Catedral, Iglesia de San Marcos, etc. eran las maravillas que nos mostraba León nada más llegar para comenzar nuestro camino; merecía la pena un pequeño recorrido por la ciudad.

Tras León iba a costar dejar sus suburbios; el recorrido iba a ser llano, con un paisaje amarillo e incluso agobiante si tomabamos la carretera, en fin, nos esperaba al parecer una etapa tostona.

Para atravesar el Páramo tenemos dos vías: la primera es por la carretera y es la descrita en ruta; la segunda opción transcurre por zonas más tranquilas, salen un par de kilómetros más y es la que hice yo. Ambos caminos se unen en Hospital de Órbigo y hay un albergue a la distancia equivalente a la de Villadangos en la otra ruta que se encuentra en la pequeña localidad de Villar de Mazarife; también nos encontraremos con una pequeña sorpresa (al entrar en el pueblo hay un bonita tienda-museo artesanal de objetos del Camino y hay sello).

Eran ya las cuatro de la tarde cuando llegamos por fin al Puente de Órbigo sobre el que discurre idem río; cuenta la historia que era donde libraba batallas un caballero para mostrar el amor que tenía por su amada y tras ello se curaban cerca de allí (de ahí debe ser lo de Hospital).