Mil Hijos
El nombre de Mil Hijos tiene su origen en la serie inicial
de impresiones de estructura genética efectuada a partir del tejido de su
Primarca, Magnus el Rojo. Magnus era un Primarca de cabellos rojizos y
extremadamente corpulento, que tenía un solo ojo situado en medio de la frente.
Debido a esto, a veces se le denominaba Magnus el Cíclope o el Cíclope Rojo. En
realidad, su alma había sido contaminada por el Caos: Tzeentch le inspiro una
fascinación por las fuerzas ocultas del espacio disforme y los secretos que se
escondían en él. A partir del modelo de su estructura genética fueron creados
Mil Marines Espaciales: los Mil Hijos de Magnus. Posteriormente fue creada una
Legión compuesta por miles de guerreros marines Espaciales para participar en
la Gran Cruzada, pero la Legión siempre mantuvo el nombre de los Mil Hijos.
El camino a la condenación de la Legión de marines
Espaciales de los Mil Hijos fue más largo que el de la mayoría. Incluso antes
de la Herejía, Magnus ya encauzó a sus descendientes hacia el estudio de
conocimientos arcanos y la práctica de la hechicería, a pesar de las
advertencias del Emperador de que permanecieran al margen de tales artes. Sin
embargo, se mantuvieron leales tanto al Emperador como a la Humanidad, a pesar
de su creciente interés por la magia.
Cuando Horus lanzó sus fuerzas contra el Imperio, los Mil
Hijos trataron al principio de utilizar sus poderes secretos para avisar al
Emperador. La advertencia de la Legión de que su más devoto Señor de la Guerra
contra él pareció confirmar las peores sospechas de que las fuerzas del Caos
habían corrompido insidiosamente la totalidad de la Legión y ahora intentaban
dividir al recién nacido Imperio. El Emperador declaró herejes a los Mil Hijos:
envió a Leman Russ y a sus Lobos Espaciales para que destruyeran el planeta
natal de los Mil Hijos, Prospero. Los Mil Hijos se vieron obligados a declarar
la guerra contra su Emperador, y tuvieron que luchar a favor del Caos para
sobrevivir y proteger la sabiduría que habían atesorado. Los Mil Hijos buscaron
la protección del Dios del Caos Tzeentch, el que Transforma las Cosas, el más
poderoso hechicero entre los Dioses del Caos. Tzeentch les protegió bien y los
Mil Hijos escaparon después de la Herejía al Ojo del Terror, donde encontraron
el mundo demoníaco que les había sido prometido. Este planeta pasó a ser
denominado el Planeta de los Hechiceros, donde los Mil Hijos se establecieron
bajo el gobierno de Magnus el Rojo.
El antiguo Primarca de los Mil Hijos fue elevado a la
condición de Príncipe Demonio de Tzeentch, y estableció su base en una
fortaleza volcánica denominada Torre del Cíclope. Al igual que su señor, la
torre más alta de la fortaleza está coronada por un único ojo viviente que
observa los alrededores, vigilando a los súbditos de su señor; es el eterno
guardián y perro de vigilancia del Rey Hechicero. Bajo la supervisión del
Cíclope, los Mil Hijos continúan su estudio de la magia, y muchos se convierten
en poderosos hechiceros de Tzeentch.
Sin embargo, a medida que transcurre el tiempo, numerosos
miembros de los Mil Hijos fueron víctimas de las mutaciones y la locura debidas
a la deforme influencia del Señor de la Transformación. Los Hechiceros
empezaron a estar cada vez más preocupados por la degeneración de sus hermanos
de batalla, hasta que una cábala al mando de Ahriman, el más poderoso de ellos,
se arriesgó a desencadenar la ira de su Primarca Demoníaco y lanzó el drástico
hechizo de la Rúbrica de Ahriman, purgando así a los Mil Hijos. Esto provocó un
gran cisma en el seno de la Legión, ya que la cábala fue disuelta y dispersada
por el furioso Primarca, uniéndose posteriormente para luchar junto a
diferentes Legiones Traidoras a lo largo y ancho del Ojo del Terror.
EL PLANETA DE LOS HECHICEROS
El Planeta de los Hechiceros es tenebroso, rocoso, volcánico
y tempestuoso. Sus plomizos cielos son rasgados por constantes descargas de
energía mágica en forma de ensordecedores truenos y calidoscópicos relámpagos.
El mundo entero está saturado de energía mágica: nubes coloreadas de vapor
recorren el cielo, oscureciendo el sol y descargando una lluvia saturada de
energía que renueva los oscuros ríos y mares. Sobre las llanuras cubiertas de lava
ardiente y ríos multicolores, grandiosos y escabrosos picos montañosos se elevan
hacia el cielo como puños de piedra. De estos riscos cuelgan grandes torres
plateadas en las que viven los Hechiceros y los Príncipes Demonio de los Mil
Hijos.
La más grandiosa e impresionante de estas Torres de Hechicería
es la Torre del Cíclope, una inmensa torre negra en la que viven miles de guerreros
y esclavos. Las otras fortalezas son más pequeñas, y algunas no son más que simples
torres en las que viven el Hechicero y unas docenas de criados.
El ojo resplandeciente de la Torre del Cíclope, además de
vigilar el Planeta de los Hechiceros, también contempla la galaxia a través del
espacio disforme. Esto permite al Primarca Demoniaco observar los artefactos arcanos
y los psíquicos poderosos que tanto le fascinan, lanzando incursiones contra el
Imperio para capturarlos.
Desde este planeta parten las ancestrales astronaves que
navegan a través de las corrientes de la Disformidad hasta el universo
material, donde lanzan sus incursiones para capturar esclavos con los que regresarán
al Planeta de los Hechiceros.
Extraído
del Codex Caos