lado, si sólo hiciera
oración para que me fuese bien en la acción apostólica, convertiría a la
oración en un simple instrumento. (Y luego, con este esquema, ¿haría oración
durante las vacaciones?).
Es preciso no quedarse en la superficie para resolver la aparente
antinomia oración-acción. En efecto, la oración y la acción son
manifestaciones, expresiones de algo. Son dos expresiones necesarias de un solo
amor, el amor al Padre y a los hermanos posibilitado por el Espíritu que nos
envió Jesucristo.
En nuestro caso concreto de religiosos, la base de nuestra
oración-acción será la consagración religiosa (desarrollo de la dinámica
bautismal).
Cuando tengamos problemas de oración, preguntémonos por la sinceridad de
nuestro amor a Dios y al hermano. Hacemos oración y nos dedicamos al apostolado
no por prescripción jurídica, sino por necesidad lógica.
Ø
NATURALEZA
DE LA ORACION
Lo que ciertamente no es oración:
— Una evasión de la vida. Una especie de refugio ante las inclemencias
de la existencia.
— Un descargo de nuestras responsabilidades de Hombre (en cuanto
encargados de la creación).
— Un sustituto de conocimiento. Azoro provocado por nuestra ignorancia.
— Mera repetición mecánica de fórmulas (entre más prolongadas e
incomprensibles mejor).
— Un simple cumplir con lo mandado. Ejercicios de obediencia. ¿Por qué
me duele no haber orado?
Aproximaciones a lo que es la oración
— Se trata más de una actitud que de rezos concretos, aunque sin estos
(que son manifestaciones de su existencia) la pretendida actitud pronto se
esfuma en nada. Las oraciones manifiestan la Oración, pero no la agotan.
— Se trata de una manera de ver el mundo y de entender las relaciones
con Dios. Está en juego una mentalidad nueva nacida al contacto de la fe. La
oración va a depender en mucho de nuestra idea acerca de Dios. Supone por ello,
reflexión sobre la revelación. Imposible montarla sobre el solo sentimiento.
“Un Dios a quien no se reza no es ciertamente el verdadero Dios. Admitir
este hecho es reconocer, ante todo, que si la idea que nos forjamos de Dios no nos
lleva a la oración, esa idea no es verdadera. Es también aceptar que sólo
tienen derecho a hablarnos de Dios los que rezan”. (Bernard Bro).
— Se trata de hallar a Dios en las cosas que conocemos: “más allá de las
cosas”, pero partiendo de ellas. Realizando una búsqueda de lo que ellas
significan, como palabras de un diálogo.
Algunas definiciones descriptivas de la oración:
— Estar a solas con quien sabemos nos ama.
— Pensar en Dios amándolo.
— Balbuceos de un diálogo que se hará espléndido.
— Nuestra vigilia en espera de la luz.
Ø
CARACTERISTICAS
DE LA ORACIÓN
Sólo diremos algunas, a título descriptivo, sin pretensiones de ser
exhaustivos.
Necesaria:
- Es un mecanismo de expresión. El amor tiende a expresarse so pena de
morirse. Se expresa a través de todos los registros disponibles (canto,
palabra, postura, gesto,...) No es, sin embargo, la necesidad psicológica lo
que sostiene a la oración. Si fuese su único motivo, se convertiría en su
límite.
- La oración explicita la tendencia hacia Dios (razón teológica de la
oración): “Nos hiciste para ti, y nuestro corazón estará inquieto hasta que
descanse en ti”.
- La oración actualiza la conciencia bautismal: conciencia de nuestra
condición de hijos del Padre porque hermanos de Jesus.
.
Gratuita:
- La oración es amor que se vuelve locuaz. No está condicionada a la
respuesta de Dios. Evita la mentalidad de “dando y dando”.
- No está en función del hacer básicamente, aunque redunda en su
beneficio directo porque incrementa él amor en el apóstol.
- No hace “uso” de Dios como de un “genio”, en beneficio de nuestros
intereses. Más bien parte del deseo de intimar con Dios, como con un amigo, con
un padre. Le hablamos de sus intereses:
de las “ovejas que nos encargó”. (Cfr. Jn 21/15-17)
Verídica:
— Oración que se traduce en vida y vida que se expresa en oración.
— La oración es una búsqueda de autenticidad: relacionarnos con Dios nos
humaniza. Empezaremos a ser lo que somos cuando aceptamos que é1 sea Dios para
nosotros. Y esto no por decreto extrínseco, sino por la lógica interna de
nuestro propio ser.
— Una oración verídica lleva forzosamente hacia la unidad de -vida. Nos
vuelve atentos a Dios, a los demás y a nosotros mismos. Nos
evangeliza. Hace que empecemos a ser lo que oramos
— Sin embargo, la oración será siempre mayor que las realizaciones de
nuestra vida concreta. No es pues inautenticidad desear ser lo que se pide ser
en la oración, aunque no se sea aún. La oración lleva una dinámica de
esperanza, que en cuanto tal es verídica: desear ser lo que se pide ser.
Crística:
— Explica la lógica del bautismo: la inserción vivencial en Jesús. Vivir
de, con y como Cristo. (La vid y los sarmientos, alimentados con la misma
savia).
— Oración cristiana: Jesús y nosotros de cara al Padre. Oramos con El,
con sus sentimientos y por sus intenciones. Querer vivir la vida humana, la
nuestra, “a lo Jesús” es el tema medular de nuestra petición al Padre. Esto
supone un empezar a apasionarse por Jesús. Importa crecer en su conocimiento.
La intencionalidad de nuestro “estudio religioso tendría que consistir en un
sostenido “queremos ver a Jesús” (cfr. Jn 12/ 21).
Mariana:
— Esto es; en situación de perenne escucha. Dócil al Espíritu. Sufriente
en la oscuridad de la fe. Confiada, pues cree lo inverosímil: virginidad y maternidad
simultáneamente.
Eclesial:
- Con el hondo sentido de ser pueblo. Que nos duela la humanidad. Sus
alegrías y sus pesares son también los nuestros.
Ø
MODALIDADES
DE LA ORACION:
Adoración:
Esencial para nosotros, no para Dios. Proviene de la sed de ser. “Nos
amenazas con terribles castigos si no te amamos (reconocemos), como si el no
amarte no fuera ya el peor de todos ellos”.
— La presencia de Dios: una atmósfera de alabanza. Implica la presencia
de lo real. Las cosas son palabras pronunciadas para mí..Orar
es entonces caer en la cuenta de que Dios está ahí La fidelidad, transportada
en este tono, no es sino la perpetuación activa de esa presencia: “Dios me ve”,
entonces no estoy solo, estoy siempre en casa. Esto lejos de destruir mi
interioridad, la construye (colma mi necesidad de un Tú).
Acción de gracias:
— Somos sacerdotes de la creación: los labios del universo. Conciencia:
esfuerzo cósmico ascensional que se abre paso para gritar un “gracias”, “te
damos gracias por tu inmensa gloria”.
Petición:
— Arranca de nuestra constitución ontológica: seres relacionales cuyas
relaciones constitutivas se encuentran en conflicto: la huída de Dios, la huida
del hombre, la adversidad del cosmos y el desequilibrio personal.
— No podemos hacernos sin Dios. Al ser creados en Cristo estamos en
tensión hacia Dios. Nuestra realización no es automática, se da en la libertad
y mediante ella. Es preciso reconocer nuestro estar necesitados de Dios y
nuestro estar en tensión hacia é1. Ello nos vuelve auténticos.
— La oración de petición: sentido profundo de la pobreza radical. Nos
declaramos con ella los necesitados de Dios. Pedimos hasta cosas materiales y
hasta pequeñeces a manera de símbolo. Si pedimos cosas poco importantes porque
las necesitamos, mayor razón de pedir las importantes (nuestra necesidad ante
ellas crece, y nuestra indigencia se hace más patente).
— Dificultades a la oración de petición:
+ ¿Pedir en un mundo secularizado?
- No sustituye nuestro esfuerzo: lo supone y lo produce.
- Influye en seres libres en el buen uso de su libertad (mociones del
Espíritu).
- Diálogo de un señor con el Señor: que las cosas no se rebelen, sino
que sean para beneficio.
- Grito de esperanza, pues la salvación no ha llegado a su plenitud.
+ ¿Para qué pedir si Dios ya sabe lo que
necesitamos.
- Es necesario confesar nuestra indigencia; nos hace bien: camino de
autenticidad.
- Nos centra conscientemente en Dios: pedagogía divina que nos lleva a
elegir lo único que nos plenifica: Dios.
- Nos lleva hacia la madurez cristiana progresivamente: pedir hacer su
voluntad a Dios: “hágase tu voluntad.”
+ ¿Para qué pedir si Dios no
cambia?
- Cuidémonos de encerrar a Dios en nuestras estrechas categorías
filosóficas. Nuestras súplicas al ser tomadas en consideración ¿no habrán
intervenido en la elaboración de los designios de Dios?
- Dios no cambia, pero nosotros sí cambiamos (nos convertimos). Gran
sabiduría es empezar a hacer de los deseos de Dios mis deseos. “No es Dios
quien debe cambiar en la plegaria, sino que somos nosotros, con nuestras
lentitudes, con nuestras vacilaciones, con nuestra adhesión al mismo mal del
que anhelamos librarnos, con nuestro miedo a la gracia, que creemos implorar,
somos nosotros a los que lentamente hay que cambiar” (Evely).
- Ponerse a orar es exponerse a entrar en los planes de Dios. (Nos va
haciendo dóciles al Espíritu). La Oración nos va colocando en el riesgo de
tener que decirle a Dios siempre un sí.
- Muchas veces el plan de Dios va constituido por la reacción adecuada
nuestra ante ciertos acontecimientos o circunstancias que de suyo cambian:
muerte, sufrimiento, fracasos,... El significado del “venga a nos tu reino” no
es tanto que Dios se acerque a mi barca, sino que yo lleve a Dios mi barca. “El
mismo Jesús, ‘habiendo ofrecido en los días de su vida mortal oraciones y
súplicas con poderosos clamores y lágrimas al que es poderoso para salvarle de
la muerte, fue escuchado por su reverencial temor. Y, aunque era Hijo, aprendió
por sus padecimientos la obediencia’ (Hb 5/7—8). Con poderosos clamores y
lágrimas había pedido que se le eximiera de sufrir, y recibió infinitamente
más: la fuerza de obedecer y de aceptar su pasión”. (Evely)
- Muestra de fe, pues no es objeto de la fe el que obtendremos lo que
pedimos, sino más bien el que nos ama a pesar de las apariencias. Callar cuando
no comprendo: “sé que mi salvador vive’.
Ø
TIPOS DE
ORACION
La litúrgica, la comunitaria y la “en común” son grupales (física o
espiritualmente hablando). La personal es individual:
— Litúrgica:
Su característica esencial es la de ser pública. Es la expresión del
pueblo de Dios en cuanto tal. En nombre y en beneficio de todos. Expresión del
Pueblo de Dios en cuanto tal, estructurado. En ella se participa mediante la
presencia activa, asumiendo actitudes inducidas. La trampa de los monopolios
reales o asignados: “La Eucaristía es para el Clero; El Oficio es para los
monjes”; En ella hay que estar
participando en la presencia activa del pueblo y en sus actitudes.
— Comunitaria:
Se caracteriza por su espontaneidad. Es el alma del grupo que -. se expresa espontáneamente ante el Señor, por boca de un
miembro de ese grupo. Es un respiro de sus propios problemas, afanes y anhelos.
Se organiza alrededor de un texto, de un acontecimiento. Es un tejer juntos la vida espiritual. Es de un alto valor evangelizador
para con los miembros de la comunidad. Requiere un ritmo lento; supone un
cierto grado de madurez y clima de amistad profunda en el grupo.
Posibilita esta oración la libertad de expresión, la sinceridad, el
espíritu de fe, una participación atenta y respetuosa y- una gran discreción
(que evita absolutamente todo comentario posterior).
Este tipo de oración no hay que convertirlo en: homilía participada,
revisión apostólica, revisión de vida, comunicación de vida, aviso fraterno...
— “En común”:
Se caracteriza por su estructuración. Esto es, el grupo se la encuentra
ya hecha, en fórmulas precisas, en esquemas prefijados. Es la expresión
sistemática de la orientación radical (de raíz) de todos y de cada uno de los
miembros del grupo.
“La oración en común es un elemento esencial en la vida de la
comunidad marista. Reunida en nombre de Jesús, la comunidad se construye cada
día, especialmente en la oración. (Constituciones 57)
Tiene como elementos: presencia (física y psicológica), ritmo, voz,
postura, y sobre todo espíritu. “Los Hechos, al hablarnos de la
primera comunidad cristiana unida en oración, nos da estas breves
indicaciones: ‘en el mismo lugar’, ‘una sola voz’, ‘con un mismo espíritu’. Son
los tres elementos de la oración en común: unidad de lugar, de palabra, de
espíritu. Pero es evidente que este último es el elemento principal y el que
condiciona a los otros dos. Sin ese ‘mismo espíritu’, el ‘mismo lugar’ no sería
más que un elemento exterior, y la ‘unica voz’ no pasaría de ser más que una
simulación intolerable. Si falta ese ‘mismo espíritu’, el Señor no estará
presente en nuestra oración y ésta será perfectamente inútil. Más aún, una
oración en la que faltase el ‘mismo espíritu’, desencadenaría las iras de
Dios”. (A. Pronzato).
Tiene la dinámica similar aun banquete: hora, lugar, platillos
prefijados. Así como en un banquete importa menos lo que se come que el estar
juntos en homenaje a un tercero, así en la oración en común importa menos lo
que se dice que la alabanza a Dios que hace el grupo.
Obstaculizan este tipo de oración la rutina y la superficialidad
(reforzadas por duplicaciones y la mecanicidad). Un concepto individualista
lleva hacia una reducción ideológica de la relación con Dios, tornando inoperante
la oración en común. Reduce esta última a un estar solos aunque juntos.
v
Personal:
Es la meditación una de sus formas fundamentales.
¿Qué es meditar? Ciertamente no es una mera reflexión intelectual, una
lectura espiritual, una degustación del propio yo, una sesión de respiración
profunda,...
Sí es meditar:
— Adquirir una conciencia dialógica de mi relación con Dios, entender lo
que soy, captar los sentimientos que en mi eso evoca, sacarle las consecuencias
para mi vida,...
— Irme acostumbrando a una vida nueva (filiación divina, fraternidad
universal, pertenencia exclusiva mediante la dinámica votal,...). Camino que me
permite no vivir por debajo de mis posibilidades.
— Meter al núcleo de la ofrenda inicial la plusvalía de mi personalidad.
Esto permite llevar al día la ecuación voto y persona. Mantiene la frescura de
mi consagración, pues la actualiza cada día.
— Autorendición a Dios: le pertenezco, soy como
“arcilla entre sus dedos”. “La verdadera oración es una disponibilidad a las
divinas iniciativas, una correspondencia con sus planes de amor por nosotros,
un ofertorio de sí mismo a El para el cumplimiento de sus planes, la entrega de
uno mismo a El para que pueda hacer de nosotros lo que quiera” (Hinnebusch).
“Le poseemos en la medida en que nos veamos a nosotros mismos poseídos por El,
en el centro de lo más íntimo de nuestro ser. La meditación u ‘oración del
corazón’ es el esfuerzo que hacemos para mantener nuestros corazones abiertos y
expuestos a la luz que nos viene de Dios y conscientes de nuestra verdadera
relación para con El” (Merton).
— Examen ante Dios de mis actitudes concretas ante realidades presentes.
Por todo lo anterior se ve con facilidad que este tipo de oración es
fundamental en mi vida. Sin la meditación todos los demás tipos de oración
llegarían a perder mordiente vital y hasta su razón de ser.
- Es preciso preparar la meditación la víspera. Se trata de buscar
alguna idea (frase) no importa do qué procedencia (Oficio, Eucaristía, Biblia,
Constituciones,...) que sintonice con mi situación concreta del momento (de
alegría, de tristeza, de sentirme tentado,...).
- El lugar y la postura para hacer la meditación no son cosas
marginales. Se ha de encontrar personalmente lo que más me ayude.
- La meditación se prolonga haciendo resonar, como un eco interno, algún
pensamiento, alguna petición, alguna alabanza con una cierta frecuencia a lo
largo del día. El tema de la meditación se convierte así en la melodía de fondo
de mi jornada.
ALGUNAS
REFERENCIAS DEL PATRIMONIO MARISTA SOBRE LA MEDITACION
“Procure
hacer bien la meditación; es un factor muy importante en la vida de un religioso
[y de todo cristiano] Puedo decirle que respondo de su salvación si es exacto
en hacer bien la meditación.” (Carta del P. Champagnat al H. Eutimio, PS 102,
1837-03-19).
“Nuestra
relación de amor con Cristo, Dueño y Señor de nuestras vidas, ha de ser cultivada
a diario. Asimismo, la eficacia de nuestra acción apostólica exige que estemos
íntimamente unidos a aquel que nos envía.” Constituciones 071,01.
“En la
meditación, encuentro personal con el Señor, aprendemos poco a poco a contemplar
con mirada de fe nuestra vida, las personas y los acontecimientos. Encontramos
en ella inspiración y aliento para continuar la acción a la que Jesús nos llama.
A su vez, la acción nos lleva de nuevo a la oración, que recoge así las penas y
alegrías, las angustias y esperanzas de quienes pone Dios en nuestro camino.”
Constituciones 071,02
“Seguros
de la ternura del Padre, perseveramos en la meditación con fe y entereza, a
pesar de las dificultades que podamos encontrar en ella; le dedicamos
diariamente media hora, por lo menos, y la prolongamos durante el día por el
ejercicio de la presencia de Dios.” Constituciones 071,03
“Corresponde
a cada comunidad crear las condiciones que ayuden a sus miembros a aprovechar
bien el tiempo de la meditación.” Constituciones 071.01
“A lo
largo del día dedicamos tiempos gratuitos de recogimiento, preferentemente ante
el Santísimo, para reavivar nuestro amor a Cristo e intimidad con él.”
Constituciones 071.02
ESQUEMA PARA LA MEDITACIÓN
PREVIOS
- Fíjate
un tiempo (en tu proyecto personal de vida)
- Búscate
un lugar (de preferencia siempre el mismo)
- Toma
tu postura (que te mantenga cómodamente alerta)
INGRESO
— Autoconciencia (desde tu cuerpo, encuéntrate a ti mismo, mediante suma de sensaciones: táctiles,
auditivas,...
— Conciencia de una Gran presencia (la de Dios), tres niveles de alabanza: creatural,
redencional, vocacional
— Invocación al Espíritu Santo
CONTENIDO
— Con algún objeto físico
- Texto
(tipo lectio divina)
- Figura
- Realidad
— Sin ningún objeto físico
- Estados
de ánimo
- Recuerdos
que interpelan
- Oración
de Jesús
- Cualidades
y Logros
- Memoria
de vida
- Puntos
de crecimiento
SALIDA
- Gracias
- Perdón
- Renovación
de pertenencia
Estados
de ánimo
Descubrir mi estado de ánimo
actual (alegría, tristeza, perplejidad,...)
Presentar a Dios tal sentimiento
dominante
Orar sobre mi sentimiento,
pidiendo auxilio, dando gracias,
Recuerdos
que interpelan
Descubrir lo que me ha impactado
recientemente (acontecimientos, encuentros,...)
Dialogar con Dios la impresión que
me ha causado
Formular la actitud a tomar ante
tal asunto
Oración
de Jesús
Al inhalar decir interiormente:
“Jesús misericordioso, Hijo de Dios vivo”
Al expirar decir interiormente:
“Ten compasión de mí, pobre pecador”
Acompasar la respiración,
repitiendo incesantemente dichas frases
Cualidades
y Logros
Descubrir mis cualidades (físicas,
psicológicas, espirituales,...)
Dar rendidas gracias por esos
dones
Enumerar mis aciertos en la vida
(Certificados, triunfos, superaciones...)
Dar rendidas gracias al Señor por
ellos
Memoria
de vida
Contemplar trozos de mi vida,
según se presenten
O bien la totalidad de mi vida o
un período determinado (año, mes)
Observar la reacción emotiva que
en mi eso evoca
Dialogar todo ello con el Señor
Puntos
de crecimiento
Descubrir los desafíos que se me
presentaron en la vida
Buscar los resultados positivos
obtenidos
Dialogar el todo con el Señor
Tipo
lectio divina
* Profundo acto de fe de estar
ante la palabra de Dios (manifestarme tal fe besando el
libro, por
ejemplo)
* Iniciar lectura, deteniéndose
apenas se presente una moción orante
* Continuar de inmediato una vez
aprovechada tal moción
* Una vez llegado al final del
todo previsto, volver a iniciar, y así en lo sucesivo..
* Si no hay mociones orantes,
humillarse ante el Señor suplicándole me haga sensible
a su palabra