Del Amor
Cuando
améis, no digáis: Dios está en mi corazón,
sino, Estoy en el corazón de Dios.
Y no
creáis que podréis dirigir el curso del amor: será
el quien si os halla dignos dirigirá vuestro curso.
Del Matrimonio
Amaos
uno a otro, mas no hagáis del amor una prisión.
Llenaos
mutuamente las copas, pero no bebáis solo en una.
Hasta
las cuerdas de un laúd están separadas, aunque vibren con
la misma música.
Ofreced
vuestro corazón, pero no para que se adueñen de el.
Y permaneced
juntos, mas no demasiado juntos: porque los pilares sostienen el templo,
pero están separados.
Y ni
el roble ni el ciprés crecen el uno a la sombra del otro.
De los hijos
Vuestros
hijos no son vuestros hijos. Son los hijos y las hijas del anhelo de la
vida, ansiosa por perpetuarse.
Podréis
darles vuestro amor; no vuestros pensamientos: porque ellos tienen sus
propios pensamientos.
Podréis
albergar sus cuerpos; no sus almas: porque sus almas habitan en la casa
del futuro, cerrada para vosotros, cerrada incluso para vuestros sueños.
Podéis
esforzaros por ser como ellos, mas no tratéis de hacerlos como vosotros:
porque la vida no retrocede ni se detiene en el ayer.
Sois
el arco desde el que vuestros hijos son disparados como flechas vivientes
hacia lo lejos.
De las dádivas
Y, ¿
qué es el temor a la necesidad sino la necesidad misma?
Algunos
dan un poco de lo mucho que tienen, y lo dan buscando el agradecimiento:
ese deseo oculto convierte sus dádivas en algo sin valor.
Algunos
tienen poco, y lo dan todo. Estos son los que creen en la vida y en la
generosidad de la vida: su cofre nunca esta vacío
¿ Y
hay algo vuestro que pueda guardarse?. Todo cuanto tenéis será
dado algún día. Dad pues ahora, para que la estación
de las dádivas sea vuestra y no de vuestros herederos.
De la comida y la bebida
Ojalá
pudierais vivir de la fragancia de la tierra, y ser como las plantas aéreas
sustentadas por la luz.
Cuando
matéis un animal, decidle en vuestro corazón: Por el mismo
poder que te sacrifica, también yo seré sacrificado e igualmente
consumido. La misma ley que te ha puesto en mis manos me dejara a mi en
manos mas poderosas. Tu sangre y la mía no son sino la savia que
alimenta el árbol del cielo.
Del Trabajo
Trabajando
estáis en verdad amando la vida. Y amar a la vida mediante el trabajo
es estar en intimidad con el secreto mas recóndito de la vida.
Toda
actividad es ciega cuando no hay conocimiento.
Todo
conocimiento es vano cuando no hay trabajo.
Todo
trabajo es vacío cuando no hay amor
Porque
si amasáis el pan con indiferencia, estáis haciendo un pan
amargo que solo a medias aplacara el apetito de un hombre.
Y si
pisáis las uvas de mala gana, vuestra desgana destila veneno sobre
el vino.
Y aunque
cantéis como los ángeles, si no amáis el canto estáis
impidiendo que los oídos del hombre escuchen las voces del día
y las voces de la noche.
De la Alegría y de Tristeza
Vuestra
alegría es vuestra tristeza sin mascara.
Y el
mismo pozo del que mana vuestra risa, ha estado con frecuencia lleno de
vuestras lagrimas.
Cuando
tembléis de alegría, mirad en lo hondo de vuestro corazón
y comprobareis entonces que solo aquello que os ha dado tristeza os esta
devolviendo alegría:
Cuando
tembléis de tristeza, mirad nuevamente en vuestro corazón,
y comprobareis que estáis llorando por lo que antes fuera vuestra
alegría.
Solo
cuando estáis vacíos vuestro peso esta quieto y en equilibrio.
Cuando
el guardián del tesoro os llame para pesar su oro y su plata, vuestra
alegría o vuestra tristeza harán oscilar a un lado o a otro
el fiel de la balanza.
De las Casas
Vuestro
cuerpo es vuestra mayor morada. Crece bajo el sol y duerme en la quietud
de la noche. Y sueña. ¿ No sueña acaso vuestra morada?,
¿ no abandona soñando la ciudad para buscar el bosquecillo
o la cima de la colina?
Querría
que los valles fueran vuestras avenidas, y los verdes caminos vuestras
callejuelas, para que pudierais buscaros unos a otros por los viñedos
y luego volvierais con la fragancia de la tierra prendida a vuestras ropas.
Pero
aun no es la hora de que esto suceda.
En su
miedo vuestros antepasados os pusieron demasiado cerca unos de otros. Ese
miedo todavía ha de durar. Durante cierto tiempo aun las murallas
de vuestra ciudad separaran vuestros hogares de vuestros campos.
Y decidme,
¿ Qué tenéis en esas casas?, ¿Qué guardáis
tras puertas y candados?
¿
Tenéis paz, el ánimo sereno que revela vuestro poder?
¿
Tenéis recuerdos que como lucientes arcos unen las cimas de la mente?
¿
Tenéis la belleza, que lleva el corazón desde las casas hechas
en madera y piedra hasta la montaña sagrada?
Decidme:
¿ tenéis eso en vuestras casas?
¿
O solamente comodidades, y ansia de comodidad que a escondidas penetra
en la casa como advenedizo y luego se convierte en invitado y finalmente
en amo y señor?
Y ¡
ay!, llega a ser el domador, y con látigo y garfio hace marionetas
de vuestros mayores deseos. Sus manos son de seda, mas su corazón
de hierro.
Arrulla
vuestro sueño, mas solo para colocarse junto a vuestro lecho y encarnecer
la dignidad de la carne. Se burla de vuestros sentidos para tirarlos luego
en el cardal como si fueran frágiles barquillas.
En verdad
os digo que la concupiscencia de comodidad mata la pasión del alma,
y luego acompaña entre muecas y risas el funeral.
Mas vosotros,
criaturas del espacio, vosotros, los inquietos en el descanso, no seréis
atrapados ni domados. Vuestra casa no será ancla, sino mástil.
No habitareis
tumbas hechas por los muertos para los vivos.
Porque
lo que en vosotros en infinito, habita en la casa del cielo, cuya puerta
es la niebla de la mañana y cuyas ventanas son los cantos y los
silencios de la noche.
De la Vestimenta
No olvidéis
que el pudor no es ninguna coraza contra los ojos del impuro.
Y cuando
el impuro ya no exista, ¿qué será el pudor sino cadenas
e impureza de la mente?
Y no
olvidéis que la tierra goza al sentir vuestros pies desnudos, y
que el viento anhela vuestros cabellos
De la Compra y de la Venta
La tierra
os brinda sus frutos, y con solo que aprendáis a llenar vuestras
manos no pasareis necesidades. Y en el intercambio de los frutos de la
tierra hallareis abundancia y satisfacción.
Pero
si el intercambio no se hace con amor y bondadosa justicia, llevará
a unos a la codicia, a otros al hambre.
Del Crimen y del Castigo
En vosotros
todavía hay mucho que es hombre, y mucho que todavía no lo
es, una forma grotesca que camina entre la niebla en busca de su propio
despertar.
Y del
hombre que hay en vosotros quisiera hablar ahora.
Porque
es él, y no el dios de vuestro yo ni la forma grotesca que camina
entre la niebla, la que conoce el crimen y el castigo del crimen.
Si alguien
de vosotros llevara a juicio a la mujer infiel, poned también en
la balanza el corazón de su marido, y pesad también en la
balanza la verdad de su alma.
Y haced
que quien quiera castigar al ofensor escudriñe bien antes el espíritu
del ofendido.
Y si
alguno de vosotros quisiera castigar en nombre de la justicia, y descargar
el hacha contra el tronco malo, haced que mire bien sus propias raíces.
Y en
verdad os digo que encontrara las raíces del bien y del mal, de
lo fructífero y de lo estéril juntas y entretejidas en el
silente corazón de la tierra.
Y vosotros,
jueces, que pretendéis ser justos.
¿
Qué sentencia pronunciareis contra quien, aunque honesto según
la carne, es ladrón en espíritu?, ¿ Qué condena
impondréis a quien asesina según la carne cuando el mismo
ha sido muerto en el espíritu?.
De las Leyes
Os deleitáis
haciendo leyes. Y os deleitáis más aún quebrantándolas.
¿
Qué sucede con el paralítico que odia a los danzantes?
¿
Qué sucede con el buey que ama su yugo y juzga al alce y al ciervo
de las selvas vagabundos sin ley?
¿
Qué sucede con quien llega temprano a la fiesta de bodas, y una
vez que se canso y harto de comer, se marcha diciendo que todas las fiestas
son violaciones, y que los invitados son violadores de la ley?
¿
Qué puedo decir de ellos, salvo que reciben como todos la luz del
sol, pero de espaldas?
Solo
ven sus sombras, y sus sombras son sus leyes.
¿
Qué es para ellos el sol sino crisol de sombras?
¿
Y qué es acatar las leyes, sino encorvarse para rastrear las sombras
sobre la tierra?
Mas,
a vosotros que camináis de cara al sol, ¿ qué sombras
dibujadas en el suelo pueden deteneros?, a vosotros que viajáis
con el viento, ¿Qué veleta os marcará vuestro camino?
¿
Qué ley humana será capaz de ataros si rompéis vuestro
yugo, mas no contra la puerta de prisioneros levantadas por los hombres?
Podéis
cubrir el tambor, podeis aflojar las cuerdas de la lira; mas, ¿Quién
impedirá a la alondra del cielo cantar?
De la Libertad
En el
jardín del tiempo, a la sombra de la ciudadela, he visto a los mas
libres de vosotros llevar vuestra libertad como un yugo, como un dogal.
Y mi
corazón sangro en mi interior: porque solo seréis libres
cuando el deseo de la libertad no sea un arnés para vosotros, y
cuando dejéis de hablar de libertad como de una meta y de un logro.
Si lo
que queréis abolir es una ley injusta, debéis saber que esa
ley fue escrita por vuestra propia mano sobre vuestra propia frente.
Y si
es a un tirano a quien queréis destronar, cuidad para que
el trono que el habéis erigido en vuestro interior sea también
destruido.
Y, si
es una inquietud lo que queréis borrar, esa inquietud fue elegida
por vosotros, nadie os la impuso. Y si es un miedo lo que queréis
lo que queréis borrar, sabed que el sitial del miedo esta en vuestro
corazón y no en el puño del temido.
En verdad
que todas las cosas se agitan dentro de vosotros en constante abrazo; las
cosas que deseáis y las cosas que teméis; las cosas que rechazáis
y las que amáis, las cosas que perseguís y las que evitáis.
Todas
esas cosas se agitan dentro de vosotros como luces y sombras acopladas.
Y cuando
la sombra se desvanece, la luz que queda se convierte en sombra de otra
luz.
Y así
vuestra libertad, cuando pierde sus cadenas, se convierte en cadena de
otra libertad mayor.
De la Razón y de Pasión
Cuando
en las colinas os sentéis a la sombra fresca de los álamos,
compartiendo la paz y la tranquilidad de los campos y las praderas distantes,
dejad que vuestro corazón sobrecogido diga: Dios obra en la pasión.
Y puesto
que vosotros sois un soplo en la esfera de Dios y una hoja en la selva
de Dios, descansad en la razón y obrad en la pasión.
Del Dolor
Muchas
de vuestras aflicciones las habéis escogido vosotros mismos.
Son el
remedio amargo con que el medico que todos llevamos dentro cura vuestras
enfermedades. Por tanto, confiad en el medico y bebed su remedio en silencio,
tranquilamente.
Porque
su mano. Aunque dura y pesada, esta guiada por la mano tierna del invisible
Y la
copa que brinda ha sido modelada, aunque queme vuestros labios, con la
arcilla que el Alfarero humedeció con sus propias lágrimas
sagradas.
Del Conocimiento de Uno Mismo
Quisierais
saber en palabras lo que siempre supisteis en pensamiento.
Quisierais
tocar con vuestros dedos el desnudo cuerpo de vuestros sueños.
Y es bueno
que así sea
El recóndito
manantial de vuestra alma necesita brotar y correr murmurando hacia el
mar.
Y el tesoro
de vuestra profundidad infinita se revelara entonces a vuestros ojos.
Mas, no tratéis
de pesar en balanzas vuestro conocimiento con cayados ni sondas. Porque
el yo es un mar infinito, inconmensurable.
No digáis:
He hallado la verdad, sino: He hallado una verdad.
No digáis:
He encontrado la senda del alma. Decid mas bien: He encontrado al alma
caminando por mi senda.
Porque el alma
camina por todas las sendas.
El alma no
va en línea recta, ni crece como una caña
El alma se
despliega como un loro de innumerables pétalos.
De la Enseñanza
De igual
forma que cada uno de vosotros se halla solo en el conocimiento de Dios,
asi cada uno de vosotros debe estar solo en su conocimiento de Dios y en
su conocimiento de la tierra.
Nadie
puede revelaros nada que no yazga aletargado en el amanecer de vuestro
conocimiento.
De la Amistad
Cuando
él permanezca en silencio, que vuestro corazón no deje de
oír su corazón.
Cuando
os alejéis de vuestro amigo, no sintáis dolor. Porque lo
que mas amáis en él quizá esté más claro
en su ausencia, igual que la montaña es más clara desde el
llano para el que quiere subirla.
Porque,
¿ qué amigo seria aquel que tuvierais que buscaros para matar
las horas?. Buscadlo para vivir las horas.
De la Conversación
Hablais
cuando dejais de estar en paz con vuestros pensamientos.
Algunos
de vosotros buscais quien os hable por miedo a sentiros solos. El silencio
de la soledad descubre ante sus ojos la propia desnudez, y entonces quieren
escapar.
Y hay
otros que hablan sin conocimiento ni tino, y revelan una verdad que ni
siquiera ellos conocen. Y hay otros que poseen la verdad en su interior,
pero no la traducen con palabras.
Que la
voz de vuestra voz hable al oido de su oido.
Del Tiempo
El ayer es sólo la memoria de hoy, y el mañana el sueño de hoy.
Del Bien y del Mal
¿
Qué es el mal sino el bien torturado por su propia hambre y por
su propia sed?
En verdad
que cuando el bien tiene hambre busca alimento incluso en oscuras cavernas,
y cuando siente sed bebe hasta en aguas estancadas.
Sois
buenos cuando os esforzáis por dar de vosotros mismos. Pero no sois
malos cuando buscáis provecho para vosotros mismos.
Porque
cuando lucháis por obtener provecho no sois mas que una raíz
que se aferra a la tierra y chupa de su seno.
Sois
buenos cuando estáis completamente conscientes de vuestras palabras.
Mas no sois malos cuando estáis dormidos y vuestra lengua tartamudea
sin propósito.
Sois
buenos cuando vais hacia vuestra meta con paso firme y audaz. Pero no sois
malos cuando os dirigís a ella cojeando. Ni siquiera los que cojean
retroceden. Pero vosotros, fuertes y veloces, procurad no cojear delante
de los lisiados con intención de mostrar delicadeza.
Porque
el que es verdaderamente bueno no pregunta al desnudo: ¿Dónde
está tu ropa?, ni al vagabundo: ¿ Qué le ha pasado
a tu casa?.
De la Oración
¿
Qué es la oración sino la expansión de vosotros mismos?
Por tanto,
procurad que vuestra visita a ese invisible templo no sea mas que éxtasis
y dulce comunión. Porque si entráis en el templo con el único
propósito de pedir, no recibiréis. Y si entráis para
humillaros, no seréis levantados. Y si lo hacéis para rogar
por el bien de otros, no seréis escuchados.
Basta
con que entréis en el templo invisible.
Dios
no atiende vuestras palabras salvo cuando es El mismo quien las dice a
través de vuestros labios.
Del Placer
Realmente
el placer es una canción de libertad.
Y me
gustaría que la cantaseis con todo vuestro corazón; mas no
quisiera que perdieseis ese corazón en el canto.
Y vuestro
cuerpo es el arpa de vuestra alma.
Y a vosotros
os toca arrancar de ella música melodiosa o sonidos confusos.
De la Belleza
La belleza
no es una necesidad, es un éxtasis.
Ni una
boca sedienta, ni una mano vacía que suplica. Sino un corazón
ardiente y un alma encantada. No es la imagen que querríais ver,
ni la canción que desearíais oír.
Es una
imagen visible aunque cerréis los ojos, y una canción que
oís aunque os tapéis los oídos.
No es
la savia que corre bajo la rugosa corteza, ni un ala adherida a una garra.
Sino
un jardín eternamente en flor, y una bandada de ángeles eternamente
en vuelo.
La belleza
es la eternidad contemplándose en un espejo.Y vosotros sois la eternidad
y el espejo
De la Religión
Quien
usa su moral como su mejor vestido, mejor le fuera andar desnudo. Ni el
viento ni el sol agrietaran su piel.
Y quien
define su conducta con normas, enjaula a su pájaro cantor. El canto
mas libre no viene de las rejas ni del interior de las jaulas.
Vuestra
vida cotidiana es vuestro templo y vuestra religión.
Y si
conocierais a Dios no tendrías enigmas que descifrar.
Mirad
mejor en torno vuestro, y le veréis jugando con vuestros hijos.
Y contemplad
el espacio: le veréis caminando por las nubes, desplegando sus brazos
en el relámpago y descendiendo en la lluvia.
Le veréis
sonriendo en las flores y levantándose luego para agitar sus manos
en los arboles.
De la Muerte
La vida
y la muerte son una, lo mismo que son uno el río y el mar.
Confiad
en los sueños, porque en ellos se esconde el camino a la eternidad.
Vuestro
miedo a la muerte no es más que el temblor del pastor de pie ante
el rey, cuya mano va a posarse sobre él para honrarlo.
Bajo
su miedo, ¿ no está jubiloso el pastor sabiendo que podrá
ostentar el sello del rey?
¿
No le hace eso más consciente de su temblor?
¿
Y qué es dejar de respirar, sino liberar la respiración de
sus inquietos vaivenes para que pueda alzarse y expandirse y buscar sin
trabas a Dios?
En verdad,
sólo cantareis realmente cuando bebáis del río del
silencio.
Y sólo
cuando hayáis alcanzado la cima de la montaña empezareis
a escalar.
Y sólo
cuando la tierra reclame vuestros miembros bailareis en verdad.
Despedida
Un solo instante
más, un momento de reposo en el viento, y otra mujer me dará
a luz.
KHALIL GIBRAN