PERSONAJE.
EL CONDE DRÁCULA. TENDRÁ LA IMAGEN CONOCIDA CON
SU LARGA CAPA, SU CUELLO ALTO. LO QUE LO DIFERENCÍA DE
LOS DEMÁS ES QUE LE FALTAN SUS LARGOS COLMILLOS. EN SU
LUGAR TIENE DOS HUECOS.
ESCENOGRAFÍA.
LUGAR MÁGICO CON TELAS BRILLANTES BLANCAS ILUMINADAS DE
ROJO, GRANDES CANDELABROS CON VELAS ENCENDIDAS, DIVÁN,
COJINES Y UN APARATO DE MÚSICA MODERNO.
AL ABRIRSE EL TELÓN VEMOS A DRÁCULA QUE TRATA DE
DORMIR EN EL DIVÁN, NO PUEDE, SE LEVANTA, VA AL APARATO
DE MÚSICA, LO ENCIENDE Y PONE UN COMPACT DISC DE MÚSICA
TENEBROSA. SE RECUESTA A OÍRLO. DESPUÉS DE UN MOMENTO
SE LEVANTA MOLESTO Y LO APAGA. SE VA A VER A UN ESPEJO, ABRE LA
BOCA LO MÁS QUE PUEDE, HACE GESTOS, SE TOCA LA ENCÍA,
SE QUEJA, SE INDIGNA, GIME, LLORA. RECUERDA QUE ES UN CONDE, SE
LEVANTA Y MUY DIGNO SE PONE FIRME. VUELVE A DERRUMBARSE, LLORA
NUEVAMENTE.
DRÁCULA.- ¿ Por qué, por qué?. LARGA
PAUSA EN QUE LLORA. SE DIRIGE AL PÚBLICO. Dicen que es
bueno llorar. Es cierto. Yo hace mucho tiempo que no lo hacía;
ahora me siento mejor, mucho mejor; más que mejor, me siento
en forma excelente. SONRÍE AMPLIAMENTE. AL HACERLO SE VE
EN EL ESPEJO, VUELVE A LLORAR. No, no es cierto, me siento de
la chingada, del carajo...¡Qué desgraciado soy! LLENÁNDOSE
DE RABIA. Pero esto no va a quedar así, claro que no, maldito
dentista, me la pagarás, me la pagarás hoy mismo;
recuerda que en la noche yo soy el que tengo el poder; tú
lo tuviste durante el día, tú y tu maldito aparato.
.HACE MÍMICA Y RUIDO DE LA APLICACIÓN DEL TALADRO
DENTAL GIME. ¡ Cabrón! Eso eres y eso son todos tus
colegas, sádicos malditos. VUELVE A HACER EL RUIDO DEL
TALADRO Y LA MÍMICA. Pero ya verás esta noche lo
que te toca. RÍE SÁDICAMENTE. SE COLOCA FRENTE A
UNA SUPUESTA CAMA DEL DENTISTA. En ella tú no eres nadie
y yo soy el rey. RÍE. Sí, abriré mi ataúd,
saldré de mi tumba, me pondré mi capa, SE LA PONE.,
volaré y entraré por la ventana de tu recámara,
me acercaré al lecho donde dormirás muy quitado
de la pena, como si nunca hubieras hecho nada, y... TIRA VARIAS
MORDIDAS, SE TOCA CON DOLOR LA BOCA, DESPUÉS LLORA. ¡
Desgraciado! Tuviste que sacarme los colmillos. ¿No te
bastaban las muelas o los incisivos? ¡ No! Te gustaron mis
colmillos. Te gustaron para seguramente mostrarlos como un trofeo,
para presumirlos. "Miren, miren, los colmillos de Drácula,
del Conde Drácula" Ya te veo riendo; pero eso te durará
muy poco, muy poco... Hasta esta noche a las doce en punto, cuando
suene la sexta campanada, no antes, no después. RISA MALDITA.
Cuando me veas en tu alcoba no me vayas a salir conque me sacaste
los colmillos porque estaban cariados. Si lo estaban tu obligación
era taparlos, y en último caso ponerles un jaquet. ¿
O acaso no sabes hacerlo? PEQUEÑA PAUSA. Mentira que no
hubiera de ese tamaño; se mandan hacer y ya. Pero no, tú
los querías para tu colección... ¡Pinche ojete!
Y pensar que se me cariaron por los imbéciles diabéticos.
Si no hubiera comido tanta azúcar no estaría así.
Debí hacer caso a Hugo Sánchez y a Plácido
Domingo. Ellos sí saben como tratar la boca. SE ACERCA
AL PÚBLICO, LES VA ENSEÑANDO SU ENCÍA. Vean,
vean como me dejó; para que no digan