1999

Aquí pasamos a presentar una nueva serie de CLAMP, por cierto, esta fue la primera serie de CLAMP que se publicó en España, lo malo es que sólo han llegado tres míseros comics (que forman la primera parte) y nonos preguntéis porqué, pero desde aquí gritamos a pleno pulmón... ¿POR QUÉ? No lo entendemos, y fíjate tú que está muy bien esta serie... el mundo no es justo, no señor.

Bien, después de recriminar a la gente que se ha osado a no publicar esta saga, vamos a pasar a narrarla un poco, aunque con tres escasos comics en España poco se puede decir, aunque lo intentaremos.

Los dibujos son los clásicos de CLAMP, ojos grandes y rasgados, hombros enormes para los chicos y piernas delgadísimas para las chicas. Pero la trama muy diferente a la de Luchadoras de Leyenda.

La historia gira en torno a Kamui, un chico bastante extraño que vuelve a Tokyo tras 6 años de desaparición total. Allí le esperarán dos viejos amigos, Fuma y Kotori, dos hermanos (un chico y una chica) que llegaron a convertirse en uña y carne de Kamui, lo malo es que la pobre Kotori (que está enamorada de Kamui) sufre del corazón y por eso es bastante delicada.

Lo que no te hemos dicho aún es que una adivinadora (adivina adivinanza...) llamada Hinoto a visto en su mente la llegada del fin del mundo en manos de Kamui, el cual parece ser que tiene un poder incalculable de destrucción en sus manos. Así que dicha adivina manda a dos personas muy poderosas en su busca, estas dos personas son Saiki (un chico rubiales que controla el viento a su antojo) y Arashi (fíjate tú, tiene el mismo nombre que una de nosotras), una chica que es capaz de sacar espadas de su mano.

Con todo esto Kamui, sólo unos segundos después de su llegada tendrá que luchar contra varios demonios y, por otro lado, ocuparse de la dulce Kotori, porque parece que también está algo coladillo por ella.

 

PERSONAJES:

Kamui Shiro es el superprota de esta saga. Estudia en el mismo instituto que sus dos viejos amigos, Fuma y Kotori, y, la verdad, tiene un carácter algo complicado. Por un lado, cuando lucha, no se preocupa de dañar a alguien inocente con su fuerza, pero por otro lado se preocupa enormemente de la seguridad de sus dos viejos amigos, y sobre todo de Kotori. Él tiene la llave del futuro del mundo en sus manos, puede o salvarlo o destruirlo, pero desde que murió su madre (una mujé mu rara) parece que no tiene mucha intención de hacer algo bueno.

 

Kotori Monou, la dulce y enfermita Kotori, padece del corazón, igual que su difunta madre, y por eso tiene la salud muy, pero que muy, delicada. Es muy monina y los chicos de su instituto quieren hacerse amigos de ella, pero Fuma, su hermano mayor, está constantemente vijilándola y protegiéndola. Se prometió de pequeñita con Kamui y su débil corazón aún es de él.

Fuma Monou (no, no fumes cigarrillos Monuo, decimos que se llama Fuma Monou, sí, es que el nombre tienen chicha). De carácter introvertido y serio, aunque bonachón por dentro. Era el chico más solicitado del instituto antes de que llegara el guaspetón de Kamui. Siempre está protegiendo a su hermana (por lo menos en los tres únicos comics que han salido) y está ahora algo mosqueado por el comportamiento de Kamui, uno de sus mejores amigos en su infancia.

La casi-princesa y profetisa Hinoto. No puede ver, no puede oir, ni caminar, sólo puede comunicarse con los demás a través de su mente. Siempre protegida por sus dos fieles súbditas, Sohi y Hien, Hinoto predijo el fin del mundo en uno de sus sueños, y, además, dijo que el único que podía detener la destrucción era Kamui, aunque también podía ser él el que la causara.

Arashi (sin apellido, ¡hala!) es una guerrera al servicio de Hinoto, como compañero tiene a Saiki. Ella es capaz de sacar armas de su propia carne, entre ellas una espada que por poco acaba con la vida de Kamui. Enigmática y silenciosa, Arashi es un personaje bastante interesante en esta saga y su papel aquí es decisivo.

Saiki, compañero de Arashi, y el primero que se enfrenta al poder de Kamui. Es fiel servidor de Hinoto y, al contrario que Kamui, se preocupa por la gente inocente que puede resultar herida en los combates, haciendo así una barrera protectora cada vez que lucha.

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