Ricardo Portela
Gaitero


No se puede hablar de Ricardo Portela, hombre, sin hablar de Ricardo Portela, gaitero, ya que las dos facetas están íntimamente relacionadas en su vida y en su corazón. Pero intentaremos dar una referencia de ambas, porque aunque el gaitero es la técnica, el hombre es el corazón, que es lo que realmente le dio dimensión a la gaita a lo largo de su vida.

El Hombre

Ricardo Portela nació en el barrio de Viascón el 4 de Noviembre de 1920. Fue el primer hijo de Adoración Bouzas y de Emilio Portela. Después vinieron Xosé, Alba y Xesús. El padre tocaba la gaita y el acordeón , por lo que es normal que los hijos tuviesen inclinación por la música.
Cuando Ricardo tenía 12 años la familia se trasladó a Vigo, a la calle México. Y allí, la guerra que comenzó en España, afectó de manera especial a la familia, ya que el padre estaba amenazado de muerte por los falangistas. El mismo Ricardo sufrió en su piel las consecuencias, pues como se negó a desfilar con aquéllos que amenazaron a su padre, le requisaron la gaita, aunque después le sería devuelta.
A pesar de todos estos reveses, sería en Vigo donde Ricardo Portela desarrollaría su afición por la gaita de la mano de Xosé Oliveira Blanco, El Moreno. Este gran gaitero sería su maestro durante años, con la única excepción del tiempo que tuvo que ir a la guerra, quedando su hijo con la tarea de seguir enseñando al chaval.
En 1939 le llamaron a filas, y según sus propias palabras "roubáronme a xuventude", ya que estuvo movilizado de los 18 a los 24 años. El Cabito, como le llamaban en el cuartel de la Guardia Civil en Vigo, su primer destino, recorrería Lleida, A Coruña, Tárrega, Mataró ( donde en 1942 le robaron la gaita), Granollers, otra vez Mataró y finalmente Pontevedra.El 2 de Febrero de 1944, se casó con Osita Laredo, a la que conoció en una Verbena y tuvieron una hija: Rosa.Portela estuvo 13 años sin tocar, pues no encontró una gaita que tuviera la calidad de aquélla que le robaron cuando hizo la mili. Un día le presentaron al vigués Antonio Fernández, que tenía unas gaitas de ébano de Faustino Santalices, y retomó la música que tanto amaba y que de alguna manera le obligaron a dejar. Por mediación de Antonio Fernández, Portela entró en contacto con Paulino Pérez Sande, un artesano de Lugo que seguía las directrices de Santalices en un taller que comenzaba su andadura. Y así compro dos gaitas en Do, y tenía además un puntero de ébano que le regaló Paulino Pérez, con los que tocó desde 1955 hasta 1979. Fue entonces cuando escuchó una gaita que hizo Xosé Seivane y que le recordó aquélla que le robaron años atrás. Con ésta y con las que ya tenía estaba preparado para el desarrollo de su genialidad.En el año 1955, Portela emigró a Venezuela donde trabajó en el "Laboratorio Dental Estomatológico de Caracas". Allí tomó contacto con los emigrantes en el Hogar Gallego de Caracas, de tendencia republicana, donde fundaría un grupo degaitas. También había un centro Gallego adicto al régimen que por aquel entonces gobernaba España y una Casa de  Galicia que intentaba llevar una cierta imparcialidad; instituciones que con el tiempo se unirían para formar la Hermandad Gallega de Venezuela. En 1959 regresó a España y se estableció en Pontevedra, donde continuó con su trabajo de protésico dental.En los últimos años de su vida, Portela tuvo problemas de salud que hicieron que los médicos le aconsejaran dejar la gaita por los esfuerzos que le suponía tocar. Pero el amor que sentía por su instrumento se impuso ante la prudencia aconsejada.Ricardo nos dejó, finalmente, un 24 de Marzo de 1992, con la tristeza de despedir a un gran maestro de gaita, pero con la satisfacción de haber conocido a un hombre de bien y a un magnífico gaitero.

El gaitero 

Si algo es notorio de Ricardo Portela es su constante respeto por la y sobre todo por la figura del gaitero. Tanto que siempre se negó a tocar la gaita donde no se escuchase con la debida atención.
Los ultrajes a la gaita se repetían con frecuencia; por ejemplo, en una verbena en la Estrada, un cartel anunciaba "...gigantes y cabezudos, gaiteros etc.", que Portela tildó de antigalego y denigrante. Otra práctica habitual era que los gaiteros tocasen en las fiestas, en el intermedio de las actuaciones de las orquestas , para entretener a la gente mientras los músicos "de verdad" descansaban. Práctica a la que Portela se negó sistemáticamente. También es sabido que rechazó el empleo de instrumentos hechos con instrumentos de baja calidad o por artesanos mediocres. Claro que esta postura de respeto le trajo algún que otro problema, como en el caso de los concursos: nunca ganó uno, porque los premios se repartían por afinidad con el Régimen. La dignidad de Ricardo, no le permitía pasar por alto ningún ataque a la calidad y autenticidad de la gaita.
De todas maneras, pronto dejó de participar, ni tan siquiera para participar como juez.Sin embargo, su aportación más importante se encuentra en el terreno de la técnica.Era notable su calidad como instrumentista y sus posibilidades interpretativas. A Portela le gustaba utilizar adornos en sus interpretaciones que daban un aire alegre a las melodías. Adornos que variaban según las notas utilizadas y que por su propia identidad eran imposibles de escribir en una partitura, por lo que dejaban entrever la calidad de digitación y por encima de todo la sensibilidad del instrumentista.

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