El mundo anda siempre en busca de:
Hombres que no se vendan.
Hombres honrados, sanos desde el centro hasta la periferia.
Hombres íntegros hasta el fondo del corazón.
Hombres de conciencia fija e inmutable como la aguja que marca el norte.
Hombres que defiendan la razón aunque los cielos caigan y la tierra tiemble.
Hombres que digan la verdad sin temor al mundo.
Hombres que no se jacten ni huyan, que no flaqueen ni vacilen.
Hombres que tengan valor sin necesidad de acicate.
Hombres que sepan lo que han de decir y que lo digan.
Hombres que sepan cuál es su puesto y lo ocupen.
Hombres que conozcan su trabajo y su deber y que lo cumplan.
Hombres que no mientan, ni se escurran, ni rezonguen.
Hombres que quieran comer sólo lo que han gando.
Hombres que no deban lo que llevan puesto.