El sol reflejó su brillo sobre la guadaña antes de que ésta cayera sobre un nuevo prisionero. Daimelar sonreía mientras realizaba su trabajo, o mejor dicho, su mayor afición. Esta vez decidió hacer un tajo distinto, algo más sofisticado, un corte que haría que este esclavo que había pertenecido al grupo de los que intentaron fugarse tardara en morir varias horas. Preparó su guadaña y con un rápido movimiento realizó el corte. Justo como quería que le saliera. Con la práctica se alcanza la percepción, pensó Daimelar, y él ya hacía muchos años que había llegado a la perfección.

Daimelar es el maestro sacrificador de Karond Kar, la Torre de la Desesperación, aunque es conocido en todo Naggaroth. Cuando el Rey Brujo llegó a esta tierra él fue el primer elfo oscuro elegido desde su infancia para ocupar un puesto como sacrificador y desde entonces ha hecho a la perfección su trabajo. Su influencia es tan importante en Karond Kar que puede reclamar para sus sacrificios incluso a los elegidos por las Elfas Brujas para sus oscuros rituales. Algunas veces acompaña a algún ejército a la lucha para poder utilizar su terrible guadaña en una batalla real aprovechando todos sus conocimientos en el arte de causar dolor.

La tirada para recibir una Herida deberá realizarse en cada Turno de Magia propio. Daimelar puede elegir que su arma deje de utilizar su habilidad especial durante el resto de la batalla al principio de cualquier turno propio. (Por ejemplo, en el tercer turno de una batalla Daimelar tiene un +3 a Fuerza y ya ha sufrido una herida en combate, por lo que el jugador de los Elfos Oscuros cree que los riesgos de recibir más heridas son demasiado grandes. Decide no usar los poderes del arma por lo que resta de Batalla. Seguirá teniendo el +3 a Fuerza hasta el final y por tanto tendrá que seguir haciendo la tirada para recibir Herida cada Turno de Magia propio posterior, pero al menos las posibilidades de recibir la Herida no aumentarán. No puede subirse la Fuerza por encima de 10.