Es uno de los monasterios cistercienses más importantes, abandonado con la Desamortización de Mendizábal en 1835. Fue fundado en 1145, iniciándose su construcción pocos años después. Franqueada su muralla por una imponente puerta bajomedieval, se llega a un paseo con árboles que nos conduce a la iglesia, de grandes dimensiones, en la que destaca la puerta con arquivoltas que descansan sobre capiteles decorados con motivos vegetales y geométricos entrelazados (típico de la regla cisterciense). En el interior encontramos tres naves con bóvedas de crucería. Una puerta comunica la iglesia con el claustro -gótico en su planta baja-, con grandes ventanales de arcos apuntados y decorados con tracerías. Al claustro se abren las distintas dependencias, como la sobria sala capitular, con una bella portada formada por arcos con finas columnas que soportan las bóvedas de crucería. En el siglo XVI se construyó una galería plateresca sobre el primitivo claustro, decorada con motivos vegetales grotescos y medallones con figuras humanas. En 1864 residió aquí el escritor Gustavo Adolfo Bécquer. Fruto de su estancia es una de sus obras más conocidas, las "Cartas desde mi celda". Todo el entorno, los bosques, el cercano Moncayo, el castillo de Trasmoz donde se dice que las brujas celebraban sus aquelarres, son elementos que impregnaron muchos de sus escritos, y que aún hoy llenan de sensibilidad y emociones al visitante.