Guerreros de Hierro

Los Guerreros de Hierro eran en el pasado el cuerpo de tropas de asedio más experto del Emperador. Durante la Gran Cruzada lucharon junto a los Puños Imperiales en cientos de planetas, asediando fortificaciones alienígenas y los palacios de los herejes que no reconocían la divinidad del Emperador. El Primarca de los Guerreros de Hierro, Perturabo, era un genio de la táctica en la guerra de asedio y el uso de fortificaciones: su tratado sobre fortificaciones de campaña y cómo destruirlas sirvió como base para varias secciones del Táctica Imperium.

Los Guerreros de Hierro traicionaron su juramento de lealtad al Emperador al inicio del desembarco que finalizó en la masacre de Istvaan V. Siguiendo las doctrinas de Perturabo, los Guerreros de Hierro levantaron con rapidez fortificaciones y sistemas de trincheras alrededor de sus áreas de desembarco. Las Legiones de Marines Espaciales leales, que habían sufrido bajas catastróficas durante el desembarco inicial, se vieron obligadas a replegarse hacia las fortificaciones de los Guerreros de Hierro, perseguidos por las salvajes Legiones Traidoras. En vez de ofrecer refugio a los Marines leales, los búnkeres y bastiones se convirtieron en sus cementerios: los Guerreros de Hierro abrieron fuego sin piedad contra ellos, abatiendo a todo aquel que se puso a su alcance. Los Guerreros de Hierro juraron lealtad a Horus entre las sangrientas ráfagas de Bolters Pesados y los desgarradores rayos de sus Cañones Láser.

Después de lo sucedido en Istvaan, los Guerreros de Hierro se dividieron para luchar en una docena de mundos durante la Herejía. Contingentes de Guerreros de Hierro encabezaron los asaltos de las Hordas del Caos contra el palacio Imperial de la Tierra. Lucharon en Vanaheim, y redujeron una tras otra sus Ciudades Colmena a montones de escombros. Libraron batallas en Thranx y Avellorn, planetas en que cada metro de tierra está cubierto de plastiacero y hormigón. Atacaron fortalezas, templos, torres y palacios de las tropas leales al Emperador por toda la galaxia, y los sepultaron bajo las cadenas de sus tanques de asedio.

Allí donde luchaban los Guerreros de Hierro, sus guerreros edificaban malignas ciudadelas gigantescas y las defendían ante todo enemigo. Torres almenadas con mortíferas armas de destrucción instaladas en ellas dominaban el terreno circundante a estos monumentos a la inteligencia de Perturabo. Los sistemas de trincheras y los densos bosque de alambre de espino que rodeaban las fortalezas de los Guerreros de Hierro eran tan efectivos que las tropas leales empezaron a temer llevar a cabo los sangrientos asaltos necesarios para destruirlas. Incluso tras la derrota de Horus, los Guerreros de Hierro sólo pudieron ser expulsados de los mundos imperiales pagando un precio muy elevado.

Los Guerreros de Hierro supervivientes se retiraron al Ojo del Terror. Allí tomaron posesión de un planeta y lo fortificaron contra cualquier atacante. Libres de las restricciones de las leyes físicas, las fortificaciones y las casamatas de los Guerreros de Hierro se levantaron desde el suelo en estructuras espirales de varios kilómetros de altura. Sus subterráneos y catacumbas se hunden en la roca hasta el núcleo del planeta; torres y bastiones fueron edificados como hongos hasta cubrir toda la superficie del planeta en una maraña imposible de estructuras demenciales, en una enloquecida arquitectura de hierro y piedra en la que retorcidas escaleras transcurren en ángulos rectos entre sí, y donde los fosos se precipitan a un abismo sin fondo. En el interior de esta fortaleza inconcebible, innumerables Guerreros de Hierro continúan conspirando y tramando sus planes para aplastar y esclavizar a nuevas víctimas.

           Extraído del Codex Caos


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