Legión Alfa

La Legión Alfa fue la vigésima y última Legión creada durante la Primera Fundación. Bajo el ojo crítico de su Primarca (Alpharius), la Legión destacó durante la Gran Cruzada por su disciplina y estricta organización. Aunque era la Legión más joven, la Legión Alfa intentaba superar a sus hermanos en todo momento, como si tuviera que demostrar su valía a las Legiones más antiguas. Los guerreros de la Legión Alfa adoptaron el símbolo de la hidra como insignia de la Legión, Esta criatura de varias cabezas y aspecto de dragón de la mitología ancestral servía para recordar a los hermanos de la Legión Alfa su unidad absoluta en cuerpo y espíritu. En el campo de batalla, la principal característica de la Legión Alfa era su asombrosa coordinación: sus ataques mantenían al enemigo constantemente bajo presión mientras buscaban un punto débil en sus defensas.

Cuando Horus hizo su pacto con el Caos, el orgullo marcial de la Legión Alfa fue su perdición. El Señor de la Guerra era un poderoso guerrero que había dirigido ejércitos y flotas, y que había luchado en primera línea durante las guerras del Emperador. En comparación, el distante Emperador que estaba en la Tierra parecía un individuo débil y cobarde. El Señor de la Guerra era un comandante que merecía su respeto; el Emperador sólo quería explotar las conquistas de Horus y aplastar a los humanos liberados de la galaxia bajo un régimen estricto. Empezaron a insinuarse mentiras en los corazones y mentes de la Legión Alfa; si una mentira es repetida suficientes veces, empieza a ser aceptada; y una vez aceptada se concierte en verdad.

Completamente convencida de su causa, la Legión Alfa se enfrentó a los Marines Espaciales leales en Istvaan V y en campañas posteriores. Por fin se enfrentaban a un adversario tan duro, experto en combate, y feroz como ellos. La hermandad de la hidra infligió severas derrotas a los leales en Tallarn, Yarant y en docenas de bases menores, antes de avanzar sobre Segmentum Ultima como un cometa que lo destruye todo a su paso. La Legión Alfa quedó completamente aislada de las fuerzas de Horus, pero continuó luchando contra todo aquel que se cruzaba en su camino. En el momento en que concluyó la Herejía, la Legión Alfa inventaba sus propios objetivos y misiones para saciar su ansia de guerra, ignorando por completo a sus aliados.

Incluso después de que la Herejía fracasara, la Legión Alfa continuó haciendo la guerra de forma encubierta contra el Imperio. Pequeñas unidades de guerreros de la Legión Alfa establecieron bases secretas en campos de asteroides, pecios espaciales y sistemas planetarios desiertos dispersos por toda la galaxia, mientras el grueso de la Legión se retiraba al Ojo del Terror. Grupos de incursores procedentes de estas bases secretas atacan por sorpresa a los defensores de la humanidad (saboteando bases, abordando astronaves, atemorizando a la población, y destruyendo bases avanzadas con mortífera eficacia).

Pero aun mucho más insidiosas y peligrosas son sus conexiones con los Adoradores del Caos de los mundos habitados del Imperio. La Legión Alfa coordina y dirige las actividades de los Adoradores a lo largo de sectores enteros, para instigar insurrecciones de envergadura contra el gobierno Imperial. Estas revueltas son utilizadas con frecuencia como ataques diversivos para alejar a los defensores de los objetivos reales de las demoledoras incursiones de los marines Espaciales del Caos, o como precursoras de invasiones a gran escala procedentes del Ojo del Terror. La Inquisición siente una aversión especial hacia la Legión Alfa, por su participación en la propagación de cultos demoníacos y su afición por avivar las llamas de la herejía hasta que ésta se convierte en sangrienta rebelión.

            Extraído del Codex Caos


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