Serena miraba como el agua bailaba con el viento bajo el
puente. La vida no tenia ningún sentido, Darien era su todo, y
sin él ella no era nada.
-¡¡Ahhh!!- se escuchó un fuerte grito en la multitud. Serena corrió a ver que pasaba: una pandilla de ladrones había atacado a una señora que caminaba por el parque, habian tratado de quitarle el bolso que sostenia fuertemente en el brazo derecho. Una chica sostenía un afilado cuchillo en su cuello y le advertía al resto de la gente que se alejara.
-¿Lita?- dijo Serena refiriéndose a la joven que sostenía
el cuchillo contra el cuello de la anciana.
-Aléjense o la mato ¡Lo juro!- el cuchillo estaba cada vez más
cerca del cuello de la señora, tan cerca que comenzaba a
marcarle la piel, por lo que rompió en llanto y pidió
misericordia.
-¡Callese!¡Quiero que todos se queden donde están!-
-Lita- dijo Serena
-¡¿Qué?! ¿Cómo sabes mi nombre?- preguntó nerviosamente
Lita
-¿Por qué? No lo entiendo- dijo Serena calmadamente mientras
la voz se le quebraba por la angustia -Siempre fuiste tan justa y
noble, ¿qué te sucede?- los ojos de Serena se colmaron de
lagrimas, se acercó lentamente adonde estaba Lita, que no podia
moverse del asombro al ver el valor de la joven rubia que
caminaba hacia ella.
Serena tomó el cuchillo que tenía Lita en su mano.
-Ven conmigo Lita. Vas a estar bien-
Lita miró extrañada a Serena, parecía tan comprensiva ¿Era
ella la amiga que necesitaba para cambiar? ¿Quién era esa chica
de cabellos dorados que estaba ofreciéndole una salida? Tenia un
aspecto angelical que parecia otorgado por los dioses, no lucia
como una chica común, más bien como una salvación, parecia
enviada por todas las cosas buenas del mundo para otorgarle una
salida...
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Lita se asomó por el extremo del puente. Unos patos nadaban
en circulos y comían las migajas de pan que la gente les
arrojaba.
-No siempre fui así ¿Sabes? ... ¿Cómo es que te llamas?-
-Serena- dijo Serena acercándose a Lita con rostro comprensivo.
Lita observó a Serena detenidamente, por un momento pensó que
podia confiar en ella. Sonriendo dijo:
-Serena...- al ver la sonrisa dibujada en el rostro de la joven,
dirijó la vista al piso -como sea, todo empezó antes que yo me
cambiara de mi antigua escuela-
-¿Es por aquel muchacho que te rompió el corazón?- dijo
Serena inocentemente.
Lita miró asombrada a Serena. Se apartó por unos segundos y
dijo con el ceño fruncido -¿Qué? ¿Cómo sabes de ese chico?
¡Yo me voy de aquí!- Lita dió la media vuelta enfurecida, pero
Serena la detuvo tomándola del brazo.
-Por favor Lita, no te vallas- dijo Serena con dulce tono de voz.
Lita se dió vuelta bruscamente con los ojos llenos de lagrimas y
dirijió la vista fija a Serena. Esta la observaba dulcemente,
como si entendiera todo de lo que estaba hablando a la
perfección, como si todo esto ya hubiera pasado. La mirada de
Serena provocaba ternura, era la clase de mirada que solo una
madre puede dar a su hija.
Serena dijo tristemente:
-No,... a mi también... también rompieron mi corazón, Lita. No
debes sentirte mal, yo cuando tengo un problema me refugio en la
amistad. No hay cosa más dulce que el abrazo de una amiga-
Lita abrazó a Serena con todas sus fuerzas y comenzó a llorar.
-Serena... eres la única amiga que tengo... tu me haces sentir
como si tuviera una segunda oportunidad...-
-La tienes Lita- dijo Serena apartandose para poder verla a la
cara -Yo no voy a dejarte sola- se dibujo una sonrisa en su
rostro -Nadie debe estar solo, yo creo que la amistad es un
regalo muy preciado y estoy dispuesta a darte mi amistad Lita...-
Los ojos de Lita volvieron a llenarse de lagrimas -Gracias
Serena-
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Serena y Lita decidieron volver a verse esa misma noche y
planear que harían para que Lita pudiera dejar esa pandilla de
una vez por todas.
Como próxima parada Serena tenía pensado el templo Hikawa.
Aunque Serena no queria admitirlo, tenia que ver como estaba Rei,
temia que algo le hubiese pasado, como lo que le pasó a Lita.
Teniendo en cuenta además la personalidad de Rei, Serena sentia
que sus temores estaban justificados.
Otra razón para visitar el templo Hikawa era porque allí
habia hecho el deseo tiempo atrás. Todo debía terminar donde
empezó; debía rehacer el deseo... tal vez habia algo en el
templo que hacia que sus deseos se volvieran realidad, y si podia
desear que nada de esto hubiese pasado podria volver a su vida
normal; al menos tenia que intentarlo.
-¿Y el templo Hikawa?- se preguntó Serena extrañada,
refiriendose al lugar donde antes se encontraba el templo. En
cambio, ahora habia un local bastante lujoso con un gran cartel
luminoso en la entrada que decía "Gimnasio Protección y
estética".
-¿Qué es esto?- se preguntó a si misma Serena
-Es el gimnasio de mi abuelo-
La voz que dijo esto pertenecia a Rei, que se encontraba
sonriente a un lado de Haruka.
-Hola, soy Rei Hino-
-¡Rei...! digo... hola, soy Serena-
-Ah, cabeza de bonbon- dijo Haruka.
-¿Qué? ¿Ya se conocian?- preguntó Rei mirando a Haruka. -Si,
podria decir que nos topamos hoy- dijo Haruka estrechando la mano
de Serena -¿Cómo estás?-
-Bien, gracias- dijo Serena -A propósito, ¿saben que pasó con
el templo que estaba aqui?-
-Son locuras de mi abuelo- dijo Rei sonriente -si fuera por él
cambiaria de negocio cada dos semanas, parece ser que nada lo
detiene en lo que se propone-
Serena miró pensativa a Rei, parecia distinta, como si algo
faltara en su vida. La chispa que tenia Rei en sus ojos habia
desaparecido, ese fuego que la distinguia de las demas chicas.
-Como sea, tengo que entrar estas bolsas a casa- dijo
refiriendose a unas bolsas de papel llenas de viveres que tenia
en las manos -Quedate aqui, Haruka. Yo ya salgo...- diciendo esto
beso a Haruka en la boca y entró al local.
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