[Candeleda una joya ecológica] [La Ermita de San Blas] [Versos a Gredos, Ffrancisco Timón] [Programa de fiestas del 78] [Candeleda: El que viene... vuelve]
 
 

Candeleda una joya ecológica

Pasado y porvenir de su naturaleza y de sus hombres 

 Seria pretencioso, intentar descubrir a los visitantes de candeleda, la belleza de sus paisajes, las excelencias de sus rutas de montaña o la calidad de sus habitantes.  

Una hora le basta al viajero para comprobarlo. Desde cualquier lugar, por escondido que esté, se puede apreciar la imponente mole granítica, "El gigantesco murallón casi vertical de Gredos", como le llama Enríquez de Salamanca, desde donde el pico del Almanzor vigila el valle del Tiétar. Candeleda, tiene dos caras, una que mira a la sierra curtida por la vida dura de los cabreros, en un medio hostil, que ha forjado el carácter de sus habitantes. Otra que mira al valle, cálida, suave como corresponde a ese vergel que es regado por las aguas del Tiétar. En el río se funden las aguas frías, impetuosas de las gargantas, con las más calientes de las fuentes de la Vera. Eso explica las calidades humanas de los candeledanos, mezcla de esos dos ambientes.  

Candeleda posee junto a esos caracteres otros no menos singulares; una fauna y flora silvestres todavía no apreciados en todo su valor, que merece la pena conocer y conservar. Esa fauna y esa flora, tan escasos en otros lugares conviven en Candeleda con sus tradiciones, con la vida de sus habitantes que son los verdaderos protagonistas de la vida natural.  

Como un reto de nuestros días, como una obligación impuesta por los nuevos tiempos, los hijos de Candeleda, las autoridades, los amigos, tenemos el deber de descubrir la riqueza que encierran estos parajes. 

 Armonizar las formas de vida tradicionales con el nuevo empeño de proteger el medio natural y el desarrollo controlado de su riqueza. 

 Candeleda, es probablemente más conocida por la capra hispánica, que por otros valores ecológicos. Paradójicamente una riqueza como ésta, cuya conservación arroja algunas sombras por no haber podido cortar el furtivismo, ofrece como alternativa al visitante muchas otras especias de gran interés ecológico 
Postoloboso, Casagrande o el Rincón acogen cada año importantes contingentes de grullas para invernar. Es uno de los primeros lugares de nidificación del halcón abejero -Pernis apivorus- y el azor es muy común en sus tierras. Garganta Blanca, Sta. María y la Lóbrega poseen nidos de águla real, y por citar otros ejemplos los buitres negros de Montfragüe encuentran en Candeleda numerosos comederos gracias al ganado que aún conserva estas tierras. La cigüeña negra -ciconia nigra- tan escasa y tan apreciada entre los naturistas es habitual en torno al pantano del Rosarito y es rara la visita de un ornitologo que no pueda contemplar con admiración la oropendola -oriolus oriolus- tan apreciada por su canto y por su colorido amarillo intenso con su pincelada negra, hoy afortunadamente en expansión. 
Tal vez Candeleda sea uno de los rincones de nuestra geografía más ricos en herpetofauna. Un inventario de anfibios y reptiles arrojaría un resultado que no dudo en calificar de espectacular. 
Uno de los clásicos de nuestra bibliografía de la naturaleza nos recuerda que "también lo pequeño es hermoso" y lo pequeño en estas tierras es para mí de extraordinario valor. El sapo corredor -Bufo calamita-, la salamandra almanzoris -más negra que el tritón-, tan comun en las lagunas de la zona subalpina son joyas de nuestra geografía local. Llegará el día en que estas especies dejarán de ser contempladas como seres extraños, sin ninguna utilidad, y para muchos repelentes, y se comprenderá que son inofensivas y tal vez piezas de museo cada día más apreciadas por la sensibilidad y la cultura 
Las gargantas de Candeleda hacen además la delicias de un bue ornitólogo. Destacan: el pechiazul -cyanosylvia svecica- que se pueden ver en los piornales del Nogal, al pie del Almanzor o en la Portilla del Escobarón; el mirlo acuático -ciclus cinclus- en las numerosas gargantas, siguiendo en su vuelo rasante el curso de las aguas sumergiéndose en una torrentera o el alzacola, que podemos contemplar en los llanos de Los Tomillares. 
Descuidar la Capra Hispánica por un aprovechamiento desordenado, y preder el cetro de esta especie en la vertiente sur de Gredos, que durante tantos años ha ostentado Candeleda, sería un acontecimiento triste, pero no sería menos triste que las bellezas y los valores soterrados que Candeleda encierra, pasaran desapercibidos para la cultura de nuestros visitantes o que no acertáramos a mostrar los valores ecológicos y como consecuencia los económicos que un turismo de naturaleza controlado y bien desarrollado puede proporcionar a este centro serrano de tanto interés. 

 JOSE MARIA BLANC DIAZ. Consejero de WWF. Fondo Mundial para la conservación de la naturaleza. Candeleda, Agosto-1990. 
 

 

La Ermita de San Blas

Más conocida por el Cristo de la Cañada por encontrarse situada justo al lado de la cañada de la Mesta que por Imagen de la ErmitaCandeleda pasaba. En ella se encuentra en la actualidad los restos de San Bernardo de Candeleda, abogado contra el mal de la rabia, no canonizado por la iglesia católica. 

Tiene la ermita diversos restos de azulejos arcaicos de los denominados de cuerda, posiblemente del siglo XIV y unos de finales del XVI o principios del XVII. Los más antiguos pertenecieron a la Iglesia del Monasterio de San Bernardo o San Juan Portalatinum.

 
 
Inicio
 
 
pahsito a pahsito...