LA ALQUIMIA MEDIEVAL

 La Química Moderna, de tanta importancia en la industria actual, deriva de los alquimistas medievales. Entonces, por vez primera, se intento la transformación de materiales; se intento el estudio de la materia y de sus transformaciones. En la antigüedad, sólo los médicos - llamados "físicos" - habían entrevisto la transformaciión de elementos y sus infinitas posibilidades; habían entrevisto la posibilidad de combinación de los elementos y los beneficiosos resultados que ello produciría en el organismo humano; la medicina sólo raramente había intentado las prácticas quirúrgicas -de estos intentos ofrecen indicios las civilizaciones egipcia y griega- y su práctica abarcaba principalmente la farmacopea.
 Etimológicamente, la palabra "alquimia" procede del árabe: al-kimiyá y equivalía a "piedra filosofal". Esta debía ser la formula mágica que permitiría la transformación de los metales innobles en oro.
 El rigen oriental de la alquimia y su inserción en una Europa en estado de cristiandad, fueron las causas que motivaron su extraña síntesis. Una aportación de cristianismo, orientalismo y filosofía heleno-escolástico. No era usual entonces la especialización científica, puesto que la ciencia era una sola y abarcaba todos los conocimientos: en el alquimista convergían el filosofo, el teólogo y el químico.
 Esta unidad de objetivos científicos les parecía un reflejo de la unidad de principio: Dios de los cristianos, Jehová de los hebreos, Brahma de los hindúes, I´ai Chi de los chinos, "Uno es el todo" de los Egipcios, coincidían en ser el Primer Principio del que todas las cosas habían salido y hacia el cual todas tendían. La Tabla de la Esmeralda -el máximo libro de los alquimistas- formulaba, en consecuencia, el principio de la Unidad de la Materia por el cual todas las cosas tenían un sustrato común y posibilitaba su transmutación.
 El segundo principio era el de los Pares Opuestos: el bien-el mal; positivo-negativo; ángeles-demonios; masculino-femenino. En la naturaleza había, pues, la oposición de dos fuerzas.
 Seguía otro principio: el Ternario. Una Trinidad estaba en todas las religiones: la Santísima Trinidad Cristiana; Brahma, Shiva y Vishnú hindúes, debían  tener un reflejo de las criaturas: alma, cuerpo y espíritu; a su vez, la triada constitutiva del hombre debía reflejarse en los elementos y estos constituían así la "tría" por sus cualidades: mercurios poseía metalicidad, liquidez, volatilidad; azufre, inflamabilidad; sal equivaldría a incombustibilidad, sabor.
 Finalmente, el principio de Analogía  común a toda la magia: lo igual busca lo igual, lo produce, se goza en él.