TEMA IX

 

REFLEXIONES VARIAS ACERCA DE NUESTRO APOSTOLADO EDUCACIONAL

 

 

SALVACION Y LIBERACION:

 

La salvación es una acción liberadora de Dios. La plenitud de la liberación es la comunicación con Dios y con los demás… Somos liberados del egoísmo para poder amar.

 

Es el hombre todo entero el que hay que salvar. La salvación asume toda la realidad humana, la transforma y la lleva a su plenitud en Cristo. No es la salvación un acontecimiento meramente espiritual. La misión de la Iglesia va más allá de lo cultual. Nada hay verdaderamente humano que no encuentre eco en el corazón de Cristo y de la Iglesia. La nueva alianza ha hecho penetrar la salvación en lo más banal y en lo más hondo de la existencia humana.

 

FINALIDAD DE LA EDUCACION CRISTIANA:

 

La educación cristiana es lo que resulta cuando la fe educa. La fe presta toda una cosmovisión que hace vivir la existencia humana de una manera original; esto es, de acuerdo al original.

 

La presencia de la Iglesia en el campo educativo es una presencia signo que interpela, que interroga. Es pues, equivocado pensar que se está en la educación a título de suplencia.

 

La educación, puesto que es obra de salvación, es un trabajo de liberación. Trata de hacer humano al hombre. Cura y eleva la dignidad humana. Es como el trabajo de escultor que saca del bloque de mármol estatuas.

 

La educación intenta eficazmente construir el mundo fraternal del mañana, abierto al misterio de Dios y al misterio del hombre. Ennoblece al hombre, porque fomenta y eleva todo cuanto de verdadero, bueno y bello hay en la comunidad humana. Es por ello que se preocupa de estudiar y de transmitir la cultura.

 

La obra educacional, como trabajo apostólico de la Iglesia, representa toda una urgencia. Si la juventud no es atendida, corre el riesgo de encerrarse en sí misma, de rebelarse, de ser usada.

 

La educación es el campo apostólico de los Hermanos Maristas. Evangelizan educando. Y esto, dentro y fuera de estructuras escolares. “[Marcelino Champagnat] fundó el Instituto para educar cristianamente a los niños y jóvenes, en especial a los más desatendidos.” (Const. núm. 2)

 

LA ESCUELA CATOLICA:

 

La escuela es el lugar privilegiado para el desempeño de la obra educativa de la comunidad cristiana.

 

El divorcio entre la fe y la vida cotidiana es uno de los errores más perjudiciales de nuestro medio social y político. Proviene de haber reducido el cristianismo a algo meramente cultual.

 

La escuela, dada su función dentro de la cultura, nos abre amplios horizontes de posibilidades apostólicas. Ella comunica la cosmovisión cristiana de la existencia, orientando así la totalidad del vivir humano.

 

La escuela, para ser realmente un lugar de pastoral, ha de tener conciencia de ser instrumento de salvación, con el objeto de que sepa establecer una atmósfera propicia a los valores evangélicos en el seno de la comunidad educativa.

 

Se produce un fuerte desencanto cuando una escuela “católica” ya no evangeliza, esto es, ya no tiene capacidad de contrariar los criterios del mundanismo, de la ideología de la huida, de la mentalidad del hombre viejo.

 

CARACTERISTICAS DE LA ESCUELA MARISTA:

 

- Respetuosa: Lugar de diálogo sobre los grandes problemas de la humanidad y sobre las soluciones que propone el cristianismo. Hay que recordar que Dios nos ofrece la salvación en Cristo, no nos la impone. Se ha de respetar a la persona y a la verdad.

 

- Alerta: Ha de conocer y comprender el mundo en que vivimos, sus esperanzas y sus anhelos. Debe ir analizando las respuestas que el hombre va dando y ver que realmente apunten a la solución de los problemas sin crear otros mayores.

 

- Humilde: Somos compañeros de viaje. Ayudamos no porque sepamos el camino, sino porque el Evangelio nos ilumina en la búsqueda común.

 

- Vigilante: La escuela es una casa de formación de actitudes cristianas ante la vida. Cómo reaccionar ante el fracaso, ante el éxito, ante la dificultad,... La importancia de la persona del maestro es evidente.

 

- Limitada: La educación abarca todos los valores de la persona humana. No es posible que la escuela los pueda atender todos. Debe creer en los demás agentes de educación, y no ceder a la tentación de querer reemplazarlos.

 

DESTINATARIOS DIRECTOS DE LA EDUCACION:

 

— Lo son la persona humana y la comunidad humana. La antropología del educador determinará la orientación ideológica de la escuela. No es pues indiferente el que el educador sea cristiano y eduque en cuanto tal.

 

— Nuestra tradición marista es sana. Nos ocupamos del hombre hasta en sus detalles, gracias a que nos ocupamos de Dios. La fe nos ilumina con nueva luz y manifiesta el plan de Dios sobre la entera vocación del hombre.

 

— Cristo es la medida de lo humano. El es la definición propia del hombre. Todo lo que hagamos en favor del desarrollo de la persona humana y de la comunidad humana no es tiempo perdido, pues estaremos esforzándonos en llevar al hombre a crecer según la medida del prototipo. Educamos para formar al hombre nuevo, según Cristo: esto es, el hombre bueno.

 

Los valores humanos han sido salvados también. Poseen bondad intrínseca. Una espiritualidad que no concediera importancia a esos valores en sí mismos, sino sólo se fijara en el mérito que se obtiene por la intención con que se trabaja, sería alienante, reduciría la redención a un hecho de tipo jurídico.

 

— El Hermano, por su función educadora, es todo menos un nihilista. Trabaja en la realización del proyecto humano. Su misión especial es la “operación hombre”.

 

Su trabajo es de lo más noble.

 

NOTAS PARA UNA TEOLOGIA DE LA EDUCACION:

 

La redención integral es una obra de liberación progresiva de toda la persona humana, en todas sus relaciones. No es un acontecimiento meramente espiritual, lo abarca todo. Vivir el verdadero humanismo, desde ahora, es el propósito de la redención.

 

La Iglesia es la redención en marcha. En ella está el principio clave de la restauración y del progreso de la humanidad (su verdadera humanización). Algunos se preguntan si puede la Iglesia educar. De veras que se ha partido de un concepto muy pobre de Iglesia para haber llegado a formular una pregunta tan pobre. Se olvida que la nueva alianza ha hecho penetrar la salvación en lo más profundo y en lo más banal de toda la existencia humana. Todo mensaje de redención que no quisiera incorporar toda humana curación y toda actividad reconciliadora estaría condenado al fracaso porque no sería legítimo, esto es, no sería la redención que nos procuró Cristo.

 

La educación se propone la formación de la. persona humana. No es pues un proceso de mentalización política o religiosa, sino el desarrollo armónico de la persona. Intenta hacer humano al hombre. Es una obra de liberación progresiva de toda la persona humana, en todas sus relaciones constituyentes. Así concebida, la educación coincide con los fines de la redención. Es más, sin el aporte de ésta, aquélla no podría jamás alcanzar su objetivo, pues sin Cristo el hombre está imposibilitado a llegar a ser realmente humano. En efecto, un concepto mutilado del hombre produce sólo hombres mutilados. Es claro que entonces algo tiene qué decir y hacer la Iglesia en la educación del hombre. Educar resulta ser todo un apostolado.

 

No nos ocupamos en este ministerio en nombre de la Iglesia a título de suplencia, mientras el Estado resuelve el problema de la capacitación de sus maestros. Pensar lo contrario sería no haber captado lo esencial y lo accidental de la misión educadora de la Iglesia. La presencia de la escuela cristiana en el campo educativo será siempre un signo que recuerde a todos el origen verdadero de la dignidad del hombre y el porqué de la preocupación en el desarrollo de sus valores.

 

El trabajo educativo va a consistir en un armónico desarrollo de los valores correspondientes a la relaciones constituyentes de la persona humana.

 

VALORES A DESARROLLAR EN LA RELACION CON EL COSMOS:

 

La materia:

 

Es preciso dar una idea sana acerca de ella. Evitar los dualismos haciendo del espíritu la representación del bien y de la materia la encarnación del mal. La Biblia se aleja de las concepciones maniqueas y del pensamiento helenista. Más bien proclama la bondad de la materia y la unidad del hombre.

 

Se ha de hacer caer en la cuenta del parentesco que tiene el hombre con el cosmos. Hay que ayudar a sentirse parte de él. Viviente entre los vivientes, material entre los materiales. Mi cuerpo es lugar de mi presencia; lugar donde me hago presente a los demás y a mí mismo. Mi cuerpo es la visibilización de mi yo. Me siento emparentado con el cosmos, no le soy un ser extraño. En efecto, ocupo espacio, inhalo aire, necesito luz y calor, sin agua no vivo, mis alimentos son sustancias que están destinadas a ser yo, las medicinas que tomo son plantas, animales o minerales, por mis músculos y mi cerebro circula corriente eléctrica,..

 

Sin embargo, aunque estoy emparentado con el cosmos, lo trasciendo. El estar hecho “a imagen y semejanza” de Dios es lo que me hace trascender las cosas. Soy superior a todas ellas. “Todas las cosas son vuestras”, dice Pablo (ICor 3/22). Mi actitud ante las cosas debe ser señorial.

 

Se ha de despertar sentimientos de admiración ante el cosmos. Hacer caer en la cuenta de su profunda armonía y gran belleza. Enseñar a contemplar. En efecto, las cosas son palabras pronunciadas por Dios para mí, que soy su imagen y semejanza (Señor que habla a señor). “Silabeas el alba como una palabra, pronuncias el mar como una sentencia”. Voy encontrando así la dimensión sagrada de las cosas (el “más allá de las cosas”). Son huellas de Dios, pero no son dioses. La contemplación de la naturaleza me lleva a la alabanza. Me convierto así en “sacerdote de la creación”.

 

El progreso:

 

Se ha de despertar curiosidad por la investigación, en vistas del conocimiento de las cosas, con el objeto de poderlas aprovechar mejor en beneficio de mis hermanos los hombres. Educar la atención para saber observar las cosas con el fin de darnos explicación de su constitución y de su funcionamiento. Se trata de humanizar el cosmos. Mi relación con el cosmos no debe limitarse a 1a contemplación, es preciso que humanice la materia. Debo cooperar en la construcción de un mundo en beneficio de todos, mediante la transformación y el aprovechamiento racional de la materia. Esto lo logro a través del trabajo.

 

 

 

Se ha de infundir amor al trabajo, haciendo ver que es un medio privilegiado de cocreación. (En realidad no se trata de un castigo). Me confiere una responsabilidad histórica: desarrollar las posibilidades de la materia en beneficio de mis hermanos. “Nos sacaste al desierto con el alba y nos dijiste: levantad la ciudad”.

 

El trabajo tiene valor de salvación, no de manera extrínseca solamente (mediante el ofrecimiento), sino de manera intrínseca.

 

El esfuerzo humano es necesario, aunque no suficiente para la promoción plena y total del cosmos. (Todo el trabajo que el hombre se toma para producir una hostia blanca, Dios no lo niega, lo asume).

 

Aunque no hay que identificar el progreso con el advenimiento del Reino, sin embargo es preciso afirmar que le sirve de preámbulo necesario. La idea de progreso no es ajena a la mentalidad cristiana. La redención no supone la negación de la materia, sino que la lleva a trascenderse y a cobrar su sentido primitivo de sacramento. Una cierta espiritualidad que considerara el mundo sólo como escenario para ganar o perder el más allá, sería muy inadecuada. Indicaría indiferencia para con el plan creacional de Dios. La escatología no es sólo un “más allá”, y menos aún una especie de “anti-más-acá”. Es un futuro que va configurando nuestro presente. Algo que produce una esperanza activa.

 

Es preciso formar al arte. El hombre trasciende la materia. No sólo capta los significados contenidos, también tiene la capacidad de cargar de significado a las cosas, mediante el arte. El arte es la utilización de la materia como expresión de lo humano. (Sonidos, colores, formas,… producidos mediante la materia, combinados por el hombre, expresan y hacen nacer sentimientos humanos).

 

VALORES A DESARROLLAR EN LA RELACION CONSIGO MISMO:

 

Amor a la vida:

 

Llevar hacia la aceptación propia: optimismo básico. (Será punto de comparación: amar a los demás como te amas a ti (cfr Lv 19,18) Infundir confianza, confiando. Mis cualidades son presencia de Dios en mi vida en mi propio beneficio y el de mis hermanos.

 

La importancia de la salud física y la psíquica. Suavización de tensiones. Sensación de bienestar. Saber gozar la existencia, existiendo.

 

Dominio personal:

 

- Jerarquización de tendencias. Nuestro ser está compuesto de diversos estratos. Cada estrato tiene su fin propio. La tendencia al fin es un impulso; la consecución del fin reporta satisfacción (placer). Se ha de cuidar que los estratos superiores se vean satisfechos, relativizando la satisfacción de los estratos inferiores, Es la des-jerarquización la que destruye el todo.

 

- Asimilación del fracaso y del éxito. En la vida no es importante lo que nos suceda, sino la manera como reaccionemos a ello. No hemos de permitir que el fracaso nos hunda, ni que el éxito nos envanezca. (Nuestras reacciones como educadores forman la conciencia del niño).

 

- Capacidad de reflexión: esfuerzo de interiorización, posibilidad de inquietarse sanamente ante el sentido profundo de la existencia. Evitar la evasión del pensamiento. Vidas que no responden a nada, por falta de verdaderas preguntas. Capacidad de decisión y de perseverancia. Libertad que se libera de determinismos.

 

- Creación de hábitos que facilitan la libertad porque sustraen de lo circunstancial. Formación de la voluntad. Hacia una voluntad sana, no simplemente hombre de “buena voluntad”. Fijación de metas a corto y largo plazo.

 

- Sentido moral: el bien y el mal como construcción o destrucción de mi propio ser de persona humana. Función de la ley: imperativo pleonástico de un indicativo más o menos evidente.

 

VALORES A DESARROLLAR EN LA RELACION CON EL PROJIMO:

 

Descubrimiento del otro:

 

El otro es también un “yo” con todo lo sagrado, mistérico, sublime e inviolable que mi “yo” significa para mí “y para los de más”. Enseñar la mística y la mecánica del diálogo. Aprender a dialogar dialogando.

 

Aceptación de las cualidades ajenas. Sentido de complementariedad. Huída de la envidia. El valor de la emulación: desear desarrollar en mí lo que en no existe, estimulado por el esfuerzo y el acierto de desarrollo en mi prójimo. Esto es: ser yo mismo porque otros pueden ser ellos mismos. Mi prójimo: invitación a la autosuperación (función de la amistad verdadera).

 

Convivencia y cooperación:

 

Participación: descentralización de intereses. Huida del egoísmo. Preocupación por los demás.

 

Hay que educar en las virtudes sociales. Sin ello la creciente socialización representará un peligro más que un beneficio, por el fenómeno de la masificación niveladora (requisito para la fácil manipulación grupal)

 

Sentido comunitario de la existencia humana. Dimensión social de la moral. Nadie vive sólo para sí. Mi actuar ennoblece o degrada a mi comunidad humana.

 

Mística política:

 

La consecución del bien común. Bien común: conjunto de condiciones que posibilitan que cada miembro (personal o colectivo) plenifique su ser, mediante el desarrollo de sus virtualidades.

 

Formar a la oratoria como plataforma de expresión de ideas constructoras de una sociedad mejor. Formar al liderazgo como plataforma de servicio. Servicio de canalización de fuerzas y armonización de intereses,

 

Formar buena imagen de la autoridad pública. Ir hablando favorablemente de las instituciones públicas, buenas en sí, aunque defectuosamente llevadas (votación, seguros, impuestos,...).

 

Amor a la patria, sin caer en patrioterismos. Respeto a la bandera, amor a la cultura nacional.

 

Justicia y paz:

 

Deseo eficaz de promoción ajena. Comunicación de bienes, de todo tipo. ¿Cualidades personales?: Dones de Dios al servicio de los demás.

 

Tarea de erradicación afectiva de las causas de discordia: (radiografía de la opresión) desigualdades excesivas y exacerbadas, deseos de supremacía, desprecio de personas, sobre-valorización del tener,...

 

La paz empieza en el corazón. Benignidad en los juicios. Saneamiento de estructuras. Pensar en los demás. “Desarrollo es el nuevo nombre de la paz”. Desarrollo: conjunto de oportunidades de crecimiento personal y grupal.

 

VALORES A DESARROLLAR EN LA RELACION CON DIOS:

 

Sin trascendencia la vida humana resulta un absurdo. La vocación universal. Somos como agua de manantial, destinada a llegar. al océano. “Nos hiciste para Ti y nuestro corazón estará inquieto hasta que descanse en Ti”.

 

Evangelizar es decir el plan que Dios tiene sobre el hombre. Todo hombre por el hecho de serlo es potencialmente cristiano. En la catequesis se explica la razón del porqué nos dedicamos a la promoción humana (se trata de continuar la obra liberadora de Jesús).

 

En la catequesis se comunica una cosmovisión de la existencia. Dicha visión es fruto de la contemplación del misterio (supone cierto grado de asimilación personal vital).

 

Ayudar a tomar conciencia de la filiación divina. Sacarle sus consecuencias, no sólo en beneficio de la vida personal, sino también de la social. Si somos hijos, también somos hermanos.

 

El bautismo no nos coloca primordialmente dentro de las cláusulas de un contrato, sino que nos sumerge en el río de la vida. El concepto jurídico, es desviante, cuando se le aísla, o cuando se le hace el centro de la dinámica bautismal.

 

Congruencia vital: cristiano no es tanto uno que “sabe de Cristo”, más bien uno que “sigue a Cristo”. En el fondo no se es cristiano, se vive cristianamente. La catequesis denuncia las incongruencias entre creencia y vida; entre ser y actuar. Ello evita que se caiga en la tentación de reducir la religión a lo cultual; de pretender dar gloria a Dios, despreciando al hombre.

 

La figura de Cristo:

 

El Evangelio es un continuo hablar de Jesús. La gran nueva, la buena nueva, que hemos de contar a todos: Cristo. Es posible ser hombre, según el plan de Dios. Ser hombre así es un ideal realizable. Cristo es la medida de lo humano. Cristo es lo que pensó el Padre cuando creó al hombre. Jesús es la definición propia del hombre.

 

Estudio del catecismo: esfuerzo humilde, pero tesonero, de conocer a Jesús, y a través de é1, al Padre.

 

La figura de María:

 

Ella representa la actitud perfecta ante el misterio de Cristo. Docilidad suma a la acción del Espíritu. Orgullo de nuestra raza. Fruto mejor logrado de la redención. La discípula predilecta.

 

Educar en el amor a María.

 

Sentido Eclesial:

 

Salvados en la Iglesia: pueblo de redimidos. Lo cristificado cristificante: dinámica de los sacramentos, testimonio de vida según el Espíritu.

 

Pertenencia a la gran familia de Dios. Lo demasiado humano de la Iglesia: motivo de escándalo para los débiles: robustecer las conciencias, dar sentido de realismo.(Iglesia: Santa pecadora santificadora).

 

Pastoral vocacional:

 

Por fidelidad a Dios. Saber desarrollar la capacidad de intimidad con Dios. Descubrir, juntamente con el joven, el llamado del Señor. Ayudar a responder. Entusiasmar en la ruta de la respuesta, mediante una perseverancia personal fervorosa. Mi fidelidad repercutirá en otras fidelidades. Nadie deserta solo ni persevera solo. Otros nos seguirán en uno u otro de esos dos caminos. Responsabilidad, pues, social de mi respuesta vocacional.

 

CONCLUSION DEL TEMA APOSTOLADO EDUCACIONAL

 

Mi ser Hermano me coloca en una pertenencia exclusiva en beneficio de la juventud y de la niñez, de manera particular. Soy alguien llamado a ir dando sencilla y calladamente la vida por mis muchachos; alguien que debe amar como nos amó Jesús: con un amor que viene de Dios y a él conduce. Mi retrato hablado está en el Núm 56 del Documento de Vida apostólica del C.G. XVI. Las Constituciones del 68 me llamaban: Mensajero de la Bondad de Dios. (48/5). Las actuales me dicen que soy un signo de la ternura de Dios (Const. núm 21)