Ideario de Roberto Remes

 

Filosofía política

Temas generales

Propuestas para el Distrito Federal

Propuesta 2003-2006 -presentada en 2003-

Propuesta 2006-2012

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Filosofía política

El Estado al que debemos aspirar los seres humanos es un estado en el que todos los individuos, al momento de nacer, tengamos las mismas oportunidades que los demás. Esto no supone que para ello se expropien las herencias. Lo que supone es que aún existiendo personas que nazcan en mejores condiciones económicas que otras, lo que el Estado ofrezca a todos los individuos en cuanto oportunidades permita compensar los posibles rezagos económicos. Es decir, que las diferencias económicas o de otro tipo no sean suficientes como para restar oportunidades a nadie.

Esto tiene mucho que ver con el velo de la ignorancia al que hace referencia John Rawls cuando habla de la justicia. Es decir, ¿en qué sociedad nos gustaría nacer si no sabemos qué lugar ocuparemos en esa sociedad? No sabemos si seremos negros o blancos, inteligentes o tontos, altos o bajos, gordos o flacos, fuertes o débiles, ricos o pobres ¿cómo queremos que sea nuestra sociedad?

De ahí la importancia del concepto humanista de la dignidad de la persona humana. Todos los individuos tienen el mismo derecho a la felicidad que los demás, y por ello todos tenemos un compromiso no sólo por nuestro derecho a la felicidad sino por el de los demás.

Comparto los cuatro principios fundamentales de la doctrina de mi partido, el Partido Acción Nacional, que quizá no han sido adecuadamente entendidos por todos los mexicanos, si no, ya habría más institutos políticos que los defendieran:

1. La dignidad de la persona humana. Las personas tenemos derechos y obligaciones en la sociedad. Las obligaciones no merman la dignidad. Los derechos son la base de la realización de esa dignidad humana, comenzando con el derecho mismo a la libertad.

2. El bien común. La sociedad debe apuntar hacia el bien común y no hacia el bien de unos cuantos. En la medida en que la sociedad ofrece las condiciones básicas para el desarrollo de la persona, sin privilegios ni castigos para nadie, esta misma sociedad se encamina al bien común. Por el contrario, una sociedad que discrimina no puede dirigirse al bien común.

3. La solidaridad. Todos fuimos dotados, en mayor o menor medida, de dones, es decir, de cualidades. La mejor manera de agradecer al Creador por lo que nos dio es aprovechar esos dones no sólo para beneficio propio sino también para el beneficio de quienes nos rodean. Cada quien ha de encontrar su mejor forma de compartir los dones, pero en sí esa es la solidaridad permanente, que va más allá de programas gubernamentales o de situaciones de crisis, en las que ciertamente también debemos ayudar.

4. La subsidiariedad. Ésta ha sido definida como “tanta sociedad como sea posible y tanto gobierno como sea necesario”, y que no está nada lejos de lo que Carlos Marx decía en el Manifiesto del Partido Comunista: “de cada quien según sus capacidades, a cada cual según sus necesidades”, sólo que la diferencia estriba en que en el principio de subsidiariedad el eje no es el Estado sino el individuo, lo cual nos da un resultado exactamente opuesto al que dio el socialismo real. A fin de cuentas el principio de subsidiariedad considera que el Estado no debe intervenir en un asunto que puede resolverse entre particulares, ni que la Federación intervenga en algo que los estados pueden resolver solos, ni que éstos participen en algo que los municipios puedan arreglar, ni que éstos se involucren en asuntos que tengan solución entre particulares.

El Estado debe ser democrático, no porque la democracia sea en sí la solución a los problemas, sino porque la democracia es la forma más equitativa para que los individuos participen en iguales circunstancias en la solución de sus problemas. La democracia supone la libertad, la tolerancia y el respeto a los derechos humanos, tanto desde el Estado como entre particulares.

El Estado debe defender los derechos de los individuos, pero también exigir el cumplimiento de sus obligaciones, porque nuestros derechos suponen que los demás individuos están cumpliendo sus obligaciones, así como el cumplimiento de nuestras obligaciones supone que los demás alcancen sus derechos.

El Estado no debe nunca reprimir la libre manifestación de las ideas.

El Estado y los individuos deben ser tolerantes hasta el extremo no sólo de permitir a los demás el cumplimiento de sus derechos, sino también de defender el derecho de los demás a expresar ideas que no compartimos.

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Temas generales

1) Democracia.

La democracia es el resultado de la libre acción de todos los actores de una sociedad. Desde mi punto de vista, los conceptos de representación, tolerancia, equidad, entre otros, a menudo relacionados con la democracia, estarían incluidos de alguna manera con la libre acción de los actores, pues a fin de cuentas la libre acción supone el respeto a uno por terceros y el respeto a los terceros por uno mismo; la representación equitativa surge cuando todos los individuos tienen libertad para reclamar un lugar en la sociedad. La libre acción supone que cada uno de los individuos actúa por motivaciones propias.

Al definir así la democracia, nos libramos del conflicto entre “democracia representativa” y “democracia participativa”, pues a fin de cuentas siendo el resultado de la acción, lo es también de la participación social, sin menospreciar que las autoridades queden investidas, desde su elección, de suficiente mandato como para no consultar una parte importante de sus decisiones, pues a mayor democracia, mayor será la atención que los elegidos deban poner a la opinión de sus electores, y la que éstos pongan a las acciones de sus elegidos.

2) Derechos humanos.

Mi visión acerca de los derechos humanos tiene mucho que ver con lo que he vivido en esta materia. Sí me ha tocado, y en más de una ocasión, que mis derechos humanos sean vulnerados por la autoridad, pero también por los particulares. Es por ello que creo que debemos ver la protección a nuestros derechos no sólo desde el punto de vista tradicional en que sólo se exige a la autoridad que no violente nuestros derechos, sino también conformar un sistema de reglas que se cumplan de tal suerte que el cumplimiento de las mismas sea en sí una garantía individual más.

A los 16 años fui reprimido por los granaderos. En algunos medios circuló una foto en la que yo estaba siendo golpeado y pateado por siete policías y un perro. Durante una época tuve mucho coraje contra el cuerpo de granaderos y cada vez que me enteraba de un enfrentamiento entre manifestantes y granaderos tenía el deseo de que los primeros derrotaran a los policías y pudieran llegar hasta donde les impedían llegar. Ahora, aún siendo joven pero mucho más maduro, he comprendido el papel que deben cumplir las fuerzas del orden: los granaderos deben siempre evitar lastimar a los manifestantes o disolver su mitin, pero al mismo tiempo deben garantizar que los manifestantes no violenten los derechos de terceros ni atenten contra las instituciones.

Los derechos humanos de los mexicanos fueron violentados cuando se permitió a campesinos tomar la autopista a Cuernavaca, a habitantes de Atenco manifestarse con machetes y a personal de TVAzteca tomar por asalto las instalaciones de Canal 40 haciéndose justicia por propia mano. En los tres casos puede ser que quienes realizaron esas acciones tuvieran razón en sus demandas, pero que la autoridad permitió que unos particulares violentaran la garantía de libre tránsito, en el primer caso; perturbaran el orden público, en el segundo caso; y fueran contra el derecho a la propiedad, en el caso de Canal 40. De la misma forma, los manifestantes que se han llegado a desnudar frente a oficinas públicas, atentan contra la moral independientemente de la justeza o no de sus demandas. Hemos llegado a una sociedad en la que sólo existen los derechos de uno mismo pero no los de los demás, y por tanto es una cuestión de derechos humanos garantizar los derechos de todos y no sólo de los que los exigen violentando la ley.

También el problema de la delincuencia pasa por la violación a los derechos humanos, y en los últimos años, en que el Estado se ha vuelto más respetuoso de los mismos, ha crecido el número de particulares, en este caso los delincuentes, que tomaron esa costumbre de reprimir sólo que sin seleccionar a sus víctimas por su posición política, sino más bien por su posición económica o geográfica.

3) Represión.

¿Qué es la represión? La palabra represión suele ser usada en múltiples contextos, y quizá más que en la política, en la psicología, y para ser exactos en el psicoanálisis. Sin embargo, para términos prácticos, la represión en política se suele relacionar con cualquier acto de autoridad que nace desde el Estado y en el cual el ciudadano común o las clases mayoritarias son las afectadas. Esta interpretación me parece poco precisa, pues implicaría que una multa por pasarse un semáforo en alto fuera un acto represivo al igual que la matanza de 1968.

Una definición de diccionario es “No permitir que actúe cierto impulso o que se produzca o prosiga cierta acción o fenómeno”. Y en efecto, uno reprime el sueño con una tasa de café y el hambre con una botana. También en la política, uno reprime una manifestación y ésta se acaba.

Durante una manifestación de comerciantes, algunos de ellos decían “Basta de represión”. ¿Es represión el que se aplique la norma que prohibe el comercio ambulante en el centro? En términos del diccionario sí lo es, pero en términos políticos me parece que no.

La represión, para cuestiones políticas, es el acto mediante el cual se atenta contra la libre manifestación de las ideas o contra la filiación de una persona. La matanza del 68 lo fue, la del 10 de junio de 1971 lo fue, pero la expulsión de la UNAM del Mosh y sus huestes no lo es, el desalojo de ambulantes no lo es. Hasta Marcos habla de represión y si alguien es represor en Chiapas es él, porque en las comunidades que domina no permite la libre expresión de las ideas, porque se da el lujo de juzgar la información que publican los medios, y si no le gusta, éstos ya no pueden visitar las zonas zapatistas.

Ya pasaron los tiempos en los que la libre manifestación de las ideas estaba en juego. Hoy todos podemos opinar de todos los temas sin miedo a ser sancionados o reprimidos. Cualquier acto que ataque la libre expresión de mis ideas es represión. Hoy día, cuando esto ocurre, ya no suele ser el gobierno el represor, sino grupos radicales, que no toleran ideas distintas a las suyas (lo mismo puede aplicarse a la derecha tratando de impedir la exhibición de una película, que a la izquierda acusando a una revista de estar financiada por la CIA cuando expone los abusos de Fidel Castro sobre los derechos humanos).

Por último, quisiera yo poner un ejemplo más claro. Se trata de algo que viví a los 16 años. Yo era de los organizadores de un plantón fuera del Palacio de Bellas Artes. Como no nos atendían las autoridades decidimos bloquear la calle, en este caso el tramo de 5 de mayo que hoy es andador. A los pocos minutos llegaron los granaderos y disolvieron la manifestación. Nos comenzaron a golpear cuando habíamos despejado el arroyo vehicular. Recuerdo que me caí y, como puede verse en una placa tomada por el fotógrafo Rubén Pax, me rodearon siete granaderos y un perro, me comenzaron a golpear y yo alcancé a escuchar la palabra “patéenlo”. Esto fue el 19 de febrero de 1988. Hoy estoy convencido de que hicimos mal en bloquear el tráfico, de que la policía debía reabrir la circulación, pero también de que los granaderos se excedieron al golpearnos cuando ya se había reabierto la calle y al disolver la manifestación, porque en ese momento sí atentaron contra la libre expresión de las ideas.

En cuestión de represión debemos ser concientes de cuáles son las reglas y de que antes que violentarlas debemos luchar para cambiarlas cuando no simpaticemos con ellas.

4) Libertad. Creo en la libertad como el más importante de los derechos del ciudadano. Sé lo que es vivir en un régimen que reprime la manifestación de las ideas, pero también creo que la libertad económica es una consecuencia de la libertad política y que si demandamos libertad política debemos estar abiertos a la libertad económica. La libertad no puede tener más límite que el respeto a los demás, o sea, que la igualdad de los demás, no tanto ante la ley, sino ante los demás. La libertad es un derecho que no puede existir mientras no existan los demás, pues en ellos se realiza. Robinson Crusoe no conoce la libertad sino hasta que se encuentra con Viernes. En la medida en que el ejercicio de la libertad sólo se limita con el respeto a los demás y es completamente congruente, todos los individuos serán libres. Para mí no existe el libertinaje, ese es un invento de quienes consideran como exceso cualquier ejercicio mayor de libertad que el que ellos mismos ejercen. En última instancia el individuo es libre de dañarse a sí mismo, siempre que no dañe a los demás. Por tanto, la tolerancia es la hermana de la libertad, y una no puede existir sin la otra

5) Tolerancia.

La tolerancia es, de las premisas de la democracia, la más difícil de cumplir. La democracia no puede existir sin tolerancia. Sin embargo, la tolerancia es una actitud en donde intervienen aspectos psicológicos de los individuos que inhiben su realización.

Sin duda alguna los individuos más tolerantes son aquellos que no son capaces de alzar la voz; los que, como ocurría en Chiapas no hace mucho tiempo, no se atreven a caminar por la banqueta cuando vienen los “ladinos”, los que permiten su humillación constante. A menudo la intolerancia es la reacción opuesta, el coraje frente a las viejas humillaciones. Hitler representa la reacción a las humillaciones que Alemania vivió o sintió después de perder la I Guerra Mundial. La tolerancia que se requiere no es la de aquellos individuos que permiten ser humillados por otros individuos que se creen superiores. La mayor dificultad es vencer ese concepto de tolerancia sin caer en la intolerancia.

La solución es quizá fácil de exponer, es aceptar cualquier acción ajena sin que nos afecte. Lo más difícil es hacerla cumplir, y más aún, entenderla. Para empezar no podemos caer en la frialdad de tolerar que otros maltraten a los seres humanos más desfavorecidos, llámense pobres, indígenas, discapacitados, ancianos o quien sea, pues eso sí nos afecta en tanto que somos seres humanos y no sabemos si el día de mañana estaremos en una de esas minorías desfavorecidas.

Las sociedades menos tolerantes, y parto de la idea de que la sociedad mexicana es poco tolerante, murmuran ante la excepción. Si sabemos que alguien es homosexual lo señalaremos en secreto; si sabemos que una mujer fue violada, lo comentaremos; si sabemos que alguien tiene problemas con el alcohol lo estigmatizaremos. Ante la falta, reaccionamos, en vez de actuar con calma y bajo las reglas establecidas. Toleramos lo que nos parece natural, así se trate de la violación de las leyes; sin embargo no toleramos que se afecte lo que parece nuestro sin serlo.

Todo esto que he dicho sobre la tolerancia requeriría muchas aclaraciones antes de liberarse de contradicciones, precisamente por lo complejo del tema. Tolerancia es dejar que nos critiquen hasta el extremo de “hacernos pedazos”, con razón o sin razón, sin que nuestra bilis haga de las suyas. Tolerancia es permitir que los demás se equivoquen alguna vez y más de una vez. Tolerancia también es permitirnos estar equivocados. Tolerancia es permitir que los demás sean, sin importar si son mejores o peores que nosotros.

Ser tolerante implica ser tolerante siempre y en todos los lugares: en el trabajo, en la sociedad, en el automóvil, con la familia, en la religión y en el deporte. Ser tolerante implica aceptar a los demás como son. Ser tolerante implica saberse callar cuando una discusión no tiene fin ni beneficio alguno. Ser tolerante implica asumir la máxima de Voltaire de defender hasta la muerte el derecho de los demás a pensar diferente.

Ser tolerante no implica ser pasivo, ni quedarse de brazos cruzados ante lo que pensamos que no es correcto o no es el rumbo, pero sí implica que nuestra actitud ante las diferencias sólo puede manifestarse mediante el permanente respeto a los demás.

Por último, y sin acabar de definir la tolerancia, ésta supone no sólo el perdón, sino también que tenemos la capacidad de sustraernos de la acción de los demás. A mí no me ofende una película, una exposición, un programa de televisión o un libro que vayan en contra de mis principios porque puedo sustraerme de esa película, exposición, programa o libro. Sin embargo es completamente válido que me ofenda un desnudo en la vía pública si yo o mis hijos pasamos por ahí; o una matanza en una comunidad indígena porque una vez que sé que sucedió no puedo sustraerme de ella.

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Propuestas para el Distrito Federal

Gobierno responsable, ciudadanos responsables.

En las siguientes líneas expondré algunas ideas que conforman parte de mi visión metropolitana. Sé que algunas de ellas no son muy populares. Sin embargo, creo que el progreso de la Ciudad de México depende de que tomemos el toro por los cuernos y tanto gobierno como ciudadanos asumamos que no todas las acciones que requerimos son fáciles, tanto porque algunas de ellas exigen disciplina en nuestra convivencia cotidiana, así como otras implican sacrificios económicos, adicionales a los que hemos padecido en los últimos 30 años.

También tengo una visión muy distinta de la tradicional. Reconozco que hay cosas que no pueden lograrse en el corto plazo porque la economía no ha tenido la vitalidad que deseamos y porque los ingresos no se han recuperado de la caída permanente que resintieron en los últimos años de la era priísta. Esta visión consiste en que si no podemos poner orden en algo, si no podemos subir un impuesto o una tarifa, pero lo requerimos, entonces pongámosle fecha a las cosas. Por ejemplo, si queremos eliminar el ambulantaje de la entrada de las estaciones del metro pero la economía no da los suficientes empleos como para que los ambulantes se empleen en otro lado, entonces pongámosle una fecha límite al ambulantaje: 3 años, 5 años, 10 años ... los que sean necesarios para ello. De otra forma seguiremos con los problemas a perpetuidad. Hay que pensar en el futuro. Lo que no se pueda lograr hoy se podrá hacer mañana, sólo hay que tener visión y paciencia.

Agua y drenaje

Necesitamos modificar dramáticamente el manejo del agua. La ciudad se ha acabado prácticamente sus mantos acuíferos, y el agua que aún se extrae ya está muy contaminada. Hemos desgastado también la cuenca del Río Lerma y una parte muy importante del agua que consumimos viene desde Guerrero, sin que las zonas afectadas estén siendo adecuadamente compensadas por los habitantes del Distrito Federal. Llegará el día en que el gobierno de la ciudad no podrá satisfacer la demanda de agua a los precios actuales. ¿Es responsable que el precio del agua aumente igual o menos que la inflación si ya nos la estamos acabando? Me parece que los habitantes de la Ciudad de México debemos estar concientes de que sólo tenemos dos alternativas: reducir el consumo, reciclar y reabastecer los mantos acuíferos; o incrementar el precio, para que sea viable terminar el proyecto Cutzamala e incluso para estudiar otros proyectos que en el largo plazo pudieran ser imprescindibles como limpiar agua de mar y subirla hasta el Distrito Federal.

Quizá en las próximas décadas tengamos que hacer las dos cosas, pero en el corto plazo debemos hacer ambas. Un mejor aprovechamiento del agua de lluvia también reducirá el uso del drenaje y si elevamos las recargas a los mantos acuíferos quizá podamos revertir el hundimiento de la ciudad que está dificultando las labores de expulsión de aguas negras. Además, debemos construir plantas de tratamiento en distintas partes de la ciudad y también así reducir la expulsión de aguas residuales. Esto deberá hacerse, sin importar si se trata de inversión pública, privada o social.

Ambulantaje

El ambulantaje es una forma de comercio que está demasiado arraigada a la cultura mexicana. En el caso de los alimentos es anterior al fenómeno del fast food y de hecho es una forma de comida rápida. Los puestos en la calle venden a menudo lo mismo que los comercios establecidos, con la diferencia de que se convierten en una competencia desleal por no pagar empleados, renta, impuestos ni equipamiento. El ambulantaje no es una forma de superación de la pobreza y a menudo en nuestro país es un curioso mecanismo para anular las ganancias: quien realiza una inversión en un local tiene una expectativa de ingreso mayor que quien sólo coloca un puesto en la calle, así que el de la calle está dispuesto a vender a menor precio, lo cual manda una señal a la economía de “no inviertas”.

El ambulantaje, si bien es menor en zonas residenciales de clase alta, existe prácticamente en todas las colonias. Donde está prohibido que se ubiquen, como en el centro y en las salidas del metro, la prohibición no sólo no se respeta sino que cuando las autoridades buscan aplicar la ley son reprimidas por los propios ambulantes.

La solución de ninguna manera es de corto plazo. La solución tiene que ver con el desarrollo económico, pues existen más ambulantes que policías que los puedan quitar y cuidar que no se vuelvan a poner. El castigo sólo funciona cuando son pocos los sancionados, o cuando la pena es excesivamente severa.

Debemos trabajar en un plan de inversiones conjuntas, ambulantes y autoridades, para los próximos 30 años en los que paulatinamente vaya desapareciendo el ambulantaje y que éste se vaya prohibiendo. De entrada, hay que buscar la forma de que el comercio no autorizado en vía pública en el Centro Histórico, el corredor Reforma y las salidas del metro desaparezca, y en este caso, de ser necesario, la violación a la norma debe ser sancionada con el castigo que corresponda al desacato, como corresponde a cualquiera que hace algo a sabiendas de que está prohibido y de que la autoridad le ha advertido que no los haga.

En el centro y Reforma, para compensar el retiro de ambulantes, conviene que se establezcan quioscos en donde existan servicios y productos dirigidos al turismo y una atención en distintos idiomas. Los quioscos pueden ser concesionados a los mismos ambulantes, sea como individuos o como organizaciones, siempre que garanticen un servicio de calidad turística internacional. Los que no entren en este programa, al igual que los que sean retirados de las salidas del metro pueden convertirse en locatarios del mismo metro con el apoyo de la autoridad. No debe permitirse que los espacios que dejen vacíos sean utilizados por otros comerciantes, y donde sea factible la construcción de plazas públicas ésta ha de realizarse.

Para el resto de los ambulantes se debe condicionar el otorgamiento de permisos temporales, que no creen derechos, a la participación de los comerciantes en programas de capacitación que les garanticen un empleo bien remunerado o autoempleo en los siguientes años.

En suma, lo que propongo para el ambulantaje es un tratamiento con una visión mucho más amplia, que dé alternativas a los comerciantes, pero que al mismo tiempo ponga orden donde nos interese poner orden. Quizá el mismo tratamiento del Centro de la Ciudad debe darse a los centros históricos de las delegaciones con viabilidad turística.

Autoridades metropolitanas

La Constitución mexicana define tres ámbitos de gobierno, el nacional, el estatal y el municipal. Sin embargo, la integración de varios municipios en una gran ciudad, como ocurre no sólo en la Zona Metropolitana de la Ciudad de México sino también en las zonas metropolitanas de Guadalajara, Monterrey, Puebla, Torreón y Veracruz, entre otras, exige nuevas formas de coordinación en donde existan autoridades que en ciertas materias estén por encima no sólo de presidentes municipales y delegados, sino también de gobernadores y jefe de gobierno. Es decir, lo que propongo es adecuar el marco jurídico para que existan autoridades metropolitanas en las grandes ciudades, favoreciendo una acción no sólo más coordinada, sino también con una visión integral que los acuerdos de coordinación no alcanzan a dar.

Las autoridades metropolitanas deben atender sólo aquellos asuntos que sobrepasen los límites municipales o estatales y pueden también estar apoyadas por un "parlamento metropolitano" compuesto por los propios diputados locales de mayoría electos en la zona metropolitana. Este parlamento no funcionará de manera permanente, sino que tendrá reuniones ocasionales para atender puntos específicos, como presupuestos, planes y programas metropolitanos y otros asuntos relevantes.

En síntesis, la propuesta consiste en atender los problemas metropolitanos con una visión metropolitana y mediante autoridades metropolitanas, así se tenga que reformar la Constitución para llevarlo acabo.

Basura

Hay quienes dicen que la Ciudad de México es una de las ciudades con mayor recuperación de basura, debido a la forma en que operan los trabajadores de este sector. El que recoge la basura le quita un poco de valor, en la estación de transferencia van también tomando desperdicios de valor, en la planta de separación de basura ocurre lo mismo y aún antes de dejarla definitivamente prácticamente sin valor. Esto que parece un tanto inverosímil tiene quizá algo de cierto por los niveles de pobreza extrema que persisten en algunas zonas de la capital mexicana. En economías más desarrolladas no se encontraría a personas dispuestas a vivir siempre encima de la basura rescatando objetos por un valor inferior al salario mínimo de un día, e incluso es común ver que en los camiones recolectores viaje gente bebiendo las últimas gotas de vino o licor de alguna botella que encontraron entre los desperdicios.

La mejora en el tratamiento de la basura debe pasar por el progreso de esas personas, cientos o miles, que viven en medio de la basura, que a menudo se alimentan de desperdicios, y que no ofrecen mayor futuro a sus hijos que seguir viviendo entre la basura.

La Ciudad de México debe ser una urbe mucho más limpia, pero no puede hacerlo a costa de hombres "intocables", como en la cultura india, y debe aprender a reciclar desde las casas. Sé que quienes se han esforzado por reciclar han encontrado muchos impedimentos, incluyendo que cuando su basura carece de valor no se las quieren recibir. Propongo la creación de un índice de reciclaje por colonia, que permita hacer estimaciones del nivel de reciclaje en cada zona de la ciudad y así identificar cómo mejorar paulatina y sostenidamente la recuperación de desperdicios.

En cuanto a la basura en las calles, necesitamos botes de basura por toda la ciudad, en cantidad suficiente que evite que se vuelvan el indicativo de dónde dejar las bolsas de la basura. La suciedad que predomina en ciertos rumbos del Distrito Federal es un foco de infecciones y la causa de la proliferación de ratas. Debemos hacer conciencia, con campañas de difusión y con un cambio de actitud, de que es necesario revertir la tendencia a deshacernos de la basura sin pensar en los demás.

La labor de la autoridad en el tema de la basura es sobre todo de facilitadora, porque en realidad una gran responsabilidad corresponde a los habitantes, que debemos cambiar nuestra actitud respecto a la basura. Nada nos cuesta reciclar, nada nos cuesta guardar ese papel arrugado o esa lata de refresco hasta que encontremos un bote de basura, nada nos cuesta dejar las bolsas de basura donde no puedan llegar a ellas las ratas. Tenemos que idear nuevas formas para el manejo de la basura. En Galicia tienen botes de basura exteriores pero con grandes depósitos subterráneos que es de donde recogen los desperdicios los camiones recolectores, en un sistema muy limpio y automatizado que permite el reciclaje. Debemos apuntar hacia algo así.

Cultura

La riqueza cultural de la Ciudad de México es tan grande que debemos constituirnos como la capital cultural de América Latina. Al mismo tiempo hay decenas de obras de teatro en exhibición, música clásica, jazz, rock, salsa, exposiciones de pintura, escultura, grabado y arquitectura, decenas de salas de cine, tanto comercial como de arte, presentaciones literarias, entre otras muchas manifestaciones artísticas. Hay también una gran cantidad de museos. Hay cultura gratis y cultura de paga. Hay opciones por edades y hasta por preferencias sexuales. Realmente la Ciudad de México está desaprovechando ocupar el lugar que urbes como París, Londres y Nueva York ocupan en la cultura mundial.

El gobierno de la ciudad debe ser el impulsor internacional de la cultura de la Ciudad de México, y a su vez las delegaciones deben adoptar a los artistas oriundos de cada una de ellas, promoviéndolos y dándoles espacios. La difusión de la cultura local también debe verse como una oportunidad para atraer tanto inversiones como ventas a personas de fuera de la capital, mexicanos y extranjeros. Oaxaca se está destacando por su gran cantidad de galerías, pero México también puede ofrecer obras de calidad con artistas que han crecido aquí.

El fortalecimiento de la cultura no debe quedarse sólo entre quienes vivan de ella, sino que debe ser un canal para el enriquecimiento cultural de toda la población y como una forma de lograr mejores formas de convivencia entre los habitantes de la Ciudad de México.

Delegaciones

Necesitamos delegaciones con mayores facultades. Hoy día los delegados están con las manos amarradas y su nivel de facultades no responde a las demandas de la población. La Jefatura de Gobierno, por su parte, tiene más funciones que un gobernador y se empeña en no ceder ninguna de ellas hacia los delegados, e incluso cuando puede les quita funciones. Debemos revertir esta tendencia, para que el gobierno esté más cerca de la gente.

Deporte

Tenemos grandes centros de población en los que no hay instalaciones deportivas a cuando menos un kilómetro a la redonda. Es importante recuperar espacios urbanos para usos recreacionales y deportivos. El deporte promueve la autodisciplina y ésta es la base del éxito, además de que es una actividad sana que favorece una sociedad sana, con menor consumo de alcohol y droga. Como país nos sorprendemos de nuestros pocos triunfos en eventos internacionales como las olimpiadas, pero dada la poca promoción del deporte que tenemos, creo que los resultados que tenemos son incluso altos. En cada delegación debe haber cuando menos un gran centro deportivo, con instalaciones olímpicas o semiolímpicas. Podemos fomentar las competencias interdelegacionales mediante selecciones de todos los deportes por cada delegación. Las inversiones deben ser no sólo para construcción de nuevas instalaciones deportivas, sino también para su mantenimiento, y la autoridad debe hacer públicos tanto el inventario de instalaciones deportivas como los programas de conservación y equipamiento. El deporte es uno de los temas en los que es más factible fomentar la participación de la iniciativa privada, así que en cada delegación se debe involucrar a las empresas más representativas para que coadyuven en la promoción deportiva.

Desarrollo Económico

La falta de crecimiento económico y la creciente desigualdad de nuestra sociedad se debe a que toda la estructura económica está hecha para que los recursos no permeen de las clases altas hacia las bajas. Es curioso que a la par del crecimiento del consumo en tiendas de autoservicio se incremente la desigualdad social, pero si seguimos la ruta del dinero nos damos cuenta de que los ricos le compran a los ricos, la clase media le compra a los ricos y en menor medida a la clase media y los pobres le compran un poco a los ricos y un poco a los pobres. El resultado es que los ricos venden mucho a muchos y caro y los pobres venden poco a pocos y barato. La tendencia a mayor desigualdad no se puede revertir si no revertimos esta tendencia. En los estados pobres y con una economía más pequeña en la que todavía no predominan las tiendas departamentales y de autoservicio, como Nayarit, se percibe menos disparidad social.
Para empezar, es muy importante que los apoyos gubernamentales en dinero, como los subsidios a ancianos, discapacitados y madres solteras, no se canalicen para el consumo en tiendas grandes, sino en tiendas pequeñas dentro de las mismas colonias. Para ello hay que procurar que el abasto a estas tiendas se abarate, mediante compras conjuntas, para que los beneficiarios de los programas encuentren los mismos precios que en las tiendas de autoservicio. Esto garantizará un incremento en la derrama económica de las zonas populares.
En el mismo sentido de incrementar la derrama económica de las zonas populares, se debe incrementar la variedad de productos en las tiendas pequeñas, consolidar tiendas mediante cooperativas y empresas populares para que no compitan entre sí y fomentar la fabricación de bienes de consumo al interior de las colonias y la prestación de servicios. En otras palabras, debemos procurar que la mayor parte del ingreso de los asalariados de las colonias populares se quede en sus colonias, y de ser posible que se atraiga consumo desde colonias con mayor nivel económico. Sólo así lograremos un desarrollo económico equitativo.

Desarrollo Metropolitano

Las decisiones de planeación de esta gran ciudad deben ser ya tomadas en conjunto entre el Distrito Federal y la Zona Conurbada. Necesitamos planes metropolitanos del agua, del transporte, de vivienda, de usos de suelo, de drenaje, de basura, etc. Seguir con un crecimiento no planeado y decidido en distintas instancias de la administración pública sólo contribuirá a continuar incrementando la dificultad de los problemas y encareciendo las soluciones.
El desarrollo metropolitano pasa por la consolidación de "microciudades" en las que haya todo tipo de actividades económicas para reducir de manera constante la distancia entre la casa y el empleo, la casa y la escuela, o la casa y las tiendas. El modelo de la gran ciudad debe reproducirse en una zona más restringida en la que haya todo: economía, cultura, deporte, educación, esparcimiento, religión, trámites, finanzas, comercio, salud, etcétera.

Desarrollo Social

Para mí el desarrollo social es la consecuencia de todo lo demás, al igual que el desarrollo humano. Es decir, hablar de desarrollo social y de desarrollo humano se vuelve redundante cuando el gobierno logra hacer trabajar los demás temas como el fomento económico, la cultura, el deporte, la educación, la salud, la protección a grupos vulnerables, entre otros.
No creo en los subsidios de por vida. A menudo los barrios consideran un gran logro el que se abra una lechería allí, pero el mayor logro debería ser cuando se cerrara, no porque se dejara descobijados a quienes no pueden comprar la leche a precios de mercado sino porque se lograra un buen desarrollo social en la zona que hiciera innecesaria la presencia de la lechería. Por ello creo que los subsidios deben ir acompañados de planes de mediano y largo plazo que aseguren que los subsidios sólo se darán mientras se prepara a las personas para un mejor nivel de vida en el que ya no los requieran. Es decir, los subsidios deben tener fecha de inicio y fecha de fin. Para muchos los subsidios son un fin, para mí deben ser sólo un medio.

Educación

Necesitamos un nuevo modelo de educación de largo plazo, que garantice más opciones terminales de acuerdo con la capacidad de los estudiantes. La actual división entre licenciaturas y carreras técnicas sólo favorece la discriminación contra quienes provienen de universidades públicas. Hay que considerar los modelos educativos de otros países y ver cuáles pueden enriquecer nuestro sistema educativo.
También es importante incrementar el equipamiento de las escuelas públicas desde preescolar hasta bachillerato y garantizar niveles de exigencia altos que estandaricen los resultados mínimos.
En cuanto al precio de la educación pública, me parece mucho más importante garantizar que nadie se quede sin estudiar por problemas económicos que hablar de que la educación pública sea gratuita.
El modelo educativo debe garantizar y fomentar la permeabilidad social, así como adaptarse al desarrollo metropolitano, de tal suerte que procure la contratación de los egresados cerca de sus casas. También creo que el modelo educativo nos debe ayudar a educar ciudadanos, con derechos y obligaciones; triunfadores, para que los alumnos pobres no se vean derrotados antes de terminar sus estudios; hombres y mujeres tolerantes en todos sentidos, con valores cívicos muy arraigados. Es aquí donde habrá que hacer el mayor esfuerzo, porque percibo una patética pérdida de valores, una intolerancia y discriminación de arriba hacia abajo y de abajo hacia arriba, y en general una cultura que favorece el conflicto y no la armonización en nuestra sociedad.

Empresas sociales

Cuando hablo de empresas sociales me refiero a empresas en las que no dominan unos cuantos nombres, sino muchos pequeños inversionistas que en conjunto logran crear un capital suficiente para realizar medianas y grandes inversiones, y que a diferencia de las cooperativas sí tienen como logro generar utilidad para sus miembros. Algunas de las empresas que prestan el servicio público de transporte de pasajeros tienen este esquema.
Las empresas sociales nos pueden permitir permear la derrama económica a toda la sociedad y pueden ser una alternativa para la venta de activos en manos de la ciudad, para evitar que las privatizaciones sólo beneficien a unos cuantos, como ocurrió bajo la Presidencia de Carlos Salinas de Gortari. Concibo ya algunos proyectos en los que este tipo de empresas sociales, fomentadas desde el mismo gobierno cuando así fuera necesario, puedan operar. En primer término tenemos el abasto al propio gobierno y a las empresas del gobierno del DF, como el metro y el Servicio de Transportes Eléctricos. En segundo lugar, algunos proyectos turísticos que afectaran a ambulantes y transportistas pueden realizarse con ellos mismos para revertir los impactos sociales; por ejemplo, propongo la construcción de un funicular panorámico desde el metro Chapultepec hasta la entrada del Castillo (respetando el patrimonio natural e histórico) que se construya con la participación de ambulantes de la zona y financiamiento de la banca de desarrollo, que libere de ambulantes a Chapultepec, atraiga turistas, incremente la seguridad y genere una derrama económica con mayor impacto social.

Estacionamiento en vía pública

Uno de los grandes problemas de la Ciudad de México es este, y la resistencia de las autoridades a hacer lo que se requiere hacer desde hace mucho tiempo: instalar parquímetros o algún otro tipo de cobro por el estacionamiento en vía pública en todas aquellas zonas que presenten una saturación. El desorden prevaleciente en la vía pública y la falta de espacios de estacionamiento afectan muchos otros problemas, como el ambulantaje, el transporte, la vialidad, la seguridad, el cuidado de banquetas y árboles.
Son muchas ciudades del mundo, desarrolladas y no desarrolladas, las que recurren al cobro en vía pública. Estacionarse en vía pública no es un derecho inherente al ciudadano, y durante años hemos creído que lo es. También necesitamos que se hagan respetar las restricciones que existen en ejes viales y otras vialidades. Y otra cosa más: las prohibiciones de estacionamiento son para dejar un carril libre para la circulación, no para que sustituyamos vehículos particulares mal estacionados por grúas o patrullas, como suele suceder con los operativos policiacos.
La decisión acerca del cobro por el estacionamiento en las colonias más saturadas debe decidirse de manera conjunta entre vecinos y autoridades. Los beneficios son mayores para las personas que habitan en la colonia en la que se realice el cobro, aún cuando no sean eximidos del mismo, si se garantiza que la mayor parte de los recursos se quedarán en la zona para mantenimiento y vigilancia. Incluso los mismos vecinos pueden ser los operadores del cobro mediante la constitución de sociedades cooperativas o empresas cuya propiedad accionaria se restrinja a los habitantes de la colonia. A la par, y también con el consenso vecinal, se debe promover la construcción de estacionamientos privados, incluso subterráneos, que ayuden a poner orden en zonas conflictivas, como las que hoy ya concentran gran cantidad de oficinas, escuelas, comercios, restaurantes y bares.
El cobro del estacionamiento en vía pública cooperará para una mejor convivencia entre habitantes y visitantes de cada una de las zonas, y dará viabilidad para nuevas inversiones. Hoy existe un rechazo automático de los vecinos a la instalación de restaurantes, pero con formas más ordenadas de convivencia entre los giros mercantiles y los habitacionales podremos fomentar las inversiones. Hay que trabajar más en este punto, procurando la participación vecinal, consensando las decisiones, pero también poniendo orden en desórdenes que el gobierno ha dejado crecer por años.

Impuestos

¿Es malo cobrar impuestos? ¿Es contrario a la sociedad elevarlos? Mi respuesta automática es "por supuesto que no". Los incrementos de impuestos deben estar sustentados tanto en una necesidad del gobierno como en una disponibilidad de la sociedad. Sin embargo, la disponibilidad no implica que la sociedad esté completamente dispuesta a pagar más impuestos sino que no afecte sustantivamente su nivel de vida.
Llevando esto mismo a la Ciudad de México, estoy convencido de que existen ciertos cobros que están sumamente rezagados, y que en la lógica supuesta de beneficiar a los pobres se han congelado impuestos a personas de clase media que bien pudieran pagar un poco más de lo que pagan.
Cuando uno nota las diferencias que existen entre el oriente y el poniente de la ciudad, o entre las delegaciones de mayor nivel económico como Benito Juárez y Miguel Hidalgo, y las colonias populares, se pregunta ¿cuándo vamos a revertir esta desigualdad? ¿qué tendríamos que hacer? Y la respuesta es que las colonias populares requieren inversiones millonarias en equipamiento urbano, expropiaciones de predios para poder contar con parques y jardines, para construir avenidas en algunos casos, para ampliar el tren ligero, etc. La ciudad no puede romper con la desigualdad si no realiza más inversiones en zonas populares, y no puede realizarlas si no incrementa la recaudación.
Pensar que se puede incrementar el gasto social sin elevar el ingreso es ridículo. Pensar que la ciudad se desarrolla con sólo dos o tres inversiones espectaculares en año electoral, es también ridículo. Pensar que sólo con austeridad se generan los ahorros suficientes para incrementar el gasto social es un engaño.
Necesitamos finanzas sanas, ciertamente austeras, y cobrar impuestos a quien pueda pagarlos. Me parece que el cobro de 2% sobre el consumo, como ha autorizado la Federación a los estados y el Distrito Federal, pero que ninguno ha empleado esta prerrogativa, puede generar una buena recaudación con un impacto mínimo en la población. Aún así, ésta y otras propuestas deben evaluarse con detenimiento antes de ser instrumentadas.

Infraestructura

La Ciudad de México requiere fuertes inversiones en infraestructura. Ellas pueden ser el eje del cambio en la ciudad. El problema ciertamente es cómo financiarlas. Bajo la lógica de no incrementar impuestos, no disminuir subsidios, no cobrar precios reales, nunca lograremos consolidar la infraestructura que se requiere y seguiremos teniendo fuertes contrastes entre la zona poniente y la oriente, entre las zonas de negocios y las periféricas. Por un lado debemos fomentar la infraestructura privada-cooperativa, en la que los mismos ciudadanos participemos como "accionarios" de obras de infraestructura que tengan retorno sobre el capital, por ejemplo para proyectos turísticos. Por otro lado, el gobierno debe realizar inversiones proyectando un costo de capital tendiente a cero.
En los proyectos de inversión privada-cooperativa, el gobierno puede actuar como intermediario financiero con bonos que den tasas atractivas para los pequeños inversionistas, los cuales se sustenten mediante la venta de servicios de la infraestructura una vez que esté operando. Un ejemplo de esto es un funicular turístico financiado con bonos al alcance de mucha gente y que tengan un valor en el mercado de acuerdo al desenvolvimiento de las ventas, pero desde luego con un rendimiento superior al que darían los bancos a los pequeños inversionistas.
Cuando la inversión sólo pueda ser hecha por el gobierno de la ciudad o los gobiernos delegacionales, debe buscarse el menor costo fiscal, mediante tarifas reales, es decir, no subsidiadas. Cuando la población objetivo no pueda pagar estas tarifas, el subsidio debe ser lo más dirigido posible. Por ejemplo, en el caso del transporte, el subsidio debe dirigirse de preferencia sólo a quienes no puedan pagar la tarifa completa, lo cual reduce el impacto fiscal y amplía la posibilidad de realizar mayores inversiones. No se trata de dejar a los pobres sin los servicios, sino de llevar a más pobres estos servicios.
Por otro lado, las inversiones en infraestructura, al ser importantes generadoras de empleo, también pueden convertirse en potenciadoras del desarrollo integral mediante programas sociales en los que los hijos de los obreros que participen en las obras reciban apoyos para su educación y superar la condición de pobreza durante el salto generacional: el hijo del albañil puede ser un profesionista exitoso, si se cuida su educación mientras sus padres participan en la consolidación de la infraestructura de la Ciudad de México, proceso que tomará al menos dos décadas mediante planes de infraestructura que se cumplan al pie de la letra.
Esto implica, por último, que tengamos un plan de inversiones en infraestructura consensado entre todos los grupos políticos y sociales, en el cual no sólo se incluya el qué se va a hacer, sino cómo se va a financiar y que impactos sociales se desean.

Manifestaciones

Esto tiene mucho que ver con mi concepción de la represión. Creo que la libertad de manifestación se centra en el derecho a expresarse con libertad, a decir lo que uno piensa o a actuar como uno piensa, pero nunca puede ser un derecho para afectar a los demás. Sólo una persona puede pasar por una puerta angosta al mismo tiempo, aún cuando todas tengan derecho a pasar por ella. Lo mismo ocurre con las manifestaciones y su afectación a transeúntes, automovilistas y usuarios del transporte público de superficie. Unos tienen derecho a manifestarse y los otros tienen derecho a pasar. La única manera de preservar ambos derechos es acotando las formas en que se ejerce cada uno. Los conductores ceden en su derecho de libre tránsito cumpliendo con una serie de reglas, usualmente llamadas "Reglamento de Tránsito". Los usuarios del transporte público también acatan ciertas reglas mínimas de convivencia en los vehículos del transporte público. Por tanto, también es factible que los manifestantes queden sujetos a ciertas reglas, en las cuales, la esencia, que es manifestarse, no se ve alterada.

Medio ambiente

El cuidado del medio ambiente es en cierta manera una consecuencia de buena parte del resto de las acciones. Una mejor planeación urbana, una adecuada política de transporte, una mejor reutilización del agua, nos conducirán a un mejor cuidado del medio ambiente. Necesitamos planes de largo plazo para revertir daños causados a ríos, aire, mantos freáticos, bosques, suelo de conservación, vivienda, etc. Con ellos debemos estimar es punto más ecológico al que podamos llegar y definir los pasos a seguir, de tal suerte que todas las fuerzas políticas y sociales puedan caminar en una dirección. No podemos ser drásticos en las decisiones y que por el sólo hecho de que algo es contaminante debe cerrarse al día siguiente, sino encontrar los momentos y situaciones más adecuados para corregir las situaciones anómalas que generan deterioros en el medio ambiente y detener drásticamente aquellas acciones que pudieran tener consecuencias irreversibles.
La Ciudad de México requiere, en consecuencia, una planeación integral y de largo plazo, realista pero estricta, que vaya desechando paulatinamente todo aquello que le haga daño a su medio ambiente.

Mercados

Por un lado sostengo la necesidad de invertir en nuevos mercados, en especial en las colonias creadas en los últimos 20 a 25 años, que sólo se quedaron con mercados ambulantes y semifijos. Una política de construcción de nuevos mercados debe ayudar a combatir la informalidad en el comercio y dar certidumbre a quienes ejercen esta actividad.
Por otro lado, los mercados existentes requieren de inversiones conjuntas, de gobierno y locatarios, que mejore las condiciones generales y en particular de salubridad. Adicionalmente hay que valorar la ampliación del horario de estos mercados para favorecer las ventas.
En la medida en que los mercados públicos puedan atraer la demanda que hoy utiliza los supermercados, lograremos que el dinero permee en las colonias. En los últimos años la demanda se ha canalizado hacia las tiendas de autoservicio, usualmente propiedad de grandes cadenas, y esto ha dificultado que el dinero permee en las capas sociales bajas. Necesitamos revertir esta tendencia con una buena política de mercados, que procure que los vendedores compren a bajo precio para que puedan mantener precios competitivos.

Parques y jardines

Grandes zonas de la capital carecen de parques y jardines, lo cual contribuye a la degradación de su nivel de vida. Poco a poco debemos recuperar predios y de ser posible manzanas completas, incluso realizando expropiaciones, para ampliar la cantidad de áreas verdes, las zonas recreativas y además las áreas de recarga de los mantos acuíferos. Una vez construido un nuevo parque, debe contar con un programa de largo plazo de conservación, pues muchos de ellos hoy día están olvidados por las autoridades delegacionales y del Distrito Federal.

Salud

Debemos realizar esfuerzos para la estandarización de los servicios de salud en el Distrito Federal. Esa será la base para tener servicios de calidad, que todos merecemos. Las imágenes de enfermos y accidentados que son rechazados por falta de instrumental o por negligencia no deben seguir ocurriendo. Los servicios básicos de salud deben estar cerca de todos y al alcance de todos. En el mediano plazo la medicina externa también debe quedar al alcance en el Distrito Federal, de los que no tienen derechohabiencia en otros sistemas de salud; y en el largo plazo debe ocurrir lo mismo con la medicina de tercer nivel. Como lo he dicho en otros puntos, definamos cómo queremos las cosas y luego establezcamos plazos para alcanzarlas, con metas específicas año por año.

Seguridad Pública

Lo primero que debo decir es que admiro a Rudolph Giuliani en muchas cosas (quizá exceptuando su apoyo a George Bush), pues me parece un político muy completo y comprometido con lo que hace. Ésta fue una de sus fortalezas en el combate a la inseguridad en Nueva York. Necesitamos entonces que quienes dirijan la ciudad y los programas de seguridad pública se comprometan hasta sus últimas consecuencias con las decisiones y las acciones en la materia.
En la Ciudad de México, antes de que fuera tan insegura como lo es hoy, se privilegió el combate a la corrupción frente al cumplimiento de las leyes. Hace muchos años, cuando la corrupción de los policías de tránsito se generalizó, los programas dieron prioridad al supuesto combate a la corrupción y permitieron que el cumplimiento de las reglas de tránsito se relajara. Hoy cualquiera puede violar cualquier artículo del reglamento de tránsito delante de un policía y difícilmente éste reaccionará. En ese ambiente de "las reglas no existen" por supuesto que la delincuencia se desarrolla con facilidad. ¿Cómo distinguir a buenos y malos si prácticamente todos violan alguna normatividad? mejor propiciemos el cumplimiento de la reglamentación y combatamos la corrupción desde arriba y no desde abajo, para facilitar ese cumplimiento de la reglamentación. En un principio es probable que se incrementen los sobornos a policías, pero conforme nos acostumbremos a cumplir la corrupción disminuirá, y por añadidura los policías podrán ser respetados y eso fortalecerá la seguridad.
El combate que se dio a la delincuencia en Nueva York comenzó de una manera similar, atacando las infracciones menores, para generar un ambiente de respeto a cuestiones mayores. Una vez que somos tolerantes con quienes grafitean, por ejemplo, estamos abriendo la puerta para que hagan algo más.
Leoluca Orlando, exalcalde de Palermo, también promovió la cultura de la legalidad como forma de combate a la inseguridad. Las formas pudieron ser distintas que en Nueva York, pero la esencia es la misma. Sin una cultura de la legalidad no podemos combatir la inseguridad.
Otro asunto también muy difícil dentro de la inseguridad que se vive tiene que ver con la forma en que la sociedad reacciona ante la delincuencia. Estamos llenos de odio. Los delincuentes odian a quienes tienen más, pero también las víctimas de ellos los odian. La acumulación del resentimiento no contribuye a combatir la inseguridad. Hace que la iconografía del delito predomine en nuestras mentes sobre las imágenes positivas. Una sociedad que es capaz de perdonar cuenta con la capacidad de curarse, e incluso de transformarse. ¡Hoy Europa es lo que es gracias a que después de tanto odio y destrucción decidió dejar ese odio atrás y salir adelante! Necesitamos generar una cultura del perdón. Eso no implica que los delitos cometidos se borren y ya, sino que todas las víctimas de la delincuencia, que prácticamente somos todos los habitantes de la ciudad, dejemos atrás los malos ratos que nos ha hecho pasar la delincuencia, que veamos cómo reponer lo que nos han quitado cuando se trate de cosas materiales, o que nos inspiremos en los que se fueron, cuando nos hayan quitado a un ser querido.

Transporte

Lo que debemos hacer en materia de transporte se resume de una manera muy simple: fomentar el uso del transporte público y disminuir el uso del automóvil.
Esto, sin embargo, no puede lograrse si no mejoramos sustantiva y constantemente el transporte público, de tal manera que sea viable poner algunos obstáculos al uso del automóvil. Por obstáculos me refiero a restringir su uso en ciertas zonas y calles, encarecer la gasolina y el estacionamiento, elevar las exigencias para obtener una licencia de conducir o una tarjeta de circulación principalmente. Hoy esto no puede suceder porque el transporte público no es una verdadera alternativa para los automovilistas.
Requerimos, a la brevedad, concluir las redes de transporte por infraestructura. Esto puede lograrse en un plazo de 20 años para toda la Zona Metropolitana, pero de 9 a 15 años para el Distrito Federal. Esto es, en un máximo de 9 años se puede terminar la red del metro del Distrito Federal a un ritmo de entre 6 y 10 kilómetros por año, dejando pendiente su conclusión en la zona conurbada. Paralelamente, es necesario retomar los proyectos de tren ligero, para concluir las 9 líneas proyectadas, de las cuales 5 competen al Distrito Federal que pueden realizarse a un ritmo lento de una cada 3 años durante 15 años, o bien, las cinco en 9 años.
Para dar mayor agilidad al transporte se requieren carriles confinados, ya sea con un confinamiento parcial o total, que eviten que las unidades enfrenten el tráfico de las horas pico. En este sentido, me parece que también debemos tener rutas de tranvía que funcionen como un sistema intermedio entre los autobuses y trolebuses, y los trenes ligeros.
Soy partidario de aproximarnos paulatinamente a las tarifas reales, sin subsidio generalizado a la operación, pues es la única manera de hacer sustentable el crecimiento de la red del transporte. En todo caso, quienes no puedan pagar estas tarifas reales deben recibir un subsidio mucho más dirigido.

Turismo

El potencial turístico de la Ciudad de México es mucho más grande de lo que hemos imaginado, pero todo depende de que cada día más personas volteen hacia el turismo como una oportunidad de crecer, de hacer negocios, de aprender. No puedo negar que es un avance tener una policía turística que hable inglés o francés, pero sin duda requerimos que en las zonas turísticas la mayoría de la gente pueda darse a entender en alguna lengua extranjera, como ocurre en las ciudades europeas más visitadas. Estamos hablando de que para que los turistas del mundo se vuelquen hacia la Ciudad de México, la Ciudad de México también debe volcarse hacia ellos. Obviamente necesitamos seguridad al menos en las zonas turísticas, servicios adecuados, información, un mejor transporte, entre otras cuestiones.
Existen zonas turísticas no exploradas. La Ciudad de México se fue "comiendo" pueblos prehispánicos y coloniales durante su expansión, algunos de los cuales no han tenido la preservación adecuada. Las tradiciones en ellos han persistido el tiempo, y pueden ser, permanente o estacionalmente, un atractivo turístico que genere una derrama económica importante en zonas populares. Estoy hablando de Iztapalapa, de Iztacalco, de Azcapotzalco, de Culhuacán, de Tláhuac, y aún del mismo Xochimilco que sí recibe una afluencia importante de turistas, pero que puede llegar a ser más que chinampas y trajineras.

Uso de suelo

La política tan restrictiva del uso de suelo en México ha generado demasiadas desviaciones que han dado lugar a lo opuesto que se ha pretendido con las restricciones en el cambio de uso de suelo. En sentido estricto, existe un plano que delimita los tipos de suelo por zona, manzana y calle, pero en la práctica ese plano no es tan claro y se generan una serie de corruptelas en las que ha menudo el cambio de uso de suelo es demasiado fácil y en otros los suelos previamente definidos no pueden ocuparse como tales por resistencia de los vecinos.
En otras ciudades del mundo existe una política mucho más liberada de usos de suelo que por la vía del precio, así como el cobro por los espacios de estacionamiento, es como se logra la uniformidad en los usos. En México, en cambio, estamos demasiado lejos de la uniformidad, y ciertas colonias que han adquirido una vocación de servicios se niegan a dejar de ser habitacionales.
No puedo decir aquí nada absoluto, salvo que la autoridad debe ser más sensible a las necesidades de las colonias, y los vecinos deben buscar formas nuevas de beneficiarse de los usos mixtos, sin que se generen complicaciones por cambios en el uso de suelo. Además, soy partidario de una transparencia absoluta en esta materia, mediante la publicación en la red de todos los planos, parciales y generales, de uso de suelo, así como las solicitudes y aprobaciones de modificaciones en los mismos.

Vialidad

No hemos generado en esta ciudad un plan de largo plazo en materia de vialidad, así que es urgente tenerlo y vincularlo al del transporte. La ciudad requiere obras viales en todo su territorio y no sólo en el periférico o el viaducto. Además, cuando se requiera de segundos niveles será mejor que sean subterráneos y no elevados, tanto por seguridad como por visión urbana. Y antes que segundos pisos en determinadas vialidades, se requiere solucionar nodos por toda la ciudad, aún cuando en algunos casos ello implique la construcción de distribuidores viales tan espectaculares como el de San Antonio.
Las grandes obras deben ser planeadas no sólo con el tráfico existente y sus tendencias naturales de crecimiento, sino también con los probables cambios de ruta derivados de la construcción de dichas obras. Por ello es que a menudo un puente no resuelve la circulación de una avenida, pues sólo lleva el conflicto vial a los siguientes o anteriores nodos. Eso debe preverse en el plan integral de vialidad.
De largo plazo, debemos desincentivar el uso del automóvil, a la par que se fomente el uso del transporte público, pues de otra manera esta ciudad no tendrá viabilidad. La Ciudad de México no soportaría un crecimiento económico sostenido de 7% en una década, pues terminaría por ahorcar su sistema vial sin el tiempo necesario para realizar las modificaciones requeridas. Por ello es que la única ruta posible es que la vialidad sirva más al transporte público que a los automóviles y que todas las decisiones en la materia se tomen con esta visión.

Vivienda

Las decisiones en materia de vivienda se deben tomar con una visión de "¿Para cuándo podemos acabar con el rezago?" y si esta fecha es, digamos, 2030, entonces calculemos cuántas viviendas deben construirse por año, cuántas mediante apoyos oficiales y cuántas mediante el libre mercado.
La construcción de la vivienda impulsada mediante apoyos oficiales puede concursarse. La propuesta consiste en que haya concursos periódicos en los que todo el programa de construcción de vivienda se licite, de tal suerte que el Gobierno de la Ciudad no tenga una burocracia permanente dedicada a la vivienda, sino una o más empresas dedicadas a construir la mayor cantidad de viviendas de calidad con el recurso asignado por la Asamblea Legislativa. Es decir, no debemos tener grandes oficinas de vivienda concursando proyecto por proyecto para ver quién lo hace más barato, sino licitando el presupuesto para ver quién hace más con ese recurso.
En lo que se refiere a los apoyos para la autoconstrucción de casas, éstos deben restringirse sólo a zonas en las que no sea factible fomentar la construcción vertical, y en general hay que favorecer la autoconstrucción vertical, en el entendido de que ya no es posible expandir horizontalmente la mancha urbana.
Las decisiones en materia de vivienda deben fomentar el crecimiento vertical de la ciudad y limitar el horizontal. También deben armonizarse con las políticas de transporte, vialidad, servicios públicos, y en general deben enmarcarse en la planeación metropolitana.

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Propuesta 2003-2006, como candidato a diputado local

Propuesta Legislativa

Propuesta de Vinculación Social

Propuesta de Gestión Social

Aclaración importante: esta propuesta no fue modificada después de las elecciones del 6 de julio de 2003, con el objeto de mostrar, tal cual era, mi propuesta de trabajo de haber sido electo como diputado local. Hago esta aclaración, toda vez que ya no soy candidato y en este momento no busco, ni he decidido si en el futuro buscaré, puesto de elección popular alguno. Simplemente he querido dejar constancia de cuál era mi propuesta.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Propuesta Legislativa

Me he preparado para proponer soluciones a problemas urbanos de mi ciudad. Tengo ideas innovadoras que pueden ayudar a tener mejor transporte, recaudación, planeación, seguridad, manejo de basura, drenaje y agua, entre otros temas.
Deseo ser diputado porque tengo una preparación muy completa orientada a la solución de problemas públicos. Deseo ser diputado local porque mi preparación está orientada a temas urbanos, en particular el transporte público, y tengo una visión de la planeación metropolitana. Por lo tanto, puedo ofrecer un enfoque de políticas públicas que realmente ayude a mejorar la ciudad.
Una parte importante de mi experiencia laboral, así como mis publicaciones, es sobre temas urbanos, lo cual refuerza mi posibilidad para colaborar desde la Asamblea Legislativa del Distrito Federal para una mejoría en esta entidad.
La Asamblea Legislativa es el único parlamento urbano del país, pues casi la totalidad de las políticas que atiende tienen que ver con la vida urbana y por ello requiere soluciones con visión urbana y de políticas públicas. Es allí donde puedo aportar más a mi ciudad.
De manera específica mencionaré algunas áreas en las que buscaré participar de manera más intensa:

Vialidad y Tránsito Urbanos. He estudiado el tema del transporte público desde 1993, sobre el cual he dado conferencias y realizado algunas publicaciones. Tenemos la oportunidad de recuperar para el PAN la presidencia de la Comisión de Vialidad y Tránsito Urbanos, que estuvo a cargo de Alberto Ling de 1991 a 1994, y de José Luis Luege de 1994 a 1997, pero que desde 1997 ha sido presidida por las perredistas Elvira Albarrán y Ruth Zavaleta, ambas desconocedoras de la problemática del transporte al momento de llegar a la Asamblea.
En materia de transporte y vialidad debemos contar con una regulación que dé facilidades para la inversión, permita el apalancamiento a los actuales concesionarios a fin de que puedan renovar sus unidades, y ponga orden en las zonas más conflictivas, como los paraderos formales y los informales, el estacionamiento en vía pública en zonas muy saturadas, entre otras cuestiones.

Desarrollo Metropolitano. Gran parte de los problemas de la ciudad sólo se pueden atender con una visión metropolitana. Uno de ellos es el del transporte, pero también el manejo de desperdicios, agua, drenaje, abasto, entre otros. Requerimos de colaboración con los diputados de la zona conurbada en el Estado de México. De cualquier manera aplicaré mis conocimientos de políticas públicas urbanas para lograr un desarrollo metropolitano sustentable.

Desarrollo Urbano y Establecimiento de Reservas Territoriales. Se ha hablado de reducir la cantidad de comisiones en la Asamblea Legislativa, con lo cual coincido, y ésta puede fusionarse con la de Desarrollo Metropolitano, pues van de la mano una con otra. Las razones por las que puedo colaborar aquí son esencialmente las mismas: integrar un enfoque de políticas públicas que nos lleve a un desarrollo urbano metropolitano sustentable, en el que el establecimiento de reservas territoriales se fortalezca como una consecuencia natural de dicha sustentabilidad.

Hacienda. La solución de problemas urbanos tiene mucho que ver con un marco hacendario que incentive a los actores a una mejor colaboración con la ciudad. Adicionalmente, como especialista en políticas públicas también tengo una visión respecto a este tema y en mi experiencia profesional he estado cerca de él, desde 1995 en que colaboré en la Secretaría de Transportes y Vialidad del D. F. Es urgente fortalecer la recaudación del Distrito Federal, para que las políticas del gobierno local dejen de hacer “hoyos” en el presupuesto, y en virtud de las actitudes populistas lo debemos hacer con mucho cuidado, demostrando que un incremento o nueva recaudación no va a afectar a la población de menores ingresos.

Presupuesto y cuenta pública. Tengo experiencia laboral en materia de presupuesto. Desde 1995 me vinculé con el tema presupuestal, pero en particular de 1999 a 2000 en el Instituto Electoral del Distrito Federal, donde mi asesoría versaba sobre cuestiones administrativas y presupuestales. Puedo aportar mucho en esta materia en caso de formar parte de la comisión, y aún si no lo soy, con la revisión presupuestal de las áreas vinculadas a las comisiones en las que trabaje y en los encargos específicos que como diputado tenga.

Seguridad Pública. Estoy convencido de que el tema de la seguridad pública se debe atender con enfoques innovadores, que incentiven la recuperación de los espacios urbanos por el ciudadano común y faciliten las labores preventivas y correctivas de las policías. Es imprescindible facilitar al ciudadano la denuncia de los delitos y la persecución de los mismos, de tal suerte que el marco regulatorio considere, por ejemplo, que el asalto a transeúnte no sólo agravia a la persona afectada sino también a toda la ciudad.
Además, comparto plenamente los ajustes legales considerados en la plataforma legislativa de nuestro partido para el Distrito Federal, aunque algunos se salen de la competencia de los diputados locales.
En esta materia debemos apoyarnos en estudios sobre impartición de justicia realizados por universidades y centros de investigación. También aquí se vuelve importante tener una visión de política pública que ayude a que esta vez sí haya resultados en materia de seguridad. Hago énfasis en el tema de los incentivos, porque el problema de la delincuencia tiene mucho que ver con los “precios” que los actores enfrentan en su rol de delincuentes, agraviados, testigos, autoridades, etc. Debemos “abaratar” las acciones que fomenten la seguridad y “encarecer” las que creen inseguridad, en todos los frentes.

Gobierno. Mi cercanía con el tema electoral y político del Distrito Federal, no sólo por haber laborado en el IEDF sino también por haber realizado algunos estudios sobre esta materia, me permitirá colaborar para el impulso de la reforma política que tanto urge y que desde luego incluirá las reformas electorales necesarias para mejorar los procesos de participación ciudadana y las lagunas del actual Código Electoral.

Estudios legislativos y prácticas parlamentarias. Mi experiencia en este tema es meramente académica, como investigador y docente, y podemos fomentar la profesionalización de la administración legislativa y la investigación sobre la misma al llegar a la Asamblea. En 1994 recibí el Premio Anual de Estudios e Investigaciones Parlamentarios de la Cámara de Diputados y en 1998 impartí en dos ocasiones el módulo de Análisis del Discurso en el diplomado en Teoría y Práctica Parlamentaria, así que creo que esto me permitirá aportar soluciones -quizá no perceptibles- para el beneficio de todos los capitalinos.

Fomento económico. Sea como miembro de esta comisión o fuera de ella, impulsaré reformas que incentiven tanto las grandes inversiones como las medianas y pequeñas para favorecer el empleo cerca de la vivienda. Una de las mayores causas de la desigualdad en el Distrito Federal es que la economía está hecha de tal manera que la derrama económica nunca permea a las clases bajas: los ricos le venden mucho y caro a los ricos y los pobres poco y barato a los pobres. Necesitamos mayor movilidad social de tal suerte que la población de mayor ingreso derrame una mayor parte de sus recursos hacia la de menos. Esto pasa por el fomento a microempresas que produzcan con calidad y tengan canales de comercialización que les permitan llegar a todos los puntos de la ciudad. El fomento económico debe procurar también que las micro, pequeñas y medianas empresas participen en la prestación de servicios públicos concesionados.

Preservación del Medio Ambiente y Protección Ecológica. Necesitamos que las políticas y normas sobre medio ambiente y protección ecológica en el Distrito Federal incentiven a todos los actores al cuidado de los recursos naturales que nos quedan así como a la procuración de la limpieza de los espacios que hemos dañado. Transporte y urbanismo están muy vinculados con la preservación del medio ambiente y nuestro conocimiento de políticas públicas urbanas también permitirá aportar soluciones en esta materia.

Vivienda. Es urgente despolitizar las políticas de vivienda y uso de suelo, así como fomentar la construcción de departamentos de interés social en zonas que cuenten con servicios y en los que eventualmente puedan participar en su edificación las familias que después los habrán de ocupar, mediante programas de autoconstrucción solidarios.

Asuntos editoriales. Es conveniente que desde la Asamblea Legislativa se fomente la discusión sobre temas urbanos específicos, y que la labor editorial de este órgano legislativo sea el principal canal de difusión. El haber escrito ya artículos y libros me permitirá aportar propuestas en esta materia y fomentar la participación de especialistas.

Asuntos internacionales. La mayor parte de las soluciones que requiere el Distrito Federal ya ha sido instrumentada de una u otra forma en otras ciudades. Sin embargo, es importante conocer hasta qué punto soluciones externas pueden aplicarse a nuestra ciudad. Me considero una persona sensible a identificar estas diferencias entre idiosincrasia y soluciones, pero a la vez propenso a fomentar innovaciones que hayan tenido éxito en otros países. El Comité de Asuntos Internacionales no sólo debe enfocarse, por tanto, a las relaciones de la Asamblea con instituciones extranjeras, sino también a canalizar propuestas de solución a todas las comisiones y comités de la misma Asamblea y al gobierno de la ciudad.
No simpatizo con la idea de promover viajes de comisiones completas hacia ciudades extranjeras en los que constaten alternativas que nunca se implementarán, sino a recabar, en la medida de lo posible desde México, toda la información concerniente a programas que puedan mejorar elementos de nuestra vida en el Distrito Federal.

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Vinculación Social

La labor de un diputado no puede quedarse sólo con su creatividad y su capacidad para hacer o modificar leyes, sino que es necesaria, y fundamental su vinculación con la sociedad. La labor legislativa depende del entendimiento de los problemas y fortalezas sociales. Durante mi gestión como diputado realizaré actividades de vinculación social que me permitan estar al tanto de las necesidades de mi electorado y de la ciudadanía en general y estaré disponible para quien quiera acercarse a mí.
Una labor que me parece muy importante es acercar a los ciudadanos al ejercicio legislativo, y por ello promoveré visitas escolares a la Asamblea Legislativa, reuniones con grupos sociales e informaré del sentido de mis votaciones, así como las explicaciones que sobre mis votos se requieran.

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Gestión social

Los diputados locales tienen, además de la función legislativa, la función de gestión social. Es falso pensar que los diputados sólo deben estar atentos a la función legislativa y no fungir de gestores, puesto que la ciudadanía reclama la labor de gestoría. En la medida que fortalezcamos la preparación de los ciudadanos para ejercer sus derechos de manera directa, quizá esta situación cambie, pero es una realidad que la muchas personas solicitan la intermediación de los diputados y en virtud de que ellos se deben a la misma ciudadanía, es una obligación cumplir con esta función de gestión social.
En la medida que ejerzamos la función de gestión social, habremos de fortalecer el ejercicio ciudadano para que la gente no dependa de "una persona importante" para reclamar sus derechos, además de que la autoridad no adopte una actitud de sólo atender los reclamos que provengan de tales "personas importantes" puesto que cada una de las personas que integran nuestra sociedad debe ser tan importante como las demás, sin importar el lugar que ocupen en la sociedad.
Daremos seguimiento a todas las demandas de la ciudadanía, desde las que se canalicen durante la campaña política hasta las que lleguen a las oficinas de la diputación en el 24 distrito. Las demandas generalizadas de una colonia o una zona del distrito en específico tendrán una gran prioridad para que la autoridad atienda las necesidades de los habitantes de mi distrito.

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Inicio Ideario

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Propuesta 2006-2012

Está por publicarse mi libro "Un proyecto alternativo de ciudad", allí estará mi propuesta.

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