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Cuando al fin entré en las estancias, éstas aparecian aún vacias, con la excepción de algun conserje que adecentaba el lugar para la importante cita de horas más tardes y de un gigantesco guardia armado, que parecia clavarme los ojos hasta las entrañas; pero le sostuve la mirada, para que indagase en mis intenciones.
Admire la fantastica arquitectura del salón, grande, exquisitamente
decorado, con una iluminacion muy inteligente. Perdí unos instantes
observando el lugar antes de decidirme a salir con los demás. Fuera
bullía de conversaciones. Aún me encontraba impaciente por lo que
sucedería.
Los golpes resonaron profundamente en los oídos de los presentes. Todos
dejaron sus conversaciones pendientes. Ahora vendría lo bueno.
Uniformado como exigía el evento, Tulkas, avanzó unos pasos para
dirigir su voz profunda sobre los asistentes.
- ¡Silencio! - exclamó mirando a todos al mismo tiempo - Su señoría, Eru Iluvatar. Pónganse en pie.
Todos nos incorporamos mientras la puerta sobre el estrado se abría, para observar la aparición más admirable y apabullante que jamás observase. Eru entró mirando al suelo. Todos hicimos una genuflexión, tal y como habiamos entrenado para este momento. Eru, sin embargo, nos ignoró mientras se ataba los cordones de sus zapatos nuevos. Pude escuchar alguna risa entre los miembros del jurado, pero en el público nadie se atrevió, con la amenazante mirada reprobadora de
Tulkas. Este indicó su asiento al gran juez, que le ignoró
también, yendo a dar dos besos a la dama Luthien.
El jurado se partía de risa, por la falta de protocolo. Reconocí las
caras risueñas de Manwe, Ulmo, Aule, Orome,
la hermosa Varda, la alta Yavanna y la gris Este.
Los notarios que llevarian a cabo la crónica taquigráfica del juicio,
serian Nienna e Irmo. Auxiliando a Eru, como anfitrión, estaba Mandos, que se sentó a la derecha del Gran Juez.
Eru sacó un papel arrugado de su larga toga, se ajustó la peluca
blanca y rizosa, carraspeó y comenzó a hablar en Quenya:
- Por los poderes que me han sido conferidos por mi mismo,
por mi autoridad como Gran Juez del Fuego Secreto y por ser el de más nivel de aquí, declaro abierto el juicio que enfrenta a la Tierra Media, toda ella, contra el Gran Enemigo Oscuro, el Maia SAURON.
Por favor, que entre el acusado, que quiero verle la jeta.
Eonwe abrió una gran puerta y desapareció tras ella para luego
aparecer con el reo encadenado, con grilletes de eog y
mithrarian (antimagia) y un enorme yelmo (para que no se le
ocurriese hacer sortilegios). Para ese mismo fin, Eru había ordenado poner al acusado un anillo multiplicador de por cero Puntos de poder mágicos.
Sauron hizo su aparición en la sala, con su disfraz de Ojo
sin Párpado, con los brazos y las piernas delgaduchas. Apareció
entre los abucheos y lanzamiento de objetos y escupitajos al tio más
odiado. Llevaba dos semanas sin comer, para que tuviera las ideas más
claras. Sólo una pequeña porción de los asistentes aplaudió ante la
entrada del asqueroso individuo. Yo mismo le lancé un certero trozo
de chicle que le impacto en... el Ojo (con cadenas tenia menos B.D).
Tulkas mandó silencio. Todos callamos a la vez. Todos menos uno,
un cacique oriental le estaba contando una gracia a su compañero y no
le pareció suficiente razón para dejar de contarla el que el tio más
cachas existente se lo mandase. Tulkas no soportaba la falta de
respeto de un Segundo Nacido. El bofetón le empotró contra la pared del
fondo...
Silencio.
- Ante la petición del acusado de defendderse a si mismo, alegando
animadversión de todo posible abogado para con él y que está
suficientemente capacitado tras haber hecho el curso 900 107 900
de Defensa en contenciosos juridicos, y haber conseguido el
diploma de Litigante profesional, la Corte Suprema acepta dicha
petición - Leyo de carrerilla Eru de su arrugada chuleta.
- Por favor, Sauron, que ya eres mayorcito, ¿quieres quitarte el
disfraz de Ojo, o le digo a Tulkas que te lo quite a ostias?.
Sauron obedeció. Se escucharon risas entre el público y algunos
chistes faciles: "A ese no le he quitado el Ojo de encima" u "Ojo con lo que haces, tío".
Gandalf se puso en pie, llamó la atención de Eru, que le
concedió permiso para hablar.
- Señoría, señores y señoras del jurado,, damas y caballeros. Como todos
saben, he sido elegido, por unanimidad, fiscal de la causa 34@#/B en contra del culpable, Sauron. En posteriores juicios podremos repasar los actos criminales de sus compinches y subordinados. Pero hoy nos fijamos la meta de condenar justamente al interpelado. 12 largos años han pasado desde que su refugio y fortaleza cayó ante el asedio de los paladines del Bien, desde que su ejercito de desharrapados orkos fue desperdigado y sus cabecillas atrapados.
La información obtenida por Tulkas nos llevó hacia posibles
guaridas secretas y zulos en los que se ocultara él, con su carga de
mithril y laen. Varios años tardó en aparecer y ser acorralada esta
sabandija que...
- ¡Protesto, Señoria! - exclamó desconteento Sauron - Esa forma de tratarme y nombrarme no es ética ni cívica; pediría que se llamase la atención al fiscal sobre su lenguaje.
- ¡Qué te pires! - le espetó Eru despectivamente.
- ...que se ocultó del Bien - prosiguió,, molesto por la interrupción,
Gandalf - para evitar enfrentarse contra la verdadera justicia
de Arda.
- Todo eso esta muy bien, señor fiscal, - dijo Eru mirando el reloj - pero vamos a empezar rapidito, que a las 2 tengo una comida importante, ¿eh?.
- De acuerdo - dijo Gandalf - Mi primer testigo es Elrond, hijo de Earendil y de su madre.
Elrond, que estaba sentado a mi lado, se levantó de su asiento
alegremente, mientras se escuchaba una música de fondo que recordaba a un cutre concurso televisivo. Saludó al público y estrechó varias manos
mientras se dirigía al estrado. Algun gracioso (enano) dijo "a jugar".
Una vez sentado el medio elfo, se le acerco Tulkas con una antorcha en una mano y una maza de dos manos en la otra.
-Por el Sagrado Fuego de Arda -emmpezó a decir, intentando recordar, mientras alguien del público le soplaba-, y la Gran Música esa, ¿juras solemnemente decir la verdad, nada más que la verdad y la verdad todísima?
- Sip - contestó Elrond.
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CONTINUARÁ...