POEMA PARA UN EXTREMEÑO

 

Quiero dedicar este poema

a una gran persona extremeña

y gran amigo, Alfonso Nieves.

 

Hay una paz escondida

tras un silencio que hiere,

hay un rumor de vientos

tras una Extremadura que duele.

Y a mí me duele en el alma

esta tierra que desprende

olor a tomillo y jara

y a jazmín cuando anochece.

 

Y a pesar de todo eso

Extremadura me ata,

me ata porque la quiero,

la quiero porque me falta,

me falta porque estoy lejos,

lejos de sus entrañas,

de sus entrañas soy hijo,

hijo de cuerpo y alma,

alma llevo de extremeño,

de extremeño es este habla,

este habla con la que me impregno,

me impregno para cantarla,

para cantarla en mis versos,

versos que salen del alma,

de este alma de extremeño.

 

Sólo le falta una cosa

para que sea perfecta:

y es que el mar la bañara

y le diera brisa y brea.

pero “to” no puede ser

Extremadura ya es bella,

con tu Tajo y Guadiana,

bañándole sus riberas.

¿Pa qué  quiere el mar? ¿pa qué?

si “pa” bañarla de gracia

no le hace falta tener,

ni mar, ni olas, ni playas,

sólo meterse en su piel

e impregnarse de su alma,

para añorarla y volver.

 

Por eso cada vez que nombro

a esta tierra que me vio nacer,

río, canto, peno muero,

y yo no sé el porqué,

pero algo me corre por dentro

que no acierto a comprender,

y es que yo soy extremeño

y es mi manera de ser...

 

 

 

Ángel Cámara Jiménez