Hola, Amigos de lo Humano y lo Divino, les doy la bienvenida con el saludo eterno de la paz, aquel que identifica y reúne  a los hermanos bajo la tutela del gran Dios.
 Como antes, estamos una vez más aquí, en este plano terrenal, Para qué?, Cuál será nuestro objetivo ahora?, como siempre en estas circunstancias de somnolencia espiritual lo hemos olvidado. Sin embargo, desde lo entrañable de nuestro ser nos llega aquel impulso secreto y misterioso que nos lleva un poco más allá de lo conocido, buscando algo como un recuerdo, una luz que se enciende y luego se apaga.
 Hemos llegado a un punto determinante de nuestra existencia. Es el momento de tomar una decisión. Por un lado, está el gran desafío de conocernos y enfrentar nuestra verdadera identidad, y asumir su mandato inflexible; por otro lado esté el dejarse llevar por las corrientes humanas y ser devorados por el sueño inconsciente.
 Sabemos que tenemos que enfrentarnos, pero un miedo profundo que nos surge desde lo inconsciente, reaparece y nos deja paralizados, sin posibilidades de dar el siguiente paso. Nos sabemos perdidos, ciegos, inexactos, desorientados, faltos de un vigor, signo o señal que nos estimule o nos patentice nuestro profundo y añorado anhelo. Deseamos una orientación objetiva, real, una palabra amiga y confiable. Vamos dejando atrás las religiones, doctrinas y filosofías, y esperamos en la quietud y el silencio