NUEVOS Y VIEJOS CONOCIDOS

Dos años después en Japón, los campeonatos nacionales de universidades continuaban dominados por el Toho y el Nankatsu, que contaba en sus filas con Misaki como sustituto de Tsubasa. A pesar de los esfuerzos del ex –equipo de Tsubasa en los campeonatos universitarios, sería el Toho de Hyuga el que saldría vencedor, coronándose reyes del país. Tsubasa, con su vida enfocada principalmente en los entrenamientos del Sao Paulo en el lejano Brasil tendría la oportunidad de ver a sus compañeros de nuevo con motivo de algún que otro partido entre fases de clasificación para el siguiente mundial. uno de ellos sería el que le enfrentaría al espíritu del fútbol ofensivo (abanderado por Johan Cruyff) y que estaría encarnado en la selección holandesa. Con ganas de probar el potencial del vigente campeón del mundo juvenil, el equipo holandés vendría dispuesto a demostrar el porqué de su fama, asestando un duro golpe al combinado japonés, privado de sus mejores armas. Cosa que cambiaría con la aparición en un segundo partido de Tsubasa y Wakabayashi (este último dando consejos útiles a Wakashimazu), ya que el espíritu que ese muchacho imbuiría en los demás permitiría dar una soberana lección a sus contrincantes holandeses, entre los que destacaría su capitán Lensenbrink.

Después del partido entre Japón y Holanda la acción se trasladaría a tres años justos después de la final del mundial juvenil en París. El escenario serían las tierras italianas, donde haría acto de aparición un joven valor japonés: Aoi Shingo. Este muchacho, que habría conocido a Tsubasa al enfrentarse a él en un partido del torneo interescolar nipón, se vería forzado a vivir en dicho país durante una temporada. Allí, intentaría seguir el ejemplo de Tsubasa, probando el ingreso en varios clubs, hasta que su tenacidad le abriría un hueco en el Inter de Milán. En ese gran equipo, y después de superar un cierto rechazo y desconfianza inicial, acabaría por triunfar, ganándose el reconocimiento de compañeros y rivales.

Cosa que pasaría de igual forma muy lejos de allí, siendo el protagonista Tsubasa. Ahora, como el capitán del Sao Paulo, nuestro amigo habría de plantarse en la final de la copa brasileña, teniendo enfrente al Flamengo, capitaneado por el cyborg del fútbol: Carlos Santana. Ese duelo, que echaría chispas, se resolvería a favor del primero aunque lo pasaría realmente mal frente a ese gran jugador, que había sido entrenado desde pequeño para convertirse en el número uno. Para su desgracia, el diez nipón, también aspiraba a serlo y el brasileño tendría que rendirse al amor por el deporte rey que Tsubasa profesaba. Vistas así las cosas, poco podría temer nuestro protagonista en la cita que próximamente tendría que hacer frente la selección japonesa: la clasificación para el Mundial juvenil sub –20.

Un reto lleno de obstáculos, como podrían comprobar los preseleccionados puesto que a las primeras de cambio caerían de esa lista los dos porteros en teoría titulares. Cada uno de ellos tendría motivos diferentes, Wakashimazu por no poder gozar de la confianza del entrenador y desbancar del once inicial a Genzo y éste último por estar lesionado en las manos a causa de sendos encontronazos con dos cañoneros como el nuevo capitán holandés Cruyfford y el sueco del Koln Levin, renunciando de momento a representar a su país. A esto se le uniría la baja de Mikami (el seleccionador) a causa de una afección cardíaca, con lo que se le tendría que sustituir por uno de sus ayudantes, el señor Gamo. Este nuevo entrenador resultaría ser bastante duro y exigente, sometiendo a los jugadores a extenuantes entrenamientos, a la vez que daría una lista de bajas en la que estaban incluidos Misaki y Hyuga. Estas bajas, vendrían propiciadas debido al bajo rendimiento de algunos de sus jugadores en un partido de prueba contra un grupo de jugadores denominado Real Japan Seven, liderado por el delantero Ryoma Hino, y que en teoría deberían sustituirlos.

Con este panorama, nuestros amigos liderados por Tsubasa tendrían que presentarse en la primera fase de clasificación mundial, teniendo como rivales a China Taipei, Islas Guam y Tailandia. A pesar de ser superiores a sus contrarios, el equipo nipón pasaría por dificultades frente a sus oponentes, que serían más rocosos de lo pensado, jugando también en su contra el castigo físico y las bajas que habían derivado de las decisiones del técnico. Acertada o no, esa planificación estaría a punto de arruinar el futuro de ese equipo o al menos eso parecería en un principio al enfrentarse al combinado tailandés. Sin embargo, la estrategia de Gamo y las nuevas incorporaciones de Shingo y Wakabayashi (parcialmente recuperado) daría otro aire a ese equipo, que en el último partido de esa liguilla remontaría un resultado adverso de 1 – 4 contra la potente Tailandia. Ese éxito se vería reforzado al saberse las verdaderas intenciones del seleccionador, que no eran otras que motivar a aquellos jugadores excluidos para poder afrontar la segunda fase con totales garantías, ya que los integrantes del R.J.S no podrían ser inscritos puesto que serían más mayores de lo permitido, excepto el uruguayo –japonés Ryoma Hino, que participaría en el mundial con Uruguay ya que así lo prefería.

Ahora ya con todos sus efectivos disponibles, Japón se prepararía para afrontar la segunda fase de clasificación asiática. El once tipo del combinado japonés sería el formado por: Wakabayashi, Soda, Jito, Misugi (recuperado definitivamente de sus dolencias cardiacas), Ishizaki, Matsuyama, Misaki, Tsubasa, Shingo, Hyuga y Nitta. Este equipo se pondría a trabajar enseguida para afrontar una segunda liguilla en la que estarían encuadrados en el grupo B junto a Emiratos Árabes, Uzbekistán, Arabia Saudí y China. Duros rivales que volverán a ser a dejar difícil el pase a la ronda final, pero la voluntad, la habilidad y las nuevas armas conseguidas tras un gran entrenamiento, entre las que destaca el Raiju shoot de Hyuga, conseguirán el objetivo deseado, quedando primeros y consiguiendo la buscada plaza en la siguiente ronda, cosa que les colocaría a tan solo dos partidos a llegar al mundial sub- 20. Esto motivaría especialmente a Tsubasa y compañía, haciendo que uniesen aún más sus fuerzas en ese objetivo común. Además, la vuelta de Wakashimazu, cubriendo la baja por lesión de Genzo (a causa de la dureza del partido contra China), aportaría seguridad añadida bajo los palos, con lo que su enfrentamiento al segundo clasificado del otro grupo, Irak, se vería con optimismo. Y así sería ya que finalmente jugarían la final del campeonato asiático contra Corea del Sur, en donde sus dos delanteros, Ih y Cha (que juegan en la liga alemana) serían sus principales armas a tener en cuenta. La suerte, antes tan esquiva, estaría de parte de Japón y a la baja de Cha por lesión se uniría un buen partido de nuestro protagonista, con lo que se coronarían campeones asiáticos y lograrían una plaza para ese Mundial, que por otra parte se jugaría en Japón.

 

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