El vagabundo
"Está tan
cerca del fuego que podría quemarse, su boca se abre de par en
par mientras bosteza y cambia de postura".
Le gustaría llorar, pero el frío cristaliza sus lagrimas nada
más brotar de sus ojos. Poco a poco se aleja de aquella ventana
empañada. Sus dedos desnudos no podrán aguantar mucho más la
fría nieve. Así que desiste de buscar restos de comida entre
los contenedores de basura y se dirige a casa. Cuando llega al
callejón, detras de la fabrica de zapatos, se echa sobre unos
cartones pensando. A veces cree volverse loco, si no lo está ya.
Le es imposible pensar en otra cosa, cada imagen, cada recuerdo
de ella, los conserva como valiosos tesoros. Son los oasis que le
permiten vivir en este desierto.
Ha aprendido a soportar estos momentos tan melancolicos a la
fuerza, pero aún le duele la tristeza de estar solo. Entonces
cierra los ojos, tratando de olvidar. Se enrolla en una vieja
manta para sentir menos el frío y poco a poco se duerme, dejando
su alma libre en el mundo de los sueños.
De repente un ruido le despierta. El vivir en la calle le ha
enseñado a estar siempre alerta. Abre los ojos y se da la
vuelta. Lo único que puede ver es un par de jovenes atizando una
paliza un pobre cachorro de mastin. No sabe porque, pero se
levanta y se acerca a los chicos. Al verle, los chicos dejan al
perro y se le quedan mirando. De repente uno de ellos
dice:"¿Que quieres viejo?, metete en tus asuntos y dejanos
en paz". El viejo vagabundo se acerca al perro, el pobre
cachorro tiene una pata rota y esta sangrando. Entonces, levanta
la cabeza y les grita a los chicos:"Largaos de mi
callejón".....CONTINUARÁ
El Cajun romántico