Los Hermanos Maristas ante la
solidaridad, la justicia y la paz |
Marcelino Champagnat, el Fundador:
“la experiencia Montagne”o la eclosión de un carisma (28 de octubre de 1816):
Ø
Montagne: todo
joven que se encuentra en situación de desventaja
Ø
Actitud de
Marcelino: a la escucha del grito de la juventud
Ø
la respuesta de Marcelino: la
fundación de los Hermanos Maristas (1817)
Sus grandes apuestas de cara a su tiempo y a nuestro
tiempo
Ø
Apuesta por la
fraternidad (valor evangélico por excelencia: “porque todos vosotros sois
hermanos” (Mt, 23/8)
v
nos la deja como su mayor consigna: “El deseo más vivo
de mi corazón en estos últimos instantes de mi vida. Si, queridos Hermanos
míos. escuchad las últimas palabras de vuestro padre,
que son las de nuestro amadísimo Salvador: ‘Amaos unos a otros’”. (Testamento Espiritual, nº 5)
v
nos califica con el nombre de María: “El Padre Champagnat quiso darnos el nombre de María para
que viviéramos de su espíritu. (Constituciones n° 4)”
v
nos presenta un ideal mariano: “La predilección
por las tres virtudes marianas de humildad, sencillez y modestia nos viene de
Marcelino Champagnat… Actuamos, como ella, con discreción, delicadeza y respeto
a los demás. ” (Constituciones 5, 7)
Ø
Apuesta por la
educación de los niños y de los jóvenes:
v
se trata de evangelizar educando: “Nos interesa
mucho proporcionar buenos cristianos y buenos ciudadanos entre los habitantes
del campo. (Carta del P. Champagnat al Sr. Libersat, Oficial
de Instrucción Pública)
v
con una preferencia (que no
exclusividad): “Con este espíritu, fundó el Instituto para educar cristianamente a los
niños y jóvenes, en especial a los más desatendidos” (Constituciones n° 2)
Sus ideales
enseñar a amar, amando:
v
“No debe usted dudar de que considerándolos a todos como queridos hijos
míos en Jesús y María, por el dulce nombre de padre que me otorgan, los llevo a
todos muy cariñosamente en mi corazón.” (Carta del P. Champagnat al H. Bartolomé)
v
“Mis muy queridos
Hermanos: Amémonos unos a otros. No podría usar un lenguaje más conforme a mis
gustos y a mis afectos. (Carta Circular del P. Champagnat a todos los Hermanos.
v
Insistía una y
otra vez, “para educar bien a los niños hay que amarlos” (V.538).
v
“Desde hace tiempo
he pensado sobre los medios de ser útiles a los niños de los orfanatorios. En esta disposición
tomo en consecuencia con mucho interés el ofrecimiento que ustedes nos hacen de
volar en su auxilio”. (Carta del P. Champagnat a los
Administradores de los Hospicios)
Sus proyectos y obras: (en la medida de lo posible, con los medios de que disponía)
v
atención al medio rural,
de quien nadie se ocupa: “hacemos constar que nos consagramos,
bajo la protección de la bienaventurada Virgen María, a la instrucción cristiana
de los niños del campo”. (Fórmula de las promesas, 1818)
v
atención a los indigentes: “nos comprometemos a enseñar gratuitamente a los indigentes
que nos presente el Párroco del lugar [en que nos hallemos]”. (Fórmula de las
promesas, 1818)
v
atención a sordo-mudos: (respuestas afirmativas a la Ciudad de St.Etienne y del
Puy)
v
atención a ancianos
desvalidos: (En uno de los registros de ingresos anotó lo siguiente el P.
Champagnat: "Hoy, sábado primero de diciembre de mil ochocientos treinta y
dos, día feliz, hemos contribuido a una buena obra de la Srita.
Fournas, recibiendo a dos achacosos incurables.")
v
atención a niños huérfanos: (Orfanatorios de: La Denuzière, St.Chamond, St. Nizier)
v
atención a jóvenes en
problemas: “La finalidad de la Sociedad de los Hermanos es además dirigir casas de
providencia o de refugio para jóvenes.” (Regla de 1837, cap I, art. 02)
v
atención a jóvenes del
mundo obrero: “Las necesidades de su parroquia son bien grandes, el cuadro que nos presenta
nos llega muy hondo y nos aflige muy vivamente… Los compromisos que hemos
contraído desde hace tiempo con varios municipios ocuparán a todos nuestros
Hermanos disponibles… Dígnese Dios proveer a su celo de recursos para una obra
tan importante y necesaria (educación a jóvenes de suburbios obreros) y
suministrarnos a nosotros mismos el medio de secundar su proyecto” (Carta de P. Champagnat al Pbro. Pedro Bernardo Hugony; Pres-Saint-Gervais, Paris, Seine; 1840-05-03)[1]
El carisma marista que nos hereda Marcelino, a la
escucha de “los Montagne de hoy”
Los Hermanos Maristas a lo largo del tiempo y del
espacio |
Ideales y propósitos:
o
queremos vivir nuestro nombre
de hermanos: “Al llamarnos Hermanos, afirmamos que pertenecemos a una familia unida
por el amor de Cristo” (Constituciones n° 6)
o
no sólo entre nosotros: “Con los alumnos
nos comportamos como hermanos y como educadores”. (Constituciones n° 88) “Nuestro carácter de "Hermano"
es una llamada específica a vivir la fraternidad de Cristo con todos, en
especial con los jóvenes, amándolos desinteresadamente. (Constituciones n° 3)
o
cuando alguien me dice
“hermano”, me ve como su igual, y así se siente: Con otros apelativos, tal vez no pasaría lo mismo. Gran sabiduría en
aquella advertencia: “Vosotros, en
cambio, no os dejéis llamar.”(Mt. 23/8-11)
o
tejedores de la
fraternidad universal: “Creemos que Dios es Padre de todos y que nuestra común
condición humana, en tanto que hermanos y hermanas en Jesús, es más fundamental
y básica que nuestra religión, raza, cultura y
nacionalidad. Y porque, hoy, más que nunca, la humanidad peligra, ya que una
mayoría se ve reducida a una pobreza cada vez más profunda, en tanto que una
minoría acumula riquezas. Nos sentimos llamados a una conversión de mentalidad
y de comportamientos, es decir ver el mundo con los ojos de los pobres y a
acoger la invitación del Espíritu Santo para vivir la fraternidad de Cristo con
todos, en especial con los jóvenes y preferentemente con los más desatendidos.”
(Documento Solidaridad del Cap. Gral. XIX, núm 8)
o
en sintonía con la voz de los profetas
de hoy: “Este hombre [Juan XXIII], que creyó de verdad
en el amor, que de veras creyó que la solución del mundo está, por encima de
todo, en el amor verdadero y eficaz, decía en su discurso de apertura del
Concilio: ‘El Concilio exaltará, en formas aún sagradas y solemnes, las
aplicaciones más profundas de la fraternidad y del amor’”. (H. Basilio Rueda
Guzmán, “Capítulo General Especial”, Circular del 2 de enero de 1968, Vol.
XXIV, N° 1-5, p. 321)
o
con intencionalidad profética: “Nuestras
comunidades invitan a compartir, al amor gratuito y universal, y a la vida
nueva en Cristo”. (Constituciones n° 16)
o
testimoniando y educando: “Nuestras
comunidades, sencillas y fraternales, constituyen una llamada a vivir según el
espíritu de las bienaventuranzas. El testimonio de nuestras vidas entregadas y
nuestro compromiso apostólico alientan a cuantos nos rodean, muy
particularmente a los jóvenes, a construir una sociedad más justa, y revelan a
todos el sentido de la existencia humana.” (Constituciones n°
164)
o
educando en y fuera de la
escuela: “Comprometidos en instituciones escolares o en otras estructuras de
educación, nos desvivimos por el Reino, en servicio de la persona humana.”
(Constituciones n° 85)
o
formando para la justicia: “Damos a conocer la doctrina social de la Iglesia y nos
esmeramos por despertar las conciencias a los problemas que afectan a la
sociedad. Comprometemos a nuestros alumnos en actividades caritativas que los
pongan en contacto con situaciones de pobreza.” (Constituciones n° 87)
o
en solidaridad con otros agentes: “Teniendo en
cuenta las estrecha vinculación entre evangelización y
promoción humana, ayudamos a quienes padecen necesidad y cooperamos con los que
trabajan por la justicia y la paz.” (Constituciones n°
86)
o
institucionalmente
comprometidos: “Creemos que la actualidad del carisma de Marcelino Champagnat nos urge
personal, comunitaria e interprovincialmente para que
los miembros sanos se preocupen de los más débiles. Y porque hoy, más que
nunca, la realidad de nuestro Instituto debe reflejar la solidaridad que deseamos
establecer en el mundo. Nos sentimos llamados a discernir, a la luz del
Evangelio, cómo podemos crecer en la oración y en la vida fraterna; también
somos llamados a coordinar nuestras acciones apostólicas, dentro del Instituto,
con la Iglesia y con otras Congregaciones e Institutos religiosos y a compartir recursos humanos y financieros.” (Documento
Solidaridad del Cap. Gral. XIX, núm
11)
Realizaciones: (desde luego, nunca a la par con los ideales, más bien por debajo de
ellos, y a veces, mucho)
A nivel mundial:
Ø
ad intra:
o
La unidad en el Instituto
es alta
o
El intercambio de
personal es frecuente
o
La
reestructuración de los unidades administrativas ha
demostrado la capacidad de fraternización entre Hermanos de diversos países
Ø
ad extra:
o
el secretariado
de solidaridad
o
la presencia en zonas conflictivas:
Argelia, Mozambique, Angola y otros países africanos
o
la presencia en zonas de marginación: Países
como Haití, Bolivia… Areas de ciudades latinoamericanas
(Guatemala, México, Guadalajara, Tijuana, Ciudad Juárez…..)
o
la presencia en zonas con un pasado
difícil: Europa del este.
o
la presencia entre grupos marginados (drogadictos,
gitanos, jóvenes delincuentes, niños de la calle, pepenadores…):
en España, en Francia, en Canadá, en Brasil.
o
la presencia en obras eclesiales e intercongregacionales: Misión de la Tarahumara, Misión de
Chiapas, Pontificia Universidad de Porto Alegre, Universidad de Monterrey, Universidades
Maristas (Mérida, Querétaro, San Luis Potosí, México), Universidad Marista-La
Salle de Guadalajara.
o
Esta Universidad
Marista de Guadalajara, en que se está dando este encuentro tiene como misión:
“Ser para Servir”
En perspectiva del porvenir:
El Instituto de los hermanos maristas, en fidelidad a
su razón de ser y a su nombre mismo,
ha de seguir apostando por:
Ø
la antropología
cristiana, base de la dignidad del hombre
Ø
la fidelidad al evangelio, pues si los
valores evangélicos no están presentes en nuestro sistema educativo no se
estaría viviendo el sueño de Champagnat y el ideal marista. Nuestras obras se
convertirían en fábricas de certificados y diplomas, que sólo fomentarían el narcisimo de nuestros jóvenes.
Ø
la presencia de María, que inspiró y
ha sostenido esta obra a través del tiempo y del espacio.
Ø
Y sobre todo, la
fraternidad de todos los hombres en Cristo, con todas sus consecuencias de solidaridad,
justicia y paz
Para a concluir, y parafraseando lo que alguien muy
significativo dijo de los Jesuitas en un momento crítico de su historia: “Sint ut sunt,
aut non sint”, tenemos el
ánimo de decir:
“Que los hermanos maristas seamos para lo que nacimos,
o que ya no seamos”.
[1] Es una pena el que no
poseamos la carta que le envió el P.Hugony a
Marcelino. Seguramente en ella le pintaba todo un cuadro de necesidades de la
juventud obrera del suburbio parisino Prés-St.Gervais. Este tipo de realidades el P. Champagnat no la
conocía del todo y especialmente desde adentro. Se nota en esta carta una
reacción de nuestro Fundador ante el descubrimiento de esa realidad. Sin
embargo las circunstancias no le permiten secundar los proyectos de este celoso
sacerdote de suburbios citadinos. El párrafo cuarto, dado que es el de la última
carta de Marcelino, suena como una especie de testamento apostólico que
Marcelino deja a su Instituto para que atienda ese tipo de solicitudes...