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Nubeb el Gesticulador
Por Anders Sandberg
Los fetiches pueden ser tan peligrosos para el propietario como para
sus enemigos. La estatua de Nubeb el Gesturer es infame por sus habilidades
y su pura malicia.
Físicamente el fetiche es de unos 10 centímetros de alto,
un ídolo de madera y hueso unidos por finas correas de cuero. Su
estilo es primitivo pero no es identificable a ninguna cultura conocida;
las manos grandes parecen implicar un origen en alguna parte entre las
tribus poco conocidas del Amazonas occidental, pero los ojos hechos
con perlas rosas hacen pensar en una zona costera. Y Nubeb no le dirá
a nadie nada sobre sus orígenes.
Las personas más sensibles que ven el fetiche se dan cuenta
directamente de que los opalescentes reflejos de sus ojos parecen seguirlo
por toda la habitación, y las grandes manos parecen temblar ligeramente
como en anticipación a una acción. Tiene un nimbo de malevolencia
impía, haciendo que la mayoría de los magos tengan reparos
en tocarlo.
El espíritu encarcelado dentro del fetiche sólo puede
salir cuando se le ordene matar a una persona. Si alguien lo usa en contra
de alguien, y hace una compleja serie de gestos (qué están
indicados en un amarillento pedazo de papel atado a su pierna izquierda),
Nubeb responde repitiéndolos, haciendo un pequeño baile y
convirtiéndose después en un inerte pedazo de madera. El
espíritu rápidamente busca a su víctima para destruirla,
moviendose rápidamente a través de la Umbra. Cuando encuentra
su objetivo, espera el momento adecuado para usar sus habilidades telekineticas
y causarle la muerte; ya sea tirandole un cuchillo de la cocina a estrangularlo
mientras durerme. Prefieriblemente efectos coincidentes, pero si la víctima
está sola, Nubeb juega durante algún tiempo con él
construyendo gradualmente un ambiente de tensión antes de actuar
para matar.
Después de que haya hecho su trabajo, Nubeb exige un pago: otro
asesinato, esta vez escogido por él mismo. Al parecer el ser malvado
se enorgullece buscando a alguien cercano y estimado por su amo y provocarle
la muerte. Nunca ataca directamente a su amo, pero si es posible estropea
su vida matando a amigos o amantes. Después de que se haya cometido
la segunda acción, el espíritu tiene que volver al fetiche.
Se pone en pie, baila y entonces dice lo que ha hecho gesticulando ostentosamente.
Traducido por Cirtheru
"Señor de las Runas"
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