El entorno de Portocubelo, Lira, Castro y Mallou.
Dificultades a tener en cuenta para el senderista.
Para recorrer la zona, encontramos tanto pistas asfaltadas y carreteras,
como caminos de carro o senderos. A veces encontramos tojos y maleza
que nos impide el paso o restos de incendios. En época de lluvias
puede haber barro en los caminos y rocío en la hierba.
Existen zonas con muchos mosquitos, sobre todo en los montes y las cercanas
a ríos o charcas.
En primavera el pólen satura el aire, sobre todo por la abundancia de pinos.
Mallou
Se encuentra al pie de la carretera Muros-Cee. Debemos subir por la desviación con el cartel "Mallou".
Entonces llegamos a una explanada donde vemos tres hórreos a la izquierda.
Seguimos hacia la izquierda, por una calle que cruza el centro de Mallou.
El siguiente cruce vamos a la derecha y el siguiente a la izquierda.
A partir de aquí, es mejor seguir a pie.
El nombre de Mallou es preindoeuropeo.
Es anterior a la llegada de los celtas a Galicia.
Viene de la raiz "mal" o "mel", que significa "roca" o "altura".
Otros muchos nombres de Galicia vienen de estas palabras, como "Os Mallos", "Mallante" o "Malpica".
El nombre es adecuado, pues Mallou se asienta sobre una roca alta, su castro.
En Munster (sur de Irlanda) existe una localidad llamada Mallow.
El camino está rodeado de pinos por la izquierda y retamas por la derecha.
Entre las retamas corre un río, el "Rio de Riba" (río de arriba).
Al comienzo encontramos un antiguo molino de agua, el "Muiño de Riba".
Las leyendas populares cuentan que cerca del molino existía una laguna en
la que se aparecía la "Raiña Lupa" (Reina Lupa), con una espada clavada
en el cuello. Cuando la noche era de luna llena se aparecía también una gallina con siete pollitos.
Dejando atrás el molino, llegamos a una bifurcación. Seguimos a la derecha, que se va estrechando y sigue el curso del río.
En invierno, hemos de saltar un riachuelo que corta el sendero.
A los lados del camino se van cerrando los tojos.
Subimos por una cuesta hacia el monte.
Aquí aparecen algunos robles entre los pinos.
Pasados los robles, a la izquierda aparece un pequeño sendero lateral.
Este sendero está alfombrado de hierba y rodeado de retamas.
Nos lleva a una piedra, que puede estar oculta entre las retamas.
En ella puede leerse esta inscripción:
IACOBUS
R.
No se conoce cual es el origen de la piedra.
Algunos vecinos de Mallou sugieren que bajo ella se encuentra el esqueleto del rey Xacobe (Iacobus Rex?), o las armas de un ejército.
Es posible que sea una marca indicando el camino de Santiago (Sanctus Iacobus), pero en ese caso se desconoce el sentido de la R.
El castro de Mallou.
Continuando nuestra subida, nos acercamos al Castro de Mallou.
A la derecha, encontramos una desviación cubierta de losas irregulares entre los tojos.
La gente de Mallou cuenta que en esta zona, a un lado del camino, había tres o cuatro piedras, apiladas una encima de la otra.
El que osara tirarlas quedaría maldito.
Algo más adelante, un sendero a la derecha conduce al castro.
Los restos del Castro de Mallou aparecen bastante cubiertos por la vegetación, ya que nunca fue excavado ni reconstruido.
Los castros eran ciudadelas en las que vivían los antiguos habitantes de Galicia.
En ellos debían cubrirse las necesidades de alimentación, vestido y vivienda, además de ofrecer protección y defensa.
La población gallega no estaba unida, sino muy dividida entre clanes, tribus y pueblos.
Las constantes rivalidades obligaban a cerrar los poblados con gruesas murallas como defensa.
Las murallas suele ser la parte que mejor se conserva en los castros.
El castro de Mallou es de los más representativos de Galicia.
En él, las murallas son gruesas y se ven facilmente.
Las murallas se hacían de piedras irregulares, poco trabajadas.
Estas murallas solían ser redondas, algunas veces eran dobles o triples, disponiéndose en círculos concéntricos.
Las casas eran también circulares y sus muros también hechos de piedras irregulares.
En Mallou pueden verse los restos de algunas casas circulares.
Se supone que las casas de los castros estaban cubiertas por techos de vegetales, quizás paja seca, pues no se encontraron restos de materiales más sólidos.
Puede que fueran parecidas a las pallozas conservadas en O Cebreiro, habitadas hasta hace poco.
Los habitantes de los castros serían una mezcla entre los Celtas, invasores de lengua indoeuropea que vendrían de Europa durante la
Edad del Hierro (prehistoria) mezclados con poblaciones anteriores (preindoeuropeas), para
formar la cultura y población "castrexas", habitantes de los castros.
Practicaban la ganadería, la recolección y una agricultura primitiva.
También la metalurgia de oro y estaño, pero en Mallou no se encontraron restos de esta metalurgia.
En el siglo IV o V después de Cristo, la población fue obligada a dejar los castros y asentarse en sitios bajos y desprotegidos.
Los castros, sitios elevados llenos de ruinas, pasaron a ser tema de la ima
ginación de los vecinos, surgiendo leyendas de tesoros escondidos.
Se cuenta que hubo gente excavando el castro de Mallou, en busca de un tesoro, pero que no encontraron nada.
También se cuenta que el castro fue refugio de los "mouros" durante la guerra, pero no se sabe quienes eran esos "mouros" (habituales persona
jes de las leyendas gallegas de tesoros) ni de que guerra fue esa.
También circulan historias sobre la "Raiña Lupa", dicen que este nombre fue también traido por los "mouros", que la "Raiña Lupa" fue
reina del castro y que le dio su nombre.
Se dice que tal reina nació allí y que allí yace enterrada.
A veces se aparece hilando, encima de una piedra del castro (al que la gente también llama "o castelo" (el castillo)).
Otra leyenda dice que el castro era punto de vigilancia para ver llegar "ós outros" (a los otros).
Piedras legendarias.Además de las historias sobre el Castro, la gente de Mallou ha dado nombres propios a determiadas piedras. Estas son formaciones naturales de granito erosionado por los agentes atmosféricos. Algunas veces adoptan formas caprichosas.
Un ejemplo es la "Pedra dos Sete Furados" (piedra de los siete agujeros), se encuentra cerca de las murallas del castro. Puede introducirse una persona por su oquedad inferior.
Es una losa de granito que sobresale, en equilibrio sobre varias piedras semienterradas en el suelo. En su cara inferior presenta varias "cabezas".
Aunque su forma da origen a su nombre, tiene muchos más de siete agujeros.
La leyenda popular dice que se pueden escuchar voces humanas pegando la oreja a esta piedra.
Estas "cacholas", "cabezas" o taffoni son huecos formados por la corrosión química del agua sobre el feldespato, uno de los minerales
que forman el granito.
El feldespato se compone de silicato alumínico. Es corroido por el agua de abajo arriba, formando cuencas erosivas que avanzan de
abajo hacia arriba, en dirección contraria a la gravedad, provocando la caida de granos o placas, con la posible ayuda de líquenes
y de la vegetación. Se describieron por primera vez en Córcega, 1882, recibiendo el nombre de "taffoni".
Volviendo al camino empedrado que conduce al castro, pero tomando a la derecha, llegamos a una explanada presidida por un enorme
roble, que está al lado de una piedra inmensa, conocida como "Trono da Raíña Lupa" (el trono de la Reina Lupa) se encuetra entre
tojos y retamas, no hay sendero para acceder.
Volvemos atrás, hasta la pista forestal que conduce al castro, cogemos a la derecha. Poco más adelante, encontramos una bifurcación
y volvemos a tomar el camino de la derecha.
A un kilómetro y medio, cogemos un desvío a la derecha. Durante casi 3,5 km. vemos abundancia de tojos y retamas, además de unas
impresionantes vistas panorámicas de la playa de Carnota, que vamos dejando atrás, y del litoral de Sofán y Lira, hacia donde nos
dirigimos.
Capilla de Nuestra Señora de los Remedios.
Alrededor de hora y media después de salir del castro de Mallou, llegamos a
una pequeña carretera que baja a Lira.
Dejamos el camino en la carretera general, la atravesamos y seguimos de
frente para ver la capilla de Nosa Señora dos Remedios (Nuestra Señora de
los Remedios), cercana al palco de la fiesta.
En esta zona se celebra la Festa dos Remedios, una de las más famosas
fiestas de Lira.
Se cuenta que la capilla se debe a la aparición de la Virgen de los
Remedios, y que la imágen que se guarda en su interior es una copia de la
aparición original, que era en piedra y de la que no se sabe nada más.
Se conocen los motivos históricos de su construcción en 1706 (siglo
XVIII).
Entonces, al parecer, Lira vivía sobre todo de la ganadería y esto hizo
que se construyera la capilla para que los pastores pudiesen asistir a la
misa del domingo sin dejar de vigilar el ganado.
Sin embargo, después la ermita pasó a ser de gran devoción marinera.
Castro de Lira: Os Miñarzos.
Desde la capilla podemos subir a Os Miñarzos, los restos del antiguo castro
que existió en Lira.
Se sube por un sendero que sale enfrente del palco de la música, al lado de
un hórreo.
Por él se va a un camino de cemento entre las casas, vamos a la derecha, y
a la izquierda al llegar al fondo.
Desde aquí tomamos un sendero hacia arriba.
Al llegar a la cumbre, podemos disfrutar un hermoso paisaje y los restos del
Castro dos Miñarzos.
Se edificó sobre parte de su superficie, y los habitantes aprovecharon
muchas de las piedras del castro para sus casas, por lo que queda poco de él.
Está cubierto de tojos y retamas.
Mirando mucho podemos ver entre la maleza restos de piedras formando círculos.
La forma circular de la posible muralla se nota en un cambio en la vegetación
que la cubre.
Se cuenta que en este terreno se encontraron muchos restos de cerámica, que
fueron llevados a un museo. Y algunos vecinos conservan fragmentos.
En las casas de algunos vecinos de Lira podemos ver restos del naufragio del
"Ariete", que fueron compradas como chatarra, entre ellas la
escotilla, escaleras y faroles.
Los hórreos.
Salimos del castro hacia la carretera general, yendo en dirección a
Carnota, hacia la izquierda. Al final de la cuesta abajo de la carretera, en
una curva muy cerrada, sale un camino a la derecha, señalado con el cartel
"Hórreo de Lira".
El hórreo de Lira, junto con el de Carnota, son famosos, por ser los más
largos de Galicia.
Los hórreos de Lira y Carnota pertenecen al "estilo fisterrán",
que se caracteriza por emplear granito casi como material único de
construcción.
En algunos hórreos de este estilo, incluso la cubierta es de granito, pero
no así en estos dos, que emplean la teja del país.
Este "estilo fisterrán" se extiende por todo el oeste de la
provincia de A Coruña, pero en esta zona los hórreos reciben distintos
nombres, "cabaceiras" en Carnota, y más al sur "hórreos"
o "piornos".
Los hórreos servían para guardar la cosecha en un lugar inaccesible a los
roedores y ventilado, para que algunos productos agrícolas se secasen.
Por eso se elevan sobre pies y llevan "tornarratos", piedras
circulares que impiden trepar a los ratones, y cuentan con rendijas en su
perímetro para facilitar la ventilación.
El hórreo de Lira.
El hórreo o "cabaceira" de Lira tiene veintidós pares de pies.
Fue construido entre 1779 y 1814. Se construyó en fechas próximas a la
construcción del hórreo de Carnota, y se sabe como se construyeron.
Carnota inició la construcción de un hórreo con once pares de pies.
Entonces Lira, seguramente por rivalidad entre las parroquias, comenzó a
construir el suyo, con el doble de pies.
Quizás por eso, Carnota, en una segunda fase, amplió el suyo en once pares
de pies.
Actualmente ambos hórreos o "cabaceiras" tienen longitudes
parecidas, De vez en cuando se discute acaloradamente sobre esas longitudes
y sobre la validez de las mediciones, en las que tampoco hay acuerdo.
Ambos hórreos están entre los 34 y los 36 metros de longitud, y las
diferencias parecen ser de centímetros en favor de Lira.
El hórreo de Lira se levanta sobre un muro bajo de piedra que soporta el
peso de los veintidós pares de pies de sección octogonal.
Sobre los pies van los "tornarratos", piedras de granito
circulares, con la cara inferior cóncava, para evitar el acceso de los
roedores al hórreo.
El cuerpo del hórreo está hecho por nueve hiladas de travesaños de
piedra, bien talladas y apiladas, que dejan las rendijas de ventilación a
espacios regulares.
Las dos cabeceras que rematan el tejado llevan pináculos de granito
tallado, uno de los cuales está roto.
El tejado se encuentra deteriorado, pues las tejas del país están rotas o
descolocadas.
Puerto de Portocubelo y lonja de Lira.
Dejando el hórreo, volvemos atrás hasta la carretera general, donde ahora
tomaremos el camino de la izquierda, en dirección a Lariño. A unos 50
metros encontramos un cruce amplio, al lado de una parada de autobús, donde
una pequeña carretera nos lleva a Portocubelo.
Esta carretera nos lleva al puerto de Portocubelo y la lonja de Lira.
La lonja de Lira fue construida por la Consellería de Ordenación do
Territorio e Obras Públicas.
La administra la Cofradía de Pescadores desde 1989, en régimen de
alquiler.
Se paga con el dos por mil de las ventas al grupo de puertos de A Coruña
Sur.
La lonja subasta el pescado de los 80 barcos de bajura con base en el puerto
de Portocubelo, que enrolan entre 150 y 200 marineros.
Siempre se vende más pescado en verano que en invierno.
El horario de apertura es de 4 a 5 de la tarde, en el que se hace la
subasta.
Las especies mas capturadas son el pulpo (polbo), el centollo (centolo), el
cangrejo (nécora) y el camarón, que se venden tanto a particulares como
para congelados o cetáreas.
Con el paso del tiempo se observa un progresivo descenso del volumen de
negocio efectuado en la lonja, si en 1990 se vendieron 107 millones de
pesetas, en 1993 sólo 45 millones de pesetas.
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