MAZINGER Z, EPISODIO 89
LA BESTIA SUBTERRANEA
Tras la batalla en la isla del Infierno, los contendientes se aprestan a reparar los daños sufridos, conscientes de que el primero que ataque tendrá casi la victoria definitiva en la mano. Por ello, el conde Brocken gesticula, anima, reprende... a sus sicarios, que trabajan sin descanso en una bestia con aspecto de dinosaurio, pero a la que falta todavía para estar terminada.
En eso se basa el duque Gorgon para plantear al Dr. Infierno y a Brocken un plan que les pilla por sorpresa: su bestia Kilania B5 se dirige en esos momentos hacia la bahía de Soruga, para atacar el Centro de Investigaciones Fotónicas; pero no en la forma acostumbrada. Kilania es capaz de desplazarse bajo tierra, y lleva en su interior una potente bomba de cobalto; cavará un tunel hasta situarse bajo el Instituto, y explotará destruyéndolo o dejándolo indefenso. Para completar la acción, el ejército de la cruz de hierro avanzará con sus tanques sobre el Centro, bajo las órdenes de Gorgon. Tras dudarlo un poco, Infierno accede, ya que lo importante es tomar el Instituto, y no quién lo haga; como recuerda el duque con bastante prepotencia.
De las aguas de la bahía de Soruga emerge Kilania: una bestia con cabeza y extremidades de pterodáctilo, pero con un corpachón inmenso y cuadriculado, y que se desplaza impulsada por cohetes en aire y agua, y por una oruga en tierra. En su cabeza un foco lanza un potente rayo rojo, y sus primeras víctimas son un avión y un barco que pasaban por la zona.
Mientras, en el hangar de Mazinger Z los técnicos se afanan en repararlo. Tras su baño en la piscina de fluido disolvente, allá en la isla del Infierno, la aleación Z se mantenía, pero el interior resultó dañado, y era necesario sustituir brazos y piernas. No lo habían pintado todavía, así que seguía mostrando el metal desnudo en enormes franjas de su cuerpo, alterando su aspecto habitual.
Koji y el profesor Yumi contemplan las operaciones, cuando llegan informes de los "accidentes" en la bahía de Soruga. Kabuto sospecha acertadamente que el duque Gorgon está detrás, y se dispone a salir inmediatamente con Mazinger. Yumi le recuerda que aún no está reparado, y que si sale le hará el juego al enemigo; pero el impetuoso piloto no hace ningún caso. Nossori y Sewashi protestan ante Yumi, ya que Z no está en condiciones de luchar. Da igual, Koji ya está en el Pilder, y lo hace despegar. El corto trayecto hasta la cabeza de Mazinger se vuelve más complicado que de costumbre, pues el planeador no está calibrado, y sus alas empiezan a fallar en el momento del acoplamiento. Tras chocar casi con el robot, y dar unas cuantas volteretas en el aire, al segundo intento Koji consigue acoplar el Pilder, y activar a Mazinger.
Lo siguiente es colocarse el Scrander, que también muestra las secuelas del líquido corrosivo, y dirigirse hacia el lugar de los accidentes. Llega a tiempo de ver salir a la bestia del agua; Koji intenta atacarla con sus rayos, para darse cuenta entonces de que no funcionan las armas. Kilania alcanza a su rival con su rayo de lleno, lanzándolo hacia atrás; lo que no es del agrado de Kabuto. Desde el aire se lanza en picado contra la bestia, que tras despegar luce otra de sus habilidades: repliega sus extremidades en el interior de su cuerpo, como una tortuga, a la vez que lanza una auténtica lluvia de misiles contra Mazinger. Éste los esquiva apuradamente, y sigue su camino. Cuando está a punto de chocar con el pterodáctilo, la bestia hace un requiebro y Z pasa por debajo, estrellándose irremisiblemente contra el suelo.
Ignorándolo, el pterodáctilo sigue su camino hacia el Instituto. Pronto aparecen Diana A y Robot Jefe, que espabilan a Koji. Está muy claro que no puede luchar en esas condiciones, así que Kabuto desea suerte a sus amigos, y parte volando a completar las reparaciones. Toda la responsabilidad recae ahora sobre Sayaka y Jefe, que sin pérdida de tiempo buscan a la bestia. Robot Jefe también está dañado, presenta 2 grandes agujeros en el cuerpo, tapados provisionalmente con tocones de madera. Pero eso no arredra a su intrépido piloto, que se lanza sin vacilar contra Kilania, aún cuando ésta lo recibe con una lluvia de misiles.
También Diana es bombardeada. La robot intercepta los proyectiles con sus misiles fotónicos, mientras que Jefe los agarra al vuelo, estrellándolos contra el suelo. La bestia dispara su rayo contra él, incendiando los trozos de madera; lo que alarma mucho a sus ocupantes. Mientras Robot Jefe apaga las llamas a manotazos, Kilania hace girar su pico como un taladro, y empieza a cavar en la roca levantando una gran polvareda. Diana dispara el rayo escarlata, pero al aclararse el aire, la bestia ha desaparecido, dejando un gran túnel por el que parece arriesgado seguirla.
Más problemas: los radares del Instituto detectan a la fortaleza Güel, que se acerca a la zona. Los robots se ocultan en un lago, antes de que la Güel aterrice en sus proximidades. En su frontal se abre el portón, y comienzan a salir los tanques de la cruz de hierro. También vienen Gorgon y Brocken, el duque ordena al conde retirar la fortaleza. Ante la protesta del decapitado, de que si no les protege serán presa fácil, el tigre le despacha con cajas destempladas, e ignorándolo toma el mando de la tropa. Muy irritado, Brocken ordena a los tripulantes de la Güel regresar a la isla del Infierno.
A todo esto, Kilania sigue profundizando en la tierra, y acercándose al Centro de Investigaciones Fotónicas. El profesor Yumi percibe el grave riesgo que corren, completado por el avance de los tanques hacia el Instituto. Es hora de actuar: ordena a Sayaka y Jefe que detengan a los tanques; los dos robots salen a su paso, y muestran su poderío tratándolos como a juguetes. Aunque sea pateando, pisando, a manotazos... Diana y Robot Jefe destruyen los tanques por doquier, ante la sádica mirada del duque Gorgon (a quien parece importarle poco), y el lamento de Brocken, que desde su monitor asiste impotente al exterminio de sus tropas.
Otro irritado es Koji, que pasea como león enjaulado esperando a que Sewashi y Nossori terminen de ajustar el Pilder. Sin aguantar más, los aparta y salta a su interior, despegando aunque las reparaciones no estén terminadas del todo. Al poco Mazinger, ya totalmente pintado, se dirige a la carrera al lugar de la batalla. Pero Yumi es consciente de que el verdadero peligro está bajo sus pies, y su cerebro trabaja a marchas forzadas para encontrar la forma de conjurarlo... si es que la hay.
Sayaka y Jefe siguen luchando bravamente contra los tanques. Un lanzallamas hace arder de nuevo las maderas de Robot Jefe, y su cabeza baila otra vez. Gorgon ya se ha cansado del espectáculo, y ordena a la tropa que prosigan su avance. Pero ante ellos surge Mazinger Z, que reta al duque para que haga salir a su bestia. El tigre se mofa desvelando su maquiavélico plan, ante el que nada pueden hacer los robots. Yumi confirma que Kilania está bajo el Instituto, y recomienda a los pilotos tranquilidad. Para ganar tiempo, Mazinger, Diana y Robot Jefe retroceden sin perder la cara ante los tanques, que prosiguen su lenta marcha sin oposición.
El tiempo que ganan así es precioso: aún no están derrotados. El Centro se halla en las laderas del volcán Fuji, que guarda en el subsuelo bolsas de lava incandescente. La bestia, a 400 metros de la superficie, está encima del magma. Desde el Instituto envían ondas de choque subterráneas, destinadas a favorecer la actividad volcánica, y que la lava ascienda. Y así lo hacen durante el tiempo que tardan los tanques en llegar hasta sus puertas.
Con pericia, suben la barrera de forma que los robots queden dentro, y los tanques de la cruz de hierro tengan que pararse ante ella. Gorgon ríe, pues esa estrategia no servirá de nada; ordena al batallón que retroceda, y se comunica con Kilania para que haga detonar la bomba de cobalto que porta. Al poco la tierra comienza a temblar.
Nadie sabe lo que ocurre bajo el suelo. Las ondas de choque emitidas desde el Centro causaron su efecto, y la lava ha ascendido, alcanzando al pterodáctilo. Incapaz de soportar su calor, la bestia regresa a la superficie, haciendo temblar la tierra. El temblor es tan fuerte, que derriba a los robots, aunque no causa daños graves en el edificio. De repente, se abre el suelo, y en el interior de la barrera surge Kilania. Robot Jefe no necesita más para echarse sobre ella, y tras golpear fuertemente su grueso cuello, le arranca la cabeza.
La bestia decide huir, despegando y rompiendo la barrera. Mazinger se acopla el Scrander, y la persigue; ante la desesperación de Gorgon, que se pregunta por qué su bestia no explotó bajo tierra y ha regresado a la superficie. Kilania se eleva, Z dispara las cuchillas de la cruz del sur. La bestia se da media vuelta, lanzándose en picado contra Mazinger. Kilania lanza misiles, Mazinger sus rayos ópticos; ambos fallan. Por fin se encuentran ambos, Mazinger corta a su rival de arriba a abajo con el Scrander.
Aún así, los 2 trozos pueden seguir disparando a Diana mientras caen. En el suelo se juntan, pero el rayo escarlata de la robot impacta de pleno en su objetivo, destruyendo a la bestia (sin que explote la bomba de cobalto, afortunadamente). El batallón de la cruz de hierro intenta escapar desesperadamente, pero son presa fácil para Mazinger, que destruye todos los tanques con su viento mortal.
Gorgon se aleja sin entender su fracaso; Brocken y el Dr. Infierno han seguido el inesperado desenlace desde un monitor (aún no está reparada su sala de control). El decapitado está furioso por haber perdido tantos soldados, y en un momento sublime de ira, arroja su cabeza y golpea con ella al Dr. Infierno. Tras reprender a su subordinado, Infierno se pregunta qué habrá debajo del Instituto.
En cambio, la alegría es grande en el otro bando. Los robots juntan sus manos, celebrando su buen trabajo en equipo; pero Shiro les recuerda que el mérito es del magma subterráneo, y que esta vez deben ser más modestos, despertando la carcajada general.
COMENTARIO
- Otro episodio estupendo; el nivel de la serie en su final es realmente destacable. Los buenos las pasan canutas de verdad, y deben recurrir hasta a la naturaleza para salir del paso.
- Viendo la facilidad de Kilania para desplazarse bajo tierra (se nota que viene del reino subterráneo de Mikenes), quizás Gorgon debería montar una compañía minera en vez de intentar conquistar el mundo.
- Koji pide a los profesores que preparen a Mazinger para salir, mucho antes de que esté reparado. Sewashi le replica airado: "¿Qué te has creído?", y Nossori se muestra filosófico: "De todas formas, siempre es lo mismo".
- Un par de "efectos ópticos": en el primer encuentro Kilania Z, la bestia lanza tantos misiles y tan seguidos, que parece que Mazinger vuela entre trenes de misiles. Y parece que al Instituto llegan casi los mismos tanques que salieron de la Güel, pese a que Diana y Jefe destruyen muchos por el camino.
- Hablando de tanques: un batallón invade Japón, y el ejército japonés ni se entera. El contribuyente no debe estar demasiado satisfecho...
- Es sorprendente lo poco que tardan en reparar a Mazinger tras su primera salida. Lo que más choca es que ¡tengan tiempo hasta de pintarle! ¿Qué pintura rápida usaran Sewashi y compañía?
- El enemigo dispone de una super-bomba de cobalto. ¿Por qué no la emplearán más a menudo?
- Señores y sobre todo señoras... ¡Diana destruye una bestia! Eso no ocurre todos los días. Las seguidoras de la serie si es que hay alguna ¡las niñas de mi época preferían "Heidi"! pueden estar contentas.
- Este resumen lo escribí 5 años después de ver el episodio. Pero aún lo recordaba bastante bien, así que el resumen es fiable.
J: AURELIO SANZ
Enero 2000
Enviado a ARTE ANIME (I 2000)