La estructura geométrica
de la postura corporal de Zazén (la meditación Zen), está
basada en los principios de equilibrio de triángulos que se interrelacionan
de manera armónica entre sí. El primer triángulo se
encuentra en la base de la postura y está formado por las dos rodillas
y la región perineal. Es fundamental que estos puntos se encuentren
perfectamente apoyados para evitar oscilaciones del resto de la postura.
El segundo triángulo lo componen las dos rodillas y, en el vértice
superior, la región abdominal que se encuentra cuatro centimetros
debajo del ombligo (el Hara). Desde el punto de vista de la física,
esta zona corresponde al "centro de masa" y es, según los orientales,
el lugar donde se encuentra el centro de Energía Vital.
Existen además, el triángulo
formado por la cima del cráneo y los codos, y el formado por la
cima del cráneo y las rodillas, con lo que se establece una postura
en perfecto equilibrio en el espacio: Una pirámide de base triangular
(tetrahedro). Por la geometría Euclidiana se sabe que los triángulos
son las figuras más estables, pues: "Por tres puntos en el espacio
sólo pasa un plano" (es por esto que las mesas de tres patas no
se tambalean).
En la medida que los pensamientos
vienen y se van sin producir juicios, la mente se va aquietando por ella
misma. Sucede como cuando dejamos un vaso con agua turbia en un rincón
apacible, al cabo de un rato las impurezas se habrán precipitado
y surgira la naturaleza transparente del agua a través de la cual
se puede ver. Una vez que los pensamientos se han precipitado al fondo
de la mente surge la posibilidad de ver la realidad tal cual, sin juicios
ni categorías.