

Agapito
Gómez González
En la confluencia de las comarcas de Montánchez y Tamuja y Los
Llanos de Cáceres se encuentra Torremocha, una población inmersa entre dos
unidades paisajísticas diferentes y complementarias: la penillanura
cacereño-trujillana y la Sierra de Montánchez.
Esta
privilegiada situación le permite ocupar el centro de un hipotético
triángulo equilátero en cuyos vértices se situarían tres grandes
referentes turísticos de Extremadura, tres de las más importantes ciudades
de la región desde el punto de vista histórico, artístico y cultural:
Cáceres, de la que apenas la separan 23 kilómetros, Trujillo, 48, y
Mérida, 60.
Torremocha,
con una población aproximada de 1.300 habitantes, es la tercera de las
cuatro torres que atraviesa la carretera comarcal 520 que abandona Cáceres
en su recorrido hacia Medellín, una de las integrantes de ese cuarteto de
villas que decía el insigne literato extremeño Pedro de Lorenzo se
adivinan desde el santuario cacereño de Nuestra Señora de la Montaña.
HISTORIA Y PATRIMONIO ARTÍSTICO
Enclavada en una comarca en la que se establecieron celtas,
vetones y lusitanos y dejaron testimonio de su presencia romanos y árabes,
Torremocha era en el siglo XVI una villa perteneciente a la Encomienda de
Montánchez, que a su vez dependía del Priorato de San Marcos de León, con
sede en Llerena. Un siglo después, en el año 1631, alcanzó su autonomía
tributaria y jurisdiccional.
Como
es propio de los núcleos de la penillanura, su trazado urbanístico lo
conforman un entramado de calles rectas y de notable amplitud. Las
muestras de arquitectura popular nos presentan sencillas viviendas de dos
pisos construidas con mampostería encalada, abriéndose en sus muros vanos
adintelados. No obstante, algunos edificios de carácter solariego evocan
el noble pasado de la población albergando portadas de cantería granítica
con columnas o pilares, balconadas y ventanales de hierro forjado y
referencias heráldicas. La vivienda más antigua de la villa, en las
proximidades de la Iglesia Parroquial, pertenece al siglo XVI.
En lo
que se refiere al patrimonio eclesiástico y monumental, llama la atención
en Torremocha el gran número de edificios religiosos que existe. La
Iglesia Parroquial de la Asunción, situada en la Plaza Mayor del
municipio, nos sorprende por sus grandes proporciones. La construcción, de
planta de cruz latina, en conjunto, es una obra barroca del siglo XVIII,
aunque conserva restos, en la parte inferior de su torre-campanario, del
siglo XVI. Además de la importante colección de retablos e imágenes de los
siglos XVII y XVIII que alberga este templo, cabe destacar un pequeño
cristo crucificado yacente, de talla y estilo muy cuidados, encargado en
1609 por la cofradía de la Santa Vera Cruz a Tomás de la Huerta, uno de
los artistas castellanos que trabajaron en la provincia de Cáceres en el
primer cuarto del siglo XVII. Esta imagen sale actualmente en procesión el
Viernes Santo en una urna barroca bajo el título de Cristo del Santo
Sepulcro.
En
relación con las ermitas, en el núcleo urbano podemos visitar las de la
Piedad y del Cristo del Humilladero, ambas de estilo barroco popular del
siglo XVIII, y la de San Antonio, también construcción de carácter popular
del mismo siglo. A una distancia aproximada de 3 Km. de Torremocha,
asomándose a la carretera de Medellín y junto al río Salor, nos
encontramos con la ermita de Nuestra Señora de Torrealba, una sencilla
obra en mampostería de marcada rusticidad que tiene su origen en el siglo
XVI.
EL MEDIO NATURAL
Los
63,46 Km.2 de extensión total del municipio de Torremocha nos presentan un
relieve prácticamente llano, propio de las áreas de penillanura, con un
perfil ligeramente ondulado que oscila entre los 430 y 480 m. de altitud.
Este territorio acoge el nacimiento del río Guadiloba, cuyo pantano
abastece a la capital de provincia, y lo atraviesa el río Salor, principal
colector en el que vierten sus aguas algunos arroyuelos de escasa entidad.
Las
características geológicas del suelo, con una litología dividida entre la
pizarra y el granito, nos definen claramente los dos paisajes, con sus
respectivos hábitats, que nos encontramos en Torremocha: los áridos y
monótonos llanos y la arbolada dehesa. Así, mientras el este de su
territorio está fundamentalmente ocupado por el pastizal, los cereales y
otros cultivos de secano, en el oeste destaca una formación vegetal
caracterizada por un bosque de tipo mediterráneo representado por la
encina y el alcornoque junto a otras especies que componen el matorral
como la jara, aulaga, cantueso, retama, escoba, etc.
Pero si
el territorio torremochano destaca por una flora rica y variada tanto en
las zonas
pseudoesteparias
como en las de dehesa, su fauna merece mención aparte, siendo las aves,
sin duda, las que acaparan el protagonismo de la vida animal en este
espacio natural extremeño. No en vano, el término municipal se encuentra
incluido en el área de Los Llanos de Cáceres, estando amparado por la
figura de la Z.E.P.A. (Zona Especial de Protección para las Aves). Ello
nos permite podernos encontrar con todo un conjunto de aves protegidas
entre las que la avutarda, con una población muy importante, es la especie
más característica, viéndose acompañada por otras como sisones, gangas,
ortegas, aguiluchos cenizos, cernícalos, águilas culebreras, águilas
calzadas, garcillas bueyeras o cigüeñas blancas.
Además,
en el término municipal de Torremocha destacan algunos parajes húmedos,
como los pantanos del Gallo y Jarripa y las charcas del Monte, del Pozuelo
o Torrealba, que son el medio de garzas reales, garcetas, patos cuchara,
porrones comunes, porrones moñudos, ánades reales, cercetas comunes y
múltiples especies limícolas como cigüeñuelas, canasteras, andarríos,
correlimos, etc.
Por otra
parte, en relación con los recursos cinegéticos, son abundantes las
especies de caza menor, destacando conejos, liebres, palomas torcaces,
perdices rojas o zorros.
TURISMO RURAL
Esta naturaleza privilegiada, resultante del equilibrio con las prácticas
agrícolas y ganaderas de carácter extensivo que se desarrollan en el
territorio, puede ser disfrutada por aquellos que visitan Torremocha.
Aproximadamente a 3 Km. de su núcleo de población, dirigiéndonos por el
antiguo camino de Montánchez, en la dehesa de La Cancha, se encuentra el
paraje Fuente de Los Cantos junto al manantial del mismo nombre. En este
lugar, previa reserva en el Ayuntamiento del municipio, los visitantes
pueden alojarse en chozos, con muros de granito y techumbres de escoba,
construidos según la tipología de la zona, y hacer uso de merenderos en
medio del encinar.
Además,
dado el cada vez mayor interés que viene despertando el medio ambiente
como recurso turístico, de esparcimiento y de estudio e investigación, se
encuentra próxima la inauguración de una base ornitológica y ocho
apartamentos rurales. Con la rehabilitación del antiguo silo de trigo, ya
en desuso, se pretenden ofrecer unas instalaciones que permitan facilitar
el contacto con esa diversidad de aves protegidas que contempla la Z.E.P.A.
GASTRONOMÍA
Torremocha comparte con el resto de los pueblos de la comarca
una cuidada elaboración de embutidos -buche, chorizo, salchichón, bofera,
patatera o morcilla de sangre- y otros derivados del cerdo que surgen de
la cita anual con la tradicional y popular “matanza”. No obstante,
relacionados con las distintas fiestas y tradiciones, podemos señalar el
escabeche de sardina o bacalao y el gazpacho de huevo como algunos de los
platos más característicos de la villa. Mientras el primero, una especie
de sopa fría en que el pescado es rebozado, tradicionalmente se elabora en
torno a la festividad del Cristo del Humilladero, el segundo se suele
degustar en la jornada campestre de la romería en honor de Nuestra Señora
de Torrealba.
Mención
aparte merece la gran variedad de dulces típicos de la población. Así,
habitualmente, perrunillas, “escaldaillos”, “hornazos”, flores, piñonate o
diversos tipos de roscas -“pobres”, de vino, de muédago, de “La Pica”,
...- son protagonistas en los ofertorios que se celebran tanto en la
citada romería como en la fiesta en honor del Patrón.
FIESTAS Y TRADICIONES POPULARES
Romería de “La Pica”.
En esta fiesta se mezclan la
devoción religiosa y lo popular, la liturgia y el esparcimiento.
Celebrada el Martes de Pascua, el siguiente al Domingo de Resurrección,
supone el peregrinaje de toda la población hasta la ermita de Nuestra
Señora de Torrealba para acompañar en sentida procesión a la Virgen, que
portan las mujeres, a la que en los días previos se le ha ofrecido un
solemne novenario en la Iglesia Parroquial de la Asunción. Una vez se ha
llegado al paraje en que se encuentra la ermita, los romeros pujan por
coger los brazos o palos de las andas que portan la imagen para
introducirla en el templo, celebrándose a continuación una misa cantada.
Después se celebra un ofertorio en que los torremochanos aportan grandes
cantidades de dulces y licores. Posteriormente lo folklórico y lo popular
se adueñan del ejido que rodea la ermita, comienza entonces “la pica” de
los huevos de gallina cocidos que llevan los romeros, golpeando unos con
otros hasta averiguar cuál tiene el cascarón más duro y vence a su
contrario. En los últimos años se está imponiendo untar en el rostro a los
demás con la yema cocida de los huevos rotos, siempre en un ambiente
festivo y de jolgorio en el que no faltan el vino y las viandas de
calidad.
Feria de Mayo.
Dado el gran peso específico que en Torremocha tiene el sector
ganadero, que aprovecha la gran calidad de los pastos de sus dehesas y
llanuras, constituyéndose en la base de la economía de buen número de
familias, por iniciativa de los productores, en 1975 se instituyó una
feria de ganado al estilo tradicional. Desde entonces, cada 23 de mayo, el
evento es una cita obligada del calendario para el gremio ganadero, sobre
todo en el área del vacuno, que se ha convertido en uno de los de mayor
prestigio de Extremadura y de España en lo que a mercado, trato o
compra-venta directa se refiere. Aprovechando el ambiente festivo, en los
días próximos se celebra un, ya tradicional, desfile y concurso de
carrozas en las que se representan desde las más arraigadas tradiciones
del medio rural hasta la ferviente actualidad desde la perspectiva del
humor, la crítica y el sarcasmo.
Fiestas en honor del Cristo del Humilladero.
Cada 14 de septiembre Torremocha celebra las que, sin duda,
son sus fiestas mayores dedicadas a su Patrón. El ciclo festivo se inicia
días antes con la celebración de una concurrida novena en la ermita que en
cada jornada culmina con un espectáculo de fuegos artificiales. En la
noche del 13 de septiembre, víspera del día grande, la novena finaliza con
el besapié de la imagen de Cristo en la Cruz, del siglo XVIII, y con una
velada de pirotecnica, de mayor entidad que las precedentes, en la que la
luz y el estruendo son los protagonistas. El dia 14, el “Día del Cristo”,
la tradicional misa matutina, seguida del disfrute en los abarrotados
bares y tabernas, se complementa con un ofertorio vespertino en el que los
ciudadanos se vuelcan con la aportación de productos típicos, bebidas y
dulces que, en muchas ocasiones, producto de la subasta, de nuevo vuelven
a su propiedad. Durante los días siguientes del ciclo, 15, 16 y 17 de
septiembre -“Dia del Cristo chico”, “Primer día de toros” y “Segundo día
de toros”- se abandona lo religioso, dándose paso a lo festivo en forma de
comidas populares, espectáculos taurinos y verbenas nocturnas. En
definitiva, varios días de fiesta en los que si uno se acerca a Torremocha,
al año siguiente vuelve.
MUNICIPIO: Torremocha
COMARCA: Montánchez y Tamuja
DIRECCIÓN POSTAL: Plaza Mayor, 3
TELÉFONO: 927 127001 / 927 127101
FAX:
927 127284
CORREO
ELECTRÓNICO: aytotorremocha@btlink.net
WEB: oocities.com/torremochano
Agapito Gómez González
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