ELOHIM

 " De Dios emanan las potencias, los Elohim*, que constituyen el cielo y la tierra y, según su doctrina, era así como debía comprenderse la primera fase del Génesis: Bereschit, la cabeza o el primer principio; Bara, creó Elohim, las potencias, aet-haschamain v´aet-ha-aretz, que son los que hacen (subentendido)el cielo y la tierra.
 Estos Elohim o potencias serían las grandes almas de los mundos, siendo sus formas la sustancia especifica en sus virtudes elementales. Dios, para crear un mundo, habría ligado juntamente cuatro genios, que debatiéndose producirían primero el caos, pero que forzados a descansar después de la lucha habrían establecido la armonía de los elementos, de este modo la tierra prendió el fuego y se hinchó para escapar de la invasión de las aguas. El aire salió de las cavernas y envolvió la tierra y el agua, mas el fuego lucha siempre contra la tierra y la corroe; el agua, a su vez, invade la tierra y sube en nubes al cielo; el aire se excita, y para repeler las nubes, forma corrientes y tempestades. La gran ley del equilibrio, que es la voluntad de Dios, impide que los combates destruyan los mundos antes del tiempo marcado para sus transfiguraciones.
 Los mundos, como los Elohim, están ligados conjuntamente por cadenas magnéticas que su rotación procura romper. Los soles son rivales de los soles y los planetas se ejercitan contra los planetas, oponiendo a las cadenas de atracción una energía igual de repulsión, para defenderse de la absorción y conservar cada uno su existencia."

 

* Elohim.  Literalmente, Elohim significa El, los Dioses, el Ser de los seres, aquel que creó el cielo y la tierra, o mejor dicho la colectividad de las Divinas Potencias, la esencia del cielo y de la tierra. Elohim es también dioses secundarios, irradiando del Dios Central, o pensamientos creadores, ordenadores y conservadores de los mundos. Los Elohim irradian del prisma Trinidad o Triada, del mismo modo que los colores irradian del prisma triangular que descompone el espectro solar. Los Elohim son las primeras emanaciones de la conciencia suprema. Palabra hebrea.